Programa 44 de Voces Libertarias


Programa monográfico dedicado a reflexionar sobre los sucesos y consecuencias de la Huelga General del 14 de Noviembre en Las Palmas de Gran Canaria.
Aunque la más sangrante actualidad, la buena música combativa, las reflexiones a través de textos históricos y el recuerdo para Agustín García Calvo también han tenido su espacio en nuestro último programa, éste está enfocado casi exclusivamente a desmenuzar los principales acontecimientos ocurridos en la última Huelga y a aclarar el papel que desempeñó en ella la FAGC (integrada en el vindicador Bloque Anarquista).
Tenemos también una especial y afectiva mención para los dos compañeros de CNT detenidos de forma surrealista en esa misma fecha, completamente inocentes de cuanto se les acusa y víctimas de un montaje policial de manual.
Con el punto sombrío que supone tan amargo suceso, el 14-N también fue para nosotros una fecha en la que los piquetes, teñidos esta vez de Anarquía, fueron por fin combativos; en la que se perdió el miedo a mirar cara a cara a la policía; en la que se rompió la hegemonía de los sindicatos amarillos y se les forzó a adoptar la dinámica de la “tribuna libre”. En virtud de lo cual hemos llamado a nuestro programa:
14-N: ¡Qué se oiga la voz del Pueblo!
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¡Aplastad la Infamia!

¡Aplastad la Infamia!

Importa al género humano que los fanáticos sean confundidos. ¡Oh hermanos! ¡Combatamos la infamia hasta el último suspiro!” (Voltaire).


Los anarquistas le han prendido fuego a las calles de Las Palmas y las han reducido a cenizas, y si ustedes, crédulos lectores, no se han dado cuenta de nada, es porque no son conscientes del ingente trabajo de reconstrucción iniciado por las autoridades locales en la madrugada del 15 de noviembre, gracias al cual se ha conseguido edificar una nueva ciudad en sólo una noche.
Cualquiera que viera o leyera la bazofia “periodística” (faltan comillas para rodear dicho término) que se ha publicado sobre los disturbios del 14-N en Las Palmas de G.C. podría llegar a la conclusión de que el primer párrafo es una palmaria realidad (ejemplos de periodismo ficción: si aguantan las arcadas, vean el vídeo de Antena 3 Canarias <!– @page { margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm; direction: ltr; color: #000000; widows: 2; orphans: 2 } o la edición en papel de La Provincia del día 15 o del Canarias 7del día 16). Ya saben el dicho de la ignorancia alfabetizada: “si está escrito es que es verdad, si sale en la tele es que está pasando”. Aún no hemos hecho nuestro el lema del escepticismo consciente e informado: “Si ha sido impreso y televisado, desconfía”.   

Sin embargo, que borren cualquier atisbo de sonrisa en su cara aquellos que crean que vamos a condenar los hechos o a escapar de la diana que nos han colocado encima para colocársela a otros. A diferencia de algunos, ésa no es nuestra forma de actuar. Nosotros no haremos más que un ejercicio de lógica.

 
Si los anarquistas en esta isla fuéramos tantos como los que se percibe en las imágenes, más que gastar todas nuestras fuerzas en romper escaparates de bancos, las invertiríamos en socializar fábricas, en que no quedara un tramo de tierra sin colectivizar, y haría ya tiempo que no se produciría ni un solo desahucio de forma satisfactoria en esta isla, que habríamos tomado al asalto el Gobierno de Canarias y que habríamos proclamado el Comunismo Libertario en Gran Canaria. Si esto todavía no ha pasado, es porque no somos tantos.

