Con el Banc Expropiat

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                                      Una vecina de Gràcia explica perfectamente la realidad del desalojo

En nuestros viajes por el Estado hemos detectado mucho inmovilismo, retórica y ambientes donde se prioriza la teoría a la acción. Lugares llenos de infraestructura (bibliotecas, ateneos, cafetas) pero con muy poca incidencia barrial. También hemos encontrado otros proyectos que no necesitan darse el nombre de libertarios para poner en práctica el apoyo mutuo, la acción directa y la autogestión más allá de la propaganda. Proyectos que nos han hecho creer que hay un nuevo movimiento libertario en este siglo XXI, un movimiento de gente que piensa, pero que ya no sólo piensa; actúa. Un movimiento de personas que no quieren tener contacto con las instituciones pero que sí quieren tenerlo con la gente que más sufre. Un movimiento que pone el trabajo por encima de las etiquetas. Uno de los colectivos con los que en este plano nos sentimos hermanados es el El Banc Expropiat, del barrio barcelonés de Gràcia. Contempla otra forma de okupar y de relacionarse con la gente de a pie, una forma que pasa por crear tejido barrial y solidario. Actúalmente, con la connivencia del Ayuntamiento de Barcelona de Ada Colau, los tribunales han hecho que el derecho a la propiedad privada prevalezca por encima de cualquier otra consideración y han entregado el local, manu militari y para que siga abandonado, al empresario que se lucró con la «crisis» y lo compró a precio de saldo: Bravo Solano. 

En la distancia poco podemos hacer para apoyarles, salvo adherirnos a su comunicado, en el que exigimos la reapertura del Banc (al que nos hemos adherido tanto la FAGC como la Comunidad «La Esperanza») y los gestos simbólicos de solidaridad que han surgido dentro de la propia Comunidad. Lo que sabemos es que más tarde o más temprano #TornemAlBanc.   
Nuestra vecina Pino hizo este cartel para difundir por las redes sociales
Azu elaborando otro a mano con la pintura donada por varios vecinos

Naturaleza de la OEP

El gran volumen de trabajo que se nos ha presentado dados los últimos acontecimientos nos ha impedido armar la Oficina de Expropiación Popular y dotarla de todos sus recursos. Por eso seguimos articulando la lucha a través de la antigua estructura de la federación. Sin embargo, estas jornadas de trabajo intensivo nos han ayudado a seguir profundizando en cuál debe ser la naturaleza de la OEP.
Aclaramos por tanto que la OEP no se basará en mecenazgos o tutelajes de ningún tipo; se encargará de asesorar, apoyar, acompañar, implicarse y compartir herramientas con los afectados, pero son estos mismos afectados los únicos que podrán elegir hasta dónde quieren llegar en su lucha. La OEP nunca podrá ir más lejos de lo que estén dispuestos los propios afectados. 

Para bien o para mal ellos elegirán en qué frente plantar batalla, cuándo rendirse y cuándo continuar. La OEP por su parte sólo decidirá qué tipo de colaboración aportar y cómo gestionar sus propios recursos. Decidirá sobre sí misma no sobre cómo actuarán quienes se acerquen a ella.
Es por otra parte un organismo abierto y amplio, por lo cual su propia naturaleza la irán determinando quienes vayan sumándose a él. No obstante, creíamos necesario aclarar este punto. Creamos una herramienta nueva, y si como FAGC no reclamamos méritos propios y tampoco vemos necesario pasar al otro extremo y atribuirnos potenciales errores ajenos, creemos que la OEP debe aspirar a tener la misma independencia y a garantizársela a sus participantes y colaboradoras. 

Día 14: La Esperanza Resiste (en imágenes)

