Nace la Oficina de Expropiación Popular

Diseño creado y donado por Bellvm (@BellvInfo)
Hasta ahora la FAGC, aun siendo una organización específicamente anarquista, se ha dedicado principalmente a llevar el peso de la lucha social que ha desarrollado, por sí sola. Esto ha hecho que la gente con inquietudes prácticas en temas como vivienda se acerque a la FAGC aunque no tenga simpatías libertarias. Creemos que es hora de que la federación recupere su carácter de organización «política» (digamoslo así) y que la labor social se derive a un organismo más amplio en el que se pueda participar sin necesidad de considerarse anarquista.
Esto lo intentamos hacer con la Asamblea de Inquilinos y Desahuciados, pero su naturaleza real es la de un órgano deliberativo, de toma decisiones. A su vez el Grupo de Respuesta Inmediata contra los desahucios podría parecer el grupo de trabajo que necesitabamos, pero su modus operandi discreto y reservado, dada su intervención en asuntos delicados, no lo convertía en un organismo abierto a la participación popular. 
En base a esta necesidad de crear un instrumento práctico, que lleve a cabo las desiciones asamblearias de forma abierta, plural y colectiva, nace la Oficina de Expropiación Popular. Un grupo de trabajo y de gestión común de recursos comunes. Estas serán sus atribuciones:

1. Asesoría: la FAGC está gestionando entre 2 y 5 casos diarios relacionados sobre todo con necesidades habitacionales. Ahora esta labor se trasladará a la OEP. Se encargará de dar asesoría legal, recomendaciones sobre ocupación y realojo, sobre cómo evitar desahucios, sobre suministros y sobre todo lo que tenga que ver con vivienda y con terrenos agrícolas. Con el tiempo esperamos que la labor expropiadora se amplie y abordemos otros bienes y medios de producción. 
2. Estadillo de vivienda: Se encargará de elaborar un estadillo de vivienda que englobe todos los inmuebles abandonados embargados por los bancos y entidades financieras (y algún otro en situación especial). Se hará por municipios y barrios, contando con la colaboración vecinal a través de las asambleas y de la información directa.
3. Gestión de realojo: La labor de realojo que hasta ahora lleva la FAGC en solitario también se transferirá a la OEP. Siguiendo la política de realojos ya diseñada por la FAGC, su trabajo será atender las solicitudes de vivienda y, en caso de aceptarse, asignar vivienda a los demandantes en función del número de miembros y del tamaño del inmueble. El demandate debe de seguir comprometiéndose a abrir su propia casa (salvo casos excepcionales).
4. Formación: Intentaremos hacer circular a través de este organismo el manual interno de ocupación y realojo elaborado y utilizado por la FAGC. La idea es que esta actividad se extienda de forma autónoma más allá de nuestro ambito, más allá de Canarias.
Para todo esto ponemos a disposición pública este correo: o.e.p.@openmailbox.org
Crearemos también una web en WordPress que ahora mismo está en elaboración y que ya daremos a conocer cuando esté terminada.
Todo el que quiera unirse a la OEP, toda la que quiera participar, que contacte con el correo que hemos dado o que acuda a las asambleas públicas que pensamos convocar en breve. 
Si quieres organizarte, luchar contra los privilegios, derrotar a la pobreza, tienes una nueva arma: la Oficina de Expropiación Popular.

Comunidad La Esperanza: el experimento libertario en Gran Canaria

Un artículo de Bea del Corte e Iris Rodríguez para LaColumna.cat

Con una gestión horizontal y autogestionada, se forma la mayor comunidad okupa de España, una experiencia libertaria llevada a cabo por gente no anarquista. Son las setenta familias que viven en ‘’La Esperanza, lo último que se pierde’’ en Gran Canaria.
A principios del 2013, inmersos en un gran entorno de precariedad social en Canarias: paro –un 35% según la última EPA-, desahucios –más de 4.000 ejecuciones hipotecarias en el último año según el Consejo del Poder Judicial-, crisis económica y de precariedad laboral, un grupo de familias entraron a okupar un bloque de pisos vacíos en el municipio de Santa María de Guía, al norte de la isla de Gran Canaria, una de las 7 islas del archipiélago canario.
En una coyuntura social en la que la okupación de pisos vacíos está cada vez más legitimada debido a la crítica situación de la vivienda, lo que diferencia esta comunidad okupada es la organización que les apoyó en la acción. Fue la Federación Anarquista de Gran Canaria (FAGC), que dio pie a una organización vecinal y comunitaria compleja pero enriquecedora. Hoy 200 personas viven allí. Son la comunidad Esperanza, “lo último que se pierde”.
La federación anarquista planteaba esta lucha social con un objetivo primordial: solucionar la falta de vivienda, además de conseguir el favor social de una mayoría que legitimase su acción, propone una reivindicación en clave de conflicto. “Si te limitas a proporcionar servicios básicos, el capitalismo vuelve a ser el mejor sistema para la gente y eso no genera ningún aprendizaje”, explica Ruymán Rodríguez, portavoz de la federación.

