Anarquía a pie de calle I

Anarquía a pie de calle I
Dos anarquismos
El anarquismo no es una fábula romántica, sino un duro despertar […]” (Edward Abbey, A Voice Crying in the Wilderness[Vox Clamantis en Deserto], 1990).
Periódicamente las dicotomías entre “anarquismos” se suceden. A finales del siglo XIX era entre colectivistas y comunistas, organizadores y anti organizadores, individualistas y sindicalistas, sindicalistas puros y anarcosindicalistas, etc. Actualmente esta reyerta teórica, que parece desarrollarse de forma cíclica, se ha establecido entre insurreccionalismo y anarquismo social.
En tiempos decimonónicos algunos anarquistas quisieron desatar el nudo gordiano hablando de “anarquismo sin adjetivos”, y ya avanzando el siglo XX de “síntesis”. Hoy día apremia evolucionar.
Las disputas, si no se enconan y enquistan, son positivas; el debate teórico es sano; lo que es insalubre y suicida es que el debate sustituya a la militancia. Ciertos anarquistas no tienen más problemas militantes que el propio anarquismo: o vigilar sus esencias o ponerlo al día, pero la disputa sigue fijándose en un marco erróneo, igual que en el XIX.

Sí, la disputa entre colectivistas y comunistas nos ayudó a vislumbrar cómo una parte del anarquismo de la época seguía ligado a cierta concepción de propiedad privada y salario y cómo otra quería transcender de eso y ser generosa; también cómo una parte trataba de ser realista y práctica y cómo otra podía pecar de optimismo exacerbado. Era una cuestión de fondo que dibujaba maneras y actitudes. Pero también era una disputa por algo que aún no se había producido: una revolución social que pusiera la economía en manos de los trabajadores. El debate quizás pudo ayudar a perfilar mejor lo que sucedería en situaciones revolucionarias como la del 36, pero el debate por el debate, sin transcender del plano teórico, puede dibujar el mejor de los futuros, pero no deja de ser una especulación, un discurrir sobre la nada, cuando falta crearlo todo. Puede también que el debate sobre las distintas concepciones sindicalistas tuviera una dimensión más práctica, pero seguía basándose en una premisa errónea: transformar la praxis ajena. Sólo nos es dado cambiar nuestra propia actividad; si algo no te gusta trabaja en sentido contrario y que la práctica demuestre si andas errado o acertado. En consecuencia, el debate no debe fijarse más no desde luego prioritariamenteen el terreno ideológico; la validez de una idea debe medirse en el terreno práctico, en el terreno de los hechos.
No se puede discutir cual o tal teoría es mejor sobre el papel, cuál satisfará mejor nuestras necesidades sin transcender de la hipótesis; debe comprobarse empíricamente y que los resultados hablen. ¿Pero qué requiere esto? Trabajo de campo, duro trabajo de campo. Y es eso, y no otra cosa, lo que divide a los anarquismos en liza. Basta ya de supuestas divergencias en base a acuerdos, congresos, pensadores y modelos imaginarios.
Desde mi punto de vista sólo hay dos anarquismos: el contemplativo y el combativo. Ya pueden recibir el nombre de insurreccionalismo o anarquismo social, cualquiera de los dos puede representar a alguna de las dos tendencias en algún momento.
El anarquismo contemplativo vive a través de vidas ajenas, su terreno es el debate centrípeto. Se sienta a analizar y a discursar, a anatemizar enzarzado en eternas luchas internas. Su campo es el de la teoría y el quietismo, sea de comité, de asamblea, de manifestación, de red social o de quema de contenedor (un teórico del molotov no es menos contemplativo que un teórico de despacho). El inmovilismo como modus vivendi; la pontificación como modus operandi. Charlas y difusión de ideas es su terreno natural, el ambiente donde se siente cómodo; incapaz de transcender de ese hábitat y saborear los adoquines o el bancal. El propio anarquismo en su campo de batalla, su objeto de disección, el sujeto de su militancia. El anarquismo contemplativo es la etapa infantil e inmadura de la ideología anarquista; por muy seria, respetable y vetusta que parezca.