Se cumplió el día 14 y los vecinos siguen en sus casas. Ya se los advertíamos hace un mes exacto: un decreto administrativo no basta para un desalojo. La intención del alcalde era asustarlos y que abandonaran el inmueble por su propio pie para ahorrarse un largo proceso de desahucio judicial; pero no le ha funcionado. El 14 los vecinos no se despertaban con la idea de abandonar sus casas; se despertaban con la idea de tenerlo todo preparado para el desayuno comunitario al que ibamos a invitar a todos los que quisieran acercarse, a los colectivos sociales y a los medios. Vista los escasos recursos de los vecinos, la FAGC contribuyó con 40 euros en churros para que nadie se quedara sin desayuno, y el día antes los propios vecinos de la Comunidad hicieron una colecta entre todos para comprar la leche y el chocolate. Tenía que ser un día trágico, pero lo convertimos en una celebración de nuestra fuerza colectiva. 
Mucho ha cambiado el estado de ánimo desde hace un mes. Esos vecinos que buscaban la mejor ubicación para fabricarse una chabola, esos niños llorando sin saber si podrían terminar sus estudios, ahora saben que aún queda mucha guerra que dar, se sienten fuertes, con posibilidades y sobre todo con capacidad de resistir. Hemos invertido este mes en recuperar la esperanza. Sin embargo, no echamos las campanas al vuelo. Esto es sólo un mes de lucha; el primero de muchos. Con las promesas de los políticos, la repercusión, podríamos realajarnos y creer que ya está todo hecho. Es lo que le interesa a los mecanismo del poder. No podemos aflojar el pistón, hemos de ir a más. Vamos a reunirnos con quienes nos apoyan y diseñaremos un nuevo calendario de movilizaciones, aún más ambicioso. Si de las reuniones con los políticos no sale un acuerdo satisfactorio en firme, seguiremos gritando en las calles hasta que se les haga imposible no oírnos. ¡La Esperanza sigue en LUCHA!

Día 13: Ahogamos al Ayuntamiento en papel (en imágenes)

A las 9:00 de la mañana una columna partía de la Comunidad para entregar los 42 recursos de reposición que tocaba entregar en el ayuntamiento del municipio para paralizar el decreto de desalojo firmado por el alcalde Pedro Rodríguez. Esta es la crónica en imágenes:
Se dan las últimas indicaciones antes de entregar los recursos

Hacemos piña lo momentos previos
Mostrando el recurso a los medios
Entrando al ayuntamiento «con estilo»
Desde primera hora lxs estudiantes de Educación Social de la ULPGC nos acompañan
Concentrados delante del ayuntamiento
Empezamos a tomar posiciones frente a las ventanas del consistorio
«¿Qué pasa, qué pasa? ¡Qué Pedro nos desahucia!»
Terminados los trámites volvemos a la Comunidad y enseñamos a los estudiantes cómo es la vida en «La Esperanza»
Foto de familia en el portón
Los ánimos están altos y espontáneamente los vecinos clavan sus pancartas al portón

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11 de Abril: Memorable día de Lucha (en imágenes)

Manifiesto que se leyó en varios momentos de la concentración:

El pasado 14 de Marzo una veintena de vecinos de la Comunidad “La Esperanza” (la comunidad ocupada y autogestionada más grande del Estado) recibían una notificación administrativa en las que se les informaba del decreto del alcalde de Guía Pedro Rodríguez: este decreto les daba un mes para abandonar sus casas y les amenazaba con cortarles el agua y la luz.
Los vecinos siempre hemos reclamado que nuestras viviendas pasen a ser vivienda pública en régimen de alquiler social y que con nuestros alquileres se pueda resarcir a la decena de compradores que invirtieron en el edificio. Así mismo hemos reclamado que se regularice el suministro de gua y luz, para que se nos ponga un contador y poder sufragar la electricidad, y para tener agua corriente y dejar de pagar las caras cubas que diariamente nos abastecen. Desde mediados del 2014 hemos puesto encima de la mesa estas reivindicaciones al alcalde Pedro Rodríguez y siempre hizo oídos sordos.
Hoy pretende echarnos de nuestras casas. Así que elevamos nuestra protesta y nuestras reclamaciones al mismo Gobierno de Canarias. Le exigimos a su Presidente Fernando Clavijo (CC), a su Consejera de Vivienda Patricia Hernández (PSOE) y también al Presidente del Cabildo Antonio Morales (NC), que dejen de guardar silencio ante esta situación y se pronuncien de una maldita vez.

No pueden desalojarnos, a 77 familias, 202 personas, con más de 100 menores, sin garantizarnos antes una alternativa habitacional digna y asequible a nuestros reducidos ingresos. Han sido sus políticas, las que nos han tenido años en paro, las que nos han hecho imposible el acceso a una vivienda, las que nos han obligado a tomar el techo que desde las instituciones se nos negaba. Ahora no pueden mirar hacia otro lado.
Acusamos directamente a Nueva Canarias, y a todos quienes comparten con ellos labores de gobierno y mantienen la boca cerrada, de firmar acuerdos contra los desahucios y contra la pobreza energética y al mismo tiempo intentar batir el record del mayor desahucio masivo de todo el Estado español: primero en la Esperanza con más de 200 personas y luego en Brisas de Sardina con otras tantas.
No vamos a permitir impunemente que se nos eche de nuestras casas. Reclamamos que se nos dé una alternativa habitacional ya o que nos dejen seguir dónde estábamos. Hasta que no suceda una de estas dos cosas LA CALLE SEGUIRÁ GRITANDO.
Ningún desalojo sin respuesta.
Preparando el «material de guerra»