Se creó así la gestión libertaria de un espacio común. Sin embargo, el proceso tanto previo como durante la okupación fue complejo. La legitimación social de esta acción implicó un gran trabajo base, muchas reuniones con vecinos de los barrios con mayor riesgo de exclusión social y que más están sufriendo las consecuencias de la crisis, con okupaciones puntuales de pisos vacíos hasta que apareció la posibilidad de entrar a vivir en un edificio que la constructora Piornedo había dejado sin acabar en Guía, Gran Canaria.
La idea inicial era acompañar a los nuevos inquilinos en el inicio del proyecto, darles las herramientas para coordinarse y posteriormente desvincularse de la okupación como colectivo. Setenta familias se acabaron uniendo al proyecto; en las que el asamblearismo fue la principal forma de organización en la comunidad. Aunque como cuenta Ruymán, miembro de la FAGC y habitante del edificio durante año y medio, las dinámicas asamblearias son complejas de aplicar si no se tiene cierta experiencia. Se consiguió generar el entendimiento y funcionamiento necesario de las comisiones, pero cuando la federación anarquista quiso desvincularse de la okupación -para convivir sin una ayuda que pudiese politizarlos- , se crearon “golpes de estado autoritarios dentro de la propia comunidad”. La FAGC tuvo que volver a vincularse para ofrecerles herramientas de organización, generar espacios de aprendizaje y formación y crear comisiones de gestión de la comunidad y de resolución de conflictos.
En La Esperanza viven con luz de obra, bidones de agua y aproximadamente un 30% de los vecinos se alimentan a partir de una huerta común. Hay una importante variedad étnica y con ella los consecuentes prejuicios y sub-prejuicios dentro de los propios inquilinos. Actitudes sociales que describen a la perfección la estructura social en la que vivimos, cargada de estereotipos y categorías.
Entre las más de setenta familias hay una gran diversidad de perfiles, familias, inmigrantes, niños, parados de larga duración, trabajadores precarios, etc. Muchos de ellos son profesionales de la construcción que se quedaron inactivos después de la crisis del boom inmobiliario, por lo que se encargan de resolver cualquier problema técnico o de infraestructura en el edificio, apunta el portavoz de la comunidad.
Respecto a los roles de género, es evidente que se mantienen en tanto que es muy complicado sacar a las personas de sus actitudes intrínsecamente machistas, explica Ruyman. Sin embargo, el rol de fuerza masculina se pudo ver diluído ante el papel de las mujeres en la resolución de todos los conflictos que se daban en la comunidad. El empoderamiento de la fuerza femenina no solo se da a través de formaciones y talleres.
A nivel legal, el bloque de la comunidad pertenece a la SAREB -Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria-, conocido como el banco malo. Algunos de los problemas que se pueden presentar es un desahucio cautelar por algún problema estructural (como un incendio o inundación). Por lo que ahora se encuentran en el segundo intento de desligarse de la federación anarquista, ya que los vecinos cuentan con mayor experiencia en gestión asamblearia y deben enfrentarse a una nueva situación. En primer lugar, piden al Ayuntamiento que les ayude a regularizar los suministros para el abastecimiento público de luz y agua, pagando lo que corresponda; también demandan que asuma la titularidad de las viviendas con un alquiler social asequible a sus ingresos, siempre siguiendo con los patrones de su gestión libertaria.
Ante las críticas posibles a que con el soporte de la FAGC a la comunidad se produjese una influencia ideológica, el portavoz no duda: “una vez les ofrecemos las herramientas, decidimos que el papel de la Federación debe cambiar: abandonar el rol paternalista y dejar que la comunidad evolucione por sí sola; aunque como libertarios no nos sintamos identificados con sus futuros actos o decisiones”.
En definitiva, no buscan con sus acciones solucionar una cuestión habitacional sino plantear soluciones a problemas sociales abriendo una grieta profunda en el sistema: dejar de retroalimentarlo. El archipiélago canario, con más de 2.100 millones de habitantes (800.000 en Gran Canaria), es de las comunidades con mayores riegos de exclusión social. Aproximadamente un 30% de personas viven bajo el umbral de la pobreza y un 16% de familias tienen todos sus miembros en paro (INE). Pero además, tiene una de las mayores incoherencias del sistema: existen cerca de 130.000 viviendas vacías (según la PAH Canarias) y unas 21.000 familias solicitantes de vivienda (según el gobierno autonómico).
El portavoz de la Federación Anarquista de Gran Canaria es consciente de la particularidad de esta experiencia libertaria. Es un producto consecuente de la crisis, llevado a cabo por gente no anarquista, fruto de la necesidad de plantear alternativas a la desigualdad social.

