Por su parte la FAGC ha colaborado con dos humildes y pequeñas exposiciones que reproducimos a continuación:
Propuesta sobre vivienda
A lo largo de la historia el Movimiento Anarquista, aún sin dotarse de ese nombre, siempre se caracterizó por unir a su demanda de libertad personal lo que podríamos llamar también la “libertad de estómago”. La cuestión del pan y las necesidades básicas siempre fue prioritaria para dicho Movimiento. Cuando en el siglo XIX encuentra su máxima expansión dentro del Movimiento Obrero se debe a también a esta causa. Sus teóricos, sea un Proudhon, un Kropotkin o un Malatesta, se interesaron siempre por saber, desde distintas perspectivas, qué aportaría un cambio de paradigma social a temas como vivienda, abrigo o alimentación. Estas cuestiones, que paradójicamente se han tornado banales para la mayoría de la teoría política moderna, siempre han sido cruciales para el anarquismo. Desde la Comuna de París de 1871, pasando por las huelgas de alquileres de la primera mitad del siglo XX de Buenos Aires, Tenerife o Barcelona, a la Revolución rusa de 1917 o la española de 1936, allá donde intervinieron los anarquistas siempre se preocuparon, no sólo por conquistar los medios de producción, sino por socializar también los medios de consumo. Siendo siempre prioritaria la acuciante cuestión del techo.
Palabras como “liquidación de alquileres”, “huelgas de inquilinos”, “sindicatos de vivienda”, eran parte de nuestro vocabulario común cuando el movimiento era masivo y tenía músculo. El tema de la vivienda siguió preocupando a los anarquistas mucho tiempo después, lo cual se ha dejado ver con la eclosión del Movimiento Okupa a finales del siglo XX. Sin embargo, el aspecto popular de la reivindicación habitacional, su carácter de lucha barrial, en la que se implica a gente no anarquista, fue quedando poco a poco postergada para reducirse a círculos restringidos de afines y de convencidos ideológicos. Con la irrupción de la llamada “Crisis” en la última década, la situación de la vivienda se ha recrudecido como nunca en el Estado español: 517 desahucios diarios con 3’4 millones de casas vacías. Mientras tanto nuestro Movimiento, con tanto bagaje en vivienda, con tanta experiencia, con tanta fuerza y creatividad, con tantos logros, pasados y recientes, cedió en este aspecto todo el terreno a “plataformas ciudadanas” con su propia impronta. Muchas han asumido las prácticas libertarias, y se han nutrido también de militantes de esta tendencia, y aún cuando sus objetivos están lejos de ser revolucionarios, desarrollan un trabajo encomiable. Otras, no obstante, se han convertido en caballos de Troya de los partidos políticos (más nuevos o más antiguos), han servido de trampolín electoral y se han encargado de deshilvanar el tejido de lucha reivindicativa hilado en torno a la vivienda. Hoy ya casi no quedan organizaciones específicamente libertarias que aborden la problemática de la vivienda con aspiración popular y revolucionaria. Ese terreno, en gran parte, se ha entregado.
Lo mismo ha pasado en casi todo lo que tiene que ver con las necesidades básicas: si tocamos la alimentación es con suerte, y más allá de la propaganda, para encerrarnos en nuestros huertos o en los circuitos de reciclaje, no para plantear ocupaciones masivas de tierras incultas; y si tocamos el abrigo a duras penas transcendemos del trueque entre nosotros, viendo como algo inasequible cualquier intento de socializar estos bienes. En vivienda parece que ya no sabemos crear algo distinto a espacios para amigos e “iniciados”, enclaves que si no viven de espaldas al barrio en el que están insertos no tienen capacidad para hacer de la recuperación de inmuebles un proyecto colectivo y vecinal. Es por ello que desde la Federación de Anarquistas de Gran Canaria queremos dotar a la experiencia de ocupación de inmuebles de un carácter que entronque con las necesidades populares y lo cargue de una aspiración revolucionaria. Proponemos por tanto, después de mucho experimentar en el laboratorio de la realidad (con numerosos errores y unos pocos aciertos), un programa revolucionario, completamente factible, que ya hemos hecho público y que reutilizamos para esta ponencia sobre vivienda:
1.Aglutinar a todos los compañeros interesados en intervenir en la lucha habitacional.
2.Convocar en barrios populares asambleas públicas de desahuciados y afectados donde expongan sus demandas y compartan información sobre inmuebles vacíos por la zona. Se puede contar con la colaboración, de ser necesario, de asociaciones de vecinos o colectivos barriales.
