28 familias casi en la calle: «¿A dónde vamos?»

Gáldar. La comunidad ‘La marisma’, en Sardina, la componen casi 70 personas, 32 menores. Están a punto de ser desahuciadas. Se preguntan si nadie lo va a remediar

Parte de la familias afectadas por un posible desahucio y miembros de la red de apoyo. /P.V.S.
Parte de la familias afectadas por un posible desahucio y miembros de la red de apoyo. / P.V.S.
PATRICIA VIDANES SÁNCHEZ Gáldar Martes, 8 junio 2021, 02:00

 

Las 28 familias que habitan una urbanización en Sau-Playa Canaria, en la zona del Faro de Sardina (Gáldar), están a punto de ser desahuciadas si se cumplen los plazos que baraja el Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria. Ocho de las familias afectadas tiene señalado ya juicio para el próximo día 15. Otras tantas han sido notificadas como «ocupantes ignorados». Ninguna de las familias, jóvenes, pobres y en su mayoría monomarentales, se consideran ocupas.

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Vivienda, violencia machista y crisis del Covid-19

Diseño de nuestra querida compañera @Ana_Resya

El Instituto Canario de Igualdad ha publicado el “Decálogo para Víctimas de Violencia de Género”, poniendo una vez más la responsabilidad en las mujeres.

Entre las medidas que recoge el Decálogo, algunas de ellas son:

“Enseñarle a los menores mediante juegos los lugares seguros y como llamar a emergencias”.

“Revisar y retirar discretamente los objetos que puedan suponer una amenaza”.

“En caso de agresión intentar ofrecer el menor blanco posible: tapar cara, cuello y cabeza (hazte bola)”.

“Muy importante: durante el encierro no le amenaces con dejarlo, si lo decides o te ves forzada a ello, hazlo sin avisar”.

Todos los consejos propuestos por el Decálogo del Instituto Canario de Igualdad, supone la permanencia de la mujer en la vivienda donde convive con el agresor, en lugar de facilitarle las herramientas para salir de la casa, no para quedarse en ella, asumiendo la responsabilidad de procurar no ser maltratadas.

La violencia que sufren las mujeres durante el confinamiento no es una realidad nueva, estas ya convivían con un maltratador, y cuando esta situación de confinamiento finalice, seguirán conviviendo con él, y continuarán sufriendo violencias machistas.

Por ello, las mujeres –ahora y siempre– necesitan seguridad, y la seguridad pasa por salir de casa, sentirse acompañadas, arropadas y creídas.

Desde la Comisión de la Mujer del Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria hemos aprendido que la unidad y el apoyo mutuo es el salvavidas de las mujeres.

Comisión de la Mujer del Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria

El vergonzoso decálogo del Instituto Canario de Igualdad que carga toda la responsabilidad en la agredida.

La mentira tiene las patas muy cortas

El pasado 7 de abril la Comisión de la Mujer del Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria hacía público un comunicado alertando de la existencia de un agresor en Gran Canaria incrustado en los movimientos sociales y que usaba estos para acceder a mujeres económicamente vulnerables. El comunicado era de suma importancia, para todas nosotras, pues narraba uno de los casos de agresión, expuesto de forma directa por la propia agredida; además hacía un llamamiento a otras afectadas para unirse y coordinarse, o al menos para que se sintieran arropadas; nos avisaba también, al resto de colectivos, de la posibilidad de que deambulara por nuestros espacios para seguir reproduciendo el patrón en búsqueda de su “perfil de víctima”; y por último se lamentaba de que las estructuras de la CGT, avisadas a distintos niveles desde enero, no lo echara, aunque fuera cautelarmente, de sus filas y le dejara seguir atendiendo a compañeras e incluso le diera responsabilidades el 8M. Al Secretariado Permanente de CGT no le ha interesado nada de lo anteriormente expuesto, ni la agresión, ni las agredidas, ni el aviso, ni sus errores a la hora de gestionar el asunto; sólo le ha preocupado ser señalado, como si eso, verdaderamente, fuera lo importante en estas circunstancias.

