Historia de dos ciudades

El 25-S en Madrid y en Las Palmas de G.C.

Para acceder a una crónica pormenorizada acudir al excelente trabajo de lxs compañerxs de ALB:  Leer aquí





La mayoría de nosotros solemos auto convencernos (es lo más cómodo) de que las condiciones revolucionarias “se dan”; la realidad es que más que darse “se crean”. Y, cuando son realmente revolucionarias, no las crea ni una vanguardia, ni el gobierno, ni la necesidad (no exclusivamente); las crea el factor humano: la voluntad de los oprimidos. Empero, tal y como se crean se “descrean”. Cuando un grupo de gente está dispuesta a ir más allá, a dar pasos más firmes y más lejos, cuando empiezan a perderle el miedo a la policía y el respeto a las instituciones, siempre surgen los “bomberos” internos, dispuestos a elaborar manifiestos, a descafeinar convocatorias, a elaborar asambleas amañadas por el dirigismo o el gregarismo, a “pedir paz” en momentos en los que el sistema nos escupe guerra, a interponerse entre la policía y los manifestantes para defender a los primeros, a convertir en algo festivo lo que debería ser necesariamente una declaración de insurrección permanente colectiva.
 
Hemos visto en Madrid cómo los inquisidores policiales cargaban brutalmente contra la multitud. Como podemos ver en el video que enlazamos, no faltan los gilipollas (no me disculpo por el vocablo, lo considero harto generoso) del “estas son nuestras armas”, ni los que (como puede verse en el primer video a partir del minuto 1,26) se ponen delante de la policía… ¡para defender a la policía de un inexistente peligro! En sendos casos quienes esto hacen son agredidos por la espalda por aquellos mismos a los que defienden. Empero, hay que contrastar con gratificación que un número significativo de personas, cada vez más, se defendió de la devastadora actuación policial, les plantó cara, se enfrentó con estos cuando trataban de secuestrar a algunos de sus compañeros, y, sin más armas que delgados mástiles de banderas y algún objeto arrojadizo casual, se enfrentaron a ellos.
 