¿Quieren obviar toda simbología que no sea la nuestra? ¿Quieren olvidarse de que las banderas negras de los anarquistas (o a lo sumo rojinegras) representan la negación de todas las banderas y que por tanto nada tienen que ver con banderas nacionales? Háganlo y sáltense toda lógica, no tenemos la intención de señalar a otros para quitarnos el muerto de encima. No, desde luego, cuando nos parece el sumun de la hipocresía alarmarse y rasgarse las vestiduras por la rotura de unos cuantos escaparates. Hay gente que se escandaliza más porque se les rompan los cristales a los bancos, que porque los bancos se dediquen a romper la vida de la gente. Están en los mismos parámetros que pauta la insensibilidad sistematizada cuando hay un accidente laboral: si un pintor se cae de un andamio, todavía hay quienes en vez de rodear al caído rodean el bote de pintura y lamentan que se haya derramado. Llaman violencia a la que se ejerce contra elementos inertes, que ni sienten ni padecen, y se ahorran el término si tienen que hacer referencia a la que se ejerce contra las personas a través de desahucios, cribas sanitarias y hambre. Como decía el cántico que improvisamos desde el Bloque Anarquista, cuando vimos la hostilidad que se estaba generando contra quienes tiraban piedras contra los bancos: “Unos tiran piedras; pero otros tiran bombas”, y dejan a la gente sin más techo que las estrellas, y la apalean a porrazo limpio sin importarles que sean niños o ancianos, y la desaparecen en las comisarías, y la hacen trabajar 16 horas hasta la extenuación o mendigar trabajo hasta la desesperación. Pero eso, para la mentalidad bien pensante, no es violencia.

  
Teniendo en cuenta que los bancos son los principales responsables del holocausto financiero que estamos padeciendo, lo menos que puede hacer una población harta y desesperada es descargarse contra los edificios de dichas entidades y romper unos cuantos vidrios. Celebramos por tanto este acto catártico y puramente simbólico, y que de las censuras se encarguen los palanganeros del Sistema. Los mismos que, como venía a decirnos Stirner, llaman “derecho” a la fuerza, cuando está en manos del Estado, y “crimen” cuando está en manos de los hijos del hambre.

 

Contrariamente a lo que se cree, el único acto en el que los anarquistas participamos en masa fue la toma de la tribuna al final de la manifestación. Y, en honor a la verdad, si la mayoría de miembros de la FAGC estábamos en peso arriba, también habían otros participantes del Bloque Anarquista (de otras organizaciones y también autónomos), mucha otra gente de diversos colectivos y seguramente muchos individuos independientes de cualquier sigla. Aclaramos por tanto que si la FAGC tomó la iniciativa en esta acción, fueron otros muchos los que como nosotros querían romper el secuestro y el monopolio discursivo que la jerarquía sindical lleva décadas practicando y ejerciendo sobre las palabras. 
 

 

Que individuos politizados de toda laya, desde la izquierda estalinista a la derecha más reaccionaria, quieran criminalizarnos, pasarnos la “factura” del 14-N, que echen espumarajos por la boca nada más oír nuestro nombre, que canallescamente aplaudan y celebren que se haya detenido a dos compañeros (aprovechamos, una vez más, para repetir que dichos compañeros no participaron, de ningún modo, así como el resto de compañeros de la CNT, en ninguno de los actos “violentos” [el término más acertado sería “iconoclastas”] realizados en esa jornada), que afirmen habernos visto “reventando” un piquete (cuando en ese momento estábamos haciendo piquetes en el otro extremo de la isla), que nos denuncien públicamente, son cosas que no nos preocupan porque forman parte de la necesaria y prevista reacción de los palmeros del Sistema cuando creen que algo o alguien les está eclipsando, cuando creen que algo o alguien está atentado contra el status quo.
Por otra parte, que la prensa burguesa, vendida, mercenaria y pocilguera (es de justicia hacer una excepción aquí con Canarias Semanal, que es el único medio que no se ha arrojado a la “caza del anarquista”) se haya dedicado a desperdigar anarcofobia, mentiras y fabulaciones a diestro y siniestro, es algo que tampoco nos preocupa. Salvo el sector en descomposición de la burguesía satisfecha, tan dada a escandalizarse, ¿quién confía en esas falacias cuando no creen en ellas ni los propios plumillas que las escriben? La gente que frisa entre el hambre, el paro, la enfermedad inducida y la intemperie seguro que no se escandaliza por nada de lo que se diga en contra de esos “4 gatos” anarquistas que para ser tan pocos están jodiendo tanto. 

FAGC 

URGENTE: ¡Dos compañeros son secuestrados por el Estado!


