LA FAGC PLANTA CARA
Denuncia y análisis de la campaña represiva organizada en su contra
Creer en casualidades, si se vive bajo el peso del Estado español, es un lujo que ya no pueden permitirse ni los más ingenuos. Nos es casual que en todas las manifestaciones a las que acudimos en bloque acaben cargando contra nosotros (con singular preferencia). No es casual que en cualquier acto convocado por nosotros nos expongamos a ser denunciados, detenidos o apaleados. No es casual que siempre se nos pegue a los mismos, y siempre con la misma rabia.
La FAGC denuncia, sin miedo y sin que fuerza alguna pueda obligarla a rectificar sus palabras, que ésta es una campaña, fríamente calculada, concienzudamente pensada y planificada, para criminalizar al Movimiento Anarquista en la isla de Gran Canaria y aplastarlo antes de que empiece a suponer, para los poderes establecidos, una molestia aún mayor.
Con lo poco que hemos podido hacer en nuestro corto tiempo de vida, hemos incordiado demasiado a las cúpulas sindicales, a los partiduchos captadores de movimientos sociales, a los símbolos del consumo y el empresariato, a algunos elementos de la ultraderecha parapolicial y a las propias fuerzas represivas profesionales. Lógico era, pues, que tarde o temprano la oleada de represión se desatara contra nosotros.
La correlación de acontecimientos despejará las dudas de cualquiera sobre lo que acabamos de afirmar:
El 29 de Marzo (día de la Huelga General) la policía agrede a una compañera arrojándola al suelo, y denuncia a tres de nosotros, incluyendo a la mencionada. Los acontecimientos suceden cuando nos salimos del rebaño sindical (cuyo itinerario nos llevaba por calles de escasa transcendencia) y cortamos una calle con un grupo de unas 100 personas. La policía ya había identificado por la mañana a un compañero con la clara intención de poder imputarle cualquier acto ocurrido a lo largo del día (en la denuncia consta, de forma fraudulenta, que se le identificó a las 21:30, cuando la realidad es que fue a las 10:00 de la mañana). Dicha denuncia, un dechado de creatividad literaria, repite con característica insistencia una serie de mentiras que sería imposible relatar (que cantamos consignas –además de estrafalarias y arrítmicas– nunca pronunciadas, que hicimos pintadas que jamás realizamos, que en vez de ser agredidos nos arrojamos deliberadamente al suelo, y un largo etcétera). Juicio y multa parecía el final de este episodio concreto, pero no contentos con juzgarnos y multarnos una vez (no por cortar la calle sino por “vejar e insultar a la policía”), uno de nuestros compañeros recibe, hace escasos días, una multa de más de 350 euros por participar en un piquete estudiantil el propio 29 de Marzo.
En la conmemoración del 1º de Mayo, por hacer uso de nuestra libertad de expresión y decirles a los grandes sindicatos que representan los intereses del Poder y no los del Pueblo, el “cuerpo de orden” de CCOO nos agrede (a nosotros y también a los compañeros de la asociación juvenil AZARUG) y nos arroja a la policía encima, que intenta detener a una compañera, rompe la nariz de otro, lesiona de gravedad el sistema cardiaco de un tercero, y golpea a un número indeterminado de manifestantes (produciendo otros dos anarquistas más heridos). Lo que nos salvó del linchamiento policial fue la valiente intervención de la mayoría de fuerzas convocadas; con la excepción, obviamente, de CCOO y UGT. De los hechos se arroja el dato de tres heridos leves, uno grave y uno muy grave. Todos ellos anarquistas y miembros de la FAGC.