Mientras esto pasaba en Madrid, en Las Palmas se celebraba un Carnaval faltando aún cinco meses para Febrero. Si en Madrid no faltaban gilipollas aquí sobraban.
Los miembros de la FAGC llegamos, a título individual, cuando ya se había producido un acto vergonzante que sí pudieron presenciar algunos compañeros más tempraneros: mientras se producían las cargas en Madrid desde la “organización” del evento (convocado por una asamblea del 15-M) se llamaba a “conservar la calma”, a recordar que “somos pacíficos”, a “no hacer nada”, a permanecer insensibles ante el dolor ajeno. Los abrillantadores de cadenas profesionales, los mamporreros, los afectados vocacionales por el Síndrome de Estocolmo, los estómagos agradecidos, los que toman parte por los agresores en contra de las víctimas, siempre merodean por este tipo de eventos. Sin embargo, es un error atribuir su pusilanimidad al pacifismo (he visto pacifistas batirse el cobre para proteger los cuerpos caídos de sus compañeros). La violencia no les repugna. Si la policía carga, no se encaran con la policía como demostración de su aversión a la violencia. Si los manifestantes responden, entonces lo hacen contra los propios manifestantes. La violencia institucional es para ellos normativa, reglada, asumible. Lo que les enfurece y preocupa, hasta el punto de convertirse ellos mismos en verdaderos violentos, es la llamada “violencia de abajo”, la “violencia como reacción”, la “violencia” que no es más que autodefensa.
Vaya por delante que sé de buena tinta que muchos de los convocantes/organizadores son gente honesta y comprometida, gente excepcional, pero eso, desgraciadamente, no atempera en nada mi crítica con respecto al resto. Alcaldes autoproclamados dando discursos sobre lo pautado y lo que estaba por pautar. Escenas sacadas, gratuitamente, de Bienvenido Mr. Marshall. Vuelta a los mismos vicios: chalecos refractantes, a modo de galones, para marcar distancias entre asistentes y “organizadores”. Intervenciones teledirigidas en pos de los acuerdos previos. Insistencia enfermiza en focalizar el asunto en torno al 15-M, cuando la gente acudía allí por la convocatoria de lo que suponían un evento nuevo: el 25-S. Políticos profesionales tendiendo redes o cañas, o aspirantes buscando a los pies de qué poltrona poder acurrucarse. Total desentendimiento de la gente que allí asistía, de los individuos, hombre y mujeres, que tenían otras expectativas. En todo momento se trató de encarrillar el sentido de las intervenciones. Pero los pastores no pudieron contener mucho tiempo las pulsiones de unas cabras que cada vez ven más cerca el monte.
Mientras se debatía (más bien ratificaba, con términos desnaturalizados) la necesidad de una Asamblea Constituyente, algunas personas, en términos bastante autoritarios, o contemporizadores, hicieron alusión al tema de la “violencia”, causando cierto revuelo.  En ese momento uno de nuestros compañeros de la FAGC intervino y (después de establecer la diferencia entre una Asamblea Constituyente y la asamblea entendida como método de decisión popular ajeno al poder) podemos resumir el meollo de su breve alocución en estos términos: “Decís que sois pacifistas, pero hay una gran diferencia entre ser pacifista y ser manso. Y lo que yo veo aquí es un acto de mansedumbre colectiva. Mientras en Madrid hay 15 detenidos [en ese momento], aquí nos entretenemos en celebrar un carnaval y en discutir sobre el sexo de los ángeles, cuando deberíamos decirle a esta gentuza [señalando a la Delegación de Gobierno]  que son unos asesinos. Llevamos demasiados siglos de discursos. Nos sobran los discursos, porque lo que faltan son los actos, las acciones reales. Ningún sistema puede cambiarse con palabras”.  A esta intervención le sucedió el grito popular de “¡Disolución de los cuerpos represivos!”. La gente, no obstante, estaba descontenta desde mucho antes.