El anarquismo combativo, el que defendemos y practicamos desde la FAGC, es el anarquismo que se faja, el que está a pie de calle, el que lucha. Sea tensionando en una manifestación para evitar que la gente quede impasible ante una carga policial, sea forzando las circunstancias para que un conflicto laboral no acabe en armisticio. Es el anarquismo que se moja, el que se arremanga y se mancha las manos. El que lucha en la fábrica, en la asamblea de barrio, en la calle. Gamonal y Can Vies son ejemplos de esto, la Comunidad “La Esperanza” también. Es el que ha sobrepasado los límites de las tertulias y la militancia oral. Ya no cree que verbalizando algo se consiga cambiarlo. Su actividad es centrífuga, no va dirigida a complacer a los “iniciados”, a convencer a los “convencidos”; el circuito de los compañeros se le queda estrecho. El discurso de consumo interno se le antoja cacofonía. No milita para los anarquistas; milita para llevar la anarquía al suelo, para llevar la anarquía al pueblo. Diseña sus tácticas y su estrategia, su hoja de ruta, definiendo bien qué quiere y cuándo lo dará por conseguido, para poder avanzar a la siguiente etapa. Su hábitat es el barrio, la chabola, el parque, el tajo, el terreno abandonado, la casa expropiada. Es el anarquismo entendido como ideología adulta, por osada y audaz que sea su actitud, por nuevos que parezcan sus planteamientos.
En mi experiencia en estos últimos cuatro años en la FAGC, y especialmente en los dos últimos en la Comunidad “La Esperanza”, he llegado a concebir el anarquismo en esos términos, como una ideología adulta. El idealismo es necesario, pero no basado en irrealidades ni quimeras, sino en la capacidad real de aplicar las ideas pertinentes para transformar el entorno. Hay que descifrar los límites de los propios mitos, sean ideológicos, teóricos o de cualquier clase; descubrir la falsabilidad de los pensadores de referencia y tratar de aplicar las propias ideas teniendo en cuenta que por muchos antecedentes que tenga lo que te propones, y por más jugo que le saques a experiencias pasadas (la historia debe entenderse como pista, no como remanencia), la realidad es que esta experiencia, esta concreta, nadie la ha intentado antes; sólo tú y los que te acompañan. El discurso exclusivamente autorreferencial se diluye y queda la dura realidad. Es dura, pero es tuya.
Esta realidad lo es porque se asienta en algo tangible. En los siglos XIX-XX existía un anarquismo de fábrica, y esa fue su gran fuerza. Existió también en ese periodo fini/primisecular un anarquismo cultural que dotó de soporte teórico y literario la obra muscular. Nosotros proponemos un anarquismo de calle, un anarquismo callejero, de barrio, de exclusión social. El obrero salido del siglo XX y que despierta al siglo XXI se da cuenta, después de haber sobrevivido a la coartada capitalista de la crisis, que de obrero cualificado que fabricaba casas para otros ha pasado a ser un sin techo. Personas abocadas a la marginalidad porque sin apenas transición han sufrido un cambio: obreros ayer; indigentes hoy. Algunos no han mutado; de forma endémica han nacido condicionados socialmente para ser carne de asfalto. El discurso anarquista les complace en su utilidad: les es natural la hostilidad a la policía y el rechazo a la sacralidad de la propiedad privada; les es imprescindible sobrevivir a través de ciertas formas de apoyo mutuo, por lo menos en determinados estadios. Si este discurso se convierte en la práctica en un modelo eficiente de necesidades básicas plenamente satisfechas entonces la anarquía funciona, es útil para ellos, y con eso, sin necesitad de hacerse anarquistas, les basta.
No hace falta que se nos encuadre en el insurrecionalismo por nuestra radicalidad o el anarquismo social por nuestra labor. Somos anarquismo de combate y las etiquetas de ese tipo se nos quedan estrechas. Hemos recibido un baño de realismo y hemos descubierto que la anarquía llevada a la práctica funciona, que puede gestionarse una micro sociedad de 250 personas de manera eficaz siguiendo ese modelo. Pero también sabemos que ayudar a alguien no cambia necesariamente su mentalidad, y esto ya lo expondré en un futuro artículo.