ACTUALIZACIÓN: LOS DOS COMPAÑEROS DETENIDOS YA HAN SIDO PUESTOS EN LIBERTAD (EN LA MAÑANA DEL 16 DE NOVIEMBRE) CON CARGOS.
CERREMOS FILAS EN TORNO A ELLOS Y PREPARÉMONOS PARA HACER FRENTE A LO QUE SE AVECINA.

ACTUALIZACIÓN: Contrariamente a lo que se había comunicado en un principio desde dependencias policiales, los dos compañeros detenidos, con toda seguridad, van a permanecer en esa situación, antes de pasar a disposición judicial, hasta MAÑANA POR LA MAÑANA, intentando que se acerquen a un periodo de privación de libertad de 48 HORAS. Se les acusa, kafkiana y demencialmente, de Alteración del Orden Público y Atentado a la Autoridad.

Reproducimos, una vez más, nuestro llamamiento a solidarizarnos con los compañeros injustamente acusado de todo cuanto se les imputa.
Hoy más que siempre, con más fuerzas que nunca:
¡APOYO MUTUO!



Información inicial: Compañeras y compañeros, dos jóvenes miembros del Núcleo Confederal de la CNT en Las Palmas han sido detenidos, tiempo después de transcurrida la manifestación (con la que concluyó la jornada de Huelga General en Las Palmas de G.C.), y a gran distancia de la misma, sin que ni siquiera hayan transcendido cuáles son las excusas para mantenerlos secuestrados en dependencias policiales.

No sabemos qué cargos se les imputan, pero quienes les conocemos y compartimos con ellos manifestación afirmamos, con toda nuestra contundencia, con toda la fuerza que nos concede sabernos en posesión de la verdad, que no hay el más mínimo acto punitivo que pueda echárseles en cara. Su actuación durante la manifestación se limitó a hacer uso de su libertad de expresión a través de entonar consignas reivindicativas.
Las fuerzas y cuerpos de represión del Estado están volviendo a fabricar, con toda seguridad, unos chivos expiatorios que justifiquen su ineptitud e incompetencia a la hora de silenciar y apercollar al pueblo. Desde este espacio lanzamos todo nuestro apoyo, fuerza y ánimo a los compañeros represaliados; pero no basta con esto. Mañana (ya hoy) día 15 de noviembre, a las 09:30 a.m., todo el mundo delante la comisaría de Usos Múltiples, dónde nos afirman que están retenidos (c/ Profesor Agustín Millares Carló, Plaza de los Derechos Humanos, nº 2), con disponibilidad de movilizarse a la llamada Súper Comisaría (que está a escasa distancia).
¡Todas y Todos con los compañeros represaliados!
¡Tú puedes ser la próxima víctima de una detención indiscriminada!

BLOQUE ANARQUISTA (Gran Canaria)

El 14 de Noviembre, día de Huelga General, los que no nos conformamos con una huelga de un día, las que queremos que la lucha deje de ser algo extraordinario para ser algo cotidiano, constituimos un Bloque Anarquista(secundado por la Federación de Anarquistas en Gran Canaria, el Núcleo Confederal de la CNT en Las Palmas, y numerosas individualidades, tanto provenientes de diversos colectivos de corte Libertario, como independientes) que desplegará su actividad durante la jornada de huelga por distintos puntos de la isla, y que se acabará dando cita, para concentrar fuerzas, en la llamada Plaza de España a las 17:00 bajo el lema: “Lucha Continua: ¡Huelga Indefinida!”.
Si quieres sumarte, y no te basta sólo con unirte al Bloque Anarquista durante la manifestación, ponte en contacto con nosotros a través de anarquistasgc@gmail.com o a través de nucleocntlaspalmas@gmail.com.
¡Qué se oiga la voz de los que no tienen nada y ya es hora de que vayan a por todo!

