En estos días de futbol, charanga y pandereta, es lógico que no haga ruido el acoso administrativo que están sufriendo unos jóvenes comprometidos, que contra viento y marea continúan encerrados en la ULPGC. En los días que siguen de euforia vacua, escapismo, evasión y fanatismo patriótico y futbolístico también resultará lógico que a nadie le importe cuando a este grupo de estudiantes los echen de la Universidad a sangre y fuego.
En esa línea molesta, que siempre hemos tenido a bien seguir los Anarquistas, queremos una vez más poner el dedo en la llaga, y decirte a ti, “izquierdista bien pensante”, “alternativo enrollado”, “militante buenrollista”, “sindicalista de bote”, “ciudadanista de hora punta”, “revolucionario de salón y sofá”, que lo que necesitan estas compañeras y compañeros no son migajas ni limosnas, ni pollos, ni palos y zanahorias, ni golpes de pecho, ni gestos de cara a la galería, ni comunicados de apoyo, ni que vayan a echarles el discurso (cuando no la caña), ni que vayan a dirigirlos y a darles la chapa; lo que necesitan es presencia, apoyos tangibles, brazos.
Por primera vez, en mucho tiempo, la Universidad, feudo burgués donde los haya, nido de conformismo, semillero de profesionales de la inconsciencia, de la insensibilidad social profesionalizada, ha despertado. Y por lo que hemos visto y oído no quiere ni tiene intención de volver a dormirse. El proceso del 68, por el cual las contradicciones internas de la Universidad fabricaban descontentos en vez de “trabajadores cualificados” sumisos, ha vuelto a darse.
Por ello le decimos a todas esas organizaciones de relucientes siglas históricas, de NIF impolutos, de abultadas subvenciones, de rutilantes cartelerías, de flamante palabrería, que se bajen del púlpito, den el callo y planten, por primera vez en su vida, batalla; de lo contrario, que se quiten de en medio y no estorben: en lastre solo sirve para tropezarse.
Por última vez: ¡Posiciónense! No se puede estar con Dios y con el Diablo (aunque ustedes sean profesionales de ello –más de treinta años les avalan–). Nosotros sabemos de qué pie cojean, y nada esperamos ya de ustedes, pero queremos ver si pinchándoles rebañan un poco de orgullo y toman por una vez partido por el bando correcto. Es aquí donde se demuestra la tan cacareada “unidad”, y no en la tarima. Pero si quieren seguir en la cómoda zona templada, repetimos lo dicho: quítense de en medio; sino quieren que, “por accidente”, les aplasten. Y no miento si digo que estos estudiantes pisan fuerte.
“Es a los jóvenes a los que quiero dirigirme. Que los viejos, me refiero, claro, a los viejos de corazón y pensamiento, dejen esto y no cansen sus ojos leyendo lo que nada les dirá”.
P. Kropotkin
Opinión de un Anarquista pejiguera que no habla por boca de nadie.