«¿Huelga de Alquileres?» un libro urgente de Segadores y Bauma

Las compañeras de Editoral Segadores y Col·lectiu Bauma publican y comparten gratuitamente ¿Huelga de Alquileres? (2020), una obra urgente, inmedianta, que en un tiempo de crisis, vértigo y dudas, nos demuestra que una herramienta como la Huelga de Alquileres nos sirvió antes tanto como nos servirá ahora, porque las concidiones son igual de apremiantes: necesidad, supervivencia y descrédito total del Sistema.

Leer y descargar aquí: Huelga de Alquileres.

Huelga de Alquileres en Tenerife (1933).

Reseña de Manel Aisa de «Polémicas Salvajes»

Fuente: Revista Orto

Al encuentro con las polémicas de Ruymán

Manel Aisa Pàmpols

Editado por Calumnia

Es justo y necesario abrir de vez en cuando la ventana para que entre aire fresco, y renueve todos los rincones, para que nuevas inercias corran por los entresijos, por donde transitan las ideas que tanto necesitamos, pero esta vez la sorpresa para mí fue, encontrarme el ventanal abierto y observar que hacia mi venía una bocanada de aire fresco que de alguna manera despertaba de nuevo el interés, y descubrir que hay nuevas maneras de entender y observar, con alguna que otra percepción que nos empujan a nuevas versiones de aquello que entendimos en su día, y allí estaba Ruymán Rodríguez, sin ningún tipo de complejos ni prejuicios nos dice en su libro “polémicas salvajes” se lanza al ruedo después de ver en los ambientes anarcos alguna que otra idea que no le acaban de gustar y dice “Del anarquismo. Sin embargo, yo no tengo prestigio alguno que arriesgar y hablar sin nada que perder aligera bastante la labor”.

Qué bien, cuando uno se libera realmente de todo ese compromiso que dice defender en movimientos que son tan libres, que el compromiso sea por lo general momentáneo, escaso y muchas veces incoherente, donde a vueltas sino estás en el decálogo ya eres un vendido, pero al parecer hay oportunidad para todo y todos y él nos comenta: “En el anarquismo siempre hay hueco para no estar “ni al margen ni en el ajo”, para estar con la gente y contra los Estados”.

Por lo demás Ruymán nos subraya esas tres polémicas salvajes que las circunscribe y orienta a tres temas al parecer eviternos como son “Catalunya, la diversidad y la prostitución”. Nada más ni menos que la diversidad por más mundo moderno que nos vanagloriemos de vivir, aun sigue teniendo sus estigmas, la prostitución siempre reglamentándola aquéllos que pocos tiene que ver con ella, y esa Catalunya que según el General Espartero había que bombardear cada ochenta años; sin embargo, Ruymán repara en uno a uno de tantos porqués que a lo largo de la vida una persona inquieta llega a cuestionares y dice: “porque las catalanas quieren abandonar el naufragado cayuco español, cuando lo que debería sorprenderles es que el resto quiera continuar en él”.

Esa sorpresa que expresa el militante canario quizá debería ser una buena reflexión, al menos de una parte importante de las personas que cohabitan en este país, pero por el momento no parece el tema más candente, ni tan siquiera a tener en cuenta, mientras Ruymán continúa sin tapujos y va directo al grano y camina hacia aquéllos que más cerca tenemos y dice “eterno recurso de la “pureza”. La idea de que el anarquismo es algo demasiado grande y perfecto como para bajarlo de su pedestal de cristal de Swarovski y mezclarlo con causas espurreas…. Así se entiende que en la mayoría de luchas sociales, como es el caso del frente de la vivienda en la última década, el anarquismo haya jugado un papel anecdótico o de comparsa, salvo aisladas excepciones… Creemos que solo podemos participar en luchas perfectas, con gente perfecta, con un porcentaje de un 100%de coherencia y de un 0% de contradicciones. Esas condiciones, todas lo sabemos, nunca se darán. Es por eso por lo que ya no participamos en casi nada”.

