La Comunidad «La Esperanza» en Canarias Semanal

«A un padre que no tiene dónde meter a sus hijos que no le vengan con términos legales», dice uno de sus promotores

«COMUNIDAD LA ESPERANZA»: UN PROYECTO DE OCUPACIÓN SIN PRECEDENTES EN CANARIAS (VÍDEO)

 UN REPORTAJE DE CRISTÓBAL GARCÍA VERA / CANARIAS-SEMANAL.ORG.- Aunque ha dejado de ocupar las portadas de los grandes medios de comunicación, el drama de los desahucios que sufren decenas de miles de familias en todo el Estado español continúa agravándose cada año.

    En Canarias, el número de desalojos se cuadriplicó entre 2008 y 2013, con un total de 9.439 ejecuciones hipotecarias durante ese periodo.  En lo que va de 2014, los desahucios debidos a la imposibilidad de hacer frente a las hipotecas volvieron a aumentar un 24,15%.  Según los datos del Consejo General del Poder Judicial, cada día del presente año catorce familias del Archipiélago han sido expulsadas de sus casas.
   Sin políticas sociales que les ayuden a salir adelante, la mayoría de estos miles de trabajadores a los que el Estado desaloja, para satisfacer las demandas de las grandes entidades financieras, se encuentra abocada a la exclusión y la desintegración familiar.
   Hoy, sin embargo, comienzan a surgir proyectos colectivos que luchan contra esta flagrante injusticia social.
   En febrero de 2013, la Federación Anarquista de Gran Canaria realojaba a más de veinte familias necesitadas y sin techo en unos bloques de viviendas abandonados en esta isla. Desde entonces, la comunidad, bautizada como «La Esperanza», ha continuado creciendo. Actualmente alberga a más de 200 vecinos – entre ellos 103 niños – que ocupan 65 viviendas y se organizan de forma asamblearia.
   «Aquí -explica Ruymán Rodríguez, uno de los impulsores de la Comunidad – hay personas con todos los perfiles de los excluidos de la sociedad.  Hay un gran número de padres de familias que con la caída del sector de la construcción se han visto sin nada, de un día para otro; madres solteras, mujeres maltratadas; inmigrantes irregulares; enfermos que no reciben ningún tipo de ayuda gubernamental…».
   Canarias-semanal tuvo la oportunidad de recabar los testimonios de algunos de estos vecinos, que no solo se esfuerzan cada día por sacar adelante sus familias, sino también por ayudarse mutuamente en la medida de sus posibilidades. Sus vivencias constituyen la crónica más auténtica de una realidad social que reclama, a gritos, ser transformada radicalmente.

Un desahucio, una okupación. (O la acción directa como única salida).

El proyecto de la Comunidad «La Esperanza» en el nº 45 de octubre de Todo por Hacer: http://www.todoporhacer.org/un-desahucio-una-okupacion-o-la-accion-directa-como-unica-salida

Con el verano ya convertido en un recuerdo y las chaquetas fuera del armario, pasada la traumática vuelta a la normalidad del “curso escolar” (que se hace notar para todos/as, ya seas estudiante, trabajes o estés en paro), septiembre nos trajo al menos alguna buena noticia, de esas que nos ayudan a recuperar la sonrisa y las fuerzas para afrontar la temporada que viene y nos demuestran que en esta lucha contra lo que nos quita el aire no siempre se pierde, también hay bonitas victorias por delante.
 
Hablamos en este caso de algunas noticias relacionadas con la lucha por la vivienda. En Gran Canaria, por un lado, nace la Comunidad “La Esperanza”, proyecto de okupación de un complejo de viviendas en el que ya habitan más de doscientas personas realojadas. Y en la península, los/as vecinos/as del edificio okupado “La Manuela” celebran el acuerdo firmado por Caixabank garantizando alquileres sociales para todas las familias.

La FAGC y la Comunidad La Esperanza

 
Hace ya casi un par de años, en un momento en el que las asambleas y grupos de vivienda de distinto cariz florecían por todo el Estado para hacer frente a la creciente oleada de desahucios, comenzaron a llegarnos noticias desde aquella isla norteafricana acerca de la llamada Federación Anarquista de Gran Canaria (FAGC), que había comenzado a autoorganizarse con ese mismo objetivo.
 