Notas para un proyecto revolucionario en torno a la vivienda

La vivienda es un bien de primera necesidad, por lo que su situación afecta al grueso de la población. Tenemos cientos de miles de casas vacías en manos de entidades financieras, un número de desahucios inasumible y muchas familias actualmente sin techo que se suman a los individuos que llevan décadas en la indigencia. Las personas afectadas por esta situación son las más pobres entre los pobres, víctimas de una pobreza endémica, y también los miembros de la llamada clase obrera relegados al paro y la intemperie.
¿Cómo articular una respuesta a esta situación de emergencia que pueda derivar en un proyecto revolucionario?


1. Debe tratar de aglutinarse a todos los compañeros interesados en intervenir en esta lucha.

2. Convocar en barrios populares asambleas públicas de desahuciados y afectados donde expongan sus demandas y compartan información sobre inmuebles vacíos por la zona. Se puede contar con la colaboración, de ser necesario, de asociaciones de vecinos o colectivos barriales.
3. Designar un grupo de trabajo (oficina de vivienda y realojo) que con esa información, más la obtenida en internet o en sondeos por el barrio, realice un estadillo de viviendas vacías por la zona propiedad de bancos, inmobiliarias o multi-rentistas (estratégicamente es preferible decantarse por los embargos bancarios). Cotejar la información dudosa en el registro de la propiedad solicitando notas simples.
4. Desarrollar un mapa de trabajo donde se localicen todas las viviendas susceptibles de ser ocupadas en ese barrio en cuestión o, si se cuenta con el número adecuado, en una localidad entera.
5. Designar y organizar grupos de intervención, compuestos de militantes y afectados, que se encarguen de ocupar las viviendas el día y el momento señalados. Formarse previamente para la ocasión. Estudiar la forma de entrar en cada vivienda.
6. La oficina de vivienda, también preferiblemente compuesta de militantes y afectados, debe elaborar una lista de demandantes de vivienda y, usando el estadillo previamente diseñado, asignar racional y proporcionalmente cada inmueble a cada demandante o grupo de demandantes, en función del número de miembros y las necesidades especiales de cada uno. Cada demandante (salvo excepciones justificadas) participará en la ocupación de su propia vivienda.
7. Organizar una comisión económica o tesorería encargada de recabar los fondos necesarios.
8. Organizar una comisión judicial encargada de defender y dar respuesta a la posible reacción gubernamental.
9. Elaborar un comunicado que aclare que los vecinos de la zona en cuestión se declaran soberanos para gestionar por sí mismos la problemática de la vivienda ante la rapiña de los bancos y la connivencia e ineptitud de las autoridades. Manifestar que se pasan a expropiar los inmuebles embargados por los bancos y que se ponen a disposición social (socialización).
10. Proceder a la ocupación masiva.
11. Convocar una rueda de prensa dando a conocer el comunicado y planteando la situación como un desafío declarado a las instituciones y una forma de gestión popular directa de un recurso público.
12. Tratar de extender el ejemplo más allá de dicha localidad hasta que se alcance un estatus en el que se pueda hablar de que una parte considerable de las viviendas abandonadas en manos de los bancos han sido colectivizadas.

Nueva política de realojos

Desde que la FAGC empezó a realojar a personas sin techo y sin recursos (2011) hasta ahora, hemos aprendido mucho. El conocimiento adquirido nos ha llevado a modificar nuestra metodología cotidiana y a perfeccionar nuestras tácticas. En un principio la ingenuidad prevalecía, y el espíritu amplio, generoso y humanitario tan propio por otra parte del anarquismo, y tan necesario aunque sea como basamento– nos hacía desoír las advertencias de los más desconfiados. Cuando nos disponíamos a abrir las primeras casas, surgió el debate de si seleccionar (cribar) o no a los realojados; primó la postura idealista, espontaneísta, la que estaba convencida de que cualquier filtro supondría excluír a los más necesitados de un bien común reproduciendo las pautas del Sistema. Cuando realojamos a los primeros elementos nocivos (gente que llegó incluso a denunciar a algún compañero por no instalarle agua o luz) nos dimos cuenta de que, por pura supervivencia, era necesario ser más selectivos.