Más munición

Algunas de las «madres coraje» de la Comunidad antes de salir de Guía

Comienza el ruido frente al Gobierno de Canarias

La concentración empieza a aumentar de número, llegan más vecinos y sobre todo estudiantes de la ULPGC

Se habla claro, se grita mucho

«Gobierno, escucha, La Esperanza está en lucha»

Foto de familia. Agradecidos a todas las personas y colectivos que acudieron

A mitad de la concetración interceptamos a la consejera de vivienda del Gobierno de Canarias Patricia Hernández y le hacemos escuchar nuestras exigencias. Dice, ante los medios, que «no se puede desalojar a 200 personas». Seguiremos presionando, no hay otra forma de que no sean sólo palabras

Última foto antes de abandonar el Gobierno de Canarias

Nos trasladamos al Cabildo, donde nos enteramos que hay reunión de alcaldes

Nos apostamos frente a la entrada principal

Leemos nuestro manifiesto nuevamente ante los medios

Pedro Rodríguez, el alcalde que quiere desalojarnos, se escabulle por la puerta trasera. Pero nos topamos con Fernando Clavijo, presidente del gobiern autonómico

El político afirma, también ante los medios: «si no hay denuncia de la propietaria no entiendo el decreto». A pesar de las espectativas generadas ni echamos las campanas al vuelo, ni consideramos esto una victoria, ni tenemos la confianza que aducen los medios. Las palabras sólo valen si se acompañan de hechos y se mantienen cuando se apagan las cámaras y los focos. Aún así, gran día de lucha; uno de los cientos que nos quedan por delante.

Una de las muchas crónicas que han hecho los medios de la concentración: La ‘Esperanza’ se planta delante del Gobierno de Canarias (Canarias Ahora)

Cuando un ayuntamiento siembra el pánico

Cuando un ayuntamiento siembra el pánico
El 14 de marzo mi teléfono no paraba de sonar. Al otro lado, voces de vecinos desesperados. “Nos echan de casa” se podía entender entre el tumulto de gritos ahogados. Trate de informarme y de calmarlos, pero mi cabeza también había recibido una fuerte sacudida con la noticia. Eran los vecinos de la Comunidad “La Esperanza”, mis vecinos durante casi 2 años. Hacía escasos minutos, la policía local acababa de entregarles la notificación que contenía el decreto de Pedro Rodríguez (alcalde de Guía) donde se les comunicaba que tenían que abandonar sus viviendas en el plazo de un mes, y que les serían cortadas el agua y la luz. 
Al día siguiente la asamblea fue concurrida y solemne. Intenté tranquilizar a los vecinos, hacerles ver que teníamos opciones de resistir, que aún no habíamos perdido. 
Estas semanas han sido duras. Muchos llantos y muchas lágrimas. Desesperación y angustia. Ataques de ansiedad en niños que todavía no saben pronunciar “desahucio”. Personitas de 7 a 10 años preguntando en corrillo si el día del desalojo la policía vendrá con perros, si podrán despedirse de sus amigos, si suspenderán el curso cuando los “desalojen del colegio”. Niños de 15 años que me muestran sus notificaciones (sí, hay varios menores notificados) y que preguntan asustados si ellos también deben presentar recurso. 

