Cómo saber si tienes pinchado el teléfono móvil

Antes que nada hay que saber que, contrariamente a lo que se cree, la policía puede escuchar tus conversaciones, perfectamente, sin necesidad de pedir ningún permiso u orden judicial, como mera “labor informativa”. Lo que no puede hacer con la información recabada en sus escuchas en presentarlas en un juicio, pero sí que puede sondear tus llamadas ante la más mínima sospecha de que quieras poner en jaque al sistema.
No obstante, es importante, como siempre que tratamos estos temas, no caer en la conspiranoia. Uno tiene que plantearse primero si está significado política y socialmente en grupos y colectivos opuestos, activamente, al poder; si no es el caso, tiene que pensar si está relacionado con gente que sí responde a ese perfil; respondidas estas preguntas debemos saber a su vez si tratamos información sensible o delicada por teléfono. Si la respuesta a alguna de estas cuestiones es afirmativa entonces debemos tener algunas cosas en cuenta. 

Para empezar hemos de aclarar que los móviles no suelen ser los que se pinchan en sí, si no, por decirlo así, la señal. Es evidente que un móvil puede ser pinchado de forma directa alterando la tarjeta SIM, introduciéndoles dispositivos de escuchas, mediante programas informáticos como el FlexiSpy (en realidad un troyano) o incluso a través de los llamados “móviles espías” (comercializados para que los padres puedan vigilar a sus hijos).
Sin embargo, lo más frecuente, como ya he dicho, es pinchar la señal. Y este método, según parece es imperceptible (por ahí circula un método que es mirar, a través de escribir una clave, si el IMEI del móvil está alterado, pero es, según toda lógica, un camelo, pues es imposible que interceptar la señal de un móvil modifique el “DNI” del mismo).
La solución más plausible para algunos es hacerse con software de encriptación de móviles (podéis buscad en Internet). Además, también se venden móviles encriptados de serie, pero son increíblemente caros, por lo cual no es nuestro terreno. De todos modos, y aún así, hay que saber de dónde procede dicho software y dicho móvil, pues muchos programas y móviles que se ofertan y venden con el reclamo de esas prestaciones en ocasiones son, precisamente, artefactos que facilitan la escucha de terceros. Hay que estar por tanto muy seguro antes de adquirirlos.
Se plantea también la opción de “rastrear la señal”, pero esto también requiere de costoso tecnología que no suele estar al alcance de la mayoría de grupos disidentes con el sistema. 
Otra alternativa, la más razonable y económica, es la de ser lo más aséptico posible por teléfono y no decir más que lo que no te importe que sepan terceras personas. Sin embargo, ni siquiera esto es una garantía, pues tus conversaciones privadas pueden ser escuchadas, en tu propia casa, a través del teléfono móvil, aún teniendo éste apagado (tal y como sabemos que ocurre con las web cam).
La escucha se realizaría a través del micrófono que todos los móviles tienen incorporado. Este micrófono se activa a distancia (como reconoció, haciéndolo público por primera vez, el juez Lewis Kaplan que ordenó al FBI espiar a la familia mafiosa de los Genovese en el 2006). Puede ser a través de la instalación de un software (preferiblemente en formato virus, vía sms) o incluso puede activarse con la programación de las alarmas y avisos de los que disponen la mayoría de los móviles.
A este procedimiento se le llama en inglés Roving Bug (dispositivo de escucha a distancia o itinerante).
Como detectar y evitar el Roving Bug
Los métodos para detectarlo son sencillos. En primer lugar cuando te activan el micro tu móvil, lógicamente, consume más energía de lo normal, así que controla el estado de la batería, sobre todo en estado de reposo. Si empieza a meter bajones de forma fulminante y anómala, entonces sospecha. En segundo lugar esto puede provocar, a su vez, un calentamiento inusual y excesivo del móvil. Otro indicio a tener en cuenta. En tercer lugar hay que estar atento a las interferencias provocadas por el móvil. Ese sonido de acople que a veces se oye cuando acercamos un móvil a algún aparato eléctrico, puede ser un indicador, dependiendo de su frecuencia y sobre todo si el móvil está en reposo, de que el aparato está emitiendo datos.
La única solución, si no podemos prescindir de llevar el móvil encima, es quitarle la batería al móvil (pues éste, para activar el micrófono, necesita energía) cuando vayamos a tratar algún asunto sensible.
El sentido común, hablar todo a la cara y sin móviles hábiles encima, o en su defecto hacerse un primitivista consecuente, son por ahora las mejores soluciones.