Con el tiempo se nos presentaron algunos casos dudosos. Surgió entonces el debate de si pedir o no documentación que avalara la situación económica y social de los realojados. Nuevamente volvió a prevalecer la visión más esencialista, que defendía que esto era tanto como volver a establecer una burocracia interna y a reforzar las formas de control social del Estado. Cuando surgieron las primeras personas que solicitaban casa simplemente para tener una segunda vivienda y vivir de las rentas, las que tenían ingresos más que respetables, las que directamente se inventaban familia e hijos y también los primeros casos de absentismo, nos dimos cuenta de que pedir documentación que confirmara lo declarado por los potenciales realojados era un método de cierta importancia para evitar compartir recursos con quien precisamente menos los necesita. 

Con el paso del tiempo las lecciones han sido más numerosas y más duras, pero también ha sido mayor nuestra capacidad de absorverlas. Hemos comprobado cómo mucha gente a la que ayudadabamos no sólo se inhibía una vez solucionado su problema, sino como incluso se pasaban al bando contrario (si es que alguna vez lo habían abandonado). Hemos comprobado como la víctima de ayer, sin ingresos y sin casa, se convertía en el victimario de hoy en cuanto obtenía ambos, capaz de someter a otros a las mismas condiciones de miseria por las que él transitó. En vista de esto, perdemos el miedo a mostrarnos rigurosos y reconsideramos nuestro punto de vista primitivo según el cual para que alguien fuera capaz de ayudar primero había que demostrarle capacidad de ayudarlo. Sea eso cierto o no, por propia seguridad hemos de explorar otras vías. Por ello, guíados por la experiencia y la convicción de que la transmutación de las condiciones materiales no altera necesariamente la actitud de alguien si no se produce previa o simultáneamente un cambio interior, añadimos un 5º punto a nuestra lista de requisitos y manifestamos que:  

La FAGC no ayudará a realojar a nadie que no pueda acreditar unos ingresos inferiores a 430 euros mensuales (certificado del paro).

Que no pueda demostrar que carece de patrimonio o de otra opción habitacional (certificado de signos externos).

Que partiendo de que se le da prioridad a las personas con hijos menores al cargo– no pueda documentar la existencia de dichos hijos, presencial y documentalmente (libro de familia).

Que, en caso de ser necesario, no pueda ofrecer documentación complementaria que atestigüe lo precario de su situación (órdenes de lanzamiento, sentencias de desahucio, contratos de alquiler, etc.).

Que no esté dispuesto a proceder a abrir, él o ella misma, su propia vivienda.
Evidentemente, quedan excentas del 5º punto las personas ancianas, enfermas o en condiciones especiales, y del resto sólo aquellas que excepcionalmente por su situación (legal/social) no puedan acceder a dicha documentación. 
La FAGC recibe entre 2 y 3 solicitudes de vivienda diarias. Antes de dar a conocer este documento, ya estabamos aplicándolo en la práctica. El resultado en las primeras semanas ha sido que más de un 80% de demandantes de realojo han desistido de ocupar en cuanto les tocaba pringarse a ellos. El dato puede parecer triste, pero en puridad no es más que un retrato social. Estas cifras sólo nos dan ganas de luchar, de invertir la dinámica, de torcerle el gesto a quienes nos prefieren cómodos y adocenados.  

Entrevista a la FAGC del Pèsol Negre

Parlem amb companyes de la Federació Anarquista de Gran Canaria

Cuando La Esperanza es la última opción

Por Guille Larios, Santa María de Guía en La Directa

El proyecto de okupación más grande del Estado español, en Gran Canaria, aloja familias con elevado riesgo de exclusión social. “De todos los excluidos sociales, en la Esperanza viven los más excluidos”. Así comienza la presentación Ruymán Pérez [Rodríguez], miembro de la Federación Anarquista de Gran Canaria (FAGC) y portavoz de la Comunidad Esperanza, para describir la […]

El proyecto de okupación más grande del Estado español, en Gran Canaria, aloja familias con elevado riesgo de exclusión social.
“De todos los excluidos sociales, en la Esperanza viven los más excluidos”. Así comienza la presentación Ruymán Pérez, miembro de la Federación Anarquista de Gran Canaria (FAGC) y portavoz de la Comunidad Esperanza, para describir la situación humana en los bloques de pisos ocupados en el municipio gran canario de Santa María de Guía y los terrenos que conforman la okupación más grande de España.
La Esperanza es un proyecto para alojar familias con elevado riesgo de exclusión social y desamparo. Sólo pueden residir familias con menores a cargo, que no dispongan de ninguna propiedad y reciban menos de 426 euros mensuales (correspondientes a la prestación canaria de inserción (PCI)). Sin embargo, una parte de los cuatro bloques ocupados, formado por viviendas individuales, se destina al re-alojamiento de personas solas con trayectorias vitales de riesgo.