La última muestra de violencia policial se ha producido en el acto convocado por la FAGC (en respuesta a la petición de solidaridad obrera que los compañeros mineros han hecho circular), el 18 de Junio, y a la que acudieron comprometidos y altruistas miembros de los ESTUDIANTES PRE-PARADOS y de AZARUG, y diversos autónomos. Después del corte simbólico de una carretera (por un paso de cebra sin semáforos), mientras el cual la policía jamás nos hizo la más mínima reconvención ni ninguna clase de llamada a deponer nuestra actitud, nos siguieron hasta el Parque de San Telmo. Allí, después de bloquear toda visibilidad, a golpe de bombona, para que nadie pudiera ver lo que ahí iba a ocurrir, identificaron a un compañero rezagado (posteriormente también detenido) para pasar a detener, sin más excusa que la arbitrariedad, a otro compañero, y a un tercero que intentó socorrerlo. Resultado: un número indefinido de agredidos y amenazados (tirando incluso de empuñadura de pistola); un menor detenido y multado de forma estrambótica; y dos adultos secuestrados, aplastados, pateados, apaleados y golpeados, que pasan la noche en tres comisarías distintas hasta que al día siguiente pasan a disposición judicial. Los dos quedan en libertad condicional con cargos (teniendo que firmar en juzgados los días 1 y 15 de cada mes), se les imputan los delitos de resistencia, atentado a la autoridad y a uno de ellos se le amplía el expediente con el de agresión. Esto hace que se les pida penas de cárcel y, en el mejor de los casos, unas inasumibles multas.
¿Qué conclusión puede sacarse de lo relatado? Que quieren desmantelar toda manifestación de Anarquismo combativo en la Isla. Sus denuncias tiran al miedo, a hinchar expedientes que nos obliguen a quedarnos en casa, que sirvan como prolegómeno de una primera estancia carcelaria. Sus multas apuntan a desangrar a un movimiento que saben autónomo y autogestionado, que no recibe subvenciones de ninguna clase y que ni siquiera quiere constar como organización legal. Sus enjuiciamientos están encaminados a neutralizarnos, a sepultarnos en esas despensas almacenadoras de problemas a las que llaman cárceles y a intentar que entre los no apresados cunda el pánico. Sus palos se dirigen a silenciarnos, a dejarnos tullidos –física y anímicamente– y, a razón de sus intervenciones y de los resultados obtenidos en días como el 1º de Mayo, a darnos de baja de la militancia de forma definitivae irreversible.
Pues bien, se han equivocado de objetivo, pues no nos ha llegado todavía el tiempo de callarnos. Reprimiéndonos sólo han conseguido aumentar nuestras ganas de seguir adelante, y que la gente evidencie cada vez más las diferencias entre “ellos” y el resto de la población. Sólo han conseguido confirmarnos que vamos por buen camino. Sólo han conseguido darnos la seguridad de que aún hemos hecho muy “poco”.
No serán ni los palos, ni la amenazas, ni la indigencia, ni las esposas, ni los pliegos de papel, ni las rejas, ni las pistolas las que nos haga desistir y meter la cabeza bajo tierra. Queremos que esto se sepa, porque queremos que si vuelve a pasar la mayoría de la gente conozca el motivo de por qué nos está sucediendo esto. Queremos que se sepa, porque queremos comunicar que estamos preparando la contraofensiva.
Amenazamos con concentraciones de protesta, con campañas anti represivas y de desprestigio policial y judicial (estas últimas quizás podamos ahórrarnoslas, ya que se las hacen ellos solos), con movilizaciones de toda índole, y con denuncias públicas como ésta. Nada nos va a parar. Seguiremos apoyando a los mineros y a todas aquellas causas que consideremos justas. Seguiremos liberando tierras abandonadas y repartiendo su fruto entre quienes han sido empobrecidos por este despiadado sistema. Seguiremos luchando en todas aquellas barricadas desde las que podamos hacerles daño. No hay nada que puedan hacer para evitarlo.
Salud, Muerte al Estado y Viva la Anarquía
“Las represiones son implacables. Ninguno de nosotros lo ignora. Sin embargo, con excepción de los cobardes, que no son muy peligrosos, las represiones ¿han hecho jamás retroceder a alguien?”
Albert Libertad
FAGC