La Ertzaintza desaloja Kukutza, en un operativo que ha dejado 25 detenidos y decenas de heridos

Un impresionante destacamento de la Ertzaintza en el barrio bilbaino de Errekalde ha conseguido desalojar el pasado día 21 de Septiembre, gaztetxe de Kukutza y tapiar sus accesos, paso previo a su demolición. Se han registrado numerosas cargas policiales, que se han saldado al menos con 25 detenidos y varias docenas de heridos. .

Fotos: http://laonduladora.wordpress.com/2011/09/21/desalojo-de-kukutza-en-rekalde-todas-las-imagenes/

Comunicado

El pasado día 21 de Septiembre, a las 5:30 a.m. ha venido la policía al barrio de Rekalde con una actitud muy violenta cargando contra las vecinas de Rekalde dando palizas y cada vez son más los heridos y heridas, para dar paso al desalojo que hará posible el derribo de Kukutza III. Hoy se espera que sea un día muy largo pero de momento la gente de dentro del Gaztetxe sigue resistiendo y esta con muchos ánimos.

Mediante esta acción policial se cumplen las amenazas que en los últimos meses han hecho peligrar nuestro proyecto: un proyecto que ha convertido una fábrica abandonada en una fábrica de sueños y que a lo largo de los últimos años ha sido gestionada de manera participativa, popular y creativa. En lugar de que triunfen los intereses del barrio y de los miles de usuarias que integran y dan forma a Kukutza, han triunfado los intereses especuladores.

Como ya hemos argumentado y demostrado a lo largo de toda la historia del gaztetxe y, en particular, en estos últimos meses de actividad, Kukutza ha manifestado en todo momento ser un ejemplo de participación ciudadana plural y abierta. Un modelo de sociedad diferente e inclusivo que hace palidecer al modelo institucional establecido. Kukutza, como motor cultural alternativo del barrio de Rekalde, ha puesto en evidencia que el modelo capitalista neoliberal coarta los derechos y necesidades de la ciudadanía, restringiendo y limitando su potencial creativo y de seres humanos.

Con nuestro esfuerzo y trabajo constante, hemos dado ejemplo de cómo las ciudadanas somos capaces de autogestionarnos generando alternativas de ocio, espacios para fomentar las relaciones equitativas, la tolerancia y el respeto por las demás.

Quienes no han respetado la voz de las miles de personas que nos apoyan así como de colectivos de Rekalde, Bilbao, Bizkaia, Euskal Herria y grupos internacionales, son los que en estos momentos están intentando desalojar y derribar nuestro proyecto.

La ola a favor de Kukutza III que se ha creado estos últimos meses, tiene que romper con toda su fuerza para parar esta injusticia. No vamos a permanecer impasibles viendo cómo se destruye nuestra casa. Defenderemos el gaztetxe de forma activa, positiva y constructiva.

Queremos aclarar que, a partir de ahora, toda la responsabilidad de lo que suceda en Kukutza III y el barrio de Rekalde será de CABISA S.A, el Ayuntamiento de Bilbao y el Departamento de Interior del Gobierno Vasco. Hemos estado en todo momento abiertos a las negociaciones sin olvidar que nuestra actividad siempre ha estado respaldada y legitimada por el barrio de Rekalde. Sin embargo, esta es su respuesta, sorda, muda y cargada de violencia. No sois bienvenidos.

Porque Rekalde ama Kukutza y porque Bilbo ama Kukutza. No pasarán.

29-S, La lucha está en la calle. Hacia la Huelga General.

fuente: http://www.cnt.es


Distintas organizaciones sindicales y movimientos sociales convocan un calendario de movilizaciones conjunto hacia la huelga general

A lo largo del verano distintas organizaciones sindicales de ámbito confederal, Confederación General del Trabajo (CGT), Confederación Nacional del Trabajo (CNT), CO.BAS, Coordinadora Sindicalismo de Clase (CSC) y Solidaridad Obrera (SO), han mantenido distintos encuentros para poner en marcha una respuesta de movilización, desde la unidad de acción y de clase, en el horizonte de una Huelga General contra las políticas de recortes y pérdida de derechos impulsada por los gobiernos y las instituciones europeas, a instancias de la patronal y los mercados.