“Aquí, la mayoría de personas provienen de situaciones de pobreza crónica y desahucios, de la indigencia, los malos tratos domésticos, la inmigración sin papeles, la malnutrición, las enfermedades crónicas y la recogida de chatarra. La Esperanza no es un empleo más; a pesar de la convicción y la reivindicación, está movida por la supervivencia y la necesidad. Es la última salida antes de caer en la pobreza y marginalidad “afirma Ruymán.
Formada por cuatro grandes bloques de pisos inter-comunicados color verde pastel y unos terrenos anexos que las familias desescombrar para convertirse en un huerto del que abastecerse, una gran grúa brota desde una de sus calles interiores; herencia inamovible que se ha integrado como parte del paisaje comunitario. La puerta de acceso se encuentra integrada en un gran muro levantado por las vecinas para resistir un eventual desalojo y, encima, un mural hay reza: “Comunidad la Esperanza: lo último que se pierde”.
La comunidad nació en enero de 2013 impulsada por la Federación Anarquista de Gran Canaria (FAGC) y fortalecida por las luchas que tomaron fuerza a las islas con el 15M contra los desahucios, que golpearon con fuerza el archipiélago. Los cuatro bloques de viviendas fueron puestos a disposición de 73 familias sin recursos, un total de 260 personas, 160 de las cuales son niños.
Los cuatro bloques de viviendas fueron puestos a disposición de 73 familias sin recursos, un total de 260 personas, 160 de las cuales son niños
La FAGC, que en ese momento desarrollaba iniciativas como el Grupo de Respuesta inmediata contra desahucios y la Asamblea de inquilinos y desahuciados, contactó con la propietaria de los bloques deshabitados y obtuvo una cesión para alojar familias sin recursos.
Aún así, Ruymán defiende que la labor de la FAGC no es el asistencialismo; “En un primer momento, liberamos una vivienda para que la gente tenga una base desde donde empoderarse y ofrecemos las herramientas y principios libertarios como forma de organización y vertebración comunitaria.
A la Esperanza se apuesta por la acción directa, el apoyo mutuo, el asamblearismo y la democracia directa. La FAGC se desvincula de cualquier tipo de “tutela” y la forma de gestión interna y la supervivencia pacífica de la comunidad depende de todas las vecinas “aclara
Organización interna
Celebrada un domingo al mes al “Assambleatori” y abierta a todas las residentes que quieran decir la suya, la asamblea es el máximo órgano de poder y decisión de la comunidad. Allí se debaten los problemas comunitarios y los objetivos a alcanzar, aunque las agresiones o conflictos que imposibiliten la convivencia se plantean en asambleas extraordinarias puntuales. “Si hablamos de actitudes persistentes y la asamblea decide expulsar a alguien, la FAGC la realoja en otra vivienda, fuera de la comunidad” explica Ruymán.
Diferentes comisiones rotativas se reparten las tareas y objetivos comunitarios; los re-alojamientos de nuevas familias (actualmente con una lista de espera para otras 70 familias), el mantenimiento de los espacios, el trabajo en el huerto y el asesoramiento legal.
La comisión de economía tiene especial relevancia, ya que gestiona la aportación voluntaria de 25 euros mensuales por familia que, sobre todo, van destinados a sufragar el agua que abastece la comunidad. “Durante varias horas al día, el agua está cerrada y tenemos políticas de racionamiento verano-invierno” explica Ruymán. Esta comisión también gestiona las donaciones que personas y colectivos de todo hacen hacia la comunidad y que provienen, hasta la fecha, de movimientos libertarios ibéricos.
“Aunque la mayoría de gente no proviene de entornos militantes o activistas, funcionamos con principios libertarios porque son los más prácticos para organizarnos. Es un “anarquismo de barrio”, huyendo de grandes teorizaciones, porque prima la supervivencia. Vivimos en condiciones de extrema precariedad; se dan situaciones muy complicadas que no aparecen en los libros ya veces hay que improvisar “señala Ruymán.
“Aquí no somos el sexo débil” defiende la María, víctima de violencia de género en el pasado y que ahora lucha por que los servicios sociales le devuelva a sus hijos. “Llevamos parte del peso de la comunidad, gestionando comisiones, mediaciones y trabajos manuales. Es un feminismo espontáneo pero también consciente “.
Represión