Los/as libertarios/as grancanarios/as de la FAGC crearon para ello un Grupo de Respuesta Inmediata destinado a paralizar desahucios y realojar en viviendas okupadas a las familias que ya hubieran sido desahuciadas o estuvieran en riesgo de serlo, y una Asamblea de Inquilinos y Desahuciados orientada a buscar soluciones colectivas a las injusticias y abusos entre todas las personas afectadas.
 
Unos meses después, en abril de 2013, la FAGC anunciaba que ya eran 55 las viviendas que habían sido socializadas y más de 70 las personas realojadas en ellas, tanto en Las Palmas como en otros municipios de la isla, especialmente en Telde.
 
Poco después, sin embargo, y durante prácticamente todo un año, dejamos de tener noticias de la FAGC, que parecía haber desaparecido como grupo, hasta que el pasado 7 de junio los/as grancanarios/as anunciaban su regreso con estas palabras: “Si volvemos a hablar de la FAGC no es porque sus miembros “ideologizados” hayan querido quitarle el polvo al invento; sino porque muchos de los realojados y realojadas, gente cuya ideología se nutre principalmente de experiencias y vivencias, han decidido rescatar el proyecto, darle continuidad y hacer que de la FAGC perduren sobre todo sus obras más importantes, (…) es decir, han querido rescatar los piquetes anti-desahucios y los realojos”. Y por el momento han vuelto pisando fuerte: en dos meses, 74 personas realojadas en treinta nuevas viviendas liberadas.
 
esperanza
 
Pero la última noticia desde la isla es la que nos ha motivado a escribir estas líneas: el pasado 15 de septiembre la FAGC daba a conocer la comunidad “La Esperanza” (www.anarquistasgc.net). La expropiación y socialización de viviendas de unos bloques abandonados ha ido creciendo desde febrero de 2013 hasta sumar a día de hoy 65 viviendas ocupadas en las que habitan 207 personas (103 de ellas, niños/as), que trabajan juntas no sólo en la rehabilitación y adecentamiento de las viviendas y zonas comunes sino también en proyectos por el bien común y experiencias para avanzar hacia la autogestión alimentaria.
 
No es mucho lo que sabemos de este proyecto por el momento, pero no recordamos cifras así en ningún realojo masivo de familias de los que se han producido estos últimos años por todo el Estado. Por esa razón y porque, como dicen ellos/as mismos/as, “la verdadera lucha comienza ahora”, queríamos dar a conocer esta comunidad, a la que ahora le falta mucho por construir y que, muy probablemente, necesitará en un futuro toda la solidaridad posible para hacer frente a la represión.
 

¡Las Manuelas se quedan!

 
De más cerca nos llegó también el mes pasado la noticia de la paralización del desalojo del edificio La Manuela. Este bloque del madrileño barrio de Malasaña, del que ya hemos hablado hace algunos meses en esta publicación (www.todoporhacer.org/vecinas-okupas), llevaba okupado desde enero de este año por 19 familias sin posibilidad de acceso a una vivienda digna. Desde ese momento, la Asamblea de Vivienda Centro y los/as vecinos/as de La Manuela comenzaron a negociar con la entidad propietaria, Caixabank, con el objetivo de alojar en régimen de alquiler social a todas las familias participantes en el proyecto. Y a pesar de haber recibido una orden de desalojo con fecha prevista para el 26 de septiembre, dos semanas antes de ese día Caixabank firmaba un acuerdo comprometiéndose al realojo de todas las familias en alquiler social y la orden de desalojo quedaba paralizada sin fecha.
 
Algo parecido ha ocurrido en Sabadell. Un bloque de viviendas habitado desde abril de 2013 por 40 familias con la Obra Social de la PAH, fue cedido el mes pasado por su propietaria, la Sareb (el famoso “banco malo”), a la Agencia de Vivienda de la Generalitat de Catalunya. De acuerdo con las negociaciones entre la PAH y la Generalitat, ésta ha prometido que, tras acreditar que todas las familias cumplen los requisitos para ser beneficiarias, se pasará a regularizar su situación con un contrato de alquiler social.
 