Personas de avanzada edad gritaban: “¡Sólo queréis meteros en el sistema, y no es posible cambiarlo desde dentro!”. Y cada vez más desengañadas empezaban a barajar la idea de irse. Sin embargo, esta intervención, y las que sucedieron, conectaron con ellos. Un compañero del 15-M, caracterizado, el año pasado, por su mesura, actitud comedida y conciliadora, y por su fervor religioso, acabó, después de glosar valientemente su difícil situación personal, por citar a Alberto Vásquez Montalbán: “Hasta que no se cuelguen a 50 políticos y 50 banqueros esto no se arregla”. Este cambio radical, presionado por las circunstancias, nos impactó o conmovió a casi todos.
La dinámica siguió así un rato más. Gente ajena al sucio juego del politiqueo extraparlamentario, no intoxicados por filias y fobias, ideológicamente vírgenes, de edades “respetables”, se nos acercaban y decían: “No somos anarquistas, pero tienen toda la razón en lo que han dicho. Esto no se cambia con palabras, hace falta actuar…”.
La conclusión es que el mensaje del sector más moderado del 15-M, netamente político, impermeable a cuestiones integralmente económicas y sociales, que conseguía cuajar con un importante número de la población el año pasado, ahora está obsoleto. Un mensaje dedicado exclusivamente a una clase media (como decía un profesor argentino refiriéndose a algunos protagonistas de los cacerolazos: damnificados pero no oprimidos) que sentía perder calidad de vida y poder adquisitivo, no puede tener ninguna relevancia ni actualidad ante un público que nos hablaba de que ya no tenían ni casas que dar para la patética “dación en pago”; de que les acuciaban importantes problemas médicos sin cobertura posible; de que eran perseguidos por su condición de “ilegales”; de que no tenían un plato de comida que poner en la mesa. Hablarle a esta gente de nuevas elecciones, reformas de la Constitución y cambiar la Ley Electoral es insultarles directamente a la cara.
La situación está más que madura para la lógica del discurso anarquista: libre acceso al consumo (comida y techo para todos), socialización de la tierra y demás medios de producción, autogestión directa de los asuntos económicos por parte de los trabajadores/consumidores y de los asuntos políticos por parte de los habitantes de cada comunidad humana.
Sin embargo, para que este mensaje llegue hay que estar inmerso en las luchas populares y estar dispuesto a mancharse con sus lágrimas, derrotas y combates. Esta “Historia de dos ciudades” ha demostrado, en definitiva, que tanto en los actos más combativos como en los de menor intensidad es necesaria la presencia del discurso anarquista. A nadie se le persuade desde el sofá, y difícilmente pueda hacerse “propaganda por el hecho” a golpe de teclado. No ya inhibirse (lo cual, aunque triste, es respetable), sino insistir en sabotear actos que sólo a la potencialidad del pueblo corresponde saber si se podrán sobrepasar, es una actitud suicida. Si lo pensamos bien la Revolución del 36 nunca se hubiera dado si los anarquistas lo hubiéramos interpretado como una simple “militarada”. El quietismo aísla; el boicot, a cualquier forma de movimiento, espanta.
Los actos sucedidos han demostrado que no es misión de los anarquistas ser el palo en la rueda de tal o cual convocatoria de indescifrables resultados; si hay que romper una rueda que sea provocando un descarrilamiento adecuado. Ya lo decía Simone Weil: “No me gusta la guerra. Pero en la guerra siempre me pareció que la situación más horrible era la de los que permanecían en la retaguardia”.  
Fdo.: Un observador harto de observar

Programa 37 de Voces Libertarias

Programa dedicado en gran parte a debatir y reflexionar sobre el 25-S.

