Rueda de prensa de los vecinos afectados por el derrumbe en Paseo de Chil

Como ya es de dominio público, el pasado 11 de abril se derrumbó, sobre las 2:30 de la madrugada, parte del muro de contención del Paseo de Chil en Las Palmas de Gran Canaria. El desastre ha sido sobradamente documentado, pero algo que ha pasado más desapercibido es la situación de las familias que vivían en la ladera y que se han visto afectadas por el derrumbe. De todos los vecinos desalojados, 16 de ellos carecen de otra vivienda o de red familiar que los cobije. Hablamos de 16 seres humanos entre los que hay 2 menores, varios ancianos y 5 personas con diferentes grados de discapacidad. Hablamos de personas de clase obrera, cuyo ritmo de vida se ha visto totalmente alterado por esta catástrofe y a las que no les sobran los recursos. Hablamos de personas que sufrieron el shock de tener que huir de sus viviendas en plena madrugada con lo puesto, personas que han tenido que dejar atrás los hogares en los que llevan 30 ó 50 años viviendo, las casas que habilitaron sus padres, abuelos o bisabuelos.

Desconocemos si puede hablarse o no de responsabilidades en torno al derrumbe, pero sí que podemos hablar de responsabilidades en relación a la gestión del mismo. Las familias alojadas actualmente en el “Hotel Valencia” en Las Palmas de Gran Canaria, por el Ayuntamiento capitalino, han conocido estos días por boca de los servicios sociales que el Ayuntamiento no está dispuesto a costear su permanencia en el hostal durante los 3 meses que se prevé duren las obras de reconstrucción y los vecinos puedan volver a sus casas. Las ayudas para lavandería y transporte ya empiezan a ser retiradas. Los vecinos temen que después de mayo se vean arrojados a la calle sin ningún tipo de garantía habitacional.

Por todo esto los vecinos afectados, junto con el apoyo del Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Gran Canaria, convocamos a todos los medios de comunicación a una rueda de prensa de emergencia que tendrá lugar este viernes día 26 a las 11:00 de la mañana en el salón del propio “Hotel Valencia”, que amablemente nos cede el espacio. En dicho evento expondremos pormenorizadamente las demandas de los vecinos que resumidamente son:

1º INFORMACIÓN: Reclamamos que los responsables de la administración mantengan a los vecinos periódicamente informados de la evolución de la situación, que se personen a interesarse por sus necesidades también cuando las cámaras y los focos estén apagados.

2º SEGURIDAD: Exigimos una declaración formal y pública, por parte de los distintos responsables de las instituciones gubernamentales, que garantice que mientras duren las obras los vecinos tendrán asegurada la permanencia en el citado hostal o que de lo contrario se les facilitará otra opción habitacional digna.

3º ASISTENCIA: Solicitamos lo más fácil aun cuando se está convirtiendo en lo más difícil: humanidad, sensibilidad y empatía. Los vecinos han sufrido un trauma personal del que tardarán en recuperarse. Un trauma que ha afectado a su salud, física y anímica, y a la de su entorno más próximo. Necesitan atención y comprensión, no que se les derive a aseguradoras o agentes externos como si fueran un trasto que estorba.

Los vecinos, en definitiva, necesitan estabilidad, que la incertidumbre y la angustia no se prolongue por más tiempo, que no tengan que seguir especulando sobre cómo afectará a sus vidas los distintos equilibrios electorales que se darán en este tiempo de elecciones.

Este desastre ha dejado varias feas verdades a la luz. Por un lado, la incapacidad de unas ciudades, más concebidas como “parques recreativos” que como espacios de convivencia común, de estar a la altura en situaciones de emergencia humanitaria. Si la administración parece estar desbordada ante una situación así, ¿qué no ocurriría ante una tragedia de mayores proporciones? Por otra parte, se evidencia aquí el conflicto, ya señalado por el SIGC, de esas dos ciudades enfrentadas en combate desigual: Las Palmas “auténtica”, la ciudad obrera, histórica, en la que aún sobreviven esas casas reconstruidas y levantadas por las manos más humildes y esos barrios populares cada vez más amenazados por la gentrificación; y Las Palmas “artificial”, una ciudad pensada para no ser habitada, para excluir a los vecinos, para ser pasto de los especuladores privados, los fondos buitres y la turistificación. Nosotros, siempre, con Las Palmas de verdad, Las Palmas de los vecinos, Las Palmas obrera.

SIGC