La FAGC nunca se irá

Cómo saben las compas que nos siguen por redes, Twitter ha censurado nuestra cuenta y la ha suspendido de forma permanente. Aunque pueda sonar raro, no nos ha sorprendido en absoluto. Se trata de una empresa capitalista, ¿qué esperaban? A Twitter toda la milonga de ser un “espacio seguro”, “libertad de expresión”, etc., se la bufan. Hablamos de la misma empresa que facilita los datos necesarios para que cualquiera de nosotras pueda sentarse ante la Audiencia Nacional por contar un chiste o hacer apología de lo que se les ocurra en ese momento. Es una empresa capitalista que impone sus normas y eso no se podrá cambiar hasta que la expropiemos (sí, es una amenaza).

¿El motivo que ha aducido Twitter para expulsarnos de su red? “Acosar a grupos protegidos” como los nazis, los machistas, los racistas y especialmente la “desvalida” Mercadona. Como lo oyen. Lo ocurrido, sin embargo, es útil para que todas podamos profundizar en unas conclusiones que cada vez deberían estar más claras:

Hablar de libertad, bajo un régimen capitalista, es una entelequia. Ya habrán oído eso de que desde que se inventó la imprenta la libertad de prensa es la libertad del dueño de la imprenta. No hay libertad en el capitalismo ni en sus estructuras, porque la “libertad capitalista” se limita a una multiplicidad de opciones imposibles de escoger. Siendo pobre no tienes elección, y si además eres mujer, migrante, gay, lesbiana, trans, racializada, menos todavía. ¿“Luchas identitarias posmodernas”? Retórica reaccionaria. Claro que la gente se vuelca hacia su propia realidad. ¿Cómo no en un sistema que apenas te permite cambiarte a ti misma mientras no toques nada externo? Si se renuncia a eso, ya no nos queda nada. Son etapas de la enorme pérdida de terreno sufrida.

A Twitter, como a cualquier empresa capitalista, la libertad de las personas se la pela. Le interesa sólo la del mercado. Si acepta los reportes por “acoso y abuso” es simplemente para rehuir su responsabilidad empresarial y evitar reclamaciones legales. Y su algoritmo se basa en el número y entidad de quienes reportan más que en el contenido en sí. Por ello es bastante fácil que muchas cuentas coordinadas puedan tumbar a cualquier otra. Lo sentimos, pero no es ninguna tragedia. Más tiempo tardan los gilipollas en reportar que nosotras en volver. ¿Se pierden seguidores? Sí, pero el daño y la visibilización quedan.

Explicamos el funcionamiento de la estructura para que todas comprendamos los motivos por los que las redes sociales se han convertido, por regla general, en espacios tóxicos donde abundan las campañas xenófobas, misóginas, aporofóbicas, tránsfobas, con toda naturalidad. No se persigue el odio ni el acoso real que puede llevar a una persona al límite; sólo se persigue evitar pagar compensaciones económicas. Nada más.

Es importante, por tanto, generar nuestros propios medios alternativos fuera de las garras de las empresas capitalistas. Medios verdaderamente libres y seguros. Ciertamente no podemos hoy por hoy comprometer la hegemonía de las grandes empresas, pero si no ponemos los cimientos para los próximos años y no apostamos por nuestros propios medios, estamos expuestas a la amenaza del apagón informativo en cuanto el “dueño de la imprenta” quiera. Es cuestión de supervivencia, porque siempre van a censurarnos a las mismas. Lo han hecho en Twitter con millones de cuentas antes de la nuestra y lo ha hecho Facebook con el portal anarquista de noticias “A las Barricadas”, bloqueando todo lo relacionado con Nodo.50. Es lógico que así sea. Son el enemigo y sólo nos ofrecen la cuota de expresión necesaria para no definirse como una dictadura de mercado. En cuanto sobrepasamos el límite, la censura es lo más inocuo que pueden hacernos. Créannos, podría ser mucho peor.

Lo único que lamentamos de la situación es poder perder a algunos contactos justamente ahora. Ustedes conocen la labor pública de la FAGC. Usamos la cuenta, porque así se decidió desde 2012, dando total libertad a nuestras CCMM, para hacer pedagogía y difusión política, histórica, y cultural. La usamos también para remover el avispero y confrontar posturas reaccionarias y discriminatorias. La usamos, sobre todo, para señalar abusos en el tema de vivienda y poner contra las cuerdas a políticos y administraciones de todo tipo (que se sienten más presionados por una campaña de Twitter que por cualquier escrito oficial). Pero lo usamos, y esto se conoce menos, para resolver dudas y ofrecer apoyo a las cientos de personas que nos contactan cada vez que la FAGC se enfrenta a alguna aberración del Sistema. Transfobia, capitalismo, extremaderecha, patriarcado… Cada vez que nos hemos lanzado al ataque en estos temas son muchas las pibas y pibes, cada vez más jóvenes, que nos contactan para compartir miedos e inseguridades. Pibas que viven verdaderas situaciones de abuso por su círculo más cercano, obligadas a pensar, a vestirse, a comportarse, o incluso a votar, como su “pandilla”. Nos enorgullece decir que ayer mismo dimos algunas nociones de cómo organizarse para la autodefensa y también ayudamos a redactar varias denuncias a compañeras coaccionadas por su “grupo de amigos” liberales y antifeministas. Ojalá los revienten. Todas ellas, y todas ustedes, nos pueden contactar mientras tanto a través de cualquiera de nuestros correos.

Pero nos negamos a dramatizar. Es sólo una jodida cuenta de Twitter, nada más. La FAGC es mucho más que su cara visible en redes. Un proyecto serio ni se resiente por estas cosas. Un proyecto real debe poder funcionar sin redes y hasta sin electricidad, entre nubes de pólvora y casquillos de naranjero. Sin embargo, es imposible no sentirse emocionadas, todas nosotras, por la campaña emprendida por nuestras amigas y hermanas de redes, que en su gran mayoría no conocemos personalmente, bajo los hashtag #QueVuelvaLaFAGC y #LaFAGCnoSeToca. Una campaña, y esto es lo bonito, iniciada espontáneamente y sin que ningún miembro de la FAGC la haya coordinado ni propuesto. Nos hemos sumado a ella cuando ya llevaba horas en marcha. Gracias a todas, con todo nuestro amor y respeto, por darnos tanto.

En definitiva, la FAGC volverá a redes. No pueden echarnos. No son capaces. Volveremos a ser el azote de fachas y machistas de mierda, de jodidos racistas y tránsfobas, de capitalistas miserables y esquiroles militantes, de toda la gentuza que debe “poner los dientes en un bordillo” y desaparecer por el sumidero de la historia. Volverán a cerrarnos la cuenta y volveremos a aparecer, y esperamos que en todas y cada una de esas ocasiones estén ahí para acompañarnos y que cada vez seamos más. Dentro de unos días cumplimos una década. La FAGC volverá porque la FAGC no puede irse nunca. Aunque la FAGC desapareciera como organización formal. Lo que hemos hecho queda en nuestro territorio, entre nuestras vecinas y sus hijos, pero también llega más lejos. La FAGC hace mucho tiempo que ya no es sólo una federación anarquista; es una forma de hacer anarquismo. Y esa forma de hacer anarquismo sobrevivirá en ustedes incluso cuando nosotras ya no estemos. Ustedes también son la FAGC. ¿Qué jodido cabrón se va a atrever a pararnos? Nadie, hermanas, NADIE.

Aguante nuestra gente, nos vemos pronto.

FAGC