Aprovecha Ruymán para lanzar una mirada al anarquismo de hoy y realmente encuentra un vació importante, en aquel anarquismo que pretender ser organizativo, difícil de argumentar, de corregir, después de ver las causas, digamos inhibición de los empujes sociales que movían a los anarquistas de los años 30 del siglo pasado y no digamos de aquéllos que fueron sus padres cuando todo el anarcosindicalismo estaba por estructurar y hacer. Pero el tiempo corre. Y sin duda, aquellas admiradas generaciones pertenecen a su tiempo, que no es más que el pasado, pero una vez más hay que preguntarse y ¿ahora qué? y nos da pistas de cuál es nuestro ligamen con el pasado cuando dice. “Las anarquistas estaban en los años 30 y 40 del siglo pasado con las judías como hoy están con las palestinas, porque nuestro lugar, sin necesidad de asumir banderas, Estados, creencias religiosas y culturales, siempre ha estado con las perseguidas y contra los perseguidores, con las oprimidas y contra los opresores,…. Las anarquistas somos mapuches cuando cargan contra las mapuches, somos kurdas cuando bombardean a las kurdas, somos artistas cuando encarcelan a las artistas, y así sucesivamente, porque nuestra carne se compone de todas aquellas que sufren la represión en cualquier lugar del mundo. ¿Por qué somos anarquistas entonces? Porque quien siempre reprime es el Poder. Hoy, por lo mismo nos toca ser catalanas. … toda situación de conflicto social es un campo de trabajo propicio para el anarquismo… Porque implicarse no es ni puede ser sinónimo de colaboracionismo”.

Sin duda creo que el anarquismo del que nos habla Ruymán es aquel que estuvo en los tiempos difíciles de la Huelga de la Canadiense, o en los primeros meses del “Comité de Defensa económica” del Sindicato de la Construcción que se enfrentó a una huelga muy peculiar en su momento heterogénea y sin duda difícil de gestionar en aquel momento, pero las necesidades obligan y el bien común de los muchos se rearma con convicciones de clase. Y podríamos continuar con sus ejemplos al recordar las luchas del Barrio de Gamonal en Burgos, o la lucha por el paso de las vías del AVE por el barrio del Carmen de Murcia, o en Madrid todos somos de la casa Ingobernable, o el ya lejano Chapapote del Prestige en Galicia.

Lo que nos está diciendo Ruymán es que el anarquismo no está para sustituir los poderes públicos y menos en este momento sino para increparlos, presionarlos y forzar de una manera u otra para que corrijan las políticas sociales y sean beneficiarias del bien común, y en un momento de sus polémicas salvajes nos dice: “Sólo sé que las anarquistas hemos de aprovechar casi cualquier situación de descontento popular para meter baza y para introducir presión en la olla social y evitar así que la gente siga sometida a la lealtad institucional y a la disciplina de partido”.

También observa y se hace evidente la falta de reflexión en el propio movimiento libertario y lo deja por escrito cuando en un momento del libro nos dice: “Como siempre, responsabilizamos a las demás de aislarse porque eso es mucho más fácil que hacer autocrítica y realizar un trabajo profundo y duro sobre nosotros mismos y nuestra cacareada tolerancia. Esa es nuestra tragedia cotidiana: acusamos al efecto sin apreciar que nosotros somos la causa” .

Este o no este Ruymán equivocado creo que lo importante en él es esa actitud de lanzar el guante, el reto como lo haría el anarquista santanderino Rafael Barret para entender el anarquismo, que él mismo razonaba constantemente y que era capaz de defender a duelo con espada, bien, no hace falta llegar a estos extremos, pero si lanzar el anzuelo para que realmente el anarquismo, español, catalán o de donde sea de la península ibérica tenga un careo consigo mismo para que salga y se arrinconen de alguna manera esos egos que tanto freno le echan en este momento a una forma de entender la vida, a desbordar la actitud organizativa de las organizaciones digamos libertarias, donde buena parte de lo anarquista está al margen, esa corriente que confluye por otros senderos donde hay muchos menos prejuicios.

Otra de las observaciones que nos lanza Ruymán a parte de explicarnos en el inicio del libro su procedencia identitaria , la encontramos cuando nos habla del “Lumpenproletariado“ que de alguna manera me aproxima un poco más a su pensamiento, ya que recordando uno de los hombres que pude biografías como es el libro “Tras las huellas de una vida generosas Aurelio Fernández Sánchez y los Solidarios” donde Aurelio después de la victoria del 19 y 20 de julio del 36 en Barcelona a la pregunta de un periodista extranjero responde que “ la revolución la han hecho los de siempre los piojosos que no tiene nombre” y esos hombres y mujeres son los que definitivamente puede intentar cambiar las cosas.