PARA QUITAR MULTAS DE ZONA AZUL. ALGO QUE INTERESA A TODOS.

Esto es algo que nos vale a todos para que estos dueños de las empresas concesionarias privadas que tiene el Ayuntamiento para explotar la zona azul no nos sigan robando en nuestras narices ya que no sé si Uds saben esto:
Las multas que te ponen cuando se nos olvida poner el ticket de zona azul son todas nulas de pleno derecho según el art 62.1.b de la Ley 30/1992 de 26 de Noviembre y el art 3 del Reglamento del Procedimiento Sancionador en materia de tráfico, circulación de vehículos a motor y Seguridad Vial, aprobado por Real Decreto 320/1994, de 25 de febrero.

Tú no estas obligado a pagar la zona azul ya que para eso pagas un impuesto de circulación en tu ciudad. Cuando pones “1 Euro” en el parkimetro, ese Euro va directamente a parar al bolsillo del dueño de la empresa concesionaria privada y cuando no has puesto ticket te colocan un sobre marrón en el parabrisas del coche, que introduciendolo en la maquinita y pagando “solo 3 Euros”, que van a parar directamente al bolsillo del dueño de dicha empresa, te quitan muy amablemente la multa, jajaja. ¡¡¡¡¡Que ladrones!!!!! . Esto es de risa, pero ATENCION que si no pagas los “3 euros” , ellos alegando falsamente que esa multa la pone un Policia Local te envian la multa por medio de la Diputación llegando a embargarte la cuenta del banco si no pagas en un tiempo que te dan la cantidad de 80 Euros, que muy amablemente te rebajan a 40 Euros si pagas antes de 10 dias,,, jajajaja,,, de risa y todo basado en un fraude ante el desconocimiento de la gente en general con el que todos salen ganando menos tú, el trabajador.


BASTA YA DE DEJARNOS AVASALLAR POR ESTA PANDILLA DE LADRONES. VAMOS A DARLES DONDE MAS LES DUELE.

Para ello pongamos nuestros datos en el archivo adjunto, que es un comunicado tipo que entregaremos en Diputa

ción por duplicado, pero no antes de que te llegue la multa a tu casa (para poder poner el número de expediente de la multa). Una vez entregado en información le dices al funcionario que le de entrada al documento sellandote la copia que tu te llevarás. En 1 mes aprox. te contesta la diputación dandote la razón y archivando tu expediente y fuera multa y embargo de cuenta bancaria. A mi ya me han quitado 3 seguidas y no pienso pagar más una zona azul en mi ciudad.

LA INSTANCIA DE DESCARGOS:
AL ILMO SR. ALCALDE DEL EXCMO. AYUNTAMIENTO DE
D.                                                        , MAYOR DE EDAD CON DNI;                                     
CON DOMICILIO EN C/ ,
MANIFIESTA:
Que he sido anunciado en el BOP bajo el epígrafe “notificación de denuncia de tráfico”, número de expediente , por estacionar en lugares habilitados por la autoridad municipal como estacionamiento con limitación horaria, sin colocar el distintivo que lo autoriza, por un importe de euros, no estando conforme con la misma y dentro del plazo señalado, presento la siguiente:
ALEGACION
El número de agente denunciante que figura en la notificación de la denuncia no corresponde a ningún agente de la Policía Local de la Población, pudiendo corresponder a alguno de los encargados de la empresa que gestiona la zona azul, en consecuencia, el acto de inicio del Procedimiento Sancionador resulta nulo de pleno derecho, conforme al art. 62.1.b, de la Ley 30/1992, de 26 noviembre. Al ser dictado por órgano manifiestamente incompetente, en cuanto que la denuncia no ha sido formulada por agente de la Policía Local o agente alguno de la autoridad ni autoridad competente alguna, según dispone el art 3 del Reglamento de Procedimiento Sancionador en materia de tráfico, circulación de vehículos a motor y seguridad vial, aprobado por Real Decreto 320/1994, de 25 de febrero.
Por lo expuesto:
Solicito que, tengan por presentado en tiempo y forma este escrito de alegación en el expediente de referencia, y tras los trámites oportunos, acuerden declarar su improcedencia y procedan al archivo de sus actuaciones.