Por otra parte, las residentes de la comunidad denuncian las continuas presiones ejercidas desde la Guardia Civil de Guía en forma de seguimientos, diligencias policiales, intimidaciones e identificaciones.
El mismo Ruymán fue detenido por agentes secretas de la Guardia Civil cuando salía de la comunidad el pasado Abril y fue llevado a dependencias policiales. “Fui golpeado y torturado durante 24 horas y recibí amenazas para que abandonara la comunidad y el municipio” declara. Una vez en libertad, Ruymán denunció los hechos con la juez a la vez que los agentes le imputaban un delito de atentado contra la autoridad.
Las residentes de la comunidad denuncian las continuas presiones ejercidas desde la Guardia Civil de Guía en forma de seguimientos, diligencias policiales, intimidaciones e identificaciones
“A comisaría me dijeron que me comería cinco años de prisión. Estamos a la espera de juicio. No me importa, es una estrategia de acoso y derribo de lo que hemos construido aquí. Quieren desestabilizarnos y me atacan porque creen que tenemos “líderes”, pero esto es horizontal y se sostiene solo “defensa Ruymán.
“A Guía no somos bienvenidos” explica Rocío, tesorera en funciones de la Comunidad. “Es un pueblo con un alto nivel adquisitivo, casi aristocrático. La GC nos acosa y dice que llenamos el pueblo de “basura”, en referencia a las personas de la comunidad, porque muchas de nosotros venimos de barrios guetificats de la isla con un fuerte estigma, como Jinama “explica.
“Tenemos los mismos problemas que cualquier comunidad de vecinos, pero somos pacíficos y vivimos tranquilamente, lo tenemos todo limpio y habilidad para los niños. Tenemos mucha más exigencia que el resto de familias de la isla; los servicios sociales venden cada día y amenazan con quitarnos los niños si algo no les gusta. “
Canarias, dañada por el paro y los desahucios
Las islas Canarias se basan en una economía terciarizada (75% de los puestos de trabajo), impulsada por el fuerte sector turístico. El año 2014, el archipiélago recibió cerca de 9,6 millones de visitantes, principalmente británicos y alemanes. Los últimos años, esta orientación hacia el turismo en las islas fue aparejada con un incremento del sector de la construcción.
Por el contrario, según el último informe de la Plataforma por la dignidad de las personas sin hogar, de 2012, cerca de 600.000 personas vivían en Canarias bajo el umbral de la pobreza y tan sólo un 25% de los hogares no presentaba ningún indicador de exclusión social.
Cerca de 600.000 personas vivían en Canarias bajo el umbral de la pobreza y tan sólo un 25% de los hogares no presentaba ningún indicador de exclusión social
Por otra parte, las elevadas tasas de paro han convertido crónicas los últimos años en las islas hasta convertirse en un mal social endémico que abarca diferentes estratos de población. Se trata de la comunidad autónoma con un mayor porcentaje de familias con todos sus miembros en paro (16%) y con una tasa de paro estabilizada en los últimos años en torno al 30%. Un 52% de las personas paradas son de larga duración, una cifra que no baja del 50% entre las menores de 25 años, según datos del INE.
Con estos indicadores, la virulencia de los desahucios ha sacudido con especial fuerza el archipiélago. Entre los años 2007 y 2014 el número de desahucios se cuadruplicó y se produjeron 16.634 ejecuciones hipotecarias. Sólo en el año 2014 y el primer trimestre de 2015 se registraron un total de 4.298 lanzamientos en las islas, según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). En el conjunto de las islas, se producen una media de 12 desahucios diarios.
Entidades como la PAH Canarias, que han declarado la situación de emergencia de vivienda, estiman que hay cerca de 130.000 viviendas vacías en todo el archipiélago y, por otra parte, cerca de 21.000 familias solicitantes de vivienda, según el gobierno de Canarias.
A raíz de las movilizaciones y las fuertes campañas ciudadanas en lucha contra los desahucios, el consejo de gobierno canario, “dada la situación de emergencia social”, aprobó en Junio ​​de 2014 la Ley de Vivienda de Canarias o La Ley contra los Desahucios , que permitía la aplicación de medidas de choque como la sanción o expropiación a los bancos e inmobiliarias de sus viviendas vacías.
Sin embargo, la ley no ha llegado a aplicarse debido al recurso interpuesto por el Gobierno central del PP ya la consiguiente suspensión cautelar de la ley por parte del Tribunal Constitucional en abril de 2015.