3.Designar un grupo de trabajo (oficina de vivienda y realojo) que con esa información, más la obtenida en internet o en sondeos por el barrio, realice un estadillo de viviendas vacías por la zona propiedad de bancos, inmobiliarias o multi-rentistas (estratégicamente es preferible decantarse por los embargos bancarios). Cotejar la información dudosa en el registro de la propiedad solicitando notas simples.
4.Desarrollar un mapa de trabajo donde se localicen todas las viviendas susceptibles de ser ocupadas en ese barrio en cuestión o, si se cuenta con el número adecuado, en una localidad entera.
5.Designar y organizar grupos de intervención, compuestos de militantes y afectados, que se encarguen de ocupar las viviendas el día y el momento señalados. Formarse previamente para la ocasión. Estudiar la forma de entrar en cada vivienda.
6.La oficina de vivienda, también preferiblemente compuesta de militantes y afectados, debe elaborar una lista de demandantes de vivienda y, usando el estadillo previamente diseñado, asignar racional y proporcionalmente cada inmueble a cada demandante o grupo de demandantes, en función del número de miembros y las necesidades especiales de cada uno. Cada demandante (salvo excepciones justificadas) participará en la ocupación de su propia vivienda.
7.Organizar una comisión económica o tesorería encargada de recabar los fondos necesarios.
8.Organizar una comisión judicial encargada de defender y dar respuesta a la posible reacción gubernamental.
9.Elaborar un comunicado que aclare que los vecinos de la zona en cuestión se declaran soberanos para gestionar por sí mismos la problemática de la vivienda ante la rapiña de los bancos y la connivencia e ineptitud de las autoridades. Manifestar que se pasan a expropiar los inmuebles embargados por los bancos y que se ponen a disposición social (socialización).
10.Proceder a la ocupación masiva.
11.Convocar una rueda de prensa dando a conocer el comunicado y planteando la situación como un desafío declarado a las instituciones y una forma de gestión popular directa de un recurso público.
12.Tratar de extender el ejemplo más allá de dicha localidad hasta que se alcance un estatus en el que se pueda hablar de que una parte considerable de las viviendas abandonadas en manos de los bancos han sido colectivizadas.
Desde la FAGC poco más podemos aportar.
Gran Canaria, abril del 2016
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Aportación al tema de las relaciones del Encuentro Libertario de Mayo
Creemos que la propuesta del grupo promotor está muy bien y toca algunos aspectos muy importantes, sin embargo nos gustaría hacer algún aporte a nivel general sobre elementos que, aunque no se recogen en la propuesta de La Apuesta Directa, pueden surgir en un futuro o ir perfilándose desde ya. Creemos desde la FAGC que el tiempo de intentar que los distintos colectivos libertarios interactúen en base a parámetros ideológicos es una etapa superada. Con inteligencia han evitado el término coordinación, que causa cierta fobia en nuestro Movimiento; empero, por nuestra parte, habría que dejar claro que manteniendo el mínimo de compartir la tendencia antiautoritaria, cualquier relación o colaboración que se base en compartir idearios, estatutos, análisis ideológicos, etc., como finalidad de la propia relación, desembocará en eternas e improductivas discusiones sobre qué piensa cada colectivo sobre un aspecto concreto. La información y la opinión deben circular, pero de una forma informal y sin ser el eje de las relaciones, dando por sentado que confluir en base a algo tan particular como las ideas propias de cada grupo puede ser innecesario o improductivo.
En la FAGC el modelo que nos ha funcionado es no federarnos en base a planteamientos ideológicos (partiendo de los mínimos de antiautoritarismo, autogestión y no participación institucional), sino en base al trabajo, a proyectos prácticos. Así pueden convivir ápatridas con independentistas, individualistas con colectivistas, sin que surjan conflictos ni enredarnos en disquisiciones. Creemos por tanto que las relaciones deben girar en torno a 4 puntos, de menor a mayor importancia:
1.Conocernos (paso inicial para poder estar dispuestos a implicarnos en el resto de pasos).
2.Difundir (dar eco a las iniciativas que otros colectivos lleven a cabo en otros puntos del Estado).
3.Amplificar trabajo (la posibilidad de participar en campañas y proyectos interesantes cuya aspiración sea extenderse viralmente por gran parte del Estado).
4.Red contra la represión (este es el punto capital. Si todo lo demás falla no importa, mientras quede bien hilvanado un tejido de solidaridad y apoyo mutuo que pueda activarse rápidamente, de punta a punta del Estado, ante los casos de represión. Más allá de la difusión y las campañas, estaría bien que también se concretara en asesoría jurídica o incluso asistencia, en aquellos sitios donde no se tenga esta posibilidad).
Ahí va nuestro esbozo sobre el tema de relaciones.
FAGC
Gran Canaria, abril del 2016