APOSTASÍA

La federación de Anarquistas de Gran Canaria lanza, como parte de su campaña navideña, un llamamiento a la apostasía colectiva. Las personas interesadas se pueden poner en contacto con nosotros a través del correo electrónico anarquistasgc@gmail.com . Iremos concretando la fecha a medida que se vaya sumando la gente. A continuación, un poco de información: ¿Qué es la apostasía? ¿Por qué apostatar? Problemática legal, Pasos a seguir y Objetivo concreto.

1. ¿Qué es la apostasía?
Apostasía (del latín apostasĭa, y éste del griego ἀπoστασία) es la negación, renuncia o abjuración a la fe en una religión.
Según el Código de Derecho Canónico, canon 751: Apostasía es el rechazo total de la fe cristiana.
Tradicionalmente, se entiende por apostasía la renuncia o abjuración de una determinada fe. Hoy en día, la apostasía consiste sobre todo en ejercer el derecho a constar como apóstata o incluso a eliminar todo registro de pertenencia a un determinado grupo de creyentes.
En España la apostasía es la única vía que la Iglesia Católica reconoce para que una persona bautizada puede dejar de pertenecer canónicamente a tal Iglesia de forma voluntaria.
2. ¿Por qué apostatar?
La Iglesia Católica y otras confesiones cristianas se aprovechan de una tradición secular, como es la celebración de los nacimientos, para incrementar de forma ilegítima su implantación social. El bautizo no es una simple celebración, es un “sacramento” que presupone el ingreso del recién nacido en una comunidad religiosa. La ausencia de alternativas laicas para celebrar este tipo de acontecimientos favorece la perpetuación de los ritos religiosos y provoca que muchos ciudadanos, al alcanzar la mayoría de edad, se encuentren formando parte de una confesión religiosa que jamás han escogido y que no se corresponde con sus ideas.
Gracias a los registros de bautismo la Iglesia católica hace aumentar artificiosamente su número de fieles en las estadísticas con el fin de imponer sus puntos de vista en la legislación y conseguir privilegios.
Así, gobiernos de distinto signo han favorecido reiteradamente a la Iglesia católica con el argumento de que la mayoría de la población pertenece a una confesión religiosa.
Para que estas personas puedan regularizar su situación y evitar que las confesiones religiosas obtengan provecho de su pasividad es necesario que ejerzan su legítimo derecho a la apostasía.
Actualmente hay poco respaldo legal y la Iglesia católica pone muchas trabas, depende del obispado o arzobispado que te toque.
3. Problemática legal
Hasta septiembre del 2008, los ficheros de la Iglesia se regían, como todos los ficheros, por la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD), que te permite la rectificación o cancelación de tus datos, como dicta el sentido común.
Ahora bien, El Tribunal Supremo, mediante sentencia de 19 de septiembre de 2008, considera que los libros de bautismo no son ficheros, ya que no están ordenados alfabéticamente, y por tanto, no tienen la obligación de cumplir con la LOPD.
Resumen de la sentencia: Los datos personales recogidos en los Libros de Bautismo no son ficheros, no constituyen un conjunto organizado, sino que resultan una pura acumulación de tales datos que comportan una difícil búsqueda, acceso e  identificación en cuanto no están ordenados alfabéticamente, ni por fecha de nacimiento, sino sólo por fechas de bautismo. Por otra parte, en los Libros de Bautismo no cabe apreciar ninguna inexactitud de datos, en cuanto en ellos se recoge un dato histórico cierto -salvo que se acredite la falsedad-, cual es el referente al bautismo de una persona, por lo que cuando se solicita la cancelación de ese hecho no se pretende la corrección de una pretendida inexactitud, sino que lo que en definitiva se solicita es un sistema nuevo y diferente de registro de nuevos datos personales. En consecuencia, no procede imponer al Arzobispado la obligación de práctica de anotación marginal en la partida de bautismo del hecho de que se ha ejercitado el derecho de cancelación.
Al texto completo de la Sentencia puede accederse desde el web del Tribunal Supremo. Los datos son:
Id Cendoj: 28079130062008100296 — STS 4646/2008
Tipo órgano: Tribunal Supremo. Sala de lo Contencioso
Municipio: Madrid — Sección: 6
Ponente: MARGARITA ROBLES FERNANDEZ
Nº Recurso: 6031/2007 — Fecha resolución: 19/09/2008
Tipo resolución: Sentencia
La consideración del tribunal supremo es absurda, ya que el bautismo no es un simple “hecho histórico”, sino un acto formal de ingreso en una institución, por el que pasas a ser miembro de la iglesia católica (según ellos para siempre…). Así pues, los libros de bautizos son registros de miembros de la Iglesia católica en el sentido más estricto del concepto y, por ello, deberían estar sometidos a la legislación general que regula este tipo de bases de datos no informatizadas de miembros de una asociación, sobretodo cuando los miembros de ésta fueron inscritos de forma forzada e involuntaria al realizarse el acto de admisión del sujeto siendo éste un bebé sin conciencia formada ni capacidad de decisión.
