Desde hace años, el Conde de la Vega Grande y sus subordinados intentan echar por todos los medios posibles a los vecinos de los llamados Barracones o Cuarterías del Conde (ubicadas en Juan Grande, San Bartolomé de Tirajana, Gran Canaria) de las viviendas que él mismo les concedió, o a sus padres y abuelos, cuando toda esa zona estaba dedicada a la explotación agrícola del monocultivo del tomate y ellos eran sus jornaleros.
La última ocurrencia para echarlos, hace dos años, fue intentar derribar las viviendas “por las bravas”, metiendo maquinaria pesada y destrozando uno de los inmuebles que había conseguido desalojar, previo acuerdo con su anterior inquilina. Pero el resto de la casi veintena de familias que viven ahí ya han manifestado, por activa y por pasiva, que no piensan marcharse. Son de clase trabajadora, esas han sido sus casas durante décadas (algunos llevan viviendo ahí unos 50 años) y no las abandonarán mientras no se les garantice otra alternativa habitacional como mínimo igual de digna.
Sin embargo, el Conde y su gente, con la complicidad del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, prácticamente un apéndice del vetusto condado, no han cejado en su empeño. Como también han pretendido con otras cuarterías del municipio, a través de burofaxes, presiones y la amenaza constante del desalojo forzoso, intentan minar la resistencia de los vecinos.
Si nada de esto funciona, pasan al ataque frontal, y es eso lo que está ocurriendo en los Barracones desde hace 2 días. Operarios de la finca condal, con la obligada connivencia del Ayuntamiento, están levantando un gigantesco molino eólico aledaño a las viviendas de los 63 vecinos de las cuarterías. Esta obra es a todas luces ilegal pues según la última normativa que regula el establecimiento y explotación de aerogeneradores:
Decreto 6/2015
Artículo 29.2. Cuando el planeamiento aplicable no imponga separaciones mayores, la distancia entre un aerogenerador y un núcleo habitado no será inferior a 250 metros para aerogeneradores de potencia inferior a 900 kW y a 400 metros para aerogeneradores de potencia superior.
Como puede apreciar cualquiera que se acerque a la zona, la distancia es a todas luces inferior tanto a los 400 como a los 250 metros estipulados para los aerogeneradores más pequeños. ¿A qué responde todo esto? Es un nuevo intento de coaccionar a los vecinos para que abandonen sus viviendas sometiéndolos al ruido y a las molestias constantes que supones los molinos eólicos industriales.
Por todo esto invitamos a todos los medios de comunicación a personarse en el lugar para que puedan contrastar nuestra denuncia, informarse con los vecinos y a poder ser interrogar al Ayuntamiento y al propio Conde sobre este nuevo intento de acoso inmobiliario.
SIGC