(Edición: Este artículo fue escrito en un rapto de entusiasmo dando demasiadas cosas por sentado. Ahora la CNT a nivel local [En Barcelona] se desvincula de estos actos [algo que no discutimos porque cada organización es soberana de cómo gestionar su propia seguridad], pero sí cuestionamos los motivos, según los cuales se desvinculan porque se vieron obligados a “desconvocar el piquete” cuando ya “no podían controlarlo” [ver a partir del minuto 4:18 el siguiente video: http://www.lasexta.com/videos/completos-noticias2/2012-noviembre-1-2012110100018.html]. Lamentamos que el silencio se haya llenado con estas palabras. No obstante, aunque la realidad haya modificado algunos aspectos del citado artículo, lo conservamos sin más modificaciones porque el alma naïf y el enardecimiento combativo del mismo no se merece otra suerte).
¡Ya era hora!
Ya era hora. Es ésta la CNT que queremos, la que debemos recuperar. Una CNT que no tema a las prescripciones legales, que no tema ponerse más allá de los límites de la legalidad. La CNT que abraza el ilegalismo es la que hace revoluciones; la que abraza el sindicalismo neutro, sin adjetivos, es la que contribuye a su fracaso. Con estas acciones (destrucción de lo superfluo en la piel de ZARA [la empresa del hombre más rico del Estado español –que sepamos–] y un ataque frontal a las entidades bancarias), si no se queda en una flor de invierno, la CNT puede constituirse en un referente de verdadera Acción Directa, un referente para los más desesperados, para los más radicalizados por el hambre, más allá del SAT.
Esta es la vía, porque no nos cansaremos de repetirlo: intentar competir con CCOO y UGT, enterrándose en su mismo terreno, aún cuando se usen distintas armas (recordemos que por coherencia, y por difícil que haya sido, e ignorando las constantes tentaciones, la CNT se mantiene sin subvenciones y sin entrar en el juego de las elecciones sindicales) es, por un lado, pelear con una mano atada a la espalda, por el otro claudicar y contribuir a la propia derrota. El camino es un “sindicalismo integral” (Luis Andrés Edo sabía de lo que hablaba), implicado en lo social (y no exclusivamente en esa actualmente “rara mercancía” que es el trabajo) y retomar la vía del conflicto directo. Reconfigurar el concepto de “gimnasia revolucionaria”, quitarle su pátina de vanguardismo y convertirla en una herramienta que los propios tiempos demandan y la necesidad exige. Es este el tipo de sindicalismo al que se afiliarían no sólo los “anarquistas conscientes”, sino sobre todo, y más importante, es al que se adscribirían los hambrientos, los que ya no pueden más, los que no han encontrado otra opción que quitarse la vida, es decir, los que componen el material humano que hace las revoluciones. Lo contrario, recurrir constantemente a una batería de abogados, solventarlo todo por la vía de la legalidad con la excusa de que es lo que los afiliados demandan (¿acaso se les ofrece otra cosa?) y caer en la paradoja de ser un anarcosindicato que se declara “sindicalista puro” (entonces: ¿por qué mantener el “anarco”? Y más importante aún, en cuanto a prioridades se refiere: ¿es el “sindicalismo” el que adjetiva al “anarquismo” o es el “anarquismo” el que adjetiva al “sindicalismo”?) es obligarnos a tenerles la misma consideración que les dedicaba Malatesta: “Un sindicato neutro que no se declare anarquista debe ser igual de combatido que cualquier otra organización reaccionaria”.
Recordemos que todas estas acciones se enmarcan dentro de la jornada de Huelga General convocada por la CGT a nivel estatal –posteriormente retirada– y que se ha mantenido en varias partes pero con especial fuerza en Barcelona. Cuando la CNT secundó, en esa misma ciudad, la convocatoria de su malavenida hermanastra, hubo quien lo consideró una bufonada, ser “más papistas que el Papa”, cuando la propia CGT rectificó –aunque no en dicha ciudad–. La realidad es que, mientras los anquilosados de un lado los acusan de vendidos y de haberle hecho el caldo gordo a la reformista CGT, y los anquilosados del otro acusan a ambas centrales locales de “aventureras, peligrosas e insurreccionalistas”, se ha conseguido sacar a la calle, a la llamada de organizaciones que se declaran Anarquistas, a 3000 personas (menciono los datos oficiales porque si estos son los oficiales la realidad nos dice que pueden haber sido más del doble); se ha conseguido demostrar que se puede organizar una Huelga General –aunque se limite a una ciudad o región– al margen de los grandes sindicatos verticales; y se han realizado ataques a varios de los Templos del consumo y a varias de las sedes del Poder Financiero.
Creo que merecen que se les felicite (y no sólo a los citados, sino especialmente a los anarquistas sin grey o a aquellos grupos autónomos desconocidos por los mass media y cuya actividad ha sido, como suele ocurrir, mediáticamente absorbida por las siglas históricas), y si creen que no debe concedérseles el más mínimo reconocimiento aplíquense lo que dijo el Martí más lúcido: “Si no luchas ten al menos la decencia de respetar a los que sí lo hacen”.
Repetimos: ¡Ya era hora!
Fdo.: Teresa Azotacalles