El 18 de Junio, Paralicemos el País




Convocatoria: Este Lunes 18 de Junio Concentración en el Parque de San Telmo (Las Palmas de Gran Canaria) a las 17:00.

Para todos los que decís que el pueblo está dormido, que nadie ni nada se mueve; ahora tenéis la ocasión de hacer “algo”. ¿Cansados de hacer la “revolución” desde un teclado o de cambiar el mundo desde la barra de un bar? El lunes 18 de Junio podéis demostrar que vuestra rabia no se queda sólo en las “redes sociales” y que vuestra solidaridad con las luchas reales es autentica y no solamente una pose.

El lunes 18 de Junio los compañeros mineros nos llaman a paralizar el país, a cortar calles y a que nuestro apoyo a sus reivindicaciones no se quede sólo en bellas palabras. Esta es una de las convocatorias:

http://valencia.cnt.es/2012/06/el-18-de-junio-paralicemos-el-pais/

Rompamos el aislamiento de la lucha en la minería
«El proletariado no puede reconocerse verídicamente en un agravio particular sufrido y tampoco, por lo tanto, en la reparación de una agravio particular, ni de un gran número de estos, sino únicamente en el agravio absoluto de haber sido relegado al margen de la vida
Guy Debord.
Varias semanas llevan los mineros luchando contra los planes de ajuste que el capital lanza contra sus condiciones de vida. Frente a las necesidades de valorización del capital que exigen deshacerse de la producción minera en España y lanzar a la basura a todo ese sector, los proletarios responden defendiendo intransigentemente sus intereses y necesidades. Lejos de asumir un paro de brazos caídos o de levantar como idiotas sus manos al alto diciendo a coro que «éstas son nuestras armas», asumen los métodos de las luchas y huelgas de verdad. Huelga indefinida, barricadas, cortes de carretera por doquier, cortes de vías de trén, sabotajes, molotovs, enfrentamientos contra las fuerzas represivas… La violencia de clase reaparece personificada en esos «encapuchados” que incomodan la normalidad capitalista y esbozan un trasfondo velado y descuartizado por la intoxicación político-sindical: la guerra de clases.
Y es en este punto donde se juega lo esencial. El proletariado no puede defender sus intereses desde el aislamiento, desde el corporativismo, defendiendo su sector como algo salvable en un mundo insalvable. Precisamente ese es el eje en el que articula su fuerza todo el espectro politico-sindical que dice representar o defender a los mineros en lucha basándose en todos los límites que la misma lucha contiene. Toda la charlatenería y todos los llamados que lanzan estos estafadores para que se apoye y se sea solidario con la minería, parten de mantener a toda costa la cuestión como un problema en la minería y en su gestión. El bochornoso espectáculo de todos estos gestores de la miseria y la esclavitud llega al paroxismo cuando Trevín, uno de los dirigentes de la represión en Asturias en los últimos años, defiende en el congreso, candil en mano, al sector minero. Esta escenificación no es más que el trasvase al parlamento de una práctica asumida en la calle por las organizaciones sindicales, con SOMA a la cabeza, y que tiene como principal función el control del fuego en las barricadas y la transformación del conflicto en una batalla entre diferentes formas de gestión capitalistas.
Allí donde este cordón sanitario se resquebraja surge la posibilidad de que este conflicto asuma abiertamente su propia naturaleza, la de ser una expresión de un conflicto global, un conflicto que concierne a las bases mismas de un sistema basado en la apropiación de los medios de vida por el capital, un sistema donde la tasa de ganancia lo decide todo. Pero sólo en la ruptura del aislamiento, en la extensión del conflicto a todos los sectores, puede la lucha asumir toda su naturaleza subversiva. Todo lo que sea mantener el problema encerrado en los estrechos márgenes de la mina significa desfigurar su esencia y hacerse el haraquiri sometiéndose a la lógica de la explotación capitalista y a sus aparatos de gestión. La propia historia de la lucha en la minería no deja lugar a dudas.
Cuando en las asambleas salen voces disonantes que reclaman la extensión del conflicto, cuando en ciertos lugares de las cuencas mineras, y fuera de ellas, algunos incontrolados se organizan al margen del dictado sindical, cuando proletarios de otros sectores o en el paro acuden anónimamente a luchar, cuando comienzan a reproducirse acciones que escapan al control politico-sindical, se está expresando ya la negativa proletaria a dejarse neutralizar y la tentativa por romper el cerco del conflicto, de dejar atrás las “reivindicaciones” actuales, de extender a todos lados el enfrentamiento como una lucha contra el capital. La huelga general convocada para el 18 de Junio en las cuencas pone en el tapete esta cuestión y materializa la respuesta sindical al peligro de la extensión. Se busca limitar este peligro a un día -el 18- y a un lugar -las cuencas mineras- para conjurarlo.
Para los proletarios se trata de echar abajo este dique de contención, de romper el aislamiento de las luchas, de consolidar estructuras donde organizarnos, de destruir las ilusiones reformistas, de llevar la lucha hasta sus últimas consecuencias. La situación en que todos nos encontramos es trágica y la solución no pasa por buscar una salida sectorial, la solución pasa por destruir una sociedad basada en la tasa de ganancia, en la esclavitud asalariada, una sociedad en la que la producción no posee otra base que las necesidades de valorización. Todo lo que sea caminar hacia otro lado significa asistir a la derrota.
¡A EXTENDER LA LUCHA A TODOS LOS SECTORES Y LUGARES!
¡A DESBORDAR EL CORDÓN POLÍTICO-SINDICAL!
Unos incontrolados