Tras la profundización de los recortes, reformas y ataques contra los y las trabajadoras a lo largo de este verano, que contrasta con la falta de voluntad de dar una respuesta real y necesaria a estos ataques por parte del sindicalismo institucionalizado, nos reafirmamos en el convencimiento de que ha llegado el momento de salir juntos a la calle a decir Basta!, poniendo en marcha, sin más demora, el proceso hacia una huelga general con capacidad de de enfrentar la actual ofensiva capitalista y avanzar en la conquista de nuevos derechos sociales.

Para ello, tras el último encuentro de organizaciones sindicales celebrado el pasado 2 de septiembre, llamamos a una jornada de movilización para el próximo 29 de septiembre bajo el lema “La lucha está en la calle – Hacia la Huelga General“ al que invitamos de forma abierta a participar a todas aquellas organizaciones sindicales, colectivos de trabajadores y movimientos sociales que, en los distintos ámbitos territoriales y sectoriales, quieran hacer suya esta convocatoria rompiendo con la política de pacto social y desmovilización de CCOO y UGT.

Un proceso que ya se ha iniciado al contar, en este último encuentro, con la participación de varias organizaciones locales o sectoriales como ASSI Zaragoza, Sindicato Asambleario de Sanidad de Madrid o del grupo de trabajo de Huelga General del 15M en Madrid, y que queremos hacer extensivo a aquellas organizaciones sindicales que desde distintas realidades territoriales o sectoriales compartan la necesidad trabajar desde estas premisas hacia la movilización hacia la huelga general.

En este sentido el próximo 17 de Septiembre está prevista otra reunión con diversas organizaciones sindicales y sociales que pretende ampliar esta necesaria respuesta unitaria y de clase, con el fin de seguir uniendo fuerzas por una salida obrera a la crisis y trabajar juntas y juntos en la preparación de una huelga general.

La jornada de movilización del 29S es el primer paso de un calendario de movilizaciones que queremos concretar, junto a las organizaciones que se incorporen al proceso, en torno a una jornada de lucha para mediados de octubre y manifestaciones estatales en el mes de noviembre, con el fin de centrar en las reivindicaciones obreras del reparto del trabajo y de la riqueza, la defensa de los servicios públicos y los derechos sociales, desde la perspectiva de un cambio radical del sistema económico, el debate social y político.

A este fin, el próximo 24 de septiembre celebraremos un debate público, retransmitido por internet, entre distintas organizaciones sindicales, sobre la actual situación de la clase trabajadora y las respuestas y alternativas a desarrollar.

Llamamos a los trabajadores y trabajadoras, en activo o en paro, a los estudiantes, a los afectados y afectadas por los recortes de los servicios públicos, a los movimientos sociales, a quienes desde las asambleas en plazas y barrios comparten la necesidad de la movilización hacia una huelga general, a hacer suya y participar en esta convocatoria, a salir a la calle el 29S, a difundirla en los centros de trabajo y en los barrios y pueblos, para hacerla efectiva y real en los distintos territorios y localidades.

Así mismo llamamos a apoyar las movilizaciones previstas para los próximos días de los trabajadores/as de la enseñanza y la sanidad pública.
29S – La lucha está en la calle – Hacia la Huelga General.
Organizaciones Confederales:
Confederación Nacional del Trabajo (CNT)
Confederación General del Trabajo (CGT)
Coordinadora Sindical de Clase (CSC)
Solidaridad Obrera (SO)
Más información:

Sobre las consecuencias y los sucesos del 1 y 6 de septiembre.

(concentración de DRY y manifestación de los Sindicatos Oficiales, respectivamente, “contra” la Reforma Constitucional)


(Aclaración preliminar: Es evidente que las siguientes páginas pueden considerarse con razón –especialmente por su longitud– como un gasto de esfuerzo innecesario debido a la poca entidad o al carácter criptopartidario de las críticas que intentan refutar. Sin embargo, y teniendo en cuenta que la máxima goebbeliana de repetir una mentira hasta darle la categoría de verdad sigue en boga, que mucha gente de “buena fe” puede crearse una opinión a través de determinadas informaciones maledicentes y que esta última gente sí que nos merecen todos los respetos, nos vemos en la necesidad de aclarar algunas cuestiones en las que hemos tomado parte y de las que, dicho sea de paso, nos sentimos especialmente orgullosos y satisfechos).