No Paz, sino Guerra a la Guerra

Hay una equivocación de raíz en las proclamaciones y reclamaciones de Paz y “Paz entre los hombres de buena voluntad”, que una vez y otra domina y asimila las buenas intenciones y los deseos más fervientes de los que esos clamores de Paz surgían.
Pues, ¿a quién se elevan esas reclamaciones? ¿A qué Dios se pide la Paz? Basta dejarse latir un poco para sentir que se le pide al Señor de los Ejércitos, al Dios para quien la guerra es una necesidad constitutiva.
O, si no, echemos una mirada alrededor: aquí, en el estado del Bienestar, perfección de la Historia entera, gozamos de paz desde hace medio siglo; esta Paz se alimenta, primero, por una serie de guerritas en el cinturón de los alrededores (Vietnam y Corea para empezar); después, peleas de árabes y judíos en Oriente Próximo; después, remociones en Centroamérica o riñas de tribus en África; luego, a falta de mejor pasto, la guerra televisiva del Irak; al fin, tras el derrumbe de la división entre las dos Democracias con que nos habían tenido entretenidos 40 años, la resurrección, en los arrabales más cercanos, de las brasas de guerra arcaica de los Balcanes), y, segundo, en el seno del propio Estado del Bienestar, por el mantenimiento, también constante, de luchas de bandas terroristas, mafiosas, neofascistas, o sencillamente de siervos de la violencia, matones y policías, esto es buenos y malos, de cuyos modelos las películas televisivas no han dejado de nutrir a las sucesivas generaciones.

Y en medio de esto, las almas inocentes reclaman a lo Alto paz, paz, por ejemplo, para el año 2000, harmonía de los estados y de las personas. Pues bien, quien no vea que la Paz es esta guerra, que la harmonía es esta discordia organizada desde arriba, no hará más que contribuir a la misma con su clamor de Paz, pues que en este clamor mismo está conformándose con la falsa Paz que los Medios del Poder le venden.
El verbo encarnado ha dicho “no creáis que he venido a meter paz en la tierra: no he venido a meter paz, sino espada”. La sola paz de veras que nos cabe es la guerra contra la guerra, es decir contra el Dinero y el Estado, que necesita la guerra (y la Fe en la Paz) para sostener su Poder, que es el poder de administrar la muerte, en paz y en guerra.
Agustín García Calvo (Abril de 1996). 


Programa 43 de Voces Libertarias


En este programa del pasado lunes, rompemos una lanza a favor de lxs que se están dejando la piel en la calle para quebrar las cosas, mientras un ejército de observadores profesionales (militantes de catalejo) no cesa en su empeño de criminalizarlos. En consecuencia, en nuestra Editorial, dedicamos unas palabras de reflexión y análisis a aquéllos que luchan contra el Sistema y, por ende, contra la mentalidad burguesa que los juzga. Nos posamos también, en el espacio dedicado a la Actualidad, sobre la cruel realidad que se nos impone desde arriba y que manipulan los medios de desinformación. Seguidamente, en el espacio de Reflexiones entrevistamos a dos miembros del grupo CALAC de Liberación Animal (de reciente formación y prometedor futuro) e informamos sobre la convocatoria de Bloque Anarquista amplio y cohesionado que la FAGC ha hecho pública para la próxima Huelga del 14 de noviembre. Pero principalmente consumimos esta sección en comentar la citada disyuntiva en torno a los que luchan y a los que sólo señalan (a razón de los acontecimientos de Barcelona en la Huelga General del pasado día 31 de octubre). Por último, dedicamos la sección de Con Estas Manitas a la creación del Grupo de Respuesta Inmediata contra los Desahucios. Desgraciadamente, no tuvimos tiempo para más.  
Títulamos a este intenso programa:
A lxs que luchan
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A los que luchan

A los que luchan
Carta abierta
Compañeras y compañeros, sé perfectamente que la situación actual no es la más idónea para vosotros. Sé que jóvenes o veteranos, recién llegados al mundo del conflicto social o con años de guerra a vuestras espaldas, sois personas, hombres y mujeres, que lo están dando todo y que estáis recibiendo muy poco. Sé que lleváis años esperando esto, un poco de movimiento, un poco de rabia; o que habéis nacido al mundo en un tiempo que vuestros mayores no recordaban.
Ahí afuera hay una guerra abierta, y silenciosa. La gente muere o se mata. Milicias del hambre “saquean” los contenedores amparados en la noche. La clase media ha perdido su seguridad y naufraga de lo que creía ser a lo que siempre fue. Las cosas están muy mal ahí a fuera. Vivís tiempos prebélicos, postrimerías de revueltas (con suerte) o de la mayor oleada de Reacción que haya recorrido Europa desde la Santa Alianza.

