El potencial de la II Asamblea de Inquilinos y Desahuciados

El potencial de la II Asamblea de Inquilinos y Desahuciados
El derecho de propiedad […] se ha convertido […] en un instrumento de especulación abusiva e inmoral con las viviendas de los ciudadanos […]. Propongo que se opere la liquidación de los alquileres” (Pierre-Joseph Proudhon, La Idea general de la Revolución en el siglo XIX, 1851).
El pasado día 24 de febrero se celebró en La Isleta la II Asamblea de Inquilinos y Desahuciados. A fin de ponerlo en conocimiento público se hizo una tirada de 500 fotocopias (entre carteles y octavillas), se repartió parte de dichas octavillas en la manifestación del 23-F, se concurrió a los más diversos foros y asambleas para anunciarlo y se realizó un pasacalles por el propio barrio.
Esta insistencia en la difusión nace de la necesidad de hacerle llegar a todos y a todas, pero especialmente a los afectados por el alquiler, por la hipoteca, por la necesidad de vivienda, que pueden realizarse asambleas resolutivas y llevar a cabo dinámicas de actuación diferentes, donde la acción directa y el apoyo mutuo marquen la pauta.

Pero esto hay que demostrarlo con hechos… Rompiendo con la tradición fijada en determinados eventos, donde se vende comida o prendas a personas que precisamente están económicamente asfixiadas, se decidió compartir alimentos y abrigo, de forma rigurosamente gratuita, entre los asistentes a la Asamblea. Como demostración del futuro Punto de Encuentro Solidario (que esperamos desde la FAGC poder celebrar en marzo) y de la “tienda libre” del HSOA El Palomar, se puso a disposición de quien lo necesitara diversas prendas de vestir. Así mismo se repartieron numerosas garrafas con agua de manantial. Las compañeras y compañeros de El Palomar elaboraron dos grandes cazuelas (puchero y arroz) de comida caliente y también una rica ensalada, y compartieron además una gran cantidad de pan. Como explicaron dichos compañeros durante la asamblea, todos estos alimentos, frescos y en perfectas condiciones, son en sí mismos una denuncia del desequilibrio y la demencia del sistema capitalista, pues son alimentos que las grandes superficies prefieren desechar antes que ponerlos en circulación gratuita, y que desde El Palomar “reciclan”. Cuando una sociedad desperdicia lo necesario y prima lo superfluo, es un síntoma de enfermedad estructural.  
 
 
Por su parte la FAGC compartió el resultado de su última cosecha de cebolletas (unas 45 unidades), demostrando que una alternativa o complemento al “reciclaje” puede ser la ocupación de tierras abandonadas, haciendo buena la afirmación de que “la tierra es para el que la trabaja”, pero también la de que “el fruto es para el que lo necesita”. 
                                                                                
Ante una concurrencia que ocupaba todas las franjas de edad, entre las que había tanto niños como personas mayores, se explicó la batería de medidas del Grupo de Respuesta Inmediata Contra los Desahucios, se repartió un nuevo listado ampliado de viviendas embargadas por los bancos y se tranquilizó a cualquier persona desahuciada ofreciéndoles tanto las habitaciones que desde El Palomar destinan a familias desahuciadas como los inmuebles liberados por la FAGC a tal propósito.
Roto el hielo, los asambleados fueron exponiendo sus casos particulares (que tienen prioridad, ya sean casos de desahucio o de realojo, sobre cualquier otra consideración). Lo expuesto por ellos es una inequívoca radiografía del problema de la vivienda dentro y fuera de Canarias: muchos de los desahuciados lo son a causa del alquiler; personas a las que les han cortada el agua y la luz y que resisten como pueden; otros que han ocupado por su cuenta y se enfrentan a un futuro desalojo; desahucios inminentes; gente que quiere realojarse en la misma casa de la que ha sido desahuciada y necesita ayuda para trasladarse. Un total de seis casos (y recordemos que detrás de dichos “casos” [término que siempre desvirtúa el factor humano] hay personas, con identidad y nombre propio, de carne y hueso, y, en las situaciones más dramáticas, con familia e hijos a su cargo) planteados en dicha Asamblea, y dos nuevos que se han aproximado después de que el boca a boca les hablara de las medidas que en ese mismo enclave se propusieron.

Las próximas semanas serán  un período de trabajo infatigable, pero estamos convencidos de que lo llevaremos a buen término. Las familias e individuos víctimas de la especulación, la insensibilidad, el paro o la carestía del techo, no pueden volver a sentirse solos. Hemos de apoyarlos, por solidaridad, pero también porque sin darnos cuenta estaremos preparando el terreno para cuando nos toque a nosotros. Sin embargo, esta labor no puede hacerla en exclusiva una pretendida y ficticia “vanguardia” mientras los demás aplauden desde el teclado o el sofá. La cuestión de la vivienda nos afecta a todas y a todos, porque los niveles de desempleo son descomunales, porque los alquileres no bajan ni se adaptan a la nueva coyuntura, porque los bancos no aflojan a su presa cuando la tienen entre los colmillos, porque las leyes se articulan para defender en exclusiva –por encima del derecho a la vida, a la libertad, a la igualdad o a la dignidad– el derecho a la propiedad privada, porque la indigencia está tocando a la puerta de cualquiera que pierda su trabajo, que se retrase en el alquiler o que no pueda hacer frente a una subida de su hipoteca. Por tanto, ha llegado el momento de involucrarse. Si estás interesada o interesado en parar los próximos desahucios, si tienes direcciones de casas abandonadas (preferentemente propiedad de entidades bancarias y financieras o de organismos públicos), si quieren contribuir con trabajo y tiempo (en la medida de tus posibilidades) ponte en contacto con nosotros a través de anarquistasgc@gmail.com.  
En los próximos días va a arreciar la batalla por el techo en Gran Canaria, y esa batalla pensamos ganarla. No nos queda otra, pues es una batalla a vida o muerte.