Gáldar. La comunidad ‘La marisma’, en Sardina, la componen casi 70 personas, 32 menores. Están a punto de ser desahuciadas. Se preguntan si nadie lo va a remediar
Las 28 familias que habitan una urbanización en Sau-Playa Canaria, en la zona del Faro de Sardina (Gáldar), están a punto de ser desahuciadas si se cumplen los plazos que baraja el Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria. Ocho de las familias afectadas tiene señalado ya juicio para el próximo día 15. Otras tantas han sido notificadas como «ocupantes ignorados». Ninguna de las familias, jóvenes, pobres y en su mayoría monomarentales, se consideran ocupas.
Llegaron a principios de año a las casas en cuestión tras responder a una serie de anuncios en redes sociales de un supuesto promotor inmobiliario. Entregaron 100 euros a cuenta a la espera de un contrato de alquiler que nunca llegó. Hace poco los propietarios legales de los inmuebles -La Caixa, Building Center y Coral Homes- iniciaron el proceso de desahucio de las 28 familias. Ayer los afectados ofrecieron una rueda de prensa para exponer su situación y pedir «apoyo social», el que, dicen, no han encontrado ni en el Gobierno de Canarias, ni en el Cabildo de Gran Canaria, ni en el Ayuntamiento de Gáldar, administraciones públicas a las que han acudido.
Ruymán Rodríguez, portavoz del Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria, apunta que «estamos ante un hecho alarmante y muy grave» pues vaticina un «desahucio inminente» si nadie lo remedia. Según señala, las viviendas en cuestión llevaban años abandonadas, a medio construir, y que las familias que entraron en ellas en enero las han adecentado como han podido en busca de una vivienda digna. La vulnerabilidad de estas familias no es nueva. «Son familias sin recursos, supervivientes de desahucios anteriores y con una situación económica y social agravada» por la actual crisis.
«No tienen a dónde ir y no se van a ir», dice Rodríguez, que habla de amenazas y coacciones y del miedo que reina en la comunidad ‘La marisma’. La situación «nos parece un atentado terrorista, un crimen», pues «quieren arrojarlas a la calle, sin más opciones». El portavoz del Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria habla de afectadas, en femenino, de «violencia machista» del sistema y de «aporofobia». De mujeres solas con hijos al cargo que protagonizan «tragedias reales y vidas rotas». Lourdes y Lidia son dos esas madres de familia que viven en la urbanización de Sardina de Gáldar. «No somos ocupas, tenemos derecho a la dignidad, a un techo», dicen llorando. «Solo queremos un alquiler justo, acorde con nuestros ingresos». Y se preguntan: «¿A dónde nos vamos con niños? ¿Qué futuro nos espera».
La red que apoya a estas familias se queja de que ningún organismo público se ha interesado por el caso, «no ha venido nadie de servicios sociales, cero interés por nosotras». Así que seguirán luchando por una alternativa habitacional. Pero señalan que «la desesperación de ellas es actual» y reclaman ayuda.
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