Este 1º de Mayo: ¡Sin trabajo, sin techo y SIN LEY!
El 1º de Mayo nació gracias a la sangre obrera derramada*; hoy pretenden ahogarlo en esa misma sangre.
Ésta podría ser una apabullante jornada de lucha, el preámbulo de algo más grande. En vez de eso nos contentaremos con desempolvar las banderas y afinar los silbatos; con realizar un tranquilo pasacalles que calme las conciencias culpables de los de abajo y permita conservar su tranquilidad a los de arriba. Muchos, incluso, irán de la de mano con CCOO y UGT. Es decir, con empresas privadas que se hacen pasar por sindicatos y que usan contra sus trabajadores la misma Reforma Laboral que dicen querer derogar.
El Sistema, con sus engranajes y gestores, quiere que este 1º de Mayo salgamos de excursión, porque cansados, de tanto caminar, de tanto “celebrar”, se descansa mejor.
¿Es que acaso nos faltan los motivos para plantarles cara?
Abandonen toda ingenuidad infantil: ¡el Sistema nos ha declarado la Guerra! Es un acto de guerra directa que te pases toda la vida trabajando para que en tu vejez no tengas ni los medicamentos asegurados; que estudiar pase a ser un privilegio al que sólo una élite tendrá acceso, gracias a la subida de las tasas universitarias; que los menguados servicios sanitarios sean aún más, y más, recortados; que si naciste más allá del Atlántico no tengas ni garantizada una mínima cobertura médico-hospitalaria; que el trabajo haya mutado de derecho a deber, y de deber a privilegio; que el desempleo forzado nos condene a morir; que el hambre ya no sea una plaga televisada, sino el espectáculo cotidiano de todo el que se atreva a asomarse a la ventana; que los desahucios se ejecuten a cientos de miles abocando a familias enteras a la condición de parias.
Nos han declarado la guerra. Nos están matando de hambre y de frío; nos están ahogando en tedio y desesperación; nos ponen la pistola en la cabeza en forma de angustia y deudas. Para colmo de males, si osamos levantar la voz nos denuncian con acusaciones inventadas; nos criminalizan con cargos ilusorios; nos venden como violentos si osamos desafiar su violencia institucionalizada. Día a día se nos está enjuiciando, condenando a desproporcionadas penas de prisión y sepultando bajo un estado policial tan represivo que harán que olvidemos que alguna vez existió algo llamado “libertad de expresión”. La sociedad se militariza a pasos agigantados y cada vez nos vamos acostumbrado más al caqui y al azul; más a que nos registren, a que nos identifiquen, y a no hacer preguntas; más a mirar para otro lado. Dicen protegernos de los “violentos”, pero no hay nadie que nos proteja de ellos.
Nos han declarado la Guerra. ¡Pues hágase la Guerra!
Esta es nuestra declaración: declaramos una guerra social abierta y sin cuartel contra todos los privilegios, contra la condena de vivir sin techo y sin tener el alimento asegurado. Declaramos con nuestra lengua de fuego una guerra sin tregua a su censura y represión. Declaramos en nuestros puestos de trabajo, en nuestros bancos callejeros o en nuestras eternas colas del paro, una guerra inexorable contra su sistema capitalista de oferta y demanda, de compra y venta, porque no somos ganado. Declaramos una guerra a muerte contra sus instituciones y ponemos hoy y aquí la primera piedra de nuestra barricada.
Hagamos que nuestro 1º de Mayo sea su último día de fiesta. Adelante, adelante siempre, porque atrás sólo hay renuncia, despojos y mierda.
FAGC
*En 1886, en Chicago, cinco anarquistas fueron condenados a muerte (uno se suicidó y cuatro fueron ahorcados) y tres condenados a penas de prisión por luchar a favor de la jornada laboral de 8 horas máximas.
Los cuatros anarquistas asesinados en 1886 por el Estado. |