Resumiendo: Ahora no se permite la cancelación de los datos personales, mediante nota marginal, en los Libros de Bautismo. Lo que no pueden negarte es tu derecho a apostatar, recogido en el Ordenamiento Canónico, que dice:
Toda persona tiene derecho a que se respete su libertad de conciencia, y por ello, en caso de haber sido bautizada y no desear continuar en la Iglesia Católica, tiene derecho a pedir a ésta el reconocimiento documentado de su decisión de abandono de la misma. (Consideraciones desde el punto de vista canónico. Arzobispado de Burgos)
Ahora viene la parte que no acabo de entender: La comunicación 10279/2006 del Vaticano afirma en su punto 6 que la apostasía será anotada mediante la expresión defectio ab Ecclesia catholica actu formali en el libro de bautismos (cfr. can. 535, § 2). En el punto siguiente aclara: Queda claro, en cualquier caso, que el vínculo sacramental (…) de pertenencia a la Iglesia (…) es una unión ontológica permanente y no se pierde con motivo de ningún acto o hecho de defección. (Carta Actus formalis defectionis ab Ecclesia Catholica del Pontificio Consejo para los textos legislativos, del 13 de marzo de 2006.)
Así que, con o sin apostasía (o siendo ésta formal o informal), debido al carácter sacramental del bautismo, según la Iglesia católica aún los apóstatas permanecen bautizados y no pueden, en caso de arrepentimiento, ser nuevamente bautizados. Como efecto del bautismo, son considerados miembros de la Iglesia, aunque en rebeldía; pero no fuera de la Iglesia. (Catecismo de la iglesia católica)
4. Pasos a seguir (varias opciones)
Opción 1
Se rellena un modelo de carta/renuncia y se envía, por correo certificado, a la sede de la diócesis (obispado/arzobispado) a la que pertenezca el lugar de tu residencia, indicando en el exterior del sobre “Referencia: apostasía” y adjuntando una fotocopia del DNI (no hace falta enviar una copia de la partida bautismal ya que esa información ya la tienen ellos). Antes la Iglesia católica exigía que la carta/denuncia se enviase a la parroquia donde se recibió el bautismo.
Opción 2
Entregar en mano el documento con la petición de apostasía en la Secretaría del Obispado y solicitar que sellen como recibido (con sello oficial y reseñando la fecha de recepción) una copia o fotocopia del escrito.
En caso de negarse a aceptarlo, algo que sucede con alguna frecuencia, puede hacerse llegar el documento hasta el obispo requerido mediante dos sistemas excelentes que certifican el acuse de recibo del contenido exacto y total del escrito.
1) Mediante un burofax, que tiene un precio muy razonable (si no se conoce este sistema, puede obtenerse información en cualquier oficina de Correos).
2) Mediante la presentación de un requerimiento notarial (que puede hacerse ante cualquier Notaría, pero es un proceso caro y que exige dedicarle más tiempo, por lo que no lo recomendamos como primera opción, ya que no es más eficaz que el burofax).
3) Mediante la presión en grupo, que suele ser lo más eficaz. Aquí es donde proponemos desde la FAGC nuestra campaña de navidad: Aprovechando estas entrañables fechas, darles donde más les duele.
Diócesis de Canarias:
Obispado: Pza. de Santa Ana, 12. 35001 Las Palmas.
Teléfs.: 928/ 31.36.00; 31.19.03. Fax.: 928/ 33.47.89
Email: info@diocesisdecanarias.org
Obispo: Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Francisco Cases Andreu.
Obispo Emérito: Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Ramón Echarren Ystúriz
Dr. Chil, 31. 35001 LAS PALMAS DE GRAN CANARIAS
http://www.diocesisdecanarias.org
5. ¿Cuál es el objetivo concreto?
Lo fundamental a obtener en el proceso de apostasía es que se inscriba una nota al margen en el libro de bautismos de la parroquia en la que se administró el sacramento. De momento, esto es lo máximo que podemos conseguir. En esta anotación, situada junto al apunte del acto bautismal, se hará constar de forma clara que «ese/a» bautizado/a inscrito como miembro de la Iglesia católica ha apostatado del catolicismo.
El objetivo de realizar este acto formal de manera colectiva es, además de ejercer mayor presión para facilitar el trámite, hacerlo de manera más visible, para que la noticia llegue a más gente que quizás se anime también. Y que a ellos les duela un poquito más…
Modelos
http://www.pepe-rodriguez.com/Cristianismo/Apostasia/Mod_doc_Apostasia_PR_2009.pdf
http://ateos.org/docs/Formulario_apostasia_2011.pdf  (Más escueto)
Referencias
http://www.pepe-rodriguez.com/Cristianismo/Apostasia/Apostatar_formulario.htm
http://ateos.org/?page_id=26
http://www.mhuel.org/paginas/apostasia.htm

