Estas últimas semanas un grupo de familias migrantes se han puesto en contacto, desesperadas, con la FAGC. Han vivido situaciones durísimas de racismo social e institucional. Se ven sin casa, sin refugio alguno, viviendo como proscritos, perseguidos, acosados, sin asistencia sanitaria ni de ningún tipo, sin red de apoyo alguna más allá de sus paisanos. Gracias a estos han conseguido contactar con nosotros.
En un trabajo común, en el que han sido los primeros en implicarse, hemos ocupado dos inmuebles. Uno es un chalet abandonado y otro un edificio de 6 viviendas, de nueva construcción, en las mismas circunstancias.
Las 9 familias realojadas (3 en el chalet y 6 en el bloque. Un total de 31 personas, 18 de ellas niños) han pasado a gestionar, de forma directa, ambas edificaciones. En la FAGC les hemos prestado toda la asesoría posible y les hemos dado unos rudimentos básicos. Pero después de nuestra propia experiencia, y comparando también con otras experiencias habitacionales basadas en la okupación en el resto del Estado, hemos decidido no interferir nada en la gestión interna del inmueble. Actualmente todas las ocupaciones en las que ha intervenido la FAGC son gestionadas al 100% por los realojados. Con mejores o peores resultados, hay que asumir que esos son los riesgos de la autonomía y la autogestión.
¿Por qué se llaman «Las Masías» (I y II)? Bien, la situación económica de la FAGC es desastrosa. Multas, embargos, abogados, etc. Pero en nuestro último viaje a Catalunya para contar nuestras experiencias, la CNT de Sabadell (y también la PAH de allí) organizaron un acto para recaudar fondos para nuestra lucha, y gracias a eso, lo decimos abiertamente, esas 9 familias tienen casa. Con lo recaudado hemos podido, por ejemplo, comprar los materiales que permitirán a esas familias disponer de agua y luz.
La FAGC se encuentra como colectivo en un momento paradógico. Cada vez hay menos anarquistas participando, pero cada vez tanto la gente de a pie (los más excluidos de entre ellos) como los que tienen inquietudes sociales o formativas se interesan más por nuestra federación y se acercan a ella para colaborar. La lectura que hacemos es que los anarquistas están interesados en otras cosas, justo en el momento en el que la gente más necesita y requiere de nuestras herramientas. Sin embargo, esto abre un debate y una reflexión dentro de la FAGC. ¿Puede haber una federación anarquista sin anarquistas? ¿Deberíamos convertirnos en un Sindicato de Inquilinos más amplio y mandar a la FAGC al rincón de pensar una temporada?
Mientras hallamos la respuesta seguimos trabajando. Y mientras podamos en la isla seguirán naciendo ejemplos como el de «Las Masías». Se puede luchar contra los CIE’s denunciado y protestando, pero también se puede ayudar a la gente a no caer en sus garras. En eso estamos.
Estáis haciendo un trabajo impagable, estas situaciones de «falta de anarquistas» las estoy viendo yo también, pero a menor escala.
Nos dais mucha fuerza, la cual también os mando para seguir así, un abrazo.