Son tiempos complicados para nosotras. Este verano hemos sufrido embargo de cuentas y una falta total de recursos. El dominio de nuestra web estaba vinculado a una tarjeta de crédito y no hemos podido renovarla.
A nivel político y social hemos intentado impulsar varias asambleas de vecinos, poner en marcha de forma práctica nuestra Oficina de Expropiación Popular. Hemos conseguido atraer e interesar a la gente, pero esperaban que todo los decidieramos y organizaramos los anarquistas. Basándonos en la experiencia, hemos comprobado que esto a largo plazo solo genera dependencia. Redescubrimos que nuestro discurso es atractivo y también útil, que la gente sigue necesitando lo que proponemos, pero seguimos convencidas de que esto no basta. Todavía intentamos potenciar la autonomía y la autorganización y lograr que nuestros miembros más activos dejen de ser imprescindibles para generar actividad en los asambleados.
A nivel grupal y personal, algún compañero no ha aguantado el volumen de trabajo, las exigencias de nuestra actividad, y ha decidido tirar la toalla.
A nivel comunitario, el Ayuntamiento de Guía ha prohibido que se empadrone ningún vecino más de «La Esperanza» (algo que desarrollaremos más en textos futuros), impidiendo que los vecinos accedan a asistencia médica, a la escolarización, a ayudas, a trabajos públicos temporales, a alimentos, etc. Además, algún funcionario ha dejado caer con cruel satisfacción que este septiembre recibiremos un nuevo zarpazo del ayuntamiento.
Contrariamente a lo que se pudiera pensar, todo esto nos refuerza más en la idea de seguir adelante, especialmente por el nuevo pulso que se le está echando a «La Esperanza». Nos decidimos a abrir esta nueva web (www.anarquistasgc.noblogs.org), empezando a alejarnos del imperio comercial de Google, pues creemos que en los próximos meses necesitaremos como nunca tener un vocero que pueda denunciar un posible nuevo intento de desalojo.
Nuestro compromiso nos obliga a seguir hacia adelante, sin patriotismos de siglas de ningún tipo. Debemos enseñar los dientes y afrontar este nuevo desafío, aunque pueda significar que se convierta en la penúltima galopada de la FAGC.
Quizás puedan destruirnos, pero, por ahora, no derrotarnos.