Para dar excusas uno debe primero sentirse culpable; pero después debe conocer la legitimidad de quien le juzga y si el lugar donde se le enjuicia es el foro adecuado. La culpa, y siento si decepcionamos a alguno, aún no ha hecho su aparición. Por su parte, la “legitimidad” e “intereses” de quienes nos cuestionan es algo que por ahora no entraremos a valorar de forma específica, pero si hablaremos de la idoneidad del “marco” elegido para hacerlo.

Sobre nuestras acciones aceptamos, a nivel individual y de otros colectivos, todas las críticas posibles (de hecho, las aplaudimos y celebramos, pues por una parte las valoramos como publicidad gratuita y por otra nos indican que hemos golpeado en una zona sensible [¡qué fracaso hubiera sido haber obtenido sólo indiferencia!]), pero ¿podemos aceptar que algunos traten de llevarlas a las Asambleas de Pueblos y Barrios del 15-M cuando éstas se desvincularon de las concentraciones/manifestaciones aludidas en el título?

Las Asambleas populares del 15-M decidieron no acudir “como 15-M Indignados” a los actos convocados por DRY y Sindicatos, y afirmaron que la participación o no participación era una cuestión individual (es decir, que cada uno podía acudir como ciudadano o como colectivo), ¿qué interés hay entonces en que se discuta en las Asambleas del 15-M la actuación de los distintos colectivos en acontecimientos de los que previamente dichas Asambleas se habían desmarcado? El interés de los que quieren usar un púlpito público para airear cuitas privadas.
Nos desentendemos por tanto de cualquier crítica o ataque que trate de lanzársenos instrumentalizando como amplificador las Asambleas de un Movimiento que, por su inhibición en dichos eventos, se ha declarado ajeno al conflicto. Recomendamos por tanto a nuestros “detractores” que nos aborden al final de las Asambleas, que no saturen el buen curso de éstas y dejen sus dislates para el “micro abierto”, o que sigan dándole al ventilador de las “guerras cibernéticas”, de las que muchos, más amantes de la vida real, nos mantenemos alejados.

En otro orden de cosas, también podríamos cuestionar la intencionalidad que subyace detrás de algunas acusaciones. ¿Se nos ataca por haber asistido a ambos actos como “colectivo”? Si ese fuera el caso, DRY, con independencia de cuales sean sus aspiraciones, es por ahora un colectivo más, ¿sus siglas sí pueden aparecer en su convocatoria pero no las del resto (por cierto, nuestra única “sigla” era la A circulada de la Anarquía)?, ¿no era acaso una concentración abierta? Ah, es que era “apartidista”…, pero ¿por qué ese apartidismo no excluye a la propia DRY, ni a los carteles del Partido Humanista, y si a una corriente de pensamiento (como es el Anarquismo) que si por algo se ha destacado y caracterizado históricamente es por ser precisamente apartidista? Y lo más sangrante de todo: ¿acaso la manifestación del día 6 no era convocada por los propios sindicatos, no concurrieron a ella Izquierda Unida, el PCPC, Attac, y no pudieron verse, en la misma, propaganda sindical, banderas republicanas, el recurrente cartel del Partido Humanista y mil símbolos más? Si el problema hubiera sido el “apartidismo” los colectivos convocantes se hubieran ahorrado blandir sus propios nombres; se les hubiera afeado a DRY, a CCOO, etc., no haberse guardado las siglas en casa; el tema no se hubiera llevado a las Asambleas cuando éstas decidieron no implicarse colectivamente; y, sobre todo, los ataques al respecto hubieran sido contra todos los colectivos y no contra uno sólo. El “apartidismo” se usa como excusa, pero la cuestión es de fondo y no de forma.

