La comunidad La Esperanza, un ejemplo de autogestión viva

 
                                                    Publicado por Todo por Hacer (30/6/15)

El idealismo es necesario, pero no basado en irrealidades ni quimeras, sino en la capacidad real de aplicar las ideas pertinentes para transformar el entorno. Hay que descifrar los límites de los propios mitos, sean ideológicos, teóricos o de cualquier clase; descubrir la falsabilidad de los pensadores de referencia y tratar de aplicar las propias ideas teniendo en cuenta que por muchos antecedentes que tenga lo que te propones, y por más jugo que le saques a experiencias pasadas (la historia debe entenderse como pista, no como remanencia), la realidad es que esta experiencia, esta concreta, nadie la ha intentado antes; sólo tú y los que te acompañan. El discurso exclusivamente autorreferencial se diluye y queda la dura realidad. Es dura, pero es tuya.
– Extracto del texto “Anarquía a pie de calle (I)”, publicado en la web www.regeneracionlibertaria.org por un miembro de la Federación de Anarquistas de Gran Canaria.

Hace ya más de dos años que el proyecto de comunidad La Esperanza echó a andar. Dos años desde que, a principios de 2013 y en el seno de las luchas contra los desahucios que cobraron fuerza con el 15M, la Federación de Anarquistas de Gran Canarias (FAGC) contactara con la propietaria de una serie de bloques de viviendas deshabitados en el municipio canario de Santa María de Guía. Por aquella época, la FAGC se encontraba desarrollando varias iniciativas en este campo, destacando el Grupo de Respuesta Inmediata contra los desahucios y la Asamblea de Inquilinos y Desahuciados. Los pisos de Santa María de Guía se encontraban en proceso de ser embargados por una deuda hipotecaria con Bankia. Esta situación, unida a los varios robos de material que habían sufrido las viviendas, hizo que consiguieran llegar a un acuerdo con la propietaria para que cediera temporalmente los pisos al proyecto que pretendía iniciar la FAGC. Una iniciativa de viviendas para familias sin recursos y en situaciones altamente complicadas.

A día de hoy, en medio del pantanoso mundo de los procesos judiciales, la propiedad de estos bloques ha seguido un tortuoso camino hasta llegar a manos del SAREB (el famoso “banco malo”), que en el momento que se diriman todos los recursos abiertos, podrá iniciar el proceso de desalojo de La Esperanza. A pesar de ello, desde 2013 el proyecto ha seguido creciendo a grandes zancadas, y actualmente la totalidad de las 71 viviendas con que contaban los bloques están ocupadas, dando cabida a alrededor de 250 personas, de las cuales 150 son menores de edad. Más allá de ser un espacio habitacional, La Esperanza nació con la intención de crear un proyecto social más amplio, una verdadera comunidad. En este sentido, se plantea una forma distinta de afrontar la convivencia y la gestión y construcción del vecindario. Como ellos/as mismos/as comentan, las viviendas están socializadas, con lo que la propiedad se encuentra en régimen comunitario. Ello supone, por tanto, que los trabajos de mantenimiento recaen sobre el conjunto de los habitantes de La Esperanza, que los autogestionan en base a sus propias capacidades. Y también implica que cuando alguna familia deja la vivienda, al encontrarse en una situación laboral y económica más holgada, el piso vuelve a la comunidad y esta lo pone a disposición de una nueva familia con necesidades. Puesto que la iniciativa surge para tratar de dar solución estable a casos extremos de pobreza (familias sin recursos ni ingresos, normalmente con hijos/as y en situaciones jodidas como largos periodos de desempleo o casos de violencia de género), no se cobra un alquiler por las viviendas, sino que únicamente se aporta una cuota de 25 euros al mes (voluntaria, en la que cada uno/a aporta más o menos en función de sus posibilidades) para poder afrontar la compra de las grandes cubas de agua con las que se abastece La Esperanza. Estos problemas en el abastecimiento de agua, que se unen a los de la luz, hacen que el ahorro y la economización de estos recursos sea algo imprescindible en su día a día.
Todas la decisiones que afectan al conjunto de la comunidad se toman en las asambleas, que se realizan una vez al mes (excepto en casos de urgencia) y de las que parten las comisiones que se encargan del trabajo práctico cotidiano. Como ya hemos señalado, la idea de este proyecto es que suponga un cambio en el conjunto de las relaciones vivenciales, de modo que trata de potenciar que todos los conflictos entre vecinos/as que surjan, se traten de resolver de forma directa entre los/as afectados/as, o con el apoyo de la asamblea si es necesario, pero sin recurrir  a ninguna forma de violencia, sea personal o institucional”. En este sentido, también existen otros proyectos convivenciales como son un huerto comunitario o el trabajo con los/as numerosos/as niños/as de la comunidad.
Si en estos últimos meses la ocupación se ha convertido en noticia destacada en varios medios de comunicación, noticia que ha ido creciendo como una gran bola de nieve, ha sido en gran medida porque así lo han querido los/as habitantes de La Esperanza. Tras todo este tiempo de camino recorrido, sus problemas se han agudizado en forma de hostigamiento por parte de la Guardia Civil. Los/as vecinos/as de la comunidad denuncian que, de un tiempo a esta parte, están sufriendo constantes grabaciones desde inmuebles cercanos por parte de las fuerzas del orden, así como que varias personas han sufrido identificaciones o incluso detenciones arbitrarias (que acaban derivando en sanciones administrativas, con lo que ello supone para una gente que si vive en La Esperanza es por su falta de medios económicos). Partiendo de este punto, se ha iniciado una campaña de difusión de la comunidad, con la que dar voz a la situación actual del proyecto, sus necesidades y sus próximas metas. Y ante todo, plantear sus logros. Porque si algo nos gustaría destacar de este caso es lo que han conseguido, cómo el trabajo cotidiano de toda esta gente ha generado, desde la nada, una herramienta de transformación social y resolución de problemas reales muy válida. La autogestión y el trabajo de base funcionando en el día a día, acometiendo problemas y tirando para adelante.
Volviendo sobre sus próximos pasos, desde La Esperanza se está tratando de regularizar los suministros básicos de las viviendas, a saber, agua y luz, que como ya hemos dicho, actualmente solventan precariamente. Por otro lado, y ante la nueva situación que se generará cuando el SAREB sea plenamente propietario de las viviendas, desde la asamblea de habitantes de la comunidad ya afirman su intención de luchar contra el posible desahucio planteando la opción de convertir las viviendas en pisos de protección oficial bajo régimen de alquiler social (supeditando este alquiler al 20% de los ingresos familiares). Pero lo que sí dejan claro, es que no van a dejar de lado su funcionamiento interno, su gestión horizontal y autónoma de su vecindario. Pero todo esto es cosa del futuro, y esperamos poder retomar este tema en los próximos meses con buenas noticias.
Para actualizar la información sobre La Esperanza y, si se quiere, ver cómo apoyar esta iniciativa, os recomendamos visitar la página web de la Federación de Anarquistas de Gran Canarias, www.anarquistasgc.net