Lo que importa ahora es saber que un anarquismo de barrio, sumergido en la marginación social, trabajando en el ghetto, es imprescindible; un anarquismo implicado en los problemas reales de la gente. Es imprescindible no porque suponga por sí mismo la “conversión de la gente”, sino porque es la mejor, si no la única, forma de llegar a ella. Para llegar a la gente no queda otra que tocar sus intereses y necesidades.
Pero si para esto no funciona la provocación vacua, que al menos remueve el avispero, menos funciona el discurso de reformar instituciones. En un momento en el que la gente está más desapegada de la política que nunca, nuestra misión es forzar la ruptura, no invitar a la conciliación con nuevas maneras dentro de las mismas estructuras. La situación es proclive para relanzar la organización popular desde abajo, para movilizar a la gente (movilizarnos con la gente) en base a sus necesidades y exigencias primarias, para estructurar el subsuelo, para dotar de cuerpo y músculo a los que no tienen (tenemos) nada. Enredarlos en promesas electorales, en aspiraciones de políticas locales, en la creación de instituciones, es un suicidio: primero, porque nunca se han sentido tan distantes de ellas; segundo, porque por fin son capaces de hacer otras cosas. A un enemigo herido que tiene que reestructurarse a toda prisa no se le refuerza, se le remata. Las instituciones deben ser vistas como el adversario al que se le arrebatan cosas por la fuerza, a través de la presión y el desgaste; el contrincante al que se mina hasta que se le pierda el temor y el respeto. No como el arma que es buena o mala en función de quién tenga la empuñadura. Más allá del maquiavelismo y el oportunismo de la hipótesis, tengo una cosa clara: también los ratones antes de ser devorados imaginan estar jugando con el gato. Eso es jugar a la política: creer que le estás dando cuartelillo al que está apunto de fagocitarte.
Yo no juego a juegos donde las reglas las imponen otros. Y hay un anarquismo que tampoco. Ese anarquismo sabe dónde está su lugar natural para incidir en la vida social, se aleja de las peleas de capilla y se une a las aspiraciones del pueblo para punzarlas, hostigarlas, y ver si pueden ir más lejos. Este anarquismo no se establece en unos parámetros de superioridad moral (y lamento si mi retórica lo da a entender, pero no es mi intención repartir sopas con hondas), no lo propongo porque sea “la última palabra” en revolución social; lo planteo por una simple cuestión de supervivencia. O nos abocamos a la endogamia de “la anarquía para los anarquistas” (cuando la anarquía debe ser para la gente de a pie) o nos dejamos matar metiéndonos en estructuras de poder que nos comerán y excretaran antes de darnos cuenta. Hasta ahora esas parecían ser las únicas opciones: o cerrarse en banda o entregarse con armas y municiones. No puede ni debe ser así, nuestra supervivencia y la de nuestro mensaje está en el combate, está en la calle, está en las necesidades más instintivas del pueblo. Es necesario detectar qué necesita, ver si nuestra praxis puede proporcionárselo, adaptar nuestras herramientas al momento, elaborar un programa que dé soporte teórico a nuestras conquistas y, una vez alumbrado el camino, compartir dichas herramientas y colectivizarlas (sabiendo cuándo hacerse a un lado).
No me importan las caricaturas; lo de “anarquismo barriobajero” o “anarco-lumpen” no es la primera vez que lo oigo. Me importan los resultados. El anarquismo callejero ha proporcionado la mejor carta de presentación de nuestra práctica en años. La mayor ocupación de inmuebles del Estado español no la ha conseguido un partido, una coalición electoral ni una organización pro-sistema; la ha iniciado una organización anarquista a través de herramientas anarquistas y haciendo funcionar un modelo anarquista sin necesidad de que los implicados lo fueran. Ese anarquismo de barrio ha dado 71 viviendas a 71 familias que equivalen a más de 250 personas. No habla la teoría; hablan los números, hablan los hechos, habla la tozuda realidad.
Fdo: Ruymán Rodríguez