Si bien nos alegramos enormemente por todas estas familias y apreciamos el tremendo trabajo que hay detrás de estos y otros proyectos similares, no podemos evitar plantearnos algunas cuestiones acerca de este tipo de soluciones para el acceso a la vivienda. Por una parte, defendemos la vía de la okupación como acción directa en manos de los/as propios/as implicados/as, sin necesidad de pedir nada al Estado u organizaciones caritativas, pero somos conscientes de las limitaciones que puede tener esta vía en algunos casos (familias con niños/as pequeños/as, por ejemplo) al estar a menudo muy limitada en el tiempo por la represión. Por eso y sobre todo porque se trata de una necesidad tan básica, nos parece legítima la estrategia (que en otras okupaciones, como las de centros sociales o culturales, rechazamos) de ejercer presión a propietarios e instituciones, como se ha hecho en estos dos ejemplos, para obtener la cesión o alquiler social del edificio y así garantizar el acceso a la vivienda a estas familias.
_viviendassocialesenhuescajavierblasco_56b76ddbSin embargo, no podemos olvidar que estas soluciones tampoco son definitivas. Para empezar, el hecho de aceptar un alquiler social, además de pasar por reconocer la propiedad privada de la vivienda al banco o inmobiliaria de turno (que es el origen mismo del problema), puede seguir siendo limitante para alguna gente, según lo que se considere “social”. Para la PAH, por ejemplo, se considera como tal el alquiler que no supere el 30% de los ingresos familiares, pero si una madre tiene que mantener a tres hijos/as con 400 euros mensuales de ingresos, ¿es “social” que se deje 130 en el alquiler? Más allá de esto, habría que ver si la entidad propietaria cumple el mismo criterio de social y acepta que quien no tenga ingresos, no pague nada, o si, con la inestabilidad laboral en la que vivimos, va a aceptar cambiar la cuota de un mes a otro en función de la situación del/la inquilino/a. Por otra parte, sabemos que quien hace la ley, hace la trampa, y por eso de la misma forma que la acción y la presión popular pueden lograr un buen acuerdo, si el día de mañana éstas desaparecen, es seguro que no les será difícil olvidarse de cualquier promesa y los/as vecinos/as volverán a encontrarse en la situación de partida. Con todo esto, en definitiva, no queremos ni mucho menos criticar este tipo de proyectos e iniciativas que desde esta publicación siempre hemos intentado difundir y apoyar, sino más bien recordar frente a quiénes estamos – administraciones, bancos, inmobiliarias – y no perder de vista lo que esto supone para hacernos aún más fuertes en una lucha que esperamos siga creciendo como lo ha hecho en estos últimos dos años.

 

Aplazado el desahucio de Guanarteme

Aplazado el desahucio de Guanarteme
La acción directa ha conseguido ganar tiempo para Ignacio
El pasado día 26 de septiembre (2014) la sombra del desalojo amenazaba el taller/vivienda de Ignacio y su hijo Samuel. La Federación Anarquista de Gran Canaria (que llevaba una semana convocando un piquete con la intención de impedirlo) y varias decenas de vecinas y vecinos de la Comunidad “La Esperanza” recorrimos, en varios vehículos, una gran cantidad de kilómetros para llegar a Guanarteme, donde estaba previsto que se produjera el desahucio.
Cuando llegamos las fuerzas congregadas eran escasas (una mayoría eran compañeras y compañeros de La Tomatera y una minoría de la Asamblea 15-M Guanarteme y de la Asamblea de Parados; el resto eran familiares del afectado, activistas independientes, algunos vecinos y curiosos). Aunque los anarquistas somos conscientes de que, siendo una minoría de minorías, ningún desahucio se puede parar sin contar con el apoyo popular y a veces con el de otros colectivos sociales, en esta ocasión nuestro sentido de justicia nos obliga a señalar algo que en otras circunstancias no comentaríamos: al menos la mitad del piquete eran vecinos de la Comunidad “La Esperanza”. Teniendo en cuenta el desplazamiento y que para la mayoría era el primer piquete anti-desahucio en el que participaban, el dato es más que meritorio. Sean para otros lo titulares y las flores; nosotros destacamos esto para que se sepa que gente sin más ideología que el apoyo mutuo acudió a enfrentarse a un abuso sin más meta que la de hacer lo correcto e impedir que una familia perdiera su casa tal y como ya les había pasado a ellos (la mayoría de vecinos de la Comunidad han sido desahuciados en el pasado).