El libro tiene otros argumentos duros sobre los múltiples desahucios que se producen en este país de una manera realmente repugnante ese terrorismo de la propiedad despiadada de avaricia acumulativa que nunca se sacia, pero ahora me gustaría acabar poco más que con sus propias conclusiones primero con una reflexión sobre la prostitución y luego siguiendo con el lumpen, es decir de los que no pudieron sentarse en el banquete de la vida y dice Ruymán y con ello acabo: Habitualmente, ninguna explotada se acerca a una organización obrera para reclamar un cambio revolucionario radical. La gente, lógicamente, sólo está interesada en un principio en mejorar sus condiciones de vida, que no es poco. …
Concluyendo, sé que la organización del “lumpen” no tiene por qué representar per se un cambio radical. Ni siquiera, necesariamente, un cambio a mejor. La gente puede organizarse para acomodarse a su opresión, para venderse a las instituciones o para cualquier otra corrupción similar .
De agradecer la sinceridad de este trabajo que creo vale la pena cuanto menos tenerlo presente y si hay oportunidad leerlo con sosiego y reflexión, gracias.

 

Notas

1.- Polémicas Salvajes, Ruymán Rodríguez, Calumnia
2018, P.11.

2.- Polémicas Salvajes, Ruymán Rodríguez, Calumnia
2018 P.14.

3.- Polémicas Salvajes, Ruymán Rodríguez, Calumnia
2018 P.14.

4.- Op. cit 14-15.

5.- Polémicas Salvajes, Ruymán Rodríguez Calumnia
2018 P.17,18, 19,23.

6.- Op. cit P.34.

7.- Polémicas Salvajes, Ruymán Rodríguez Calumnia
2018 P.42.

8.- Polémicas Salvajes, Ruymán Rodríguez Calumnia 2018 P.74, 83

Reseña de Frank Mintz de «La verdadera Barcelona en llamas»

Reseña y opinión del compañero Frank Mintz sobre La verdadera Barcelona en llamas de Ruymán Rodríguez. Lucidez y agudeza del veterano militante e historiador anarquista.

Fuente: Fondation Besnard

Ruymán Rodríguez, La verdadera Barcelona en llamas, 31 pp., diciembre de 2019. 2 euros [Las ventas del folleto van para colaborar económicamente con la FAGC, Federación Anarquista de Gran Canaria], distribuido por la editorial Calumnia.

Este testimonio análisis es auténtico, aleccionador y muy positivo porque pincha muchísimos globos de la propaganda mediática de la prensa oficial y «Lo lamentable es descubrir que gran parte de la izquierda politizada, con sus columnas de opinión, comunicados, colectivos, sedes y asambleas, parecen estar analizando la realidad a través de dicha propaganda mediática. (p. 7)» Añado que fuera, en Francia por ejemplo, algunos grupos (ex-aún leninistas) casi equiparan los presos políticos catalanes a los cientosdepresos políticosen Argelia, Irak, etc. (no citan a Rusia, China y a Corea del Norte porque muchos conservan sus genes de admiraciónal socialismo real).

 

Ruymán Rodríguez parte de lo que vio: los supuestos comandos asalariados por grupos potencias ocultas «Son jóvenes que a menudo no superan los 18 años. En las calles de Barcelona no es raro encontrar a chicas y chicos de 15 o 16 años llevando la iniciativa en las manifestaciones y en los enfrentamientos con la policía.[…] no tienen más armas que la voluntad, el entusiasmo, el ensayo/error, el adiestramiento del día a día, la improvisación, la información boca-oreja y mucha rabia acumulada.(pp. 9-10)»

Para el autor esta rabia estalló con las sentencias del 14 de octubre de 2019 a penas de cárcel entre 9 y 13 años para catalanistas que sólo defendían sus ideas sobre la jurisdicción de España.

El mito de la libertad de expresarse pacíficamente en una sociedad autoproclamada democrática se desmoronaba. Quizás sea así, creo más en la repetida toma de conciencia de atacar de nuevo la hipocresía global del sistema político y su aceptación total del capitalismo (en Cataluña y por todas partes).