Cosas de la política

Cosas de la política

La política de gabinete, de despacho, de urna, es una ciénaga de la que es imposible salir limpio. Un

merengue de incongruencias y manoseos casi insondable para una mente racional. La incoherencia y la hipocresía, el doble discurso, son norma común. Vamos a ofrecer un ejemplo: la política del norte de la isla de Gran Canaria.
Érase una vez una comunidad de pisos expropiados y socializados llamada “La Esperanza”. Lleva más de un año intentando que se le regularice el suministro de agua (Solicitud de abastecimiento de agua). ¿Cuál es la respuesta del alcalde del Ayuntamiento de Santa María de Guía, Pedro Rodríguez? Que no va a hacer nada y que asumamos nuestra condición de “okupas”. Se olvida el alcalde que mientras contemos con la autorización de la propietaria de los bloques (cuya titularidad sigue en litigio) no somos “okupas” ni incurrimos (todavía) en ninguna ilegalidad. Ya habrá tiempo de que eso pase.

Por otra parte, si verdaderamente fuéramos “okupas convencionales”, ¿significa eso que no tenemos derecho a acceder al agua, que nuestros 150 niños deben quedar excluidos de ese servicio básico y vital? Pero sigamos.
Durante más de dos años se ignora nuestra situación. Aquí sólo caen, muy de vez en cuando, y a algunos pocos vecinos (la minoría), bonos de compra. Pero los problemas globales, colectivos, los que requieren una intervención urgente, se ignoran, se tapan con paños calientes y tratan de ocultarse bajo la alfombra. Es la misma situación que la que viviría una comunidad de náufragos, que carecen de agua, a los que se les arrojaran migas de pan: ni se satisface su necesidad prioritaria, ni se soluciona nada con ayudas parciales cuando su situación requiere una respuesta comunitaria.
Esto es lo que declara Pedro Rodríguez a Canarias 7 mientras en su municipio 250 vecinos carecen de agua potable

Eso a Pedro Rodríguez parece darle igual. Pero he aquí que se produce la pirueta política. Rodríguez, miembro de Coalición Canaria, parece que se enfada con Fernando Bañolas (gerifalte de Coalición Canaria, sobre todo en el norte) porque éste le corta las alas a sus aspiraciones políticas. Eso obliga a Rodríguez a crear un partido independiente: Juntos por Guía. Hasta aquí el pan de cada día de la política local y estatal. Pero sucede entonces que Rodríguez quiere ser parlamentario. ¿Qué hacer? Pactar con algún partido que vaya a pillar escaño y que le preste la silla. ¿Con cuál llega a un acuerdo? Con Nueva Canarias (http://www.eldiario.es/canariasahora).

He aquí el salto mortal y el muestrario de paradojas:

Rodríguez va a representar en el Parlamento autonómico a Nueva Canarias, partido que ha tenido como “caballito de batalla” durante su campaña electoral la paralización de desahucios, la expropiación temporal de las casas abandonadas por los bancos (e incluso plantea llegar a acuerdos con los particulares) para crear viviendas de protección oficial (así lo afirma el propio presidente de NC, Román Rodríguez), que presta su sede en sureste para que se reúna la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, y que, para colmo de todas las ironías, firma un acuerdo con otros partidos para que “ningún ciudadano carezca de agua” («Ninguna familia sin agua» declararon a Canarias 7).
¿Qué significa todo esto? ¿Le importa a Pedro Rodríguez estar vinculado con un partido que públicamente manifiesta eso mientras él, en su propio municipio, mantiene a una comunidad de 250 personas sin acceso a agua corriente y completamente desatendida? ¿Le importa a Nueva Canarias llenarse la boca con una supuesta sensibilidad hacia el tema de la vivienda, sin hacer más gestos que los que se aprecian en los titulares y permitiendo que su número 4 al Parlamento de Canarias se inhiba de una situación de emergencia como la que denunciamos?
Pirómanos que se unen a asociaciones de bomberos voluntarios; asociaciones de bomberos voluntarios que regalan cerillas a pirómanos. Eso es la política: no es sólo el arte de gobernar y manipular; es el arte de hacer imposible lo incomprensible.
¿Podrán mantener mucho más tiempo esta incongruencia sin que se les note el truco? 
Fdo: Ruymán Rodríguez