Es vuestro momento, sois hijos de la tormenta. Pero el Sistema, presintiendo la amenaza, se ha reforzado hasta los dientes, con un armazón de leyes, armas y agentes que os amenazan constantemente. Sin embargo, y por si esto fuera poco, no es lo único que os preocupa.
Cuando salís a la calle y le plantáis cara de forma activa a las fuerzas represivas; cuando tiráis por el suelo los símbolos del consumo y destruís la mercancía; cuando elegís una forma de lucha activa y sin contemplaciones; lo hacéis con la certeza de que aquellos que se suponen cercanos a vosotros tienen presta en la boca la maldición de vuestro propio nombre.
Oís el murmullo a vuestra espalda, el susurro aguzado como un puñal en vuestro oído, el insulto fácil apuntando contra vosotros, las acusaciones indignas de ser realizadas por un compañero. Sé que a algunos esto os afecta, os desmoraliza, os cansa o simplemente os asquea. Es duro, pero debéis resistir esas sensaciones porque es lo que buscan.
El que disiente con un tipo de lucha la combate con el ejemplo o con la discusión interna y, a ser posible, amigable. Los ataques ad hominen, lanzados desde altavoces públicos, intentando dar nombres y apellidos, no tienen más que dos funciones: la desmovilización o la delación. Quieren que os quedéis en casa o quieren señalaros.
Cuando a uno no lo quieren ni los “suyos”, es que ese alguien es “peligroso”. Cuando los supuestos afines escupen el suelo por donde uno pisa es que ese uno es vulnerable, y si cae nadie irá en su ayuda. Cuando tus “hermanos” reniegan de ti le están dando carta blanca al Sistema para que te purgue. Y si no pueden o quieren colocaros una diana, quieren que os deis voluntariamente de baja.
   