El SP tenía dos opciones: mentir, negarlo todo y atacar; o reconocer los propios fallos con honestidad y adoptar urgentemente las medidas oportunas. Ha hecho lo primero, a través de una circular interna, y ha tratado de intoxicar a su afiliación mintiendo sobre la relación de hechos. El Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria no va a meterse en una guerra de comunicados y contracomunicados. Conocemos a las compas y ese no es su estilo. Nosotras tampoco lo pretendemos, pero tenemos la obligación de desmentir varías de las afirmaciones que el SP de CGT le ha hecho a sus propias compañeras.

Lo grave del asunto es que no se han desmentido las cosas verdaderamente sangrantes: que miembros de la CGT ya conocían otras agresiones cometidas por la misma persona a otras afiliadas antes de que las compas del SIGC les alertaran y que se les informó de la agresión que el SIGC denuncia en su comunicado desde enero. Nada de eso es desmentido. Se desmienten otras cosas, y se desmienten con mentiras…

1º “Apaga no depende de CGT”: Falso. Toda actividad hecha por el primer colectivo es reivindicada conjuntamente por “Apaga y CGT”, desde repartir una cuna a una mujer sin recursos a pegar un cartel. No es nada que nos inventemos nosotras, así lo publicitan en Facebook ellos mismos. Nos interesan poco las cuestiones internas, pero que el vínculo va mucho más allá de “prestarles el local” es evidente.

2º “El agresor no organizaba los actos del 8M”: Falso. Para no tener ninguna responsabilidad ese día hacía permanencia en el local, suyo era uno de los números de contacto para resolver cualquier incidencia y hasta la información oficial, firmada por CGT Las Palmas, para la huelga del 8M, está enviada desde su teléfono móvil. Nada más que añadir.

3º “El SOV de CGT Las Palmas lo había apartado”: Falso. Nos remitimos al anterior párrafo, y de nuevo a su propia cuenta de Facebook. Desde enero hasta finales de marzo se siguen publicando fotos en el local, firmadas por ambas siglas, en las que el agresor se ve en dependencias de CGT repartiendo cunas o asesorando. ¿Se puede “apartar” a alguien y que su número sea uno de los contactos oficiales para la huelga del 8M? ¿Se puede “apartar” a alguien y que haga permanencias físicas en la sede de CGT para atender a cualquier compañera que tuviera problemas el 8M? ¿Se puede “apartar” a alguien y que siga asistiendo al local, asesorando y repartiendo cosas en nombre de CGT? Menuda forma de “apartar”.

4º “La CGT no ampara a un abusador en serie”: Falso. Poco más hace falta añadir leyendo los anteriores párrafos.

El SP de la CGT no se limita a mentir es estos puntos, sino que pasa a cuestionar, entrando plenamente en el terreno de la conspiranoia, que detrás de una denuncia de agresión machista no puede haber una agresión, sino un intento coordinado y bien planeado para destruir a la CGT… Claro, claro. Por eso el SIGC pone la agresión en conocimiento de la CGT en enero, justo pocos días después de enterarse. Es lo que se hace cuando quieres destruir a otro colectivo: lo avisas del problema para que puedan solucionarlo. Por eso las compas del SIGC aguantaron 3 meses, soportando largas. Por eso sólo estallaron cuando comprobaron que las habían estado tomando el pelo, que no sólo no lo habían apartado, sino que las mujeres que tuvieron problemas durante la huelga feminista del 8M podían contactar con su teléfono o acudir al local y encontrarse con él, durante toda la madrugada… Estallaron cuando descubrieron que seguía repartiendo cunas a madres sin recursos, cuando asumieron que cada minuto de silencio ponía en riesgo a otra mujer.

Nada hay en todo esto de “campaña contra la CGT”. Distintos sindicatos de CGT son los que han ayudado al SIGC, colaborando en ocasiones muy estrechamente, a denunciar por redes los distintos intentos de desahucio de las comunidades autogestionadas en Canarias. Decenas de sindicatos de CGT han firmado comunicados contra estos desalojos. Muchos de ellos incluso han donado dinero para ayudar a que sus proyectos comunitarios salieran adelante o para sufragar los gastos judiciales de sus militantes en casos de represión. ¿De qué campaña hablan? Aquí lo que ha pasado es que hay un agresor machista y que la estructura confederal, en vez de expulsarlo cautelarmente, como dicta el sentido común, lo mantiene y le da responsabilidades en eventos feministas y le sigue permitiendo que asesore a mujeres en sus dependencias. No hay más. Si lo hubieran apartado de verdad, o al menos le hubieran quitado el Facebook de las manos, las compas del SIGC jamás se hubieran enterado de que seguía dentro y hoy no habría comunicado. Seguirían esperando a reunirse con el SP cuando viniera a Canarias, tal y como prometieron hace unos meses…