Comunicado de apoyo a «La Esperanza» y contra la represión a Ruymán Rodríguez

El pasado 29 de abril (2015) el militante anarquista Ruymán Rodríguez fue detenido, sin razón aparente, en Santa María de Guía por dos policías secretas de la Guardia Civil. En dependencias policiales fue insultado, amenazado, golpeado y torturado (entre otras cosas fue estrangulado hasta en tres ocasiones). Después de 24 horas de malostratos y agresiones reiteradas, el detenido comparece ante el juez que no ve motivos constitutivos de delito. Los agentes de forma inaudita recurren la decisión judicial y quieren que se le impute al acusado el delito de “atentado a la autoridad” para que según sus propias palabras en el cuartillo “se trague al menos 5 años de cárcel”. Actualmente se está a la expectativa de si se acepta o rechaza dicha apelación.
Sea cual sea la decisión judicial esto no se acabará aquí. Este abuso policial se engloba dentro de una campaña de acoso y derribo contra la Comunidad “La Esperanza”. Dicha Comunidad es un proyecto social iniciado por la FAGC (Federación Anarquista de Gran Canaria) en enero del 2013 y que consiste en 4 bloques de viviendas (propiedad de la SAREB) expropiados y puestos a disposición de 71 familias, 250 personas, 140 niños. Posiblemente la ocupación masiva más grande del Estado.

Sabiendo que se acercan las elecciones y que la Comunidad se dispone a hacer públicas sus exigencias de normalizar su situación, los cuerpos policiales, teledirigidos por los aparatos políticos, quieren sembrar el miedo en la Comunidad para desestabilizarla. Incapaces de entender que pueda subsistir una comunidad humana horizontal, asamblearia, autogestionada, autosuficiente y solidaria, necesitan inventarse la existencia de “líderes”, y ese es el papel que quieren atribuirle a Ruymán. La intención policial es intimidarlo y obligarle a a abandonar el municipio, creyendo que así cundirá el pánico entre el resto de vecinos.
La realidad es que esto debe hacernos más fuertes y obligar a todos los colectivos, organizaciones e individualidades a prestar nuestro apoyo a esta causa: la de un individuo injustamente represaliado y sobre todo la de una comunidad de vecinos que arroja un rayo de esperanza sobre la realidad social canaria.
Por ello los bajo firmantes solicitamos que cese la persecución contra Ruymán Rodríguez y la Comunidad “La Esperanza”, y que se permita que este proyecto de lucha por la vivienda tenga el desenlace positivo que se merece y que la situación de emergencia humanitaria en la que vivimos los más pobres requiere. 
Las Palmas de Gran Canaria, Mayo de 2015
 
Firman este comunicado conjunto de apoyo a la Comunidad La Esperanza:
Intersindical Canaria
Frente Sindical Obrero de Canarias
Resistencia Popular Canaria
Red Canaria en Defensa del Sistema Público de Servicios Sociales (Redesscan)
Asociación Canaria de Economía Alternativa
Podemos – Santa María de Guía
Telde Responde
Coordinadora Canaria contra las Prospecciones Petrolíferas
Alternativa Nacionalista Canaria

Ateneo Libertario Xosé Tarrío 

Procés Embat

Federación Estudiantil Libertaria

Juventudes Libertarias de Málaga


Sindicato Único de CGT – Tenerife

Espacio Libertario de Madrid (ELMa) 

Regeneración (regeneracionlibertaria.org)

La «Esperanza». La comuna más grande del Estado español

La Esperanza: La comuna más grande de España

Ahí viven, desde hace 2 años, 71 familias sin recursos

Reportaje de Antena 3 Canarias 

 

 