Lo que molestó no fue la presencia de colectivos (bueno, a DRY le molestaba la presencia de casi cualquier colectivo que no fuera DRY [en “su acto”, por ejemplo, no permitieron que se diera información de dónde se reúnen las Asambleas de Pueblos y Barrios del 15-M]); lo que molestó fue el mensaje de los anarquistas y verlos constituidos en colectivo. Si decenas de grupos se dejaron ver el día 6 sin alarma de nadie, si esta alarma sólo se produjo ante la contemplación de un grupo concreto, la selectividad del ataque demuestra que lo que se cuestiona no es la participación de colectivos en actos ajenos al 15-M, sino lo que hacen y dicen estos colectivos y la crítica que ejercen.
Como muestra de lo viciado que está el ambiente basta un botón: se nos ha acusado de “violentos” porque un transeúnte (que jamás se ha reunido ni ha tenido trato con la FAGC) presuntamente insultó a uno de los que hablaron en la concentración de DRY (por cierto, la persona a la que insultó, o por lo menos de la que tenemos constancia, es una de los que nos acompañó y colaboró con nosotros en la manifestación convocada por los Sindicatos); se ha tratado en Asamblea (esto es algo totalmente kafkiano) la conveniencia y agresividad de nuestras pancartas y soflamas, es decir, se ha discutido en las Asambleas del 15-M cómo debe comportarse un colectivo que funcionaba como algo totalmente ajeno al 15-M, que no tenía tal nombre escrito en ninguna de sus pancartas y que participaba en tales actos dejando siempre claro (desvinculación que para nosotros es imprescindible, aunque para otros parece aleatoria) su condición absolutamente diferenciada de cualquier Asamblea; no obstante, ¿acaso se ha acusado de violentos a las personas que, vestidas con parafernalia de CCOO, intentaron agredirnos en dos ocasiones (a las que se repelió con los simples gritos de “violentos” y “éstas son nuestras armas” [en alusión a nuestras manos levantadas])?; ¿se ha llevado a las Asambleas si las organizaciones o sindicatos que practicaron conductas intolerantes, vejatorias o decididamente violentas (en el plano puramente físico) tienen que responder –por independientes que sea del 15-M– ante las Asambleas de Barrios y Pueblos de sus actos?; ¿se ha criticado el asunto y tan siquiera mencionado? Evidentemente no se ha hecho, y nos parecería absurdo, ridículo, surrealista y delirante que se hiciera o tan siquiera que se pretendiera. Sin embargo, sí se nos ha “enjuiciado” y se nos ha llamado “violentos” a causa de nuestras consignas o a través de la difamatoria estrategia de relacionarnos con un insulto que jamás salió de nuestras filas, mientras que la violencia de otros, tanto a la hora de arrollarnos (intentando no caer en demagogias, hablamos de arrollar a varias personas ancianas y también menores de edad) como de intentar golpearnos, ha sido ignorada o considerada (textualmente) como “cosas sin importancia”. ¿No nos recuerda esto, este intento de considerar “violenta” una idea incendiaria (nunca mejor dicho) y de exculpar un acto directo de violencia, a la hipocresía social, gubernamental y mediática que habla de la “violencia” de los manifestantes e Indignados (véanse los ejemplos de Madrid y Barcelona) mientras aplaude o permanece impasible ante las palizas policiales?

Expuesto lo expuesto, y retomando lo anteriormente dicho, la deducción me parece clara: el problema frisa, por lo menos en uno de sus vectores, en torno a la tolerancia política. Si nuestro grupo, contrariamente a sus opiniones, se hubieran limitado a seguir borreguilmente a los sindicatos, a no criticar su papel conciliador y condescendiente con el Gobierno y la patronal, a llevar un eslogan pacato del tipo: “No a la Reforma”, los pocos que se llenan de bilis cuando nos ven hubieran permanecido callados. Si nosotros nos abstenemos con lógica repugnancia de solicitar la “ley de Lynch” para aquéllos que dicen “amar la Constitución”, para los que ven el Referéndum como una panacea y para los que quieren reconstruir el Estado y el Sistema, ¿por qué se nos intentan aplicar métodos inquisitoriales (“actos de fe”, “juicios sumarísimos en plaza pública”, etc.) por pensar que la Constitución no sirve ni como combustible para una estufa, que el Referéndum es una adormecedora y un arma de doble filo con la que afianzar el status quo, y que al Estado y al Sistema debemos suprimirlos para construir en su lugar una verdadera Democracia Directa? Esta absurda intentona de “guerra entre facciones”, no es más que, a nivel filosófico, un debate subyacente sobre la “validez” de unas ideas por encima de otras (los partidarios de la jerarquía entre colectivos, de la jerarquía que sitúa a éstos por encima de las Asambleas, es lógico que crean también en la “jerarquía ideológica”); a nivel “personal”, la extrapolación de un conflicto de intereses en el que algunos colectivos y partidos (ambos subvencionados) se están jugando el “pan de sus hijos”.