Vecinos de la Comunidad «La Esperanza» componen el grueso del piquete


La llegada de los compañeros ácratas con más experiencia en detener desahucios fortificó las posiciones: recomendaron cerrar las puertas del taller cuanto antes, aglutinarse en la acera donde estaba ubicado el inmueble, repartirse entre las dos posibles entradas, dieron consejos de tipo estratégico y también jurídicos en caso de detención, etc. La idea era levantar un muro de carne que impidiera la intervención policial y judicial1.

A la hora prevista apareció la comisión judicial que no tardó en ser repelida por los concentrados (a pesar de que no faltó quien quería que les dejáramos la entrada franca). Después de esta escaramuza, que demostró a la policía que su intervención era desaconsejable, el piquete siguió firme, sin que la aparente retirada de la policía local y de dicha comisión nos ofreciera ningún motivo para confiarnos. Uno de los factores que nos hacían permanecer atentos era la presencia de tres policías secretas (agentes de la Brigada de Información) perfectamente identificados gracias a su impericia y mínima capacidad de mimetizarse.
Pasadas las horas, y según se acercaba el cierre de juzgados, nos iba quedando claro que el desahucio se había aplazado (luego supimos que por 40 días). Esto no es una victoria; es sólo una tregua. Tiempo para que Banca March2acepte negociar con Ignacio, si dicha entidad no quiere que su imagen se siga deteriorando y tener que acometer un segundo lanzamiento aún más duro y encarnizado. 

 

El aplazamiento de este desahucio nos ha servido para ratificarnos en viejos análisis y para realizar otros nuevos. Y no sólo a nosotros, sino también a los que participaban en la paralización de un desalojo por primera vez:
Han comprendido que por muchas lecturas políticas que intenten hacerse de un desahucio y por mucho afán de protagonismo que haya entre algunos, un piquete anti-desahucio debe tener, por obvio que parezca, un objetivo principal: que el afectado conserve su vivienda.
Que tan importante como el número de asistentes de un piquete es la actitud y la estrategia.
Que los colectivos que monopolizan mediáticamente la participación en el frente de la vivienda, como la PAH, pueden tranquilamente inhibirse de intervenir en este tipo de concentraciones a pesar de que el desahuciador sea un banco y no un particular.
Que la voluntad de paralizar un desahucio pesa más que cualquier otra consideración, y que en ocasiones, y aunque no sea lo deseable, más de una veintena de personas provenientes del otro extremo de la isla pueden suplir la escasa participación de los propios vecinos del barrio.
Haciendo una lectura meramente particular, este desahucio también ha permitido a muchos realojados de la Comunidad “La Esperanza” ser conscientes de su potencial, de que los desahucios pueden pararse mientras haya una verdadera intención de conseguirlo, de que sólo el apoyo mutuo y la acción directa capacitan al pueblo para obtener lo que necesitan (y no las promesas electorales de los partidos y sus marcas blancas3) y de que por sí mismos suponen ya una fuerza formidable.
Deseamos que en este mes Ignacio pueda negociar a su favor e imponer sus exigencias. Si no volveremos a Guanarteme… Más y más fuertes.
Si ellos tienen la fuerza en el Ministerio, la nuestra está en la calle y en la razón” (Cultura y Acción,10 de diciembre de 1931).