¡Libera la tierra!

La Federación Anarquistas de Gran Canaria, lanza un nuevo proyecto en el que intenta involucrar a todo el pueblo, haciendo un llamamiento a la liberación y ocupación de las tierras en desuso de Gran Canaria. Con esta iniciativa se pretende crear una filosofía sostenible de alimentación, donde el animo de lucro no tiene lugar. Creando bancos de alimentos y escuelas agrícolas. El fundamento de este proyecto nace de la necesidad de combatir el hambre de muchas familias y también la oportunidad de crear la alternativa perfecta, una alternativa donde el nivel de vida no va ligado al nivel económico.

En la próxima semana subiremos fechas a este espacio web para las primeras reuniones informativas.

Salú

Los Vicios no son Crímenes

A razón de la última entrada que han publicado otros administradores de la página de la Federación, abro esta otra entrada que arroja una visión distinta a la del autor del artículo “Drogas: otra forma de control social”, que mis compañeros han reproducido.

(Sirva esto de ejemplo, de cómo en la FAGC no tenemos una línea editorial dogmatica y monolítica, y como, en nuestra calidad de anarquistas, nos gusta disentir y conservar cada uno nuestros propios prismas.

Por eso considero tanvalioso que se hablan este tipo de debates –y felicito por ello a mis compañeros– donde puede contrastarse el crisol de sensibilidades que componen el cuerpo vivo del Anarquismo).

En esta entrada, ofrezco unos extractos de una obrita de Lysander Spooner (famoso jurista y libertario del siglo XIX) escrito en 1875 (cuando algunos abolicionistas antiesclavistas cambiaron de objetivos y empezaron a bregar por la Ley Seca) y recojo además algunos argumentos ya expuestos con anterioridad, por el que esto suscribe, a razón de un infortunado libro que pecaba de lo mismo que ahora detecto en el citado artículo: un moralismo atalayezco rayano en el clasismo.

Sin embargo, antes de pasar a explicarme, mejor argumento mi crítica, texto incluido.

Los Vicios no son Crímenes

Una Reivindicación de la Libertad Moral

(Fragmentos escogidos [como puede observarse la traducción es bastante mediocre, pero vayamos al fondo y no a la forma])


“[…] La cuestión de la virtud o el vicio, por tanto, en todos esos casos es una cuestión de cantidad y grado y no del carácter intrínseco de cualquier acto aislado por sí mismo. A este hecho se añade la dificultad, por no decir la imposibilidad, de que alguien (excepto cada individuo por sí mismo) trace la línea adecuada o algo que se le parezca; es decir, indicar dónde termina la virtud y empieza el vicio. Y ésta es otra razón por la que toda la cuestión de la virtud y el vicio debería dejarse a cada persona para que la resuelva por sí misma.

[…] En realidad, los estudios de profundos filósofos se han dedicado (si no totalmente en vano, sin duda con escasos resultados) a esforzarse en trazar los límites entre las virtudes y los vicios.