Además  de abordar las noticias menos comentadas por los medios burgueses, de usar un humor caustico contra todo lo que se menea (policía, empresarios y reyezuelos), de atacar la aberración exhibicionista y despilfarradora que supone la peatonalización de Mesa y López, y de repartir cultura libertaria con píldoras de poesía lizaniana, nos centramos en valorar la convocatoria de ¡Ocupa el congreso!, de analizar las dudas que genera y también las posibilidades potenciales que encierra dicho evento. La conclusión de la FAGC es que si los anarquistas no podemos estar en el “ajo” del reformismo y de otras hierbas aún peores, tampoco podemos estar al “margen” de las luchas populares. En consecuencia, hemos llamado a nuestro programa:

Ni al margen, ni en el ajo

Puedes descargar o escuchar nuestro programa desde aquí: Ivoox

Ni al margen, ni en el ajo

Ni al margen, ni en el ajo

Nos sobran los motivos para rebelarnos.
Según todos los autodenominados “expertos” y “especialistas”, los sociólogos de renombre, los economistas más galardonados, los periodistas burgueses con más experiencia, sería de lo más lógico que se produjera una Revolución, o al menos una revuelta generalizada, en el Estado español tal y como se ha dado en el resto del norte de África o en Grecia. Lo ilógico, según sus análisis, es que aún no se haya producido nada más allá del 15-M.
Esto ocurre en gran parte porque los supuestos opositores al sistema, los contrarios al régimen, no saben más que dar palos de ciego. Si el problema que tenemos entre las manos es esencialmente económico y social, distraemos la atención y lo llevamos al terreno nacional. Mientras la gente se ponga a plantearse pseudo independencias parciales (la supuesta independencia de una comunidad humana con respecto a otra) y no independencias integrales (no sólo la de una comunidad con respecto a otra, sino también la de una comunidad con respecto al Estado, y la de los individuos que componen dicha comunidad con respecto a la misma y a su modelo, si así lo quieren, identitario colectivo) el problema de fondo, la dinámica de ricos y pobres, de desposeídos y poderosos, seguirá intacta, aún bajo el cambio de bandera. La palabra Autonomía significa “regirse uno mismo por sus propias normas”, y si reconocemos esto como válido para un pueblo, no lo es menos para cada uno de los individuos que lo componen.
Siendo, como hemos dicho, económico y social el problema, la gente en desacuerdo con el sistema sigue viéndolo en su mayoría en términos estrictamente políticos. Ninguno de ellos habla de cambiar el sistema económico, a lo más de modificar algunas cosas bajo un régimen de propiedad privada y mercadocracia; todos se emperran en creer que cambiando la Constitución, sustituyendo un gobierno por otro y modificando la ley electoral podrán transformar algo, cuando todas esas cosas ya han sucedido sin obtener más que una nueva reformulación de la mecánica del engaño.
Se insiste a su vez en la falsa disyuntiva Monarquía y República. Como si mantener a un Presidente de la República fuera menos gravoso que sostener a un Monarca. Es absurda la idea según la cual la situación del siervo es menos humillante si el puesto del amo es rotativo que si es indefinido. No creo que sea menos homicida el asesino que se turna con otro para darnos las puñaladas que el que es “fijo”.
La política, con minúsculas, es un juego muy sucio, y todos los que se meten en ella acaban manchados. La gente que dice haber descubierto parte de la mentira, sigue fiel a estas pautas del autoengaño. Si saben que los sindicatos oficiales traicionan cualquier lucha nada más iniciarse, comentan en la trastienda: “sí, pero sin CCOO y UGT no se va a ninguna parte”. Si blasonan de nacionalistas y anti españolistas, acaban pactando, reuniéndose y cogiéndose de la mano con los que consideran “colonialistas”. Si son obreristas y están orgullosos de representar la “ortodoxia de izquierda”, acaban colaborando con aquellas organizaciones, partidos y sindicatos a los que consideran “burgueses”. La cosa es salir en la foto aunque sea con el diablo. Parece que todo son consignas que ni ellos mismos se creen, y que sólo sirven para que las engulla el pueblo, mientras que los “enterados”, los que están en el meollo, no se toman en serio ni su propia propaganda.
Pero no quedamos exentos los anarquistas de esta crítica. Nosotros y nosotras, conocedores del percal, deberíamos diseñar una estrategia propia, sumándonos a todas las luchas populares, pero esforzándonos en ir construyendo dinámicas de actuación propias. Es absurdo que gastemos un solo segundo en boicotear acciones como la del 25 de septiembre, cuando, si los hechos rebasan a los primeros actuantes y organizadores, la fuerza de los acontecimientos nos obligarán a sumarnos. Aun detectando el mal circundante, como hemos hecho en esta misma crítica, es necesario gastar sólo la munición imprescindible en revelar las contradicciones de esta gente, porque nuestros objetivos prioritarios tienen que ser otros distintos. Debemos detectar los problemas de los oprimidos, de los que somos parte, y diseñar una hoja de ruta de acciones contra sus causantes. Debemos empezar a articular una respuesta que vaya dirigida, exclusivamente, contra los de arriba y que aspire a socavarlos. Debemos también ser conscientes de que el Anarquismo no es está dirigido sólo para anarquistas, y que la Anarquía no podría ser jamás, pues sería una contradicción en sí misma, un enclave reservado para Anarquistas. Como dice Andrés Mombrú: “La verdadera libertad no es imponerle a la gente un sistema aparentemente libre, sino que la gente viva realmente del modo en que quiere hacerlo. De repente, podrá no gustarme, pero la imposición de cualquier visión hegemónica es autoritaria, incluso cuando lleva el nombre de anarquismo”.
Los anarquistas, aun si no queremos coordinarnos y sólo contamos con individualidades, siempre valiosas, hemos de abandonar el anarquismo contemplativo y meramente teórico. La necesidad de “gurús teóricos”, de los que divagan, pero no trabajan, crea monstruos. Necesitamos articular un anarquismo combativo, vivencial y empírico. Ya lo decía Bakunin: “Tengo la convicción de que ya terminó el tiempo de los grandes discursos teóricos, impresos o dictados. Durante los años pasados, se desarrollaron más ideas de las que bastarían para salvar el mundo. Los tiempos ya no son para las ideas, sino para los hechos y los actos”.  Esa debe ser la premisa de los anarquistas, la premisa de los que, como decía Chicho, no estamos “ni al margen ni en el ajo”.
 