Los bloques han sido absorbidos por la SAREB.
Esperanza en el futuro
Actualmente, los bloques se encuentran en un complejo proceso judicial para dirimir su propiedad, ya que han sido absorbidos por la SAREB para liquidar la deuda de la propietaria con Bankia. Aún así, el recurso interpuesto por la propietaria contra esta absorción ha parado el procedimiento y la SAREB deberá superar el recurso para reclamar los bloques.
Pero sea cual sea el resultado del proceso judicial, la Esperanza se mantiene firme en su proyecto e intenta ahora regularizar los suministros básicos, a pesar del silencio administrativo del Ayuntamiento. “Actúa hipócritamente al ignorarnos pero, de manera” informal “, nos deriva familias necesitadas para que las acogemos”, critica la María. “Buscamos trabajo para salir de esta situación de miseria y también planteamos alguna forma de autofinanciarnos desde la comunidad, pero es complejo porque el Ayuntamiento está muy encima para acusarnos de cualquier cosa ilegal “. Y añade: “Lucharemos para regularizar nuestra situación jurídica y conseguir una cesión o alquiler asumible, pero aquí no podemos marchar. La Esperanza es el único que tenemos y lo seguiremos luchando“ .

https://directa.cat/actualitat/quan-lesperanca-es-lultima-opcio

La «Esperanza». La comuna más grande del Estado español

La Esperanza: La comuna más grande de España

Ahí viven, desde hace 2 años, 71 familias sin recursos

Reportaje de Antena 3 Canarias 

 

 

Miguel Noya | Ignacio Suárez  |  Canarias  | Actualizado el 29/05/2015

Reclaman que compren el edificio y haga viviendas sociales
 
Afirman ser la comuna ocupa más grande de España. Hace 2 años varias familias sin hogar ocuparon con permiso del dueño un grupo de viviendas en Santa María de Guía. Hoy en esas casas viven 71 familias con 150 niños. Ahora piden a las autoridades que se regularice la situación del inmueble, donde todas estas familias han encontrado solución a situaciones personales muy complicadas.
En la comuna la esperanza viven 71 familias, 250 personas, 150 de ellas niños. Dicen que es la comuna ocupa más grande de España. Son familias castigadas por la crisis. Mujeres maltratadas, parados de larga duración… Familias como la de Carmelo. Desahuciados hace un año vinieron aquí. Fue todo un alivio. Manuel y su familia tenían que elegir entre vivienda o comida. La esperanza fue su solución.
Y todos con permiso por escrito de la promotora de las viviendas. La obra estaba parada y se deterioraba. Ellos arreglaron las casas. Ahora son propiedad del banco malo que podría pedir un desahucio. Mientras, la comuna se organiza. Tiene hasta un huerto urbano y todo se decide en asamblea.
Pero La Esperanza también tienen problemas por solucionar como el agua que tiene que comprar y traer en camiones como este.
Se lo han pedido al ayuntamiento, al que también reclaman que compre el edificio y monte unas viviendas sociales. De momento, el ayuntamiento no ha respondido a esas peticiones.

Colabora con «La Esperanza»

*Nº de cuenta: ES48 2100 1507 8701 0057 0016
La Comunidad «La Esperanza» lleva más de 2 años de semi discreción y resistencia silenciosa. Lo hemos hecho así para poder prolongar nuestra ocupación lo máximo posible y para prepararnos y formarnos cuando fuera inevitable darnos a conocer. Sólo salimos brevemente a la luz para denunciar el acoso policial que sufríamos a finales del año pasado. Una vez este acoso se ha recrudecido y aprovechando la presencia de la elecciones autonómicas, hemos decidido salir de la oscuridad y el silencio y dar a conocer nuestra experiencia a los cuatro vientos.
La vida discreta era también la del autoabastecimiento y el sacrificio anónimo; la de la independencia económica absoluta sin ningún tipo de ayuda externa; la de la austeridad y la autosuficiencia, consciente, pero también forzada por las circunstancias. Aunque la autonomía y la autogestión siguen siendo nuestras premisas, creemos que esto no está reñido con la solidaridad y el apoyo mutuo; al contrario, se refuerzan. Por ello manifestamos abiertamente que cualquiera que quiera contribuir con la Comunidad será bienvenido a hacerlo. Nuestras necesidades son las siguientes:

Agua. Nos abastecemos con caras cubas de 45 euros los 10.000 litros. Teniendo en cuenta la cantidad de personas que somos, consumimos un mínimo de 1 cuba diaria (el mes pasado fueron 36 cubas, 1620 euros de gasto). Esto lo sufragamos con un contribución comunitaria voluntaria mensual de 25 euros por vivienda. Vivimos racionando el agua estableciendo horarios de corte y de apertura: disponemos de agua de 7 (a.m.) a 14:00 (con una hora de corte intermedia de 11:00 a 12:00 a.m.) y después de 19:00 a 23:00. Lo más importante y prioritario es garantizar el agua para el aseo de los menores; en segundo término, para mantener las condiciones higiénicas de la vivienda; por último, para el mantenimiento de las zonas comunes.
Con la intención de flexibilizar los racionamientos, hemos abierto un número de cuenta para que cualquiera que esté interesado en ayudarnos pueda hacer su aportación (cualquier información complementaria sobre la cuenta bancaria pueden solicitarla a anarquistasgc@gmail.como comunidad.esperanza.200@gmail.com):
ES48 2100 1507 8701 0057 0016
Alimentos, ropas, juguetes (recordemos que hay más de 150 menores en la Comunidad), muebles y electrodomésticos. Cualquiera que pueda contribuir con alguno de estos artículos contará con toda nuestra gratitud. En ocasiones, para hacer mudanzas de nuevos realojados o cosas similares, también necesitamos furgonetas o vehículos amplios de los que no siempre disponemos. Cualquiera que quiera ofrecer temporalmente su transporte para estos fines también puede ponerse en contacto con nosotros. De igual manera, a través de alguno de estos dos correos: anarquistasgc@gmail.como comunidad.esperanza.200@gmail.com

También aceptamos cualquier cosa que se nos quiera donar para el huerto de la Comunidad: plantones de frutales, semillas, aperos de labranza, estiércol, gallinas, cabras, etc. Ya tenemos un baifito y unos cuantos pollitos y gallinas, y garantizamos que cualquier nuevo miembro de la “granjita” será tratado con el máximo cuidado y atención.

Nuestra idea es hacer en breve un “Punto de Encuentro Solidario” donde repartir entre los vecinos los que vayamos compilando, y por último, satisfechas las necesidades básicas de la Comunidad, repartir también, en alguna plaza pública de Guía, entre las personas más desfavorecidas del municipio.
Muchas gracias.

«La esperanza, lo último que se pierde»

 Aparecido en Infonorte digital.com (29/5/15)

«Comunidad la Esperanza,  lo último que se pierde». Así reza a la entrada de un edificio de viviendas en Santa María de Guía, que se ha convertido desde hace dos años, en la esperanza de 71 familias que en su día, perdieron sus hogares.

Ruymán Rodríguez, portavoz de la comunidad cuenta que cuando se enteraron de que este edificio estaba abandonado, hablaron con la propietaria y llegaron a un acuerdo para que familias sin hogar pudieran vivir allí.
Es sin lugar a dudas, una nueva forma de ocupación, en la que prima el trabajo comunitario y que ha sido la salvación para familias como la de Carlos y Lidia.
Todos colaboran en el mantenimiento de la comunidad. Se reparten las tareas de limpieza de los espacios comunes, trabajan conjuntamente en las reparaciones necesarias, y hasta harán una derrama de dos euros por familia, para pintar uno de los bloque que reclama esta actuación.
Viven con luz de obra y compran cubas de agua para abastecerse, por lo que reclaman q ue se les preste de una vez, estos servicios, que están dispuestos a pagar.
También están dispuestos a pagar un alquiler social, por lo que demandan de las administraciones públicas que «cambien el chip», y atiendan estas reivindicaciones.
En la Comunidad La Esperanza se lucha día a día, por una vida digna, y por ello han aprovechado el tiempo electoral para hacerse visibles, para dar a conocer a la opinión pública que ellos existen, que son hombres y mujeres con sueños y que tienen la capacidad de trabajo para que esos sueños se hagan realidad.
Hay esperanza para un día llegue, más temprano que tarde, un futuro mejor para ellos y sus hijos.

La Comunidad «La Esperanza» en «Hora 25»

En el programa «Hora 25» de Angels Barceló en la Cadena Ser se le dedica a la Comunidad «La Esperanza» gran parte del tramo 21:00-22:00 horas. Hay muchos momentos cumbre: el reportaje de Txema Santana, la aceptación de los oyentes, la interactuación con un propietario que recconoce la aprobación de las exigencias de la Comunidad como lo más beficioso para ellos mismos, y que el discurso de apoyo mutuo y acción directa de un libertario haya conseguido difundirse a través de un medio de masas:

La «Esperanza» en la Cadena SER. Hora 25 (21:00-22:00 horas, 26/5/15).