Si, por tanto, resulta tan difícil, casi imposible en la mayoría de los casos, determinar qué es vicio y qué no, o en concreto si es tan difícil, en casi todos los casos, determinar dónde termina la virtud y empieza el vicio, y si estas cuestiones, que nadie puede real y verdaderamente determinar para nadie salvo para sí mismo, no se dejan libres y abiertas para que todos las experimenten, cada persona se ve privada del principal de todos sus derechos como ser humano, es decir: su derecho a inquirir, investigar, razonar, intentar experimentos, juzgar y establecer por sí mismo qué es, para él, virtud y qué es, para él, vicio; en otras palabras, qué es lo que, en general, le produce satisfacción y qué es lo que, en general, le produce insatisfacción. Si este importante derecho no se deja libre y abierto para todos, entonces se deniega el derecho de cada hombre, como ser humano racional, a la “libertad y la búsqueda de la felicidad”.

[…] Ninguno de nosotros es completamente parecido, física, mental o emocionalmente o, en consecuencia, en nuestros requisitos físicos, mentales o emocionales para obtener satisfacción y evitar la insatisfacción. Por tanto, nadie puede aprender de otro esta lección indispensable de la satisfacción y la insatisfacción, de la virtud y el vicio. Cada uno debe aprender por sí mismo. Para aprender, debe tener libertad para experimentar lo que considere pertinente para formarse un juicio. Algunos de estos experimentos tienen éxito y, como lo tienen, se les denomina virtudes; otros fracasan y, precisamente por fracasar, se les denomina vicios. Se obtiene tanta sabiduría de los fracasos como de los éxitos, de los llamados vicios como de las llamadas virtudes. Ambos son necesarios para la adquisición de ese conocimiento (de nuestra propia naturaleza y del mundo que nos rodea y de nuestras adaptaciones o inadaptaciones a cada uno), que nos mostrará cómo se adquiere felicidad y se evita el dolor. Y, salvo que se permita intentar satisfactoriamente esta experimentación, se nos restringiría la adquisición de conocimiento y consecuentemente buscar el gran propósito y tarea de nuestra vida.

Un hombre no está obligado a aceptar la palabra de otro, o someterse a la autoridad de alguien en un asunto tan vital para él y sobre el que nadie más tiene, o puede tener, un interés como el que él mismo tiene. No puede, aunque quisiera, confiar con seguridad en las opiniones de otros hombres, porque encontrará que las opiniones de otros hombres no son coincidentes. Ciertas acciones, o secuencias de acciones, han sido realizadas por muchos millones de hombres, a través de sucesivas generaciones, y han sido por ellos consideradas, en general, como conducentes a la satisfacción, y por tanto virtuosas. Otros hombres, en otras épocas o países, o bajo otras condiciones, han considerado, como consecuencia de su experiencia y observación, que esas acciones tienden, en general, a la insatisfacción, y son por tanto viciosas. La cuestión de la virtud y el vicio, como ya se ha indicado en la sección previa, también se ha considerado, para la mayoría de los pensadores, como una cuestión de grado, esto es, de hasta qué nivel deben realizarse ciertas acciones, y no del carácter intrínseco de un acto aislado por sí mismo. Las cuestiones acerca de la virtud y el vicio por tanto han sido tan variadas y, de hecho, tan infinitas, como las variedades de mentes, cuerpos y condiciones de los diferentes individuos que habitan el mundo. Y la experiencia de siglos ha dejado sin resolver un número infinito de estas cuestiones. De hecho, difícilmente puede decirse que se haya resuelto alguna.

En medio de esta inacabable variedad de opiniones, ¿qué hombre o grupo de hombres tiene derecho a decir, respecto de cualquier acción o series de acciones “Hemos intentado este experimento y determinado todas las cuestiones relacionadas con él. Lo hemos determinado no sólo para nosotros, sino para todos los demás. Y respecto de todos los que son más débiles que nosotros, les obligaremos a actuar de acuerdo con nuestras conclusiones. No puede haber más experimentos posibles sobre ello por parte de nadie y por tanto, no puede haber más conocimientos por parte de nadie”?

¿Quiénes son los hombres que tienen derecho a decir esto? Sin duda, ninguno. Los hombres que de verdad lo han dicho o bien son descarados impostores y tiranos, que detendrían el progreso del conocimiento y usurparían un control absoluto sobre las mentes y cuerpos de sus semejantes, a los que debemos resistirnos instantáneamente y hasta el final; o bien son demasiado ignorantes de su propia debilidad y de sus relaciones reales con otros hombres como para merecer otra consideración que la simple piedad o el desdén.