Por eso «En las manifestaciones hay también muchos jóvenes sin futuro, sin empleo, migrantes, cabreados por una Barcelona cada vez más inhabitable, concebida para ser consumida y no vivida. Jóvenes que antes de la sentencia ya estaban hartos de que los mossos les registraran y detuvieran por su color de piel. Jóvenes con empleos precarios que se lamentaban por tener que abandonar una manifestación o un corte de carretera porque tenían que entrar a trabajar en una feina de merda. Cuantos más de estos jóvenes se sumen al conflicto más se incidirá y profundizará en los aspectos sociales del mismo.(p. 14)»

Ruymán Rodríguez muy bien subraya las provocaciones policiales (de mossos y uniformados nacionales) buscando descaradamente mutilar gravemente (p. 17, como en Francia, Chile, etc.). Además, el autor refuta el mito de los gastos enormes acarreados por los manifestantes, por ejemplo la quema de contenedores. El autor muestra como «el Ayuntamiento de Barcelona estima en un millón y medio de euros el gasto por los contenedores quemados»(p. 29). ¡La patraña no tiene límites!

La respuesta a tantas manifestaciones no es forzosamente «política o reivindicativa. Hay también un factor lúdico, de ocio, que, sin ser mayoritario, no es irreal. En ocasiones ese factor no está reñido con la solidaridad y el compromiso en la lucha callejera y, aunque parezca paradójico, estos elementos pueden llegar a compenetrarse de forma bastante natural.[…] Otro elemento desconcertante es la aparente falta de un objetivo o plan concreto. Debe de haberlo, pero casi nadie parece conocerlo.[…] Esta dinámica me hacía darle vueltas a dos cuestiones: primera, la necesidad, ya mencionada, de una hoja de ruta ajena a las instituciones y a las organizaciones que éstas manejan; segunda, preguntarme dónde estaban “los míos”, las organizaciones y colectivos anarquistas.(pp. 17-19)»

Se suele decir que plantear un problema ya es anticipar la respuesta y Ruymán Rodríguez la presenta muy adecuadamente. Pero creo que más breve sería mejor y con sus propias palabras. «Aquellos anarquistas, y miembros de la llamada izquierda en general, que hoy cargan contra la juventud catalana están cometiendo el mismo error que ya cometieron con el 15-M. […] Cogidos por sorpresa, y sin mucho interés en moverse demasiado (ni a nivel de replanteamientos ideológicos ni de actividad inmediata), adoptan la cómoda postura de cuestionarlo todo pero sin hacer nada. […] No están comprendiendo a su juventud, reduciendo su propia ideología “revolucionaria” a un artefacto senil, pretérito, impracticable, que no arrastra ni una pizca de la utilidad que pudo tener en el pasado.[…] Al final los jóvenes les dirán lo mismo que ellos dijeron en su día [1968] a otros censores:«[…] preferimos trabajar en acuerdo con centenares de revolucionarios que, sin llevar la etiqueta de anarquistas, lo son para nosotros mucho más que ciertos burócratas.(pp. 20-23)»

 

Infelizmente, el problema es que a menudo salimos [los ancianos como yo] «sin espejo» o «sin recuerdos de nosotros mismos». Me lo explicó [hacia 1963] un amigo y cenetista exiliado antifranquista [de verdad] con una secuencia de la película Viva Zapata [1952] de Elia Kazan. Zapata ya es jefe con un espacioso despacho, el edecán le trae una lista de sospechosos y Zapata la lee; de repente se acuerda de que estuvo preso con otros frente a un oficial que tenía una lista igual de sospechosos para elegir a quiénes fusilar. Y entonces Zapata rasga la lista y la tira y se vuelve a la guerrilla con la gente de a pie.

Dejo de lado si el amigo, Liberto Sarrau, aragonés y catalán fue lógico consigo mismo o si yo, sin etnia muy pura y muy clara, fui y soy lógico frente al espejo. Otro problema es cuando el militante, joven o veterano, ni sabe qué es un espejo moral y se toma por un cura-predicador-comisario político hablando a analfabetos (que enseguida le identifican perfectamente como persona inútil).