Hay gente que dice estar en desacuerdo con este mundo, pero que se llevaría un gran disgusto si desapareciera. Su “negocio” está en él. Viven de la contradicción; venden material subversivo gracias a que su némesis sigue viva e intacta; mantienen sus circuitos de confianza, de aliados y amigos, gracias a que el gigante enemigo es omnipresente pero se mantiene, para ellos, a una prudencial distancia; subsisten gracias a toda una red de elementos alternativos (de casas liberadas para una minoría, de cultura de consumo para iniciados, de ideologías de resistencia para entregados) que se alimenta del mismo Sistema al que dice repudiar. Sin trabajadores oprimidos no tendrían comités ni sindicatos; sin ciudadanos orgullosos de serlo no tendrían partidos de cabecera ni movimientos inmóviles. Si el mundo cambiara lo perderían todo. Por eso temen la Revolución más de lo que temen a cualquier otro elemento. Hablan de ella tan positivamente como cuando se habla de un muerto, mientras permanece muerto.
Las críticas que os arrojan son acordes a este sentir: “aventureros, pueriles, vanguardistas, incontrolados, nihilistas, terroristas, peligrosos espantadores de masas”. Según ellos estáis condenados a vivir en un círculo vicioso. No podéis iniciar vuestra revolución hasta que las condiciones estén maduras, y así se aseguran de que la revolución no se produzca nunca porque las condiciones no maduraran hasta que alguien haga algo, y quieren omitir que ese alguien os incluye también a vosotros. Son los intermediarios del pueblo en la tierra y repiten ad nauseam que el pueblo no está preparado para la revolución, y cuando algunos de ese mismo pueblo empiezan a desperezarse y a dar los primeros pasos (tal y como hacéis vosotros, porque ¿no sois acaso también una parte alícuota del pueblo?) se dirigen al propio pueblo para decirles que deben contener a sus elementos más “incontrolados” porque el pueblo que quiere hacer la revolución debe esperar a estar preparado para hacerla. ¿Y no es suficiente muestra de estar preparado para hacer la revolución empezar a desearla? Para ellos el pueblo nunca estará preparado, porque llenándose la bloca de soflamas demagogas y populistas siguen viendo a los que sufren no con la frustración del que se piensa sólo, sino con la altanería del que se cree superior y puede permitirse la condescendencia y el paternalismo de indicarles: “luego, más tarde, para ser libres aún tenéis tiempo”.
Gandhi decía: “Sé el cambio que quieras ver en el mundo”, pero para ellos hacer algo por ti mismo, por no tener la paciencia o la suficiente capacidad de resignación de esperar a que lo hagan otros para sumarte, supone vanguardismo o un radicalismo destructivo. Y piensan esto mientras adornan sus locales con retratos de Durruti y llevan camisetas con el lema de algún expropiador de bancos.
Pero los inmovilistas de un lado no son muy distintos a los del otro. Surgirán quienes os acusen de cómplices, de traidores, de vendidos por sumaros a todas aquellas luchas que os veáis con la fuerza o la capacidad de voltear, cambiar y radicalizar. Les une con los anteriores el deseo de estar quietos, de que nada cambie, porque su resentimiento y rencor contra un mundo excesivamente impuro para su ideal, contra una gente que no son ellos mismos, es demasiado fuerte como para hacerles moverse por algo más que por teorías y consignas que, como para los otros, serán buenas mientras sigan muertas e impracticadas.
Para todos ellos el Anarquismo sólo es bueno si es contemplativo; el Anarquismo en acción les da miedo.
Pero no penséis que todos son perversos y criptointeresados. Muchos de ellos son víctimas de sus circunstancias. A lo largo de sus vidas, en situaciones como las desencadenadas por los últimos movimientos sociales, han tenido que ceder tanto, que tragar tanto, creyendo que lo mejor era adaptarse, que ahora no pueden soportar la visión de algo íntegro. 
Sin embargo, nada de lo dicho puede desanimaros, y hacer que os rindáis, que caigáis en la misantropía y vegetéis en la cueva de la renuncia y el desencanto. Nadie combate aquello a lo que no le concede importancia. Os atacan porque socaváis el monopolio anquilosante e inmovilista que tienen sobre unas ideas. Porque os parecéis demasiado a lo que deberían ser si tuvieran el compromiso o el valor (no físico, sino espiritual) de serlo. Os temen porque saben que deberían hacer lo que vosotros hacéis y no se atreven. En vez de reconocerlo y abrazar otras vías, igual de válidas, igual de necesarias, cargan contra vosotros porque apartáis el ideal de lo que quieren que sea, y lo lleváis al incierto terreno de la práctica desrregularizada, sin sanción ni coacción; a un terreno que se parece demasiado al terreno que exploró cuando llegó más lejos: el terreno de la Revolución Social, sin cuartel, sin autorización y sin esperar más conformidad que la de los más desesperados.
No olvidéis que el discurso de esta gente se dirige a una clase media a la que creen que aún pueden recuperar y reconstituir; vuestras acciones a los que no tienen nada (nada tampoco que perder), a los que están siendo esquilmados de hambre, a los que están siendo desahuciados, a los que se están suicidando. Vuestra actividad es un toque de rebato para aquellos que son los que más motivos tienen para salir a la calle, los que más motivos tienen para hacerlo con más rabia y más fuerza.
Que eso intranquilice a algunos es normal. Llevan tanto tiempo en el Sistema que el Sistema está en ellos.
Vosotros habéis roto ese cerco, ese límite entre lo tradicionalmente correcto y lo incorrecto, entre lo popular y lo impopular, y estáis abordando el campo de lo que es justo. No podéis hacerlo sin encontrar resistencia a vuestro paso. Sin embargo, no cejéis en la lucha, y sobre todo, a pesar de todo lo dicho, no os obcequéis en señalar a los aludidos como vuestros enemigos o vuestro principal problema. Puede que no podáis esperar de ellos ninguna ayuda ni ninguna palabra reconfortante, pero el enemigo es otro muy distinto, es el Capital, es el Estado, es el Principio de Autoridad institucionalizado, es el Poder constituido. Los que os critican no son más que una parte defectuosa de un mundo que se muere, y por el que sufren al creer que contribuís a matarlo. Matémoslo definitivamente, y después que sus viudas y plañideras tengan un verdadero motivo para odiarnos.    
“Soy anarquista y, por lo tanto, desprecio las religiones todas, la propiedad individual, el capital y el Estado; desprecio ‘el