Sabemos sin embargo que hay hombres así en el mundo. Algunos intentan ejercitar su poder sólo en una esfera pequeña, por ejemplo, sobre sus hijos, vecinos, conciudadanos y compatriotas. Otros intentan ejercitarlo a un nivel mayor. Por ejemplo, un anciano en Roma, ayudado por unos pocos subordinados, intenta decidir acerca de todas las cuestiones de la virtud y el vicio, es decir, de la verdad y la mentira, especialmente en asuntos de religión. Afirma conocer y enseñar qué ideas y prácticas religiosas son beneficiosas o perjudiciales para la felicidad del hombre, no sólo en este mundo, sino en el venidero. Afirma estar milagrosamente inspirado para realizar su trabajo y así virtualmente conocer, como hombre sensible, que nada menos que esa inspiración milagrosa le cualifica para ello.

[…] Sin duda, nadie, sin afirmar una inspiración sobrenatural, debería asumir una tarea para la que obviamente es necesaria una inspiración de ese tipo. Y, sin duda, nadie someterá su propio juicio a las enseñanzas de otros, antes de convencerse de que éstos tienen algo más que un conocimiento humano ordinario sobre esta materia.
Si esas personas, que se muestran a sí mismos como adornadas tanto por el poder como por el derecho a definir y castigar los vicios de otros hombres dirigieran sus pensamientos hacia sí mismos, probablemente descubrirían que tienen mucho trabajo a realizar en casa, y que, cuando éste se completara, estarían poco dispuestos a hacer más con el fin de corregir los vicios de otros que sencillamente comunicar los resultados de su experiencia y observaciones. En este ámbito sus trabajos podrían posiblemente ser útiles, pero en el campo de la infalibilidad y la coerción, probablemente, por razones bien conocidas, se encontrarían con incluso menos éxito en el futuro que el que hubieran tenido en el pasado.

[…] Por fin, acerca de este punto de la libertad individual: cada hombre debe necesariamente juzgar y determinar por sí mismo qué le es necesario y le produce bienestar y qué lo destruye, porque si deja de realizar esta actividad por sí mismo, nadie puede hacerlo en su lugar. Y nadie intentará si quiera realizarla en su lugar, salvo en unos pocos casos. Papas, sacerdotes y reyes asumirán hacerlo en su lugar, en ciertos casos, si se lo permiten. Pero, en general, sólo lo harán en tanto en cuanto puedan administrar sus propios vicios y delitos al hacerlo. En general, sólo lo harán cuando puedan hacer de él su bufón y su esclavo. Los padres, sin duda con más motivo que otros, intentan hacer lo mismo demasiado a menudo. Pero en tanto practican la coerción o protegen a un niño de algo que no sea real y seriamente dañino, le perjudican más que benefician. Es una ley de la naturaleza que para obtener conocimiento e incorporarlo a su ser, cada individuo debe ganarlo por sí mismo. Nadie, ni siquiera sus padres, puede indicarles la naturaleza del fuego de forma que la conozcan de verdad. Debe experimentarla él mismo y quemarse, antes de conocerla.

La naturaleza conoce, mil veces mejor que cualquier padre, para qué está designado cada individuo, qué conocimiento necesita y cómo debe obtenerlo. Sabe que sus propios procesos para comunicar ese conocimiento no sólo son los mejores, sino los únicos que resultan efectivos.

Los intentos de los padres por hacer a sus hijos virtuosos generalmente son poco más que intentos de mantenerlos en la ignorancia de los vicios. Son poco más que intentos de enseñar a sus hijos a conocer y preferir la verdad, manteniéndolos en la ignorancia de la falsedad. Son poco más que intentos de enseñar a sus hijos a buscar y apreciar la salud, manteniéndolos en la ignorancia de la enfermedad y de todo lo que la causa. Son poco más que intentos de enseñar a sus hijos a amar la luz, manteniéndolos en la ignorancia de la oscuridad. En resumen, son poco más que intentos de hacer felices a sus hijos, manteniéndolos en la ignorancia de de todo lo que les cause infelicidad.

Que los padres puedan ayudar a sus hijos en definitiva en su búsqueda de la felicidad, dándoles sencillamente los resultados de su propia (de los padres) razón y experiencia, está muy bien y es un deber natural y adecuado. Pero practicar la coerción en asuntos en lo que los hijos son razonablemente competentes para juzgar por sí mismos es sólo un intento de mantenerlos en la ignorancia. Y esto se parece mucho a una tiranía y a una violación del derecho del hijo a adquirir por sí mismo y como desee los conocimientos, igual que si la misma coerción se ejerciera sobre personas adultas. Esa coerción ejercida contra los hijos es una negación de su derecho a desarrollar las facultades que la naturaleza les ha dado y a que sean como la naturaleza las diseñó. Es una negación de su derecho a sí mismos y al uso de sus propias capacidades. Es una negación del derecho a adquirir el conocimiento más valioso, es decir, el conocimiento que la naturaleza, la gran maestra, está dispuesta a impartirles.