 

Ruymán Rodríguez propone muy bien otra manera (para no seguir siendo estúpido): «Tu comportamiento habla más de tu propuesta política y social que ningún discurso.[…] merece la pena moverse, tensionar la situación, ganar peso, experiencia y número de cara al futuro, llevar los acontecimientos hasta sus límites, luchar sin idealizaciones ni esperanzas vagas […] (pp. 25, 28)»Coincido con el autor cuando concluye sobre lo que sucedió (y puede continuar) en Cataluña: «es un pueblo que está empezando a perder el miedo. Esa es la verdad sobre las llamas de Barcelona.»

Actualidad

(Cuento aparecido en Con A mayúscula, libro editado por @AnarquismoenPDF)Hoy, si todo ocurre según lo previsto, saldrá a la calle E. J. S. Llevaba en prisión desde hace más de 25 años. Es un agresor sexual múltiple y reconocido. Su inminente puesta en libertad ha generado mucha controversia y una gran alarma social.

La televisión ha entrevistado hoy a razón de este asunto a F. Z. R., uno de los laureados agentes del Cuerpo Nacional de Policía que lo detuvo. Lo que los medios no han querido mencionar es que el agente F. se ha hecho tristemente popular en la ciudad por su «actitud inapropiada» con las detenidas. Nadie parece saber, salvo las víctimas y sus compañeros agentes, que en el territorio hermético de las comisarías el policía F. se dedica a abusar de las mujeres que tiene bajo su custodia y que ya son varias las que han sido maniatadas y agredidas. Le gusta especialmente insultarlas mientras las manosea.

Quizás algunas de ellas podrían plantearse recurrir al ilustre juez P. G. G., el mismo que precisamente condenó a E., el violador en serie del que hablábamos al principio de esta nota. Lo que quizás no llegarían a saber es que cada una de sus denuncias serían probablemente archivadas. Y es que el juez P., socio reconocido de asociaciones progresistas de la judicatura y autoproclamado defensor de los derechos de las mujeres, no es sólo gran amigo de F., además se considera bastante tolerante con lo que él denomina «debilidades morales». Cada viernes y sábado por la noche deposita en el bolsillo de su hijo mayor, que acaba de cumplir 18 años, un billete de 100€. Nunca se cansa de decirle, con una sonrisa cómplice: «para que emborraches a alguna». No es la primera vez que una chica se levanta aturdida y amoratada, entre lágrimas y vómitos, de la caseta de invitados, y que el servicio la invita a recoger sus cosas y marcharse.

Precisamente el magistrado P. ha quedado para almorzar este fin de semana con el reconocido político conservador J. A. M., partidario de que el violador E. cumpla íntegra su pena. Varias asociaciones sociales y vecinales han reconocido la valiente labor de este político, que ha jurado hacer todo lo que esté en su mano para impedir la cada vez más próxima puesta en libertad del que ha denominado como «un depredador sexual» y «una amenaza real para todas las mujeres». Mientras J. prepara una rueda de prensa donde piensa darle más bombo a este asunto, ojea despreocupado un informe militar que tiene sobre su mesa. El informe en realidad le atañe directamente, pues no hace mucho era Ministro de Defensa. Aunque no está preocupado en absoluto, le ha mandado una copia a su amigo el juez P. para que opine sobre sus implicaciones legales. Según el informe, la situación en un determinado país de Oriente Medio ya se ha normalizado gracias a la participación de «las fuerzas armadas patrias». Sin embargo, la población civil no para de quejarse por la cantidad de niños y niñas no reconocidos que han nacido desde la ocupación del país por las tropas occidentales y por la cantidad de madres desesperadas que no consiguen adaptarse a la nueva situación. Al parecer la orden de imponer un «estado de terror sistemático», incluyendo «acciones punitivas de todo tipo», ha dado como resultado que el ejército enviado en «misión humanitaria» se haya dedicado compulsivamente a violar a las mujeres y niñas originarias del lugar, ocasionando sangrientas escenas y terribles secuelas. Aumentan los nacimientos no deseados y también los suicidios femeninos. El señor J. sabe bien que él permitió que se cursara la orden que ha provocado todas esas violaciones, que someter a la población local a través del «terror sexual» era parte de la estrategia militar de sus generales, pero no piensa en eso. Piensa únicamente en cómo usar la polémica del «depredador» E. para que todo el asunto de Oriente Medio ni siquiera llegue a transcender.

[Sin firma, inédito]