Miguel Noya | Ignacio Suárez  |  Canarias  | Actualizado el 29/05/2015

Reclaman que compren el edificio y haga viviendas sociales
 
Afirman ser la comuna ocupa más grande de España. Hace 2 años varias familias sin hogar ocuparon con permiso del dueño un grupo de viviendas en Santa María de Guía. Hoy en esas casas viven 71 familias con 150 niños. Ahora piden a las autoridades que se regularice la situación del inmueble, donde todas estas familias han encontrado solución a situaciones personales muy complicadas.
En la comuna la esperanza viven 71 familias, 250 personas, 150 de ellas niños. Dicen que es la comuna ocupa más grande de España. Son familias castigadas por la crisis. Mujeres maltratadas, parados de larga duración… Familias como la de Carmelo. Desahuciados hace un año vinieron aquí. Fue todo un alivio. Manuel y su familia tenían que elegir entre vivienda o comida. La esperanza fue su solución.
Y todos con permiso por escrito de la promotora de las viviendas. La obra estaba parada y se deterioraba. Ellos arreglaron las casas. Ahora son propiedad del banco malo que podría pedir un desahucio. Mientras, la comuna se organiza. Tiene hasta un huerto urbano y todo se decide en asamblea.
Pero La Esperanza también tienen problemas por solucionar como el agua que tiene que comprar y traer en camiones como este.
Se lo han pedido al ayuntamiento, al que también reclaman que compre el edificio y monte unas viviendas sociales. De momento, el ayuntamiento no ha respondido a esas peticiones.

Colabora con «La Esperanza»

*Nº de cuenta: ES48 2100 1507 8701 0057 0016
La Comunidad «La Esperanza» lleva más de 2 años de semi discreción y resistencia silenciosa. Lo hemos hecho así para poder prolongar nuestra ocupación lo máximo posible y para prepararnos y formarnos cuando fuera inevitable darnos a conocer. Sólo salimos brevemente a la luz para denunciar el acoso policial que sufríamos a finales del año pasado. Una vez este acoso se ha recrudecido y aprovechando la presencia de la elecciones autonómicas, hemos decidido salir de la oscuridad y el silencio y dar a conocer nuestra experiencia a los cuatro vientos.
La vida discreta era también la del autoabastecimiento y el sacrificio anónimo; la de la independencia económica absoluta sin ningún tipo de ayuda externa; la de la austeridad y la autosuficiencia, consciente, pero también forzada por las circunstancias. Aunque la autonomía y la autogestión siguen siendo nuestras premisas, creemos que esto no está reñido con la solidaridad y el apoyo mutuo; al contrario, se refuerzan. Por ello manifestamos abiertamente que cualquiera que quiera contribuir con la Comunidad será bienvenido a hacerlo. Nuestras necesidades son las siguientes:

Agua. Nos abastecemos con caras cubas de 45 euros los 10.000 litros. Teniendo en cuenta la cantidad de personas que somos, consumimos un mínimo de 1 cuba diaria (el mes pasado fueron 36 cubas, 1620 euros de gasto). Esto lo sufragamos con un contribución comunitaria voluntaria mensual de 25 euros por vivienda. Vivimos racionando el agua estableciendo horarios de corte y de apertura: disponemos de agua de 7 (a.m.) a 14:00 (con una hora de corte intermedia de 11:00 a 12:00 a.m.) y después de 19:00 a 23:00. Lo más importante y prioritario es garantizar el agua para el aseo de los menores; en segundo término, para mantener las condiciones higiénicas de la vivienda; por último, para el mantenimiento de las zonas comunes.
Con la intención de flexibilizar los racionamientos, hemos abierto un número de cuenta para que cualquiera que esté interesado en ayudarnos pueda hacer su aportación (cualquier información complementaria sobre la cuenta bancaria pueden solicitarla a anarquistasgc@gmail.como comunidad.esperanza.200@gmail.com):
ES48 2100 1507 8701 0057 0016
Alimentos, ropas, juguetes (recordemos que hay más de 150 menores en la Comunidad), muebles y electrodomésticos. Cualquiera que pueda contribuir con alguno de estos artículos contará con toda nuestra gratitud. En ocasiones, para hacer mudanzas de nuevos realojados o cosas similares, también necesitamos furgonetas o vehículos amplios de los que no siempre disponemos. Cualquiera que quiera ofrecer temporalmente su transporte para estos fines también puede ponerse en contacto con nosotros. De igual manera, a través de alguno de estos dos correos: anarquistasgc@gmail.como comunidad.esperanza.200@gmail.com