Nosotros, contrariamente a lo que puede inferirse (si se lee con cierta dosis de malevolencia y con ánimo tergiversador) del comunicado de un compañero y amigo (en nuestra Federación el desacuerdo no está reñido con el cariño), no queremos “ayudar” al 15-M, porque la ayuda implica muchas veces paternalismo. Queremos colaborar con este Movimiento a ver si es capaz de forma espontánea y natural de ampliar su horizonte, radicalizarse (etimológicamente: tocar la raíz de los problemas y no sólo su superficie) y llegar más lejos. Los anarquistas creemos que la mejor forma de conseguir esto es dejando que el Movimiento siga su propio ritmo e impedir –sin más arma que la de manifestar, como el resto de individuos, nuestra opinión particular– que nadie lo controle, incluyendo a los propios anarquistas. Si esta táctica hace que el Movimiento cada vez tome posturas menos Libertarias e Igualitarias y más Reaccionarias, si algún día descubrimos que las Asambleas empiezan a mostrarse partidarias, por ejemplo, de la deportación de inmigrantes o incluso de la pena de muerte, sólo podremos reconocer que la situación (el “material humano”) no estaba maduro para el cambio y desvincularnos de este “proyecto colectivo”. Esta cosmovisión, este leitmotiv que consiste en impedir que ningún interés partidista o dirigista (sea del color que sea, incluyendo el nuestro) controle este Movimiento, supone un escollo insalvable y una amenaza considerable para algunos colectivos que esperaban tener un voto de calidad a través de sus “asambleas específicas de colectivos” y para algunos pequeños partidos políticos que aún sueñan con el rédito electoral que podrían obtener si a su “marca” le sumaran la del 15-M.
Cuando los que nos identificábamos (por simple honestidad) como anarquistas éramos pocos, nos tomaban, por activos que fuéramos, como una “anécdota estrafalaria”. Según hemos ido creciendo y redoblando esfuerzos, las críticas, que no se nos hacen en las distancias cortas, han empezado a pulular por Internet y a intoxicar las Asambleas (ya conocen el dicho: “ladran, luego cabalgamos”). Desde luego, alabadas sean las críticas, pues ahí es donde incide la “tensión anarquista”; el problema es adivinar que detrás de muchas críticas sinceras, bien intencionadas, pero poco informadas, se esconde el acicate de pequeños aspirantes a lobbies que teledirigen el miedo y la desconfianza por simples intereses crematísticos o por pura “voluntad de poder”.

La mayoría de estos asuntos, previstos por algunos de nosotros desde hace meses, y denunciados desde hace semanas, se le escapan a los únicos en los que confiamos: la gran mayoría de los miembros de las Asambleas, vírgenes de ideas políticas preconcebidas, de etiquetas impuestas y de ambiciones espurias. Hemos intentado que la poca información que tenemos, sobre el intento de formar un partido instrumentalizando al 15-M o de copar al mismo a través de plataformas y coordinadoras exógenas, circule de forma reflexiva y abierta, pero siempre sin ataques ad hominen, sin incurrir en los odios y rencillas personales y sin escudarnos en interesados anonimatos virtuales o ideológicos. Desafortunadamente, se intenta y se consigue que las Asambleas se dediquen a exorcizar la ficticia “amenaza radical” (“radicales” cuyas acciones públicas se han limitado por ahora a las específicas de sus grupo) y casi no se ha tratado en las Asambleas el riesgo real de que se capitalice el 15-M con fines electorales y que se establezcan acuerdos con partidos y coaliciones, de espaldas a las Asambleas, pero en nombre de éstas. Evadir este debate, evidentemente ante la proximidad del 20-N, llevará a los que están interesados en que esta problemática no se muestre en su verdadera naturaleza a polarizar la situación y plantearla como una lucha entre los “antisistema” y los “reformadores del sistema”, entre los “anti-partidos” y los “apartidistas pro-partidos pequeños” (como lo oyen), entre el “ala izquierda” y el “ala derecha” o, preferentemente para algunos, entre los “peligrosos ácratas” y los “honrados demócratas”. Muchos caerán en este engaño, la gente empezará a cansarse de lo que se verá desde fuera como una vulgar guerra de facciones y el Movimiento 15-M podría debilitarse justamente en unos momentos críticos en los que debería estar más fuerte.

Por nuestra parte, los libertarios nos haríamos un flaco favor si cayéramos en una guerra de trincheras con descalificaciones y alusiones personales que posibilitaran reforzar esta imagen artificial. ¿Artificial? Sí, y paso a explicarme: nosotros estamos en guerra, pero esta guerra es contra los de arriba (Estado y Capital) y contra sus palmeros (Sindicatos amarillos, organizaciones que desarticulan e instrumentalizan el descontento encauzándolo en partidos, etc.), no contra las personas con nombres y apellidos que, más o menos pusilánimemente, se dejan arrastrar por los acontecimientos o por un apetito personal momentáneo.
Empero, y sin desdecirnos de los dicho, hay que relativizar el problema: la cuota de poder a la que estas personas aspiran es una fracción alícuota tan insignificante que sólo en su megalomanía se muestra apetecible (cierto es que el poder, como un licor fuerte, embriaga aun en pequeñas dosis). Sin embargo, hay que reconocer que la expectativa del dinero, fruto de posibles subvenciones futuras, es harina de otro costal: para algunos el dinero es siempre un motivo más que suficiente para “echarse al monte”. Esperemos que el devenir de los acontecimientos nos quite la razón.

A punto de concluir esta larga exposición, recuerdo que la FAGC nació con la única intención de actuar, como colectivo, al margen del 15-M (en acciones específicamente anárquicas), sin que nuestra Federación pueda decirle a dicho Movimiento cómo gestionar sus recursos, propuestas y conflictos, pero también sin que éste tenga competencias para decirnos cómo hemos de actuar en eventos ajenos a las Asambleas del 15-M. A título individual, nuestra incidencia, no concertada ni pactada, atomizada, y a veces incluso contrapuesta, se ha limitado a trabajar y, de forma espontánea, a señalar, como cualquier otro ciudadano escéptico con las maniobras políticas profesionales, aquellos intentos perceptibles de usar al 15-M como un arma arrojadiza, tanto a nivel de beneficio electoral como en calidad de “zanjador de cuentas pendientes”

Finalmente, y volviendo a retomar algo del primer párrafo de este escrito, ¿podemos sentirnos culpables por haber tratado de expresarnos libremente de forma crítica? Sin ponerle punto y final a nuestro inacabable proceso de autocrítica (cuestionárnoslo todo, incluso a nosotros mismos, es un lugar común del acervo ácrata), no hemos podido más que llegar a la conclusión de que la repercusión de nuestras acciones, el objetivo contra el que se dirigían las mismas, los pactos equívocos que denunciaban y el mensaje inexorablemente herético, iconoclasta y anti-conformista al que, como anarquistas, no pensamos renunciar, son los motivos principales que subyacen tras una serie de críticas personales que en el fondo nos alagan. Las críticas honestas, provenientes desde los prejuicios hereditarios, del miedo sincero ante lo estigmatizado o desconocido, o de la conveniencia (más allá de los límites del 15-M –que en los actos privativos de los colectivos nada tienen que ver–) de nuestra estrategia, serán siempre bien recibidas y altamente valoradas; esas, a la mayoría de nosotros, por desgracia, nos han llegado en raras ocasiones a la cara.

Dándoles a todos, afines y refractarios, las gracias por el tiempo que nos han dedicado, el dinero que nos han ahorrado en propaganda gratuita y la molestia que se han tomado en leernos, nos gustaría recordar una frase de Luther King con la que reforzar la convicción de aquellos que, ante los embates del pensamiento único, todavía se atreven a pensar por sí mismos sin plegarse ni al temporal colectivo ni a la ilusoria llovizna que crean los salivazos de cuatro interesados: “La cobardía pregunta: ¿es seguro? La experiencia pregunta: ¿es conveniente? La vanidad pregunta: ¿es popular? Pero la conciencia pregunta: ¿es correcto? Y llega un momento en que uno debe tomar una posición que no es ni segura, ni conveniente, ni popular. Uno debe tomarla porque es correcta”.

Para nosotros, aunque pudiera ser “inseguro”, “inconveniente” o “impopular”, fue “correcto” aparecer en un acto de servil refrendación de la Constitución y decir que la solución está en nosotros y no en sus hojas. Para nosotros fue “correcto” manifestar nuestra oposición a la Reforma Constitucional pro-capitalista, y a su vez manifestar nuestro desacuerdo con los convocantes: los Sindicatos. Para nosotros fue “correcto” señalar que quienes se consideran “abanderados de los desfavorecidos” y contrarios por tanto a dicha Reforma, en realidad son una pieza más del engranaje del sistema, cómplices por omisión de la citada Reforma (si de verdad quisieran abortarla en sus manos está la herramienta con que conseguirlo: Huelga General Indefinida) y custodios de un mundo que no están dispuestos a cambiar porque si lo hicieran acabarían con su modus vivendi. Para nosotros es “correcto” seguir diciendo lo que decimos, por mucho que escueza.

Salud y viva la Anarquía.

Sin excusas, sin culpabilidad y con el firme deseo de repetir lo ya hecho cuando haga falta, firma la Federación de Anarquistas de Gran Canaria.






La marcha contra la reforma constitucional se tiñe de anarquía. Canarias7

Un grupo de anarquistas en la plaza de la Feria.Sindicatos y partidos políticos han rechazado este martes en Las Palmas de Gran Canaria la reforma de la Constitución pactada por el PSOE y el PP para limitar el déficit público, protesta en la que la Federación de Anarquistas de Gran Canaria ha clamado que «el pueblo unido funciona sin partidos».
A esta manifestación, convocada por CCOO y UGT, se han sumado partidos políticos como Izquierda Unida, Nueva Canarias, el Partido Humanista, cuyo representante ha portado a modo de pancarta el cartel de la película «Malditos Bastardos», y el Partido Comunista del Pueblo Canario, y ha congregado a unas trescientas personas.
En un principio, la protesta estaba previsto que la encabezara una pancarta sindical con el lema «No sin nuestro voto. Referéndum Ya», alusiva a una de las reivindicaciones de la convocatoria: la consulta a la ciudadanía sobre la reforma constitucional que se aprobará con los votos del PSOE y del PP.
Sin embargo, los miembros de la Federación de Anarquistas de Gran Canaria que se unieron a la manifestación, vestidos de negro y con banderas y pancartas del mismo color con eslóganes como «La única constitución buena es la que arde» o «Ni reformas, ni constitución, ni sindicatos, ni patrón», se adelantaron y abrieron la marcha, para enfado de algún sindicalista, que llegó a enfrentarse a ellos.
Con un ambiente algo tenso, la manifestación ha comenzado con media hora de retraso sobre la hora prevista, las 19.00 horas, y sin que se hubiera procedido a cortar el tráfico, lo que ha provocado que los participantes comenzaran a andar cuando aún circulaban vehículos en dirección contraria.
Uno de los miembros de la agrupación anarquista, Ruimán Rodríguez, ha explicado a Efe que este colectivo se opone a la reforma constitucional para limitar el déficit público porque, a su juicio, implica «elevar de categoría moral el capitalismo» y ha agregado que también rechaza que los sindicatos «sean los abanderados de esta manifestación en contra de la reforma» de la Carta Magna.
A su juicio, «está en manos» de estas organizaciones sindicales «parar esta reforma haciendo una huelga general indefinida y no la hacen».
Rodríguez ha considerado que los sindicatos defienden «una hipocresía de paz social» y les reprochó que, en un momento de descontento generalizado como el actual, «no quieran que la gente pueda verdaderamente reivindicar un cambio».
Antes de participar en la protesta, el secretario general de la UGT en Canarias, Gustavo Santana, ha explicado a Efe que esta organización solicita un referéndum sobre los cambios que se quieren introducir en la Constitución Española porque, si se modifica sin consultar a la ciudadanía, la Carta Magna «perdería todo su espíritu y legitimidad».
En su opinión, lo que va a producirse en España «es un error histórico» que «retrata» a senadores y diputados y que va a marcar un precedente bastante peligroso de cara al futuro.
Para el secretario de la Unión Insular de CCOO en Gran Canaria, Antonio Pérez, la reforma constitucional que han pactado el PSOE y el PP «plantea que la prioridad en los Presupuestos Generales del Estado es el pago de la deuda que se tiene con los bancos, en lugar del pago de la sanidad, la educación o el empleo».
En opinión del representante de CCOO, «esto no ha servido para tranquilizar a los mercados, porque la prima de riesgo era hoy de 340 puntos, pero el problema es que va a condicionar las políticas del futuro». 
http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=228526

Ante la Reforma Constitucional

¿Anticapitalistas o Pro-constitucionales?
Es evidente lo que significa la nueva Reforma Constitucional que pretenden meternos con vaselina: ponerle un techo al déficit público significa que el Estado se verá obligado a recortar antes de llegar a ese tope, y que cuando tenga que recortar lo hará, como siempre, por abajo (partidas y prestaciones sociales); significa que la prioridad gubernamental será pagarle a los “acreedores” (los bancos) a despecho de las necesidades populares; significa que una vez más el Estado se demuestra como un terrible instrumento que está en manos de los Mercados (que son los que dictan la reforma); significa, en definitiva, que se nos está queriendo imponer el capitalismo por vía constitucional (ya se nos ha impuesto por vía legal [la Reforma no añade nada nuevo a lo que ya sancionan las leyes]; introducirlo en la Constitución es simplemente un intento de que ascienda de “categoría moral”).
Ante esta situación, cuando la reforma es promovida por PP y PSOE en un vergonzante acto de pública endogamia política; cuando los grandes partidos, los mecanismos del Estado y la mercadocracia se unen contra la población, ésta tiene más que el derecho de salir a la calle para intentar sacudirse esta nueva muestra de tutelaje.
Ahora bien, ¿cómo dirigirá su propuesta y contra quién?
El Poder tiene una larga experiencia en el ejercicio del dominio. Cada vez que una nueva oleada de descontento popular empieza a poner en duda los cimientos del sistema, el Poder se las arregla para desarticular el descontento y convertirlo en valedor de lo existente. Si los trabajadores empiezan a cuestionarse la jornada mínima, el Gobierno plantea subirla a 10 para que los trabajadores defiendan sus 8 horas y se abstengan de reclamar las 6. Hace lo mismo con la edad de jubilación (amenaza con subirla a 67 para que gastemos nuestro esfuerzo en que se quede en 65, y no exijamos que descienda hasta 60), y con la educación (se ha obligado a miles de estudiantes universitarios a defender una educación imperfecta con tal de que no les metieran con calzador el Plan Bolonia). Hoy, cuando la gente empezaba a cuestionarse parte o incluso la totalidad de la Constitución, se nos pone en la tesitura de que salgamos a reivindicarla, a protegerla, para que no “nos la cambien”; se nos pone en el brete de exigir un referéndum para que secundemos nuevamente un documento que, hasta hace poco, muchos se planteaban derogar (aunque fuera parcialmente); se nos convierte en adalides de la misma “Carta Magna” que hasta ayer nos suscitaba aversión o desconfianza. Es la táctica del Poder.
Es así como se consigue que el pueblo se convierta en el guardián de los existente, en el vigilante que custodia un edificio en ruinas para que no le roben ningún cascote, cuando debería estar siendo el arquitecto de una nueva y mejorada construcción. Es así como se consigue que los movimientos sociales pasen de la ofensiva a la defensiva, de la Revolución a la Reacción.
Según lo veo, si queremos que no se nos instrumentalice y que no se nos convierta en valedores de un sistema que queremos cambiar hemos de saber responder a esta encrucijada: ¿vamos a ser custodios del pasado o postuladores del futuro? Es decir, ¿dirigiremos nuestras acciones contra el Capitalismo o a favor de la Constitución? ¿Nos organizaremos como adversarios del Capitalismo institucional o como partidarios del texto constitucional? Si salimos a la calle que sea sabiendo primero si lo hacemos como Anticapitalistas o como Pro-constitucionales; esa será la diferencia entre romper con lo de siempre o seguir con lo mismo.
FAGC