Sobre que el agresor ha denunciado por “difamación”, seguro; era condición sine qua non para mantener intactos sus privilegios y para que pudiera enviarse la circular. Sobre el recorrido que le auguramos a dicha denuncia, sobre a quién ha denunciado (no queremos hacer una porra, pero si apostamos por un nombre estamos convencidas de que ganamos) y sobre el proceso judicial que puede desarrollarse en torno a este asunto preferimos no pronunciarnos por ahora, pues no es plan de darles armas al “malo”. Baste con decir que ya estábamos preparadas.

En definitiva, y después de todo lo expuesto, no nos interesa interpelar al SP de CGT. Queremos hablar con sus afiliadas, con sus militantes de base, con la médula real del sindicato, con las feministas que siguen dentro, con las compañeras que han tirado la toalla y con las que aún no han renunciado. Hacia ustedes sólo tenemos solidaridad y afecto. No las culpamos ni hacemos responsables de lo mal que se ha gestionado este asunto. Sólo les pedimos comprensión y respeto para el valiente acto de las compañeras de la Comisión de la Mujer del Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria. Lo fácil hubiera sido seguir esperando, meses, años, hasta que el caso se pudriera en el olvido. Lo fácil hubiera sido callarse y ahorrarse polémicas y descalificaciones. Si picaba mucho la conciencia, lo fácil hubiera sido mandar un mensaje anónimo por redes y correos y limitarse a difundirlo. Pero las compañeras prefirieron poder dormir tranquilas y estar orgullosas todas las mañanas al mirarse al espejo, por eso prefirieron apoyar a su afiliada, secundarla en sus necesidades, y denunciar públicamente sin miedo a las consecuencias. No vamos a juzgar a nadie porque no luche, pero sí pedimos respeto a las que se parten la cara por nosotras, por TODAS. Las compañeras están protegiéndonos a todas, también a quienes las critican…

Las compañeras decían en su comunicado que estallaría la tormenta y tenían razón. Bien, pues nosotras bailaremos con ellas bajo la lluvia.

FAGC

Hemos tapado las caras por cuenta propia. La publicación está en Facebook sin pixelado alguno. Como se ve la publicación es del 18 de marzo (recordamos que en enero el SIGC da la voz de alerta y pocas semanas después, supuestamente, se le «aparta»), sigue en el local, atendiendo mujeres y todo en nombre de esas dos organizaciones que «nada tienen que ver» que son CGT y «Apaga».

No hay jerarquía en las opresiones

Nací Negra y mujer. Estoy tratando de convertirme en la persona más fuerte que puedo llegar a ser para vivir la vida que me ha sido dada y para ayudar a hacer un cambio hacia un futuro habitable para esta tierra y para mis hijos. Como Negra, lesbiana, feminista, socialista, poeta, madre de dos hijxs, incluido un niño y miembro de una pareja interracial, normalmente me encuentro como parte de algún grupo en el que la mayoría me define como desviada, difícil, inferior o sencillamente “equivocada”.

De mi membresía en todos estos grupos he aprendido que la opresión y la intolerancia de la diferencia vienen en todas formas, tamaños, colores y sexualidades; y que entre aquellxs de nosotrxs que compartimos los objetivos de la liberación y un futuro viable para nuestrxs hijxs, no puede haber jerarquías de opresión. He aprendido que el sexismo (una creencia en la superioridad inherente de un sexo sobre todos los otros y, por lo tanto, en su derecho a la dominación) y el heterosexismo (una creencia en la superioridad inherente de un patrón de amor sobre todos los otros y, por lo tanto, en su derecho a la dominación) Surgen de la misma fuente que el racismo: una creencia en la superioridad inherente de una raza sobre todos los demás y, por lo tanto, en su derecho a la dominación.

“¡Oh!”, Dice una voz de la comunidad Negra, “¡pero ser Negrx es normal!” ¡Bueno, yo y muchxs Negrxs de mi edad podemos recordar apesumbradamente los días en que no solía serlo!