Fdo.: Teresa Azotacalles      

Programa 36 de Voces Libertarias

Último programa de VOCES LIBERTARIAS. En este programa número 36 hacemos un “tour de force” con la actualidad y le buscamos las vueltas a las noticias más incómodas. En la sección de Anti-noticias entrevistamos en exclusiva a un “pez gordo” y recurrente orador de CCOO/UGT (no se lo pierdan). Analizamos y valoramos en retrospectiva tanto las II Jornadas Anarquistas (con la inestimable ayuda de una de las asistentes que tuvo la amabilidad de enviarnos su particular apreciación) como nuestra concentración contra CCOO y UGT delante de su sede (con reveladores audios del evento). En la sección de “Hazlo Tú Mismo” proponemos la creación de Asambleas de Inquilinos y Grupos de Respuesta Inmediata como forma de enfrentarse a los desahucios, retrotrayéndonos al ejemplo de la Huelga de Inquilinos de Tenerife de 1933. Terminamos con Cultura Libertaria y un clarificador fragmento de la película El Planeta Libre. Todo ello regado con buena música, humor, comentarios ácidos como la realidad, y dinamita radiofónica. Hemos titulado a nuestro programa:
Un libro en una mano y una piqueta en la otra.

 
Escuchar aquí: Ivoox

La Policía seguirá cargando mientras no haya respuesta

Lo acontecido con los estudiantes –y algunos de sus familiares– el 14 de septiembre en Las Palmas de G.C. delante del Rectorado, es ya parte del triste corolario que llevábamos sufriendo en la isla desde hace demasiado tiempo. La policía carga, rompe narices, revienta cuellos o cajas torácicas, contusiona espaldas, brazos y piernas, y “aquí paz y después gloria”. Se sacan fotos –con suerte y si hay sangre–, la prensa –si le cuadra– se hace eco (sin cargar mucho las tintas, por supuesto), las distintas organizaciones sociales sacan comunicados de apoyo y… hasta la próxima.
Parece que a nadie le duelen lo suficientemente las imágenes –salvo a los que salen en ellas– como para prepararse y organizar una respuesta concertada. Esto ya lo hemos vivido el 1º de Mayo y el 18 de junio. Que un presidente autonómico empuje a una estudiante; que la policía se ensañe con gente, en su mayoría, menor de los 25 años; que la policía escolte a un grupusculillo fascista que abandona el acto con el brazo en alto; que la brutal actuación policial fuera solicitada por el propio Rector (que ha reconocido públicamente que tenía previsto que hubieran altercados); que este día 15 de septiembre muchas “fuerzas de izquierda” (ambos términos discutibles) se inhiban de lo sucedido y marchen junto a los represores de estos estudiantes (amén de otros sectores no menos coercitivos, como Guardia Civil y asociaciones de Militares); sería motivo más que suficiente para que todas las organizaciones sociales se coaligaran y empezaran a diseñar una acción concertada contra los altos cargos de la ULPGC, contra el puerco (nuestras excusas a los porcinos) de Paulino Rivero y contra los cuerpos represivos del Gobierno (autonómico y estatal).

Basta ya de comunicados que no nos servirán ni como sudario la próxima vez que a los terroristas policiales se les vaya la mano. Es hora de organizarse y de prepararse, de hacer una acción concertada contra esta oleada represiva. Es hora de responder.
El derecho a denunciar las injusticias que se sufren en carne propia es un derecho que se toma, no que se otorga. El derecho a la autodefensa es un derecho del que ninguno estamos exentos, un derecho del que nadie queda excluido, ni a la hora de ejercelo, ni a la hora de recibirlo. Defenderse de una agresión policial no entra en una categoría distinta que defenderse de cualquier otro tipo de agresión. El uniforme no otorga carta blanca ni patente de corso, no hace que el victimario transcienda de su condición de verdugo, no lo indulta de la rabia popular.
El 17 de septiembre nos concentraremos contra los sindicatos amarillos (CCOO y UGT) para evidenciar lo que en verdad son ante su negativa de convocar una Huelga General, pero lo haremos también bajo otro lema: “Vergüenza me daría manifestarme con la policía”.
Es hora de demostrarles a los represores y sus cómplices el alcance de nuestro sentido de la dignidad, es hora de demostrarles que, como decía Bakunin, “un día el yunque, cansado de ser yunque, pasará a ser martillo”.
 
¡Toda nuestra Solidaridad con los Represaliados!
¡Todo nuestro Odio contra los Represores!
 
 
Un miembro de la FAGC
 
 

¡VUELVE VOCES LIBERTARIAS!

ACTUALIZACIÓN: Por motivos ajenos a la FAGC, el programa de radio «Voces Libertarias» queda suspendido hasta la próxima semana. Aquí están los motivos que expone Radio Guiniguada: Facebook Radio Guiniguada. Por desgracia para nosotros, este nuevo parón nos coge en el peor momento posible: justo cuando íbamos a tratar el contenido de las II Jornadas Anarquistas y cuando íbamos a difundir la convocatoria del 17 de septiembre.
 
El próximo lunes día 10 volvemos con nuestro programa de radio Voces Libertarias. Como siempre trataremos de informaros de todas aquellas noticias que los medios burgueses ignoran, solapan o frivolizan. Informaremos en profundidad del contenido e intención de las II Jornadas Anarquistas de la FAGC. También de la concentración del día 17 delante de la sede de los sindicatos verticales. En la sección de “Hazlo tú mismo” explicaremos la experiencia histórica de la Huelga de Alquileres y cómo traerla hacia nuestros días y crear grupos de respuesta inmediata ante los desahucios. También recuperaremos la sección de Cultura Libertaria (cine, teatro y poesía de corte ácrata). Todo ello, como no puede ser de otra manera, cargado de humor corrosivo contra el Sistema y de buena música contestaría. Les esperamos, a las 22:00 en Radio Guiniguada (105.9 FM).
 
 

¡Huelga General Ya!

CONCENTRACIÓN EL LUNES 17 DE SEPTIEMBRE, EN LAS PALMAS DE G.C., DELANTE DE LA SEDE DE LOS SINDICATOS OFICIALES (CCOO y UGT), EN LA CALLE 1º DE MAYO (Nº 21), A LAS 12 DEL MEDIODÍA, PARA EXIGIRLES UNA HUELGA GENERAL YA.

