A las 9:00 de la mañana una columna partía de la Comunidad para entregar los 42 recursos de reposición que tocaba entregar en el ayuntamiento del municipio para paralizar el decreto de desalojo firmado por el alcalde Pedro Rodríguez. Esta es la crónica en imágenes:
Se dan las últimas indicaciones antes de entregar los recursos
Hacemos piña lo momentos previos
Mostrando el recurso a los medios
Entrando al ayuntamiento «con estilo»
Desde primera hora lxs estudiantes de Educación Social de la ULPGC nos acompañan
Concentrados delante del ayuntamiento
Empezamos a tomar posiciones frente a las ventanas del consistorio
«¿Qué pasa, qué pasa? ¡Qué Pedro nos desahucia!»
Terminados los trámites volvemos a la Comunidad y enseñamos a los estudiantes cómo es la vida en «La Esperanza»
Foto de familia en el portón
Los ánimos están altos y espontáneamente los vecinos clavan sus pancartas al portón
En el programa de hoy hablamos de persecución administrativa y policial a un grupo de personas «empoderadoras» y «empoderadas» que estan solucionando problemas propios como el simple hecho de tener un techo. Esto además agravado por que las instituciones de izquierdas en el ayuntamiento hablan de pactos sociales mientras que en la realidad nos usan como mercancía.
Ahí viven, desde hace 2 años, 71 familias sin recursos
Reportaje de Antena 3 Canarias
Miguel Noya | Ignacio Suárez | Canarias | Actualizado el 29/05/2015
Reclaman que compren el edificio y haga viviendas sociales
Afirman ser la comuna ocupa más grande de España. Hace 2 años varias familias sin hogar ocuparon con permiso del dueño un grupo de viviendas en Santa María de Guía. Hoy en esas casas viven 71 familias con 150 niños. Ahora piden a las autoridades que se regularice la situación del inmueble, donde todas estas familias han encontrado solución a situaciones personales muy complicadas.
En la comuna la esperanza viven 71 familias, 250 personas, 150 de ellas niños. Dicen que es la comuna ocupa más grande de España. Son familias castigadas por la crisis. Mujeres maltratadas, parados de larga duración… Familias como la de Carmelo. Desahuciados hace un año vinieron aquí. Fue todo un alivio. Manuel y su familia tenían que elegir entre vivienda o comida. La esperanza fue su solución.
Y todos con permiso por escrito de la promotora de las viviendas. La obra estaba parada y se deterioraba. Ellos arreglaron las casas. Ahora son propiedad del banco malo que podría pedir un desahucio. Mientras, la comuna se organiza. Tiene hasta un huerto urbano y todo se decide en asamblea.
Pero La Esperanza también tienen problemas por solucionar como el agua que tiene que comprar y traer en camiones como este.
Se lo han pedido al ayuntamiento, al que también reclaman que compre el edificio y monte unas viviendas sociales. De momento, el ayuntamiento no ha respondido a esas peticiones.
«Comunidad la Esperanza, lo último que se pierde». Así reza a la entrada de un edificio de viviendas en Santa María de Guía, que se ha convertido desde hace dos años, en la esperanza de 71 familias que en su día, perdieron sus hogares.
Ruymán Rodríguez, portavoz de la comunidad cuenta que cuando se enteraron de que este edificio estaba abandonado, hablaron con la propietaria y llegaron a un acuerdo para que familias sin hogar pudieran vivir allí.
Es sin lugar a dudas, una nueva forma de ocupación, en la que prima el trabajo comunitario y que ha sido la salvación para familias como la de Carlos y Lidia.
Todos colaboran en el mantenimiento de la comunidad. Se reparten las tareas de limpieza de los espacios comunes, trabajan conjuntamente en las reparaciones necesarias, y hasta harán una derrama de dos euros por familia, para pintar uno de los bloque que reclama esta actuación.
Viven con luz de obra y compran cubas de agua para abastecerse, por lo que reclaman q ue se les preste de una vez, estos servicios, que están dispuestos a pagar.
También están dispuestos a pagar un alquiler social, por lo que demandan de las administraciones públicas que «cambien el chip», y atiendan estas reivindicaciones.
En la Comunidad La Esperanza se lucha día a día, por una vida digna, y por ello han aprovechado el tiempo electoral para hacerse visibles, para dar a conocer a la opinión pública que ellos existen, que son hombres y mujeres con sueños y que tienen la capacidad de trabajo para que esos sueños se hagan realidad.
Hay esperanza para un día llegue, más temprano que tarde, un futuro mejor para ellos y sus hijos.