Los adultos no han estado menos preocupados. Padres y madres de familia que no saben qué será de ellos y de sus hijos, que tienen miedo a que les corten el agua y la luz y a la posterior aparición fantasmasgórica de las asistentas sociales. Los rumores han hecho mucho daño, y la gente se martiriza pensando si el 14 de abril vendrán los antidisturbios de la Guardia Civil desde Tenerife para sacarlos por la fuerza. No tienen a dónde ir y la posibilidad los destroza.
El alcalde juega a la xenofobia y a la culpabilidad del insolvente. Le dice a sus vecinos que los de “La Esperanza” son “de fuera”, que no son “de los nuestros”, tratando de trasmitir que su suerte y su vida vale menos que la de los oriundos del municipio. Alimenta también los prejuicios más clasistas, provocando con su actitud ataques y comentarios contra esa gente de “barios marginados”, contra esos “pobretones”, esa “chusma”, esa “gentuza”. Y quien suscita esto es un político que aún no se ha mirado al espejo, y que si asumiera todas las corruptelas y trapicheos realizados por los de su gremio no se atrevería a mirar a estos vecinos por encima del hombro.
Por suerte sus argucias han dejado de tener efecto. Ya los vecinos no buscan cajas para poder conservar sus pocos enseres en caso de desalojo; ya no buscan maderas y planchas con las que poder improvisarse una chabola si los echan de sus casas; siguen teniendo miedo, pero ahora ese miedo pierde terreno ante el valor.
No tienen a dónde ir, no tienen alternativas, y ante ese acorralamiento sólo les queda sacar fuerzas de flaqueza y tirar para adelante. La necesidad crea al órgano. Luchan no sólo por convicción o arrojo, sino porque no tienen otra salida. Su alternativa es luchar o la calle, y ante ese panorama la opción no puede ser más dura pero tampoco más fácil. 
Ahora están bien organizados. Saben ya que legalmente tienen mucho camino que recorrer. Ejercen labores de secretariado ayudándonos a sacar adelante la multitud de recursos que tenemos redactados. Ya no les afectan los ataques clasistas y reaccionarios que se alientan desde las élites económicas locales; giran su cabeza y trabajan sin inmutarse. Han aprendido a desenvolverse ante los medios, y hablan a las cámaras cada vez con mayor soltura, pero conservando toda su verdad. Exprimen sus escuálidos bolsillos para hacer fotocopias y comprar cartuchos de tinta, y pegan y reparten carteles invitando a la población a ayudarles a tomar la calle. Se preparan para lanzarse a la protesta y la reivindicación, porque por sus hijas e hijos están dispuestos a plantar batalla en cualquier frente. Crean sus comisiones (como la de Información) y resucitan las que estaban oxidadas, porque saben que el enemigo los esperaba débiles y asustados y ahora toca convertirse en una maquinaria fuerte y bien engrasada.
Sí, durante unos 15 días ha cundido el pánico en muchos vecinos de la Comunidad. Ha sido duro y desolador. Pero hoy las lágrimas están secas, la angustia ahogada por la determinación y estos vecinos, que leen los apoyos desde Madrid, los abrazos desde Euskal Herria, la avalancha de afecto desde Catalunya, la fuerza en sí del resto del Estado, e incluso desde más lejos, desde el centro de Europa al otro lado del Atlántico, ya no se sienten solos. Saben que su causa es la de mucha gente, un nuevo asalto entre los poderosos y los que han sido desposeídos; y esta vez, con un poco de esperanza, quizás podamos ganar la batalla. Yo he vuelto a “La Esperanza” para recuperarla, ¿pueden, ustedes que me leen, permitirse perderla?
Ruymán Rodríguez

Cuando cuesta no perder «La Esperanza»

Funte: Canarias Ahora

Por Isabel Saavedra

Poco tiempo después de que Pedro Rodríguez, candidato de Juntos por Guía , fuese nombrado alcalde de ese municipio, y proclamado diputado en el Parlamento de Canarias por Nueva Canarias , una comisión formada por algunos de los vecinos de la comunidad, el concejal de Nueva Canarias Manuel Melián, y yo misma, nos reunimos con el Alcalde y con dos técnicos municipales. El objeto de dicha reunión era exponerle la situación de unos vecinos que carecían de suministro de agua potable, y que se veían obligados a comprar cubas de agua para las ochenta familias (150 de ellos menores de edad) que viven en el edificio situado de Guía, conocido como La Esperanza .

El alcalde nos recibió a regañadientes, miraba su reloj y se dirigía continuamente a sus técnicos, una abogada y un arquitecto, buscando el apoyo burócrata que argumentara una decisión que ya se entreveía en su mueca. «Comprenderás que no voy a cometer una ilegalidad» me dijo en algún momento. 
De nada sirvió recordarle que el derecho al agua está plenamente reconocido como universal por la Asamblea de la ONU; que el partido político con el que se presentó a las elecciones autonómicas (Nueva Canarias) defiende como derecho primordial en su programa electoral el de la vivienda; que muchos de sus votos proceden de electores convencidos de que representaba una opción política que siempre declaró estar del lado de los pobres. 
No sirvió de nada porque el pasado mes de diciembre el Alcalde Pedro Rodríguez firmaba la resolución administrativa que abre la espita del desalojo, que inicia los trámites para el lanzamiento, que determina el fatal desahucio de 150 menores de edad, obviando cualquier alternativa habitacional para unas familias desesperadas, que solo buscaban poder acceder al suministro de agua que su alcalde les negaba.
La Esperanza surgió gracias al empeño y al trabajo de Ruyman, un anarquista de corazón grande y mayor inteligencia, que se ha jugado la vida (y no en sentido figurado) por defender el derecho a la dignidad de los habitantes de la comuna. Junto a hombres y mujeres que necesitaban un hogar para vivir para poder criar a sus hijos, fue capaz de derribar los muros de la intransigencia institucional y de convertir un edificio abandonado en el lugar habitable que es hoy.
Quienes componen la comunidad -una de las mayores de Europa- no pierden la esperanza de que la justicia social se imponga a la burocracia gubernamental. Yo tampoco, pero con algunos gobernantes cada vez resulta más difícil.