Los resultados de esa coerción nos son hacer a los hijos sabios o virtuosos, sino hacerlos ignorantes y por tanto débiles y viciosos, y perpetuar a través de ellos, de edad en edad, la ignorancia, la superstición, los vicios y los crímenes de los padres. Lo prueba cada página de la historia del mundo”.

Spooner tiene muchos argumentos mojigatos, y no obstante gran parte de lo que dice sigue teniendo plena vigencia. Yo no consumo ninguna clase de droga estándar (ni siquiera fumo). Considero que la gente como yo (pobre) tiene muy poco que no le puedan quitar, y me resisto por tanto a ceder parte de lo único que tomo por mío: mi conciencia y mi voluntad. No me gustan por tanto las sustancias que me enajenan de mis capacidades, aunque sea temporalmente. Empero, y dicho lo dicho, no consigo entender la necesidad de pontificar con términos agrios sobre hábitos cuya dimensión “social-involucrativa” es la única susceptible de ser criticada con éxito; puesto que cuando la ejecución es conscientemente individual, y su receptor también, emitir un juicio censor (más allá del consejo y la recomendación) es siempre contraproducente.

Si una persona actúa de determinada forma por la presión social puedes tratar de colaborar con ella para que sepa que tiene opciones, que puede decidir. Pero recriminarla y enjuiciarla no servirá de nada. Todo el ajenjo debería recaer en los individuos y organismos interesados en idiotizarlo. Si ya se ha hecho este proceso pero la dialéctica empleada es la del anatema y la condena o la del puritanismo y la correlación espartana-dominica sólo se consigue sustituir la ayuda por culpabilidad, la reflexión por censura.

Si una persona actúa de forma determinada porque es un enfermo, los reproches y recriminaciones no tienen más valor terapéutico que el de profundizar en la enfermedad.

Y si una persona, según ella libre de presiones exógenas, y no acuciada por la enfermedad, dice consumir tal o cual sustancia por gusto, sin más cetro que su arbitrio, ¿quién osará levantar la voz para juzgar, enjuiciar y condenar una actividad que entra exclusivamente dentro de la más íntima dimensión individual, de la prerrogativa personal de cada uno a hacer de su vida lo que quiera, sea pozo de constricción o barranco de hedonismo?

Se habla de dinámicas colectivas nocivas, y me parece una excusa sinceramente para dar rienda suelta a toda una suerte de prejuicios. Es evidente que nada apena más que ver el talento desperdiciado de muchas personas que acaban consumiendo lo mejor de sí en actividades superfluas; sin embargo, detrás de ese odio a la “decadencia” y la “degradación”, de términos como “costras”, “parásitos” (en este texto concretamente se habla de “camelleros), suele ocultarse un desprecio a lo “desordenado” y sucio” que oculta una suerte de clasismo que siempre dispara en la misma dirección: abajo para no hacerlo hacia arriba. Ese clasismo se manifiesta cuando nuestra aversión hacía las cosas que nos desagradan la dirigimos hacia quienes sufren los efectos de esos procesos desagradables en vez de apuntar a quienes son los causantes y supra-beneficiarios de las mismas. Lo dicho se denota, especialmente, en ese gusto de cariz legalista a la hora de condenar el “camelleo”, cuando se ha demostrado que en este mundo de “ladrones legales”, ese tipo de tácticas no es muy diferente a la de quien se queja de los mosquitos mientras los buitres lo están devorando.

Por ello, hay que tener cuidado de no retrotraernos a esos duros e inclementes cárteles de la CNT –a los que muchos militantes se oponían– durante la Guerra (¡Un borracho es un parasito! ¡Eliminémosle!) o a esas soflamas insensibles que sobre la eugenesia promocionaban algunas componentes de Mujeres Libres. Lo contrario es reproducir lo que decía Armand y demostrar que “los Torquemadas irreligiosos no son peores, al fin y al cabo, que los Torquemadas religiosos”.