Fuente: Revista Orto
Al encuentro con las polémicas de Ruymán
Manel Aisa Pàmpols
Es justo y necesario abrir de vez en cuando la ventana para que entre aire fresco, y renueve todos los rincones, para que nuevas inercias corran por los entresijos, por donde transitan las ideas que tanto necesitamos, pero esta vez la sorpresa para mí fue, encontrarme el ventanal abierto y observar que hacia mi venía una bocanada de aire fresco que de alguna manera despertaba de nuevo el interés, y descubrir que hay nuevas maneras de entender y observar, con alguna que otra percepción que nos empujan a nuevas versiones de aquello que entendimos en su día, y allí estaba Ruymán Rodríguez, sin ningún tipo de complejos ni prejuicios nos dice en su libro “polémicas salvajes” se lanza al ruedo después de ver en los ambientes anarcos alguna que otra idea que no le acaban de gustar y dice “Del anarquismo. Sin embargo, yo no tengo prestigio alguno que arriesgar y hablar sin nada que perder aligera bastante la labor”.
Qué bien, cuando uno se libera realmente de todo ese compromiso que dice defender en movimientos que son tan libres, que el compromiso sea por lo general momentáneo, escaso y muchas veces incoherente, donde a vueltas sino estás en el decálogo ya eres un vendido, pero al parecer hay oportunidad para todo y todos y él nos comenta: “En el anarquismo siempre hay hueco para no estar “ni al margen ni en el ajo”, para estar con la gente y contra los Estados”.
Por lo demás Ruymán nos subraya esas tres polémicas salvajes que las circunscribe y orienta a tres temas al parecer eviternos como son “Catalunya, la diversidad y la prostitución”. Nada más ni menos que la diversidad por más mundo moderno que nos vanagloriemos de vivir, aun sigue teniendo sus estigmas, la prostitución siempre reglamentándola aquéllos que pocos tiene que ver con ella, y esa Catalunya que según el General Espartero había que bombardear cada ochenta años; sin embargo, Ruymán repara en uno a uno de tantos porqués que a lo largo de la vida una persona inquieta llega a cuestionares y dice: “porque las catalanas quieren abandonar el naufragado cayuco español, cuando lo que debería sorprenderles es que el resto quiera continuar en él”.
Esa sorpresa que expresa el militante canario quizá debería ser una buena reflexión, al menos de una parte importante de las personas que cohabitan en este país, pero por el momento no parece el tema más candente, ni tan siquiera a tener en cuenta, mientras Ruymán continúa sin tapujos y va directo al grano y camina hacia aquéllos que más cerca tenemos y dice “eterno recurso de la “pureza”. La idea de que el anarquismo es algo demasiado grande y perfecto como para bajarlo de su pedestal de cristal de Swarovski y mezclarlo con causas espurreas…. Así se entiende que en la mayoría de luchas sociales, como es el caso del frente de la vivienda en la última década, el anarquismo haya jugado un papel anecdótico o de comparsa, salvo aisladas excepciones… Creemos que solo podemos participar en luchas perfectas, con gente perfecta, con un porcentaje de un 100%de coherencia y de un 0% de contradicciones. Esas condiciones, todas lo sabemos, nunca se darán. Es por eso por lo que ya no participamos en casi nada”.
Aprovecha Ruymán para lanzar una mirada al anarquismo de hoy y realmente encuentra un vació importante, en aquel anarquismo que pretender ser organizativo, difícil de argumentar, de corregir, después de ver las causas, digamos inhibición de los empujes sociales que movían a los anarquistas de los años 30 del siglo pasado y no digamos de aquéllos que fueron sus padres cuando todo el anarcosindicalismo estaba por estructurar y hacer. Pero el tiempo corre. Y sin duda, aquellas admiradas generaciones pertenecen a su tiempo, que no es más que el pasado, pero una vez más hay que preguntarse y ¿ahora qué? y nos da pistas de cuál es nuestro ligamen con el pasado cuando dice. “Las anarquistas estaban en los años 30 y 40 del siglo pasado con las judías como hoy están con las palestinas, porque nuestro lugar, sin necesidad de asumir banderas, Estados, creencias religiosas y culturales, siempre ha estado con las perseguidas y contra los perseguidores, con las oprimidas y contra los opresores,…. Las anarquistas somos mapuches cuando cargan contra las mapuches, somos kurdas cuando bombardean a las kurdas, somos artistas cuando encarcelan a las artistas, y así sucesivamente, porque nuestra carne se compone de todas aquellas que sufren la represión en cualquier lugar del mundo. ¿Por qué somos anarquistas entonces? Porque quien siempre reprime es el Poder. Hoy, por lo mismo nos toca ser catalanas. … toda situación de conflicto social es un campo de trabajo propicio para el anarquismo… Porque implicarse no es ni puede ser sinónimo de colaboracionismo”.