____________________________

1Este planteamiento táctico se veía reforzado por el último desahucio sucedido con éxito en Tenerife, donde la no ocupación de la entrada por parte de los concentrados permitió a la Guardia Civil acordonar la zona con su presencia y abrió de facto un pasillo para la comisión judicial.
2No olvidemos que el fundador de este banco es el infame Juan March, uno de los grandes capitalistas que financiaron el golpe de Estado militar de 1936.
3La mayoría de colectivos sociales de la Isla responden de una u otra manera a los intereses de los más variados partidos o sindicatos. La independencia de acción no existe en la isla ni como consigna.

Concentración para paralizar un desahucio

Concentración para paralizar un desahucio

El viernes 26 de septiembre a las 8:00 de la mañana en la calle Fernando Guanarteme nº 157 un hombre y su hijo van a ser desahuciados de su vivienda si no hacemos nada para impedirlo. No sólo perderán su techo sino también su medio de vida pues su vivienda es también su taller. El desahucio no se produce por impago, sino por la voracidad de la especulación inmobiliaria de Banca March. Es un nuevo y despiadado ataque del capitalismo feroz contra la dignidad del artesano y el productor independiente. No podemos permitir que nadie pierda su techo, algo esencial, para que otros dispongan de lo superfluo. Acudamos todos este viernes a las 8 (a.m.) al nº 157 de la calle Fernando Guanarteme para intentar detenerlo con nuestra presencia. ¡Ni un desahucio sin respuesta!

Presentación: La Comunidad «La Esperanza»

Presentamos la que posiblemente sea una de las ocupaciones masivas más grandes de la historia. El proyecto expropiador/socializador más grande en el que jamás ha intervenido la FAGC. Lo más importante que quizás hagamos en nuestra vida militante. Los números hablan por sí solos: 65 familias, 207 vecinos, más de 100 menores. Y aún no hemos acabado… Según vayamos dando los pasos para hacerlo público se irá viendo que la verdadera lucha comienza ahora.

Información Realojos

Información Realojos

Desde que la Federación Anarquista de Gran Canaria (FAGC) hiciera público el pasado 7 de junio de 2014 que ponía a disposición de los más necesitados 30 viviendas, ya se han realojado en dichos inmuebles a 23 familias (74 personas [en su mayoría menores]).

Aunque la FAGC está completamente implicada en esta campaña socializadora (actualmente se dedica exclusivamente a la expropiación de inmuebles y a los realojos), el peso de la reubicación de familias y personas desahuciadas y sin techo está recayendo en los propios realojados.

No tenemos medios económicos. Nuestro número es ínfimo. Pero contamos con el apoyo de los propios desahuciados, parados y sin techo. Gracias a este apoyo hemos podido realojar a más de dos decenas de familias en apenas 2 meses. ¿Qué organización legalizada o politizada puede decir lo mismo? Ni la propaganda electoralista es capaz de llenar el silencio de la respuesta.

El proyecto que hemos iniciado desde hace 1 año y 8 meses podría convertirse en un acontecimiento social sin precedentes en esta encrucijada de continentes en la que nos encontramos; en una de las luchas por la vivienda más relevantes de nuestro joven siglo XXI. Si no tienes casa ni medios económicos para proporcionártela y quieres formar parte de este hito socializador y expropiador puedes ponerte en contacto con nosotros en anarquistasgc@gmail.com

¡Aún queda una decena de viviendas disponibles!

Sentimos decirles a todos los compañeros y compañeras y demás simpatizantes que se han puesto en contacto con nosotros que sentimos haber faltado a nuestra palabra de ponernos en comunicación con ellos para responder a sus demandas de entrevistas y demás. Lo sentimos pero hemos decidido que la prioridad la tengan los mensajes de los posibles realojados y cuando se gestionan tantísimos casos diarios es difícil dedicarse a otra cosa. Sin embargo, no queremos perder estos contactos con el exterior, sobre todo en un momento en el que toda ayuda nos va a resultar imprescindible pues en breve daremos a conocer todos los detalles de esta lucha colectiva que pronto saldrá a la luz. Rogamos paciencia y ofrecemos disculpas.

No falta mucho para para poder ofrecerle al mundo un rayo de esperanza.