                                         
                                      ¡Huelga General Ya!
En cualquier otro lugar, tiempo y circunstancia el ataque directo que las mujeres, los inmigrantes, los jubilados, los estudiantes y los obreros han sufrido por parte del gobierno español hubiera sido motivo más que suficiente para que se hubiera originado una Declaración en Rebeldía colectiva y unísona contra semejante estado de cosas; una de las principales causas por la que esto no se ha producido es por el papel desmovilizador y desmoralizador que juegan los principales sindicatos oficiales: CCOO y UGT.
 La mayoría de “agentes sociales”, de sindicatos y organizaciones de izquierda extra-parlamentarias reconocen la función adormecedora que ejercen los “grandes sindicatos”. Todos admiten que su afán negociador es una actividad característica del tratante de esclavos. Todos critican el despropósito que supone que estos dos sindicatos quieran desviar la atención popular de sus verdaderos problemas insistiendo en mendigar un inútil referéndum en vez de centrarse en convocar una Huelga General. Todos saben que la principal labor de CCOO y UGT es la de amansar la rabia social y desinflar las expectativas populares. Sin embargo, ¿cuántos de ellos se atreven a romper relaciones con los citados, a trazar un cordón higiénico a su alrededor, a aislarlos y a organizar acciones, ajenos a su mecenazgo? NI UNO SOLO DE ELLOS.
Todos se llenan la boca criticándolos, los unos por inmovilistas y los otros por colonialistas, pero ninguno de ellos se ha atrevido a dejar de sentarse a su lado. Todos siguen saliendo en las fotos con ellos, dándoles la mano, reconociéndolos como interlocutores válidos y participando con los susodichos en humillantes y vergonzantes asambleas, plataformas y frentes amplios.
Desde la Federación de Anarquistas de Gran Canariaampliamos miras y objetivos: ya no es sólo hora de atacar a los cerdos, es hora también de cargar contra quienes fingiendo distanciarse de ellos se revuelcan en su mismo lodo.
Cuando vivimos unos momentos en los que la mayoría de desempleados de larga duración dejan de ser aptos (por motivos tan peregrinos como el de contar con padres pensionistas) para acceder a la “ayuda” de 400 euros; en los que un retraso de 10 días en el pago del alquiler puede dejarte sin casa; en los que tu acento, tu color de piel o tu lugar de nacimiento determina que no tengas derecho a asistencia sanitaria; en los que se le criban las medicinas a los ancianos con precios abusivos; en los que las mujeres deben alienarse de sus vientres y de su facultad reproductora; en los que los jóvenes son excluidos de la universidad si su dinero no puede comprarles una plaza; en los que el hambre empieza a adquirir la categoría de pandemia; cuando vivimos en esos momentos se hace fácil comprender una cosa: si la situación está incluso madura para una revuelta generalizada, para poner las primeras piedras de una Revolución social integral, todos los que intentan vendernos que no está madura siquiera para una Huelga General se convierten, desde el mismo momento en que tratan de impedir que circule la idea contraria, en nuestros enemigos declarados. Y a ellos les sumamos a sus cómplices, ya sea por colaboración activa o por silencio y omisión.
Queremos una Huelga General y la queremos Ya. No queremos una Huelga “calma conciencias” de un día; queremos una Huelga Indefinida, una Huelga que no reconozca las prescripciones legales y que en aquellos sectores donde no peligre la vida de los usuarios se declare Salvaje y sin concesiones a ninguna forma de restricción gubernamental. Queremos una Huelga que ponga los cimientos de una Huelga Revolucionaria que haga caer al gobierno y al sistema que lo ampara. Exigimos a todas las organizaciones que dicen haber descubierto la trampa de los sindicatos amarillos que les presionen para forzarles a convocar una Huelga General y que en caso contrario los arrojen al sumidero del olvido. Desde la FAGC proponemos una concentración delante de la sede de estos esquiroles sindicados en Las Palmas de G.C., en el conocido edificio de la calle 1º de Mayo (nº 21), a las 12:00 p.m. (justo cuando van por el segundo o tercer desayuno) el día 17 de septiembre, para exigirles una ¡Huelga General Ya!
Aquí tienen una oportunidad para demostrar que las diferencias que afirman mantener con respecto a estas organizaciones mercenarias no se quedan sólo en el papel y en las palabras. De lo contrario, retrátense y revélense como lo que son. Si el perro vuelve a sus vómitos, vuelvan ustedes junto a CCOO y UGT.
 
FAGC