Simplemente no creo que un aspecto de mí misma pueda beneficiarse de la opresión de otra parte de mi identidad. Sé que mi pueblo no puede beneficiarse de la opresión de ningún otro grupo que busque el derecho a la existencia pacífica. Más bien, nos disminuimos a nosotrxs mismxs negando a lxs otrxs cuando hemos derramado sangre para procurar a nuestrxs hijxs. Y esxs niñxs necesitan aprender que no tienen que llegar a ser como otrxs con el fin de trabajar juntxs por un futuro que todxs ellxs compartirán.

Los ataques cada vez mayores contra lesbianas y homosexuales son sólo una introducción a los ataques cada vez más graves contra todxs lxs Negrxs, ya que dondequiera que se manifieste la opresión en este país, lxs Negrxs son víctimas potenciales. Y es una norma de cinismo de la derecha animar a lxs miembrxs de los grupos oprimidos a actuar unos contra otros, y mientras nos dividimos por nuestras identidades particulares no podemos unirnos en una acción política efectiva.

Dentro de la comunidad lesbiana soy Negra, y dentro de la comunidad Negra soy lesbiana. Cualquier ataque contra lxs Negrxs es un asunto de lesbianas y gays, porque yo y miles de otras mujeres Negras formamos parte de la comunidad lesbiana. Cualquier ataque contra lesbianas y gays es un asunto Negro, porque miles de lesbianas y gays son Negrxs. No hay jerarquía de opresión.

No es accidental que la Ley de Protección de la Familia, que es virulentamente anti-mujer y anti-Negrx, también sea anti-gay. Como persona Negra, sé quiénes son mis enemigos, y cuando el Ku Klux Klan va a los tribunales de Detroit para tratar de forzar a la Junta de Educación a quitar libros que el Klan cree que “insinúan la homosexualidad”, entonces sé que no me puedo dar el lujo de luchar contra una sola forma de opresión. No puedo creer que la libertad de la intolerancia sea el derecho de un solo grupo. Y no puedo permitirme elegir entre los frentes en los que debo luchar contra estas fuerzas de discriminación, dondequiera que surjan para destruirme. Y cuando surjan para destruirme, no pasará mucho tiempo antes de que aparezcan para destruirte.

 

Audre Lorde, 1983.

Cómo hacer tu propio spray de pimienta para autodefensa

En vista de que las agresiones machistas a mujeres no hacen más que aumentar, con la connivencia judicial y policial, las mujeres de la FAGC queremos explicarle a las compañeras que nos leen cómo fabricarse, de forma fácil y barata, un útil spray de pimienta casero. Consideramos que la autodefensa, la necesidad de protegernos a nosotras y a nuestras compañeras, es fundamental para combatir la violencia machista en unos espacios que hemos de empezar a arrebatarles: los barrios y la calle.

Métodos como el que vamos a explicar son muy prácticos para protegerse de una agresión puntual, pero si queremos ir socavando la violencia patriarcal e ir expulsándola de nuestro entorno, desde la FAGC recomendamos la creación de grupos feministas de autodefensa dispuestos a articular un feminismo de barrio que empiece a capacitarnos para defendernos ante las agresiones y para crear una red solidaria de apoyo que evite que ninguna de nosotras vuelva a caminar sola en esta sociedad donde la violencia de género, en sus distintas manifestaciones, está cada vez más generalizada. Entremos ya en materia.

Materiales que necesitamos:

  1. Pimienta cayena

  2. Aceite de girasol

  3. Alcohol de 96º

  4. Guantes de látex

  5. 2 recipientes (uno para hacer la mezcla y otro para volcar el contenido)

  6. Un platito para tapar la mezcla

  7. Cucharilla de postre

  8. Filtro de café o colador pequeño

  9. Embudo (fonil)

  10. Un pulverizador de bolsillo

  11. Lavavajillas (opcional)

  12. Salsa picante (opcional)

Pasos que hay que dar:

1º Disponte a preparar la mezcla teniendo cuidado con los niños o animales que puedas tener cerca. Cuando todo este preparado y el espacio sea seguro, ponte los guantes de látex para evitar que los productos abrasivos te impregnen las manos.