Sin duda creo que el anarquismo del que nos habla Ruymán es aquel que estuvo en los tiempos difíciles de la Huelga de la Canadiense, o en los primeros meses del “Comité de Defensa económica” del Sindicato de la Construcción que se enfrentó a una huelga muy peculiar en su momento heterogénea y sin duda difícil de gestionar en aquel momento, pero las necesidades obligan y el bien común de los muchos se rearma con convicciones de clase. Y podríamos continuar con sus ejemplos al recordar las luchas del Barrio de Gamonal en Burgos, o la lucha por el paso de las vías del AVE por el barrio del Carmen de Murcia, o en Madrid todos somos de la casa Ingobernable, o el ya lejano Chapapote del Prestige en Galicia.
Lo que nos está diciendo Ruymán es que el anarquismo no está para sustituir los poderes públicos y menos en este momento sino para increparlos, presionarlos y forzar de una manera u otra para que corrijan las políticas sociales y sean beneficiarias del bien común, y en un momento de sus polémicas salvajes nos dice: “Sólo sé que las anarquistas hemos de aprovechar casi cualquier situación de descontento popular para meter baza y para introducir presión en la olla social y evitar así que la gente siga sometida a la lealtad institucional y a la disciplina de partido”.
También observa y se hace evidente la falta de reflexión en el propio movimiento libertario y lo deja por escrito cuando en un momento del libro nos dice: “Como siempre, responsabilizamos a las demás de aislarse porque eso es mucho más fácil que hacer autocrítica y realizar un trabajo profundo y duro sobre nosotros mismos y nuestra cacareada tolerancia. Esa es nuestra tragedia cotidiana: acusamos al efecto sin apreciar que nosotros somos la causa” .
Este o no este Ruymán equivocado creo que lo importante en él es esa actitud de lanzar el guante, el reto como lo haría el anarquista santanderino Rafael Barret para entender el anarquismo, que él mismo razonaba constantemente y que era capaz de defender a duelo con espada, bien, no hace falta llegar a estos extremos, pero si lanzar el anzuelo para que realmente el anarquismo, español, catalán o de donde sea de la península ibérica tenga un careo consigo mismo para que salga y se arrinconen de alguna manera esos egos que tanto freno le echan en este momento a una forma de entender la vida, a desbordar la actitud organizativa de las organizaciones digamos libertarias, donde buena parte de lo anarquista está al margen, esa corriente que confluye por otros senderos donde hay muchos menos prejuicios.
Otra de las observaciones que nos lanza Ruymán a parte de explicarnos en el inicio del libro su procedencia identitaria , la encontramos cuando nos habla del “Lumpenproletariado“ que de alguna manera me aproxima un poco más a su pensamiento, ya que recordando uno de los hombres que pude biografías como es el libro “Tras las huellas de una vida generosas Aurelio Fernández Sánchez y los Solidarios” donde Aurelio después de la victoria del 19 y 20 de julio del 36 en Barcelona a la pregunta de un periodista extranjero responde que “ la revolución la han hecho los de siempre los piojosos que no tiene nombre” y esos hombres y mujeres son los que definitivamente puede intentar cambiar las cosas.
El libro tiene otros argumentos duros sobre los múltiples desahucios que se producen en este país de una manera realmente repugnante ese terrorismo de la propiedad despiadada de avaricia acumulativa que nunca se sacia, pero ahora me gustaría acabar poco más que con sus propias conclusiones primero con una reflexión sobre la prostitución y luego siguiendo con el lumpen, es decir de los que no pudieron sentarse en el banquete de la vida y dice Ruymán y con ello acabo: Habitualmente, ninguna explotada se acerca a una organización obrera para reclamar un cambio revolucionario radical. La gente, lógicamente, sólo está interesada en un principio en mejorar sus condiciones de vida, que no es poco. …
Concluyendo, sé que la organización del “lumpen” no tiene por qué representar per se un cambio radical. Ni siquiera, necesariamente, un cambio a mejor. La gente puede organizarse para acomodarse a su opresión, para venderse a las instituciones o para cualquier otra corrupción similar .
De agradecer la sinceridad de este trabajo que creo vale la pena cuanto menos tenerlo presente y si hay oportunidad leerlo con sosiego y reflexión, gracias.
Notas
1.- Polémicas Salvajes, Ruymán Rodríguez, Calumnia
2018, P.11.
2.- Polémicas Salvajes, Ruymán Rodríguez, Calumnia
2018 P.14.
3.- Polémicas Salvajes, Ruymán Rodríguez, Calumnia
2018 P.14.
4.- Op. cit 14-15.
5.- Polémicas Salvajes, Ruymán Rodríguez Calumnia
2018 P.17,18, 19,23.
6.- Op. cit P.34.
7.- Polémicas Salvajes, Ruymán Rodríguez Calumnia
2018 P.42.
8.- Polémicas Salvajes, Ruymán Rodríguez Calumnia 2018 P.74, 83