También aceptamos cualquier cosa que se nos quiera donar para el huerto de la Comunidad: plantones de frutales, semillas, aperos de labranza, estiércol, gallinas, cabras, etc. Ya tenemos un baifito y unos cuantos pollitos y gallinas, y garantizamos que cualquier nuevo miembro de la “granjita” será tratado con el máximo cuidado y atención.

Nuestra idea es hacer en breve un “Punto de Encuentro Solidario” donde repartir entre los vecinos los que vayamos compilando, y por último, satisfechas las necesidades básicas de la Comunidad, repartir también, en alguna plaza pública de Guía, entre las personas más desfavorecidas del municipio.
Muchas gracias.

«La esperanza, lo último que se pierde»

 Aparecido en Infonorte digital.com (29/5/15)

«Comunidad la Esperanza,  lo último que se pierde». Así reza a la entrada de un edificio de viviendas en Santa María de Guía, que se ha convertido desde hace dos años, en la esperanza de 71 familias que en su día, perdieron sus hogares.

Ruymán Rodríguez, portavoz de la comunidad cuenta que cuando se enteraron de que este edificio estaba abandonado, hablaron con la propietaria y llegaron a un acuerdo para que familias sin hogar pudieran vivir allí.
Es sin lugar a dudas, una nueva forma de ocupación, en la que prima el trabajo comunitario y que ha sido la salvación para familias como la de Carlos y Lidia.
Todos colaboran en el mantenimiento de la comunidad. Se reparten las tareas de limpieza de los espacios comunes, trabajan conjuntamente en las reparaciones necesarias, y hasta harán una derrama de dos euros por familia, para pintar uno de los bloque que reclama esta actuación.
Viven con luz de obra y compran cubas de agua para abastecerse, por lo que reclaman q ue se les preste de una vez, estos servicios, que están dispuestos a pagar.
También están dispuestos a pagar un alquiler social, por lo que demandan de las administraciones públicas que «cambien el chip», y atiendan estas reivindicaciones.
En la Comunidad La Esperanza se lucha día a día, por una vida digna, y por ello han aprovechado el tiempo electoral para hacerse visibles, para dar a conocer a la opinión pública que ellos existen, que son hombres y mujeres con sueños y que tienen la capacidad de trabajo para que esos sueños se hagan realidad.
Hay esperanza para un día llegue, más temprano que tarde, un futuro mejor para ellos y sus hijos.

La Comunidad «La Esperanza» en «Hora 25»

En el programa «Hora 25» de Angels Barceló en la Cadena Ser se le dedica a la Comunidad «La Esperanza» gran parte del tramo 21:00-22:00 horas. Hay muchos momentos cumbre: el reportaje de Txema Santana, la aceptación de los oyentes, la interactuación con un propietario que recconoce la aprobación de las exigencias de la Comunidad como lo más beficioso para ellos mismos, y que el discurso de apoyo mutuo y acción directa de un libertario haya conseguido difundirse a través de un medio de masas:

La «Esperanza» en la Cadena SER. Hora 25 (21:00-22:00 horas, 26/5/15).