2º Echa en un recipiente aproximadamente 5 cucharadas de postre de pimienta cayena (en la FAGC nos sobra porque la usamos en nuestros huertos para repeler insectos y otros animalitos. Es barata y fácil de conseguir. Suele encontrarse en la sección de especias de cualquier comercio). Lo más cómodo es usarla en polvo, pero si sólo encuentras las guindillas enteras deberás machacarlas tu misma en un almirez con un mortero. Echa entonces un cuarto de bote y machaca hasta conseguir triturarlas lo mejor que puedas.

3º Añade al recipiente el alcohol de 96º (el suficiente para que cubra por completo la cayena y crear una pasta) y no pares de remover para que se disuelva bien.

4º Añade tanta cantidad de aceite como de cayena y sigue removiendo hasta conseguir una solución homogénea. El aceite hará que la solución se espese y se adhiera con facilidad a la superficie que vayamos a pulverizar (la cara, los ojos y las mucosas del agresor).

5º Opcionalmente puedes añadir una cucharada de lavavajillas (es irritante y aumentará la viscosidad del producto). Y también de salsa picante. Las salsas picantes de marca son caras, así que te recomendamos usar una de marca blanca. Igual de efectiva y mucho más barata. Hay compas que recomiendan echar un chorro de limón porque también es abrasivo, pero en nuestra experiencia disuelve la grasa del aceite (como también hace el lavavajillas, pero sin aportarle la viscosidad de este) y hace que pierda adherencia. También hemos visto que se recomienda echar ajo, pero hemos comprobado que acaba pudriéndose y dando mal olor y no es cuestión de llevar encima algo que apeste. Pero experimenta por ti misma hasta dar con la mejor receta y ya nos cuentas. Esta es la que usamos nosotras.

6º Tapa la mezcla (un plato vale) y déjala macerar entre 12 y 24 horas.

7º Usa un filtro o colador fino y pasa la mezcla a otro recipiente (recuerda escurrir bien para no perder ninguna sustancia) y de este a un pulverizador (uno de colonia vacío vale) con un pequeño embudo. Intenta que no se te cuele ninguna impureza, grumo o trocito de cayena, porque eso puede obstruir el pulverizador y dejarte colgada cuando más lo necesites.

8º Prueba tu spray de pimienta par de veces antes de dar el trabajo por terminado. Comparte la receta con tus compañeras y que cada una lleve el suyo. Repartirlos a las compis y vecinas y destribuirlos en charlas y eventos, además de su utilidad práctica, puede ser una buena forma de concienciar a las compas sobre la necesidad de defendernos por nosotras mismas y, si se pide una contribución económica voluntaria, también una manera de autofinanciarnos y permitir que el grupo crezca.

“El feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente” (Simone de Beauvoir).

Actualidad

(Cuento aparecido en Con A mayúscula, libro editado por @AnarquismoenPDF)Hoy, si todo ocurre según lo previsto, saldrá a la calle E. J. S. Llevaba en prisión desde hace más de 25 años. Es un agresor sexual múltiple y reconocido. Su inminente puesta en libertad ha generado mucha controversia y una gran alarma social.

La televisión ha entrevistado hoy a razón de este asunto a F. Z. R., uno de los laureados agentes del Cuerpo Nacional de Policía que lo detuvo. Lo que los medios no han querido mencionar es que el agente F. se ha hecho tristemente popular en la ciudad por su «actitud inapropiada» con las detenidas. Nadie parece saber, salvo las víctimas y sus compañeros agentes, que en el territorio hermético de las comisarías el policía F. se dedica a abusar de las mujeres que tiene bajo su custodia y que ya son varias las que han sido maniatadas y agredidas. Le gusta especialmente insultarlas mientras las manosea.

Quizás algunas de ellas podrían plantearse recurrir al ilustre juez P. G. G., el mismo que precisamente condenó a E., el violador en serie del que hablábamos al principio de esta nota. Lo que quizás no llegarían a saber es que cada una de sus denuncias serían probablemente archivadas. Y es que el juez P., socio reconocido de asociaciones progresistas de la judicatura y autoproclamado defensor de los derechos de las mujeres, no es sólo gran amigo de F., además se considera bastante tolerante con lo que él denomina «debilidades morales». Cada viernes y sábado por la noche deposita en el bolsillo de su hijo mayor, que acaba de cumplir 18 años, un billete de 100€. Nunca se cansa de decirle, con una sonrisa cómplice: «para que emborraches a alguna». No es la primera vez que una chica se levanta aturdida y amoratada, entre lágrimas y vómitos, de la caseta de invitados, y que el servicio la invita a recoger sus cosas y marcharse.

