Este jueves 30 de agosto la compañera Chus Vila y el compañero Xavi Omaña han decidido suspender su huelga de hambre debido a los objetivos que han alcanzado –como la concesión de un local– (sin intervención política de ninguna especie) y a los numerosos proyectos que han surgido durante su huelga de hambre y que desean, una vez recuperados, emprender.
Sinceramente, nos alegramos por el bienestar de lxs compañerxs y les enviamos desde aquí todo nuestro apoyo por su acertada decisión. Nos alegramos de verdad.
Es un acto muy honroso estar dispuesto a sacrificar la propia vida luchando por lo que uno cree, pero “morir por las ideas” (como en la irónica canción de Georges Brassens) puede ser innecesario cuando es el propio Sistema el que está dispuesto a matarte por ellas. En una coyuntura en la que el propio organigrama social es el que nos mata de hambre, habría que plantearse si ponérselo fácil, ahorrarles crímenes y hacerles el trabajo sucio esquilmándonos a nosotros mismos es una buena alternativa de lucha… Habría que replanteárselo. En los casos de necesidad extrema, que se producirán y reproducirán, hay que ir asimilando la opción de la expropiación. Si falta techo: okuparlo; si falta comida: tomarla. Pero claro, para hacer esto hace falta número, y es lógico que los individuos aislados, o con pocos apoyos, no vean otra forma de echarle un pulso al sistema que la huelga de hambre. Además, y como perfectamente ha explicado Chus Vila a través de sus declaraciones y comunicados, ya que uno se va a morir de hambre igualmente, mejor evidenciarlo, hacerlo público y transformarlo de acto silencioso en contestario. Apoyaremos, por tanto, a toda persona acuciada por la necesidad que opte por la vía de la huelga de hambre como último recurso reivindicativo, pero a la mayoría de compañerxs de la FAGC nos causa problemas de conciencia saber que estamos apoyando a alguien a que muera o a que quede gravemente mermado (cuando serían los de arriba los que deberían sentirse amenazados). En definitiva, somos más peligrosos vivos que muertos, intentemos, por tanto, y por difícil que nos lo pongan, mantenernos vivos y seguir siendo peligrosos. Ahora que se ha reconsiderado esta táctica, creemos que es el momento de hacer pública esta reflexión.
Gracias a Chus y Xavi por su valiente decisión y por su ejemplificante lección de lucha. Creo que nadie discrepará en que han tomado la decisión correcta. Y los que se sientan “tristes” y “decepcionados” porque preferían verlos morir, que vayan dando ejemplo y empiecen a tirarse ellos mismos por el Puente de Silva (o por aquel que sea más alto en su respectiva isla, municipio o provincia).
Un miembro de la FAGC a título individual, que ha intentado recoger el sentir de sus compañerxs.