El Derecho a Huelga (1909) de Rafael Barrett

Parece que algunos gobiernos marchan hacia una concepción nueva: la de que no sea permitido al obrero abandonar su labor, salvo que le despidan. Se ha presentado al parlamento español un proyecto de ley negando el derecho a la huelga. En la Argentina y en la India inglesa se lanza del territorio, sin formalidad ninguna, a los «agitadores» como suele llamarse a los que se cansan de sufrir. Durante la magnífica parálisis de los servicios postales y telegráficos franceses, se dijo que el Estado no podía tolerar, por capricho de los trabajadores, el aislamiento de Francia.

Se dio entonces a los modestísimos empleados el pomposo nombre de «funcionarios públicos» y se declaró que un funcionario público está en la obligación de no interrumpir un minuto su trabajo. Sería una grave falta de disciplina. Se ve la habilidad con que el gobierno -que al fin cedió ante la fuerza huelguista- trataba de introducir ideas sublimes y palabras altisonantes en el conflicto. Había que asimilar el cartero y el telegrafista al soldado. El único deber del funcionario, es funcionar. No hay huelgas; no hay más que deserciones. Mañana se aplicaría el mismo razonamiento a los operarios de las industrias nacionales; pasado mañana, a los peones agricultores, al bajo personal del comercio. Suspender la faena productora es una indisciplina, un delito, una traición. Se debilitan las energías del país; ¡se disminuye la riqueza de la patria!
Así rehabilitaríamos la esclavitud -y conste que en ella se ha fundado la civilización más ilustre de la historia. ¿Por qué no hemos de ser consecuentes? En resumen, el Estado no es sino el mecanismo con que se defiende la propiedad. Si se castiga al que atenta contra ella mediante el robo, y al que la mueve antes de tiempo mediante el asesinato, ¿no es lógico castigar también al que la suprime en germen? La propiedad se gasta; su valor se consume, y es necesario reponerlo sin descanso. El ladrón la mata; pero el huelguista la aborta. Para un fabricante, una huelga prolongada de sus talleres equivale a la fuga de su cajero; el patrono volverá los ojos al Estado, exigiendo auxilio. Un trabajador es una rueda de máquina; mas una rueda libre, capaz de salirse de su eje voluntad, es algo absurdo y peligroso. No se concibe una propiedad estable sin la práctica de la esclavitud.
[…]
El Estado se batirá; opondrá al número el número. Opondrá el ejército compuesto de hombres educados para esperar la muerte, al proletariado, compuesto de hombres que tienen la irritante pretensión de vivir. Ya que de derechos hablamos, ¿qué es un derecho, sino una concesión, un permiso de las bayonetas? Recordemos, no obstante, que los soldados no son ricos ni felices, y que los fusiles, los cañones y los acorazados no se construyen solos. ¿Vendrá el momento en que los astilleros huelguen? ¿Vendrá una huelga militar? Lo ignoramos. Es evidente que los trabajadores atraviesan una época de prosperidad, de juventud. A regañadientes, como a lobos que le persiguieran, el Estado les arroja jornadas breves, salarios más altos, pensiones, indemnizaciones, y los lobos tragan esos pedazos de carne fresca, y corren con doble vigor, y avanzan y se echan encima. ¿Dominará el Estado? ¿Aprovechará la obediencia aún bastante segura del Ejército? ¿Será vencido? Nadie lo sabe. Los vastos movimientos sociales nos son tan misteriosos como nos lo serían las mareas, si un cielo nublado eternamente nos ocultara la luna y el sol. Aguardemos los episodios de la lucha entre el trust del oro y el trust de la miseria.