Precisamente el magistrado P. ha quedado para almorzar este fin de semana con el reconocido político conservador J. A. M., partidario de que el violador E. cumpla íntegra su pena. Varias asociaciones sociales y vecinales han reconocido la valiente labor de este político, que ha jurado hacer todo lo que esté en su mano para impedir la cada vez más próxima puesta en libertad del que ha denominado como «un depredador sexual» y «una amenaza real para todas las mujeres». Mientras J. prepara una rueda de prensa donde piensa darle más bombo a este asunto, ojea despreocupado un informe militar que tiene sobre su mesa. El informe en realidad le atañe directamente, pues no hace mucho era Ministro de Defensa. Aunque no está preocupado en absoluto, le ha mandado una copia a su amigo el juez P. para que opine sobre sus implicaciones legales. Según el informe, la situación en un determinado país de Oriente Medio ya se ha normalizado gracias a la participación de «las fuerzas armadas patrias». Sin embargo, la población civil no para de quejarse por la cantidad de niños y niñas no reconocidos que han nacido desde la ocupación del país por las tropas occidentales y por la cantidad de madres desesperadas que no consiguen adaptarse a la nueva situación. Al parecer la orden de imponer un «estado de terror sistemático», incluyendo «acciones punitivas de todo tipo», ha dado como resultado que el ejército enviado en «misión humanitaria» se haya dedicado compulsivamente a violar a las mujeres y niñas originarias del lugar, ocasionando sangrientas escenas y terribles secuelas. Aumentan los nacimientos no deseados y también los suicidios femeninos. El señor J. sabe bien que él permitió que se cursara la orden que ha provocado todas esas violaciones, que someter a la población local a través del «terror sexual» era parte de la estrategia militar de sus generales, pero no piensa en eso. Piensa únicamente en cómo usar la polémica del «depredador» E. para que todo el asunto de Oriente Medio ni siquiera llegue a transcender.

[Sin firma, inédito]

Reflexiones de la FAGC en las rrss sobre el 8 de marzo

Twitter: @FAGC_Anarquista
Facebook: Federación Anarquista de Gran Canaria organización y comunidad.  
 
 
Sí, sí, celebrad hoy el día de la mujer trabajadora; mañana las asesinadas, las explotadas, las violadas y prostituidas os darán exactamente igual. Todas esas mujeres que son obligadas a parir como máquinas de repuestos humanos tampoco os importarán. ¿El aborto es una elección? Ojalá lo fuera, pero donde yo vivo es supervivencia. ¿Día de la mujer trabajadora? ¿Y de la mujer indigente y de la esclava y de la parada? Sois incapaces de hacer algo que no huela a jodida clase media.

 

Se habla del día de la mujer trabajadora porque os importan mucho las mujeres, como si fueran mascotas, ¿os acordáis también de las presas y de las violadas en comisaría? ¿Hoy es el día de la mujer policía o de la detenida? ¿De la funcionaria de prisiones o de la presa? ¿De la asistente social o de la madre a la que la primera le quiere quitar sus hijos?

 

Un día de la mujer oprimida, de la mujer revolucionaria, sí tendría sentido. Y que ese día durara tanto como dura una vida.

Y tú no estás libre movimiento libertario. Hablas de feminismo y de feminicidios, y en nuestros ambientes se reproduce el machismo y no hay valor para enfrentarlo.

 

El occidental se repugna por la situación de la mujer lejos de sus fronteras mientras abofetea a su pareja. El libertario señala esta incongruencia mientras ignora lo que pasa en su CSO aprovechando la cercanía y la complicidad colectiva. Y mira con superioridad al analfabeto que ordena fregar a «su» pareja femenina, mientras él manda a la «suya» a pintar carteles.

 

Y en los abusos todo lo justifica el alcohol, la edad, la inexperiencia. Y mientras una persona se siente culpable por haber sido agredida.

 

Ese ambiente «libertario» no nos da menos asco que el de las tabernas taurinas, los clubes de patriotas y las peñas de babosos.