«Nuestra salvación está en nuestras manos…; tomar con nuestras propias manos los bienes y riquezas que tan abundantemente producimos con el sudor de nuestra frente; tomarlos para nosotros y para nuestros compañeros. No dejen nada para los arrogantes e inútiles parásitos que nada útil aportan a este mundo» (Jean Meslier, Testamento, 1729).

Ellos también han vuelto


Ellos también han vuelto
Durante este último año algunos miembros de la FAGC han llevado una labor silenciosa y discreta, realojando inmigrantes que de otra forma serían pasto de esos campos de concentración modernos a los que llaman CIEs, dando casas a mujeres maltratadas a las que los servicios sociales han dejado sin cobertura alguna, sacando de chabolas y trasteros a familias obligadas a hacer sus necesidades en un cubo. Este trabajo, lejos de los focos, del ruido mediático, que se hace de noche y sin otras armas que una bolsa cargada de herramientas, es más peligroso para el Sistema que cualquier atentado. 
Mediáticamente nos han dejado tranquilos mientras no hemos vuelto a hacer pública nuestra labor; policialmente no cesan de acosarnos y perseguirnos porque para el Estado siempre será peor realojar a una familia desahuciada que sacarla de su casa a rastras. El mutismo mediático ha durado tanto como el nuestro; en cuanto hemos vuelto a “asomar la cabeza” se ha abierto la veda.

La prensa comercial no piensa; solo cobra. Escribe al dictado de quienes les pagan (el Estado con sus subvenciones, el Capital con sus créditos y los Partidos con sus favores). Hoy (día 13 de junio de 2014) La Provinciaha recibido el difícil encargo de relacionar las últimas y disparatadas declaraciones del director general de la policía, Ignacio Cosidó (“el terrorismo anarquista se ha implantado en nuestro país”), con el boicot al pregón de Soria en Telde y el regreso de la FAGC. En el artículo en el que se ha hecho esta obra de alquimia periodística se dice literalmente que “curiosamente” después de la advertencia de Cosidó y de que se viera alguna enseña anarquista en la protesta contra Soria, “ayer mismo la Federación Anarquista de Gran Canaria (FAGC) mantenía como artículo de apertura una reflexión titulada La FAGC ha vuelto […]”. Lo que evidentemente no quiso decir el redactor es que en esa “reflexión” únicamente se le comunicaba a la totalidad de la población que la FAGC ponía a disposición de los que carecen de techo o están en vísperas de perderlo 30 viviendas perfectamente habitables y que se comprometía a intentar detener todos los desahucios (ejecutados contra particulares empobrecidos) que se le solicitaran. No decía, por supuesto, que no se dedicaba ni una sola línea a hablar de altercados callejeros, de lucha armada, de terrorismo o de cualquier otra cosa que quieran sacarse de la chistera. ¿Por qué iba a especificarlo? La verdad es un estorbo que diariamente el periodismo comercial sacrifica en el altar de los intereses políticos.
¿Qué dirá de esto la izquierda institucional? Presumimos que nada, porque en ese mismo artículo se les tranquiliza aclarándoles que solo van a por los anarquistas y que “las pesquisas policiales no se centran en ellos”.
Al redactor le parece “curioso” que pasen esos altercados cuando anunciamos nuestra vuelta, y a nosotros nos parece “curioso” que justamente cuando anunciamos nuestra vuelta se nos relacione con esos altercados. No parece “curioso” a pesar de que ya estamos acostumbrados, y sobre todo preparados; lo estamos porque sabemos que con nuestra participación en el frente de la vivienda, en la lucha social, hemos tocado la tecla correcta.
Cargan contra nosotros porque temen el fruto que está dando nuestro trabajo. Mientras guardábamos silencio éramos una amenaza latente; ahora que la necesidad de ofrecer viviendas nos obliga a volver a hacer pública nuestra labor, temen que la amenaza empiece a enseñar los dientes, y que esos dientes no sean ya los del “encapuchado” arquetípico, sino los del obrero en paro obligado a vender chatarra, la de la madre cargada de hijos dispuesta a sacar su familia adelante, la del indigente que por primera vez duerme bajo techo, la del inmigrante que vive como un proscrito, la de la esclava sexual que ha roto sus cadenas. 
El Sistema necesita que se perpetúe la imagen del “anarquista terrorista” que tantos años le ha costado diseñar y estereotipar. Ante la desaparición de ETA necesita rescatar otra suerte de terrorismo prefabricado. Un chivo expiatorio que justifique la existencia de un Estado y unos partidos, de unas leyes y unas fuerzas policiales, cada vez más cuestionadas y desprestigiadas. Los anarquistas rompiéndole los escaparates a los bancos son un peligro conveniente; quitándole sus propiedades inmobiliarias a estos mismos bancos son un peligro real. Nos prefieren haciendo lo primero que lo segundo, y cuando lo segundo tiene éxito entonces es cuando de verdad el miedo cambia de bando. Se pueden usar todas las argucias propagandísticas que se quieran, pero una familia que ha traído al mundo a uno de sus hijos en una casa que le facilitaron los anarquistas difícilmente se creerá el cuento del “anarquista terrorista”. 
Estamos creando tejido social, hemos conectado con el sector de la población más desposeído, el sector que ya no quiere saber nada de promesas vacías, de partidos y mítines, de carnés y banderas. Un sector de la población al que todo eso le da asco y que combate al Estado expropiando y al Capital socializando. Un sector de la población que no quiere volver a oír un discurso en su vida y que sólo necesita soluciones prácticas.
Por eso la alternativa anarquista, especialmente en esta Isla, es ahora tan peligrosa para el status quo. Nosotros no convocamos ruedas de prensa, no cobramos cuotas, no pedimos el voto para ningún partido, detrás nuestra no hay ningún entramado de empresas. Cuando acertamos, lo hacemos a pesar de nuestros limitados recursos, y cuando fallamos lo hacemos también lastrados por ellos. No nos pueden comprar, porque despreciamos el dinero; no nos pueden ofrecer cargos, porque nos repugna el poder; no nos pueden absorber, porque no pueden ofrecernos nada que queramos. ¿Qué buscamos entonces? No engañamos a nadie: queremos simplemente la Anarquía, y esto se traduce para nosotros en que queremos que nadie oprima a nadie, que todo el mundo pueda tener al menos tres comidas diarias y un techo sobre su cabeza, que los trabajadores decidan sobre la gestión de sus empresas y los vecinos sobre la gestión de sus barrios.
Hacer que la gente tome por sí misma su pan y su techo, que decidan horizontalmente cómo tratar sus propios asuntos, y conseguirlo a través de la práctica y no con letanías, es más peligroso para el Sistema que cualquier bomba.
Estamos haciendo nuestra pequeña revolución cotidiana y eso es lo que temen los poderes fácticos; lo temen porque la Revolución consiste, como ya se ha repetido, en hacer cotidiano lo extraordinario. El temor les ha hecho mover ficha y sabemos que no se quedarán sólo en esto; pero nosotros tampoco. Van a ir contra nosotros con todo, pero cuantas más calumnias, denuncias y persecuciones por su parte, más casas expropiadas y más familias realojadas por la nuestra; hasta que al pueblo le sean devueltas todas y cada una de las viviendas que le han sido arrebatadas por la Bancocracia.
La lucha será larga porque si la FAGC ha vuelto, ellos, evidentemente, también lo han hecho.
FAGC

La FAGC ha vuelto

La FAGC ha vuelto

En nuestro plan de existencia y de lucha, no es la capillita de los compañeros lo que nos interesa, es el mundo entero” (Elisée Reclús).
Puede que estas cuatros siglas (FAGC) no hayan vuelto a verse en las manifestaciones y actos públicos de la isla de Gran Canaria desde hace aproximadamente un año; pero durante ese tiempo el trabajo de algunos de sus miembros sí se ha visto en los barrios, en las chabolas, en los “pisos patera”, entre la gente más necesitada.
La Federación de Anarquistas de Gran Canaria fue siempre un medio y no un fin en sí misma (como debería ser todo colectivo si sus miembros no quieren convertirse en costaleros de unas siglas superiores a ellos mismos). Conseguimos lo más complicado para una organización político-social: conectar con los sectores de la población más oprimidos y excluidos. Si volvemos a hablar de la FAGC no es porque sus miembros “ideologizados” hayan querido quitarle el polvo al invento; sino porque muchos de los realojados y realojadas, gente cuya ideología se nutre principalmente de experiencias y vivencias, han decidido rescatar el proyecto, darle continuidad y hacer que de la FAGC perduren sobre todo sus obras más importantes, las que podríamos llamar sus dos hijas mayores ya emancipadas: el Grupo de Respuesta Inmediata contra los desahucios y la Asamblea de Inquilinos y Desahuciados. Es decir, han querido rescatar los piquetes anti-desahucios y los realojos.

Los realojados han recogido la antorcha, y aunque parezca incongruente que una organización específica anarquista sea el instrumento de gente que teóricamente no necesitan definirse como tal, esa es la realidad. El pueblo usa aquellas herramientas que les son útiles y prácticas. El Anarquismo, con su desafío de las leyes, su desprecio a la propiedad privada, su sentido de la solidaridad y el apoyo mutuo, su inmediatez al actuar sin intermediarios, es algo que les funciona y resulta beneficioso, y, sin otro motivo que la demostración empírica, lo han hecho suyo.
En definitiva, si ahora rescatamos el nombre no es por mitología, sino por las fuerza de las circunstancias. Principalmente, por la necesidad de dotarnos de un nombre con cierta repercusión para compartir con los desposeídos una valiosa información:
  
Primero, la FAGC pone a disposición de los que nada tienen 30 viviendas completamente habitables (todas con agua corriente, y muchas de ellas con luz [la luz del resto se irá instalando según se vayan ocupando]).  Como siempre, el único requisito es estar al borde del desahucio y la indigencia, o carecer ya de techo o de ingresos suficientes para proporcionarse uno. Por cuestión de urgencia vital, las personas con hijos menores tendrán prioridad. Las viviendas pertenecen a entidades financieras u organismos públicos, así que ningún particular ha resultado damnificado.
Segundo, la FAGC vuelve a parar desahucios concentrándose en su punto fuerte: la convocatoria, organización y participación en piquetes anti-desahucios. Si la vía legal está agotada y quien te asesora te recomienda que abandones tu casa pacíficamente, que te pongas en contacto con un tercero para que te realoje o que votes a Izquierda Unida o a cualquier otro partido como solución a todos tus males, entonces es el momento de contactar con los anarquistas y con los realojados que ahora componen el grueso de la Federación.  
Repetimos: 30 viviendas para quienes no tengan techo, ni ingresos, ni miedo; paralización de desahucios para quienes no quieran rendirse ante intereses espurios ni convertirse en títeres zarandeados por los partidos políticos y sus juegos electorales.
Todos los interesados pueden ponerse en contacto con nosotros a través de nuestro correo: anarquistasgc@gmail.com
Por lo demás, agradecemos a todos los compañeros y compañeras, colectivos, periodistas comprometidos, etc., las preocupaciones que se han tomado por la pervivencia y buena salud de la Federación. A quienes se han puesto en contacto con nosotros para formarse en expropiación y socialización, solicitarnos entrevistas, invitarnos a charlas y jornadas, a todos esos compañeros de Cádiz, Gandía, Valencia, Barcelona, Almería, Sabadell, Madrid, Sevilla, Salamanca, Granada, etc., o incluso de Portugal, Colombia, Suecia y Finlandia, no podemos más que agradecerles su interés en nuestro trabajo, y asegurarles que nos pondremos en contacto con ellos para responder, si siguen interesados, a sus afectuosas solicitudes.
En definitiva, puede que la represión haya hecho su trabajo (y sigue haciéndolo), puede que el ritmo de trabajo que llevaban algunos compañeros haya retraído a los más inactivos, pero nada ha podido borrar el mensaje libertario de las consciencias de quienes están criando a sus hijos en casas expropiadas por la FAGC y han descubierto que la Acción Directa y el Apoyo Mutuo no son simples consignas de esos “locos anarquistas”, sino la única forma de tomar el control de sus vidas en sus propias manos.
En definitiva, la FAGC ha vuelto.