Desmintiendo

Desde la Alcaldía de Santa María de Guía se le ha dicho a distintos medios de comunicación que se ha ayudado a los vecinos de la Comunidad «La Esperanza» «en todo momento». La realidad es que se han proporcionado ayudas parciales, alimentarias, a unas cuantas familias (parches que no tocan la raíz del problema), inhibiéndose y desentendiéndose de los problemas colectivos y globales de la Comunidad como es el de la prioritaria cuestión del suministro del agua. Para que nadie pueda decir que «se desconocía el particular», aquí ofrecemos el documento que una comitiva de la Comunidad hizo llegar al alcalde Pedro Rodríguez, hace prácticamente un año, y que fue aprobado en asamblea comunitaria. La respuesta: silencio administrativo y que asumiéramos nuestra “condición de okupas”. 
En esa época ni siquiera se había bautizado a la Comunidad, aún la propietaria interfería en el proceso de autogestión del inmueble, y también habían menos vecinos y se gastaba menos agua (ahora consumimos más de una cuba diaria). Actualmente el consumo se ha duplicado y nuestro esfuerzo económico también. Como puede constatarse en el escrito, los vecinos no hacen más que reclamar un derecho que supuestamente sus propias leyes y estatutos, estatales y locales, recogen.
Por razones obvias, borramos el nombre de la propietaria. 

 

Solicitud de abastecimiento de agua.
Al Alcalde de Santa María de Guía, a la Concejalía de Asuntos Sociales y a quien corresponda:
Los vecinos de los bloques socializados que se encuentran en la Carretera General del Norte, kilómetro24, de Santa María de Guía
Exponen:
Que después de entrar y persistir en dichos bloques con permiso de la propietaria, Doña _____, y después de estar pagando entre todos los vecinos las facturas remitidas por la compañía suministradora del agua, se produjo el impago de un número desconocido de estas facturas porque la mencionada Doña _____, que era quien recogía y administraba las cuotas, no satisfizo, sin conocimiento de los vecinos, dichas mensualidades. A consecuencia de esto se les retira el contador y tienen que abastecerse con cubas. A lo inasumible del coste de dichas cubas (una media de una cada tres días, costando cada cuba 100 euros exactos) se suma el agravante de haber tenido que establecer un racionamiento riguroso del agua. Recordamos que en esta comunidad viven un número de niños no inferior al medio centenar, y que las necesidades sanitarias e higiénicas inherentes a todo ser humano, son especialmente acuciantes en lo que atañe a la infancia.
A razón de ello
Solicitan:
Que el Ayuntamiento inicie negociaciones (que los vecinos han intentado establecer de forma infructuosa) con la compañía suministradora del agua para que el suministro les sea devuelto. Que haga saber a dicha compañía que existe la total voluntad por parte de los vecinos de retribuir las facturas impagadas y costear un nuevo contador. Que mientras tanto solicitan a quien corresponda que les facilite alguna forma de abastecimiento de agua por el que están dispuestos a pagar un precio razonable.
Están convencidos de que sus demandas se ajustan a derecho porque, siendo los aludidos vecinos del municipio de Santa María de Guía desde hace más de un año y teniendo a sus hijos escolarizados en distintos centros del municipio, en virtud de lo recogido por el propio Reglamento del Servicio Público de Agua en el término municipal de Santa María Guía en su Artículo 2, “el servicio de abastecimiento de agua es de carácter público, por lo que tendrán derecho a su utilización cuantas personas lo deseen, sin otra limitación que las condiciones y obligaciones que señala dicho Reglamento y la legislación vigente en la materia”.
Por otra parte y según el Artículo 43.1 de la Constitución Española sobre “el derecho a la protección de la salud” y la Resolución 64/292 de la Organización de Naciones Unidas sobre “el derecho humano al agua y al saneamiento”, a los vecinos les acoge el principio fundamental de que ningún ser humano puede ser privado de acceso a un recurso tan imprescindible para la vida como es el agua.
Atentamente, los vecinos.
En Santa María de Guía a 6 de junio del 2014.

La Rueda de Prensa de «La Esperanza» en los medios

TVE:

Telecanarias

La Provincia:

Fotos

Crónica

Canarias Semanal:

Crónica (con reportarje audiovisual de la Agencia EFE)

Medios que ha reproducido la crónica de la Agencia EFE:

RTVC (con reportaje audiovisual propio)

El Diario.es/Canarias Ahora

20 Minutos.es

Radio San Borondón

Andalucía Información.es

También ha aparecido en muchos otros medios de radio o de prensa en papel que no ha tenido reflejo en Internet.


Rueda de prensa íntegra: