«El Proyecto»

Este documento se redactó el verano del 2014. Después de aprobarse en asamblea, se fue entregando a los nuevos vecinos para que tuvieran una idea clara de “El Proyecto”. Es un documento interno que decidimos hacer público para dar una muestra de cómo nos organizamos y cuál es el espíritu fundacional de la Comunidad.

La Comunidad “La Esperanza”
Orígenes:
A comienzos del 2013 laFederación Anarquista de Gran Canaria(FAGC) se puso en contacto con la propietaria de los bloques en los que ahora vives. Dichos bloques estaban en proceso de embargo por una deuda hipotecaria contraída con Bankia. En un par de años la propietaria perdería la batalla legal y los bloques pasarían a ser propiedad del banco. Antes de que esto ocurriera, la idea de la Federación era destinar las 71 viviendas vacías que albergan dichos bloques para realojar a familias sin techo y sin recursos. A cambio de algunas mejoras en el inmueble, y de la protección que debían ofrecerle los realojados en caso de desvalijamiento, la propietaria aceptó. A causa de ello todos los que vivimos en estos bloques lo hacemos todavía con el consentimiento de dicha propietaria. En Abril de 2013 ya habían cerca de 30 familias viviendo aquí.

Situación Actual:
Hoy sabemos que aunque la propietaria ha interpuesto un recurso que no sabemos cuánto tardará en dirimirse, la propiedad según la Nota Simple del inmuebleha pasado de Bankia a la SAREB(el llamado “banco malo”), un organismo semi-estatal destinado a comprar deudas contraídas con entidades como Bankia. La deuda puede superar los 15 millones de euros. En cuanto la propietaria pierda el juicio, la SAREB reclamará su propiedad y se iniciará el trámite para proceder al desahucio.
El Proyecto:
La vivienda de la que ahora disfrutas es parte de un proyecto social más amplio. Esta destinada exclusivamente para personas sin techo y sin medios económicos para proporcionarse otro. No son segundas viviendas que puedan dejarse cerradas para disfrutar los fines de semana o en vacaciones. No son casas que puedan ocuparse por capricho ni para ahorrarse un alquiler. Son casas socializadas: no se disfrutan en régimen de propiedad privada sino de propiedad comunitaria; una vez dejan de usarse vuelven a la comunidad para que ésta las ponga a disposición de nuevas familias. En breve serán casas expropiadas, pues debemos reclamarlas por motivos de utilidad social y arrebatárselas a las entidades financieras que las reclaman.
El racionamiento del agua y el ahorro de electricidad son elementos indispensables. No sabemos cuánto tiempo disfrutaremos de estos recursos, así que es imprescindible economizarlos al máximo y de forma rigurosa. Cualquier despilfarro es inadmisible.
Por otra parte aquí no se paga alquiler: se aporta una contribución voluntaria (actualmente de 25 euros mensuales) para pagar exclusivamente las cubas de agua. Quien tiene más recursos podrá aportar un poco más, y quien tiene menos pues aportará lo que buenamente pueda.
En la comunidad hay además múltiples trabajos de mantenimiento y similares que llevar a cabo. Es imprescindible autogestionarnos y realizarlos por nosotros mismos. No queremos una comunidad con siervos que trabajan y señoritos que miran desde las ventanas como se desloma el resto, así que se espera la participación de todos los vecinos (que físicamente puedan) en las labores comunitarias.
La comunidad se reserva el derecho de realojar fuera de los bloques a cualquier persona que haga imposible la convivencia. Las agresiones y cualquier otra forma de violencia o sabotaje interno no pueden sufrirse impunemente, y cualquier vecino que incida en estas u otras actitudes (robar a la comunidad oa un vecino, etc.), puede perder la vivienda que la comunidad le cedió.
Por motivos de seguridad la puerta de la calle debe permanecer siempre cerrada. Aunque lo normal es que el desahucio se nos notificara antes de producirse, también se nos puede ejecutar un “desahucio cautelar por lo criminal” a cualquier hora del día o de la noche. Para evitar ponérselo fácil a quienes pretendan desahuciarnos, la puerta nunca puede quedar abierta.
La presencia de la policía en el recinto es totalmente desaconsejable(salvo para hacer elinforme policial a los vecinos que han solicitado el empadronamiento o entregar una citación judicial particular). Cualquier conflicto que se produzca dentro de los bloques en el que tenga que intervenir la policía no hará más que perjudicarnos de cara al desahucio.
Los conflictos y problemas de convivencia deben solucionarse de forma directa entre los propios vecinos afectados. Si por algún motivo esta vía no funciona, se llevará el asunto a asamblea para hallar a una solución colectiva. La idea es no recurrir nunca a ninguna forma de violencia, sea personal o institucional.
Todas las decisiones que afectan a la comunidad se deciden en asamblea. La asamblea se celebra los últimos domingos de cada mes. Siempre puede convocarse una asamblea extraordinaria para tratar temas urgentes que no pueden posponerse. Las comisiones son asignadas por la asamblea, y se encargan simplemente de realizar tareas prácticas.
Ahora mismo formas parte de la ocupación de viviendas más grande del Estado. Actualmente vivimos en la comunidad más de 50 familias, unas 140 personas (la mitad de ellas menores) y el objetivo es llegar a 200. Hay que transmitirle al resto de la sociedad la verdadera naturaleza del proyecto. No sólo mejorando el recinto y nuestro entorno, sino mejorándonos nosotros mismos como personas. Resolviendo los conflictos por nosotros mismos, sin intermediarios. Colaborando y ayudándonos mutuamente. Decidiendo de forma horizontal, sin líderes ni amos. Siendo conscientes de que la voz de un vecino vale tanto como la de cualquier otro y que nadie es más que nadie. Sólo organizados y unidos podremos conservar nuestras casas y obligar a la administración y a los poderes financieros a negociar y a aceptar nuestras condiciones. Nunca negociaran si no presionamos, si no luchamos. Quien no esté dispuesto que abandone ya el barco.
Los vecinos llamaron a esta comunidad: “La Esperanza”. Seguramente porque la esperanzaes lo último que se pierde, y no pensamos perder nuestras casas.