Ni una Muerte sin Respuesta

Los compañeros de la FAGC, junto a los compañeros de la CNT, nos manifestamos el Jueves (día 10) para protestar por la muerte de obrero de 32 años David Santiago. Nos concentramos frente a la Asociación de Empresas de la Construcción y a la Cámara de Comercio. Por último, de camino a la CEOE (donde también pensabamos manifestarnos), se nos ocurrió pasar por el edificio de Primero de Mayo que los sindicatos “oficiales” han usurpado (recuerden que una planta de ese edificio le corresponde a la CNT, en virtud de la repartición del patrimonio histórico). La reacción de los liberados fue salir en tromba descargando contra los anarquistas la rabia que no se atreven a descargar contra la patronal. Los sindicatos amarillos, los sindicatos verticales, los sindicatos del Estado, fueron recibidos con una oleada de dialéctica que los dejó babeando de pura impotencia. A su violencia se les respondió con argumentos, a su inmovilismo, ante la muerte de un compañero, se les respondió con hechos. Teniendo la fuerza del número, han sido incapaces de convocar concentraciones para denunciar este nuevo acto de terrorismo patronal. Sólo defienden a sus afiliados, cuotas mediante. La FAGC denuncia este hecho y llama a los trabajadores a organizarse al margen de estas industrias vendedoras de obreros que son CC.OO y UGT. 

¡Ni una muerte más en la construcción!

Mañana 10 de Noviembre a las 10.00 de la mañana, Concentración en memoria del compañero obrero de 32  años que falleció en una construcción en el barrio de Guanarteme. ¡Ningún atentado patronal sin respuesta! ¡Si somos nosotros los que derramamos sudor que sean otros los que derramen sangre! La Federación de Anarquistas de Gran Canaria hará un encuentro previo en la plaza de San Telmo a las 9’30.

Calle Buenos Aires nº 29
Las Palmas de Gran Canaria
¡NI UNA MUERTE MÁS!
 Asociación de empresas de la construcción 
responsables directos de la muerte del compañero. 

Segundo encuentro de sindicatos de clase por la movilización unitaria contra el Pacto Social y por la Huelga General

Las organizaciones sindicales Confederación General del Trabajo (CGT), Confederación Nacional del Trabajo (CNT), CO.BAS, Coordinadora Sindicalismo de Clase (CSC) y Solidaridad Obrera (SO) , nos reunimos el pasado 29 de Julio en este segundo encuentro con el objetivo de continuar dando pasos hacia un calendario de movilizaciones conjunto, desde la unidad de acción y de clase, hacia una Huelga General contra las políticas de recortes y pérdida de derechos impulsada por el gobierno y las instituciones europeas, a instancias de la patronal y los mercados.

Las organizaciones sindicales nos comprometemos a trasladar desde nuestras distintas realidades y prácticas sindicales, en los barrios y en los centros de trabajo, la necesidad de que los/as trabajadores/as enfrentemos desde la unidad en la lucha unas políticas que, con las sucesivas reformas laborales, los recortes en el sistema de pensiones, la reforma de la negociación colectiva y los recortes sociales y en los servicios públicos, (Sanidad, Transporte, Educación….) pretenden, una vez más, que seamos los/as trabajadores y trabajadoras, y los sectores más débiles de la sociedad, quienes paguemos la crisis capitalista.

fuente: http://www.cnt.es/