Comunicado contra el desalojo del edif. Brisas de Sardina

Hacemos llegar a todos los colectivos sociales comprometidos contra las injusticias y abusos un nuevo comunicado, esta vez para oponerse al desalojo de los vecinos del edificio Brisas de Sardina en el sur de la isla de Gran Canaria. Nos gustaría repetir el éxito que hubo con el comunicado contra el desalojo de «La Esperanza» (en el otro extremo de la isla) y que las 132 organizaciones que firmaron aquel comunicado lo hagan también con este. Para hacer llegar vuestra firma podéis hacerlo a través del correo de la plataforma de vecinos afectados (afecbrisasardinadelsur@gmail.com) de su facebook, o de nuestro mail (anarquistasgc@gmail.com), web (www.anarquistasgc.net), facebook o twitter.
Ambas casos guardan grandes similitudes: en «La Esperanza» son precaristas y en «Las Brisas» son inquilinos, pero cada comunidad cuenta con alrededor de 80 familias, cada una está bajo amenaza de desalojo por cuestiones meramente burocráticas (ausencia de cédula de habitabilidad), cada una corre el riesgo de que por orden administrativa se les corten los suministros básicos y cada una se abastece con cubas de agua pagadas por los propios vecinos. En los dos casos el trámite de desalojo no lo ha iniciado un juzgado sino un ayuntamiento y también en sendos casos quien gobierna dicho ayuntamiento, en solitario o en coalición, con ese nombre o con otro, es Nueva Canarias (una representación de la izquierda autóctona institucionalizada). Para acabar las semejanzas, ambos edificios están en el disparadero de dos entidades financieras especuladoras (la SAREB en el norte y el Banco Sabadell en el sur). Nosotros, los colectivos sociales debemos añadir una similitud más: nuestro apoyo total a ambas comunidades humanas que resisten los embates de la corrupción política y la voracidad capitalista.
 
TODOS CON LOS VECINOS DE BRISAS DE SARDINA
Todos los colectivos abajo firmantes quieren manifestar su apoyo a los vecinos del edificio Brisas de Sardina en el municipio gran canario de Santa Lucía de Tirajana. Reclamamos desde aquí al ayuntamiento de la localidad que la solución que se dé a la situación irregular del edificio no pase nunca, bajo ningún concepto, por el desalojo forzoso de dichos vecinos. Estos llevan viviendo allí, pagando regularmente su alquiler, desde el 2009, y siempre se pueden hallar soluciones que no pasen por expulsarlos de sus casas. Demandamos que se actúe con la sensibilidad social necesaria para no tratar de romper siempre la cadena por el eslabón más débil y que las irregularidades que haya podido cometer el constructor no se intenten cobrar en las espaldas de los vecinos. Exigimos que cese el hostigamiento continúo de la administración sobre ellos y que se pongan a su disposición soluciones reales con los recursos públicos necesarios. No vamos a consentir ni un desahucio más, y menos aún por vía administrativa. Nuestra solidaridad siempre estará de parte de los vecinos, que son doblemente víctimas: de la mala praxis del constructor y de la mala gestión gubernamental. ¡Soluciones sociales ya!
Firman:
–  Federación Anarquista de Gran Canaria

– Comunidad «La Esperanza»

– CGT Tenerife

– Anticapitalistes (País Valencià) 

– Campamento Dignidad (Extremadura)

– Federación Anarquista del Sureste Ibérico (FASI)

– Colectivo Solidarios de la Sanidad

– ONG Africando

– AVICO, Asociación por la Vivienda, Costa del Sol

– Anarquismo en PDF

– Asamblea Libertaria de Carabanchel

– Baladre, Coordinadora conra la precariedad, el empobrecimiento y la exclusión 

– Acción Libertaria Bierzo

– Ateneo Libertario «La Idea» (Murcia) 

– Movimiento Libertario del Norte de Tenerife 

 
– SAS-Sindicato Asambleario de Sanidad


– Procés Embat