El pueblo, verdadero protagonista del piquete |
El Piquete Anti-desahucios que se congregó hoy, día 11 de febrero, en la calle La Naval (Las Palmas de G.C.), para impedir el desahucio de una madre (Reina) y su hija menor de edad, puede sentar las bases de una nueva forma de actuar a la hora de paralizar desalojos y también de gestionar esta cruda problemática social.
En primer lugar, es el primer desahucio (del que tengamos constancia) que se ha paralizado después de que el lanzamiento del inmueble se hubiera producido oficialmente (el pasado 28 de enero) sin que, desde entonces, la afectada abandonara su vivienda (en conformidad con el asesoramiento del Grupo de Respuesta Inmediata Contra los Desahucios [FAGC]). Es también el primer desahucio producido por impago de alquiler (reclamado por la turbia e inmisericorde inmobiliaria Conjucan Obras S.L.) que consigue detenerse. Todo un hito que marca necesariamente una nueva forma de abordar la situación de la vivienda en Gran Canaria.
Pero ahí no acaban los cambios. En esta ocasión no se ha congregado el piquete anti-desahucios usando exclusivamente medios virtuales o los contactos personales con afines; se ha recurrido a una cartelería abundante (hemos sacado más de 500 carteles y octavillas) que ha inundado el barrio donde reside la afectada, se han celebrado concentraciones y pasacalles previos, en definitiva se ha evidenciado una situación haciendo partícipes a los vecinos de la zona afectada.
A su vez, los piquetes han abandonado la táctica suicida de arrojarse al suelo ante la presencia policial (invitación directa para que los antidisturbios se ensañen y puedan provocar una lesión cráneo-cerebral) y han permanecido en pie, en actitud combativa y lanzando consignas que han sobrepasado las acostumbradas letanías sumisas (se coreaba, por ejemplo: “¡asesinos! [dirigido a los políticos, entidades bancarias y financieras, y en recuerdo del compañero Fran, última víctima del actual holocausto financiero]; ¡que el próximo ahorcado sea un diputado!; ¡no nos mires, pírate! [a los policías presentes]”; y en la misma dirección la famosa “¡que se vayan, se vayan, se vayan…, etc.”). En definitiva, se ha mantenido una actitud “activa”, pero atendiendo a la generosa petición de las propias afectadas de que la resistencia fuera “no violenta”.
También es una novedad que se haya abordado la situación de indefensión de las desahuciadas en caso de que el desalojo no pudiera detenerse y que los compañeros y compañeras del HSOA El Palomar hayan ofrecido una de sus habitaciones, si todo fracasaba, para realojarlas (en su modestia, la FAGC ha hecho lo propio ofreciendo los inmuebles que ha liberado).
Supone también una diferencia sustancial que Stop Desahucios, plataforma atrincherada en la posición de no inmiscuirse en desahucios por alquiler, haya reconsiderado su postura y definitivamente se haya sumado a parar este desahucio, cuya condición de injusticia era más que evidente y no podía rehuirse impunemente (nos congratulamos por esta nueva actitud de Stop Desahucios ante el drama de los inquilinos depauperados).
Sin embargo, lo que para nosotros supone la mayor diferencia, el mayor logro, es que, contrariamente a lo que reza alguna publicación, Reina no duerme esta noche en su casa “gracias a tal o cual plataforma”, ni gracias a los anarquistas de la FAGC, ni al Movimiento Okupa, ni al 15-M, ni a Stop Desahucios, lo hace principalmente gracias a dos factores: en un primer lugar gracias a sí misma, que ha hecho una demostración de valentía admirable y de voluntad inquebrantable (después de una vida plagada de reveses) que sirve como prueba, para todas y todos aquellos que están en su misma situación, de que antes que optar por la resignación o la muerte, queda la opción de la resistencia (estas palabras se hacen extensibles a su también valiente hija). El segundo factor es que, por encima de siglas y orgías de autobombo, el grueso del piquete lo componían en esta ocasión las personas más valiosas e importantes: las personas sin grey ni pendones definidos, los individuos sin carnets ideológicos, la gente sin más bandera que la solidaridad (especial mención nos merecen las vecinas y vecinos del resurgente y combativo barrio de la Isleta), los hombres y mujeres que viven a pie de calle, los sujetos que habitualmente no tienen contacto con los “profesionales del activismo social”, que son los que componen ese elemento indefinible al que llamamos Pueblo.
Ha sido gracias a su participación que se ha congregado el que quizás sea el piquete anti-desahucio más numeroso en la historia moderna de la isla; es gracias a su presencia que el Secretario Judicial ha desistido de personarse en la vivienda y la policía de intervenir; y es gracias a su presión que desde la Concejalía de Vivienda se le ha ofrecido hoy mismo (día 11 de febrero) a Reina la posibilidad de acceder a una “ayuda de urgencia” (sin embargo, contrariamente a determinadas manifestaciones triunfalistas que algunos han hecho a los medios de comunicación, nadie puede permitirse echar las campanas al vuelo: esta “victoria” es todavía parcial, la sombra del desahucio sigue acechando a Reina y la supuesta “ayuda de urgencia” puede ser, si no una broma –por económicamente insuficiente– una simple estrategia para que se rebaje el nivel de presión).
Evidentemente todavía pueden pulirse varias cosas, pero si en esta lucha por el techo persistieran algunos tics personalistas o verticalistas, si todavía pudiéramos toparnos con quien redujera la cuestión a una cacería de focos, a una guerra de marketing en pos de tales o cuales siglas, si todavía hubiera intoxicación “política” (en el peor sentido del término), tenemos la firme convicción de que, tal y como muchas cosas ya han quedado subordinadas a una causa vital más grande que cualquier otra consideración, será el propio pueblo, sujeto activo y no simple espectador en esta batalla, quien se encargará de rebasar los acontecimientos y de llevar la voz cantante en los próximos movimientos contra los desahucios.
Es por eso que decimos, con todo el sentido, que ha sido la acción popular la que ha paralizado el desahucio de hoy. El triunfo le pertenece al pueblo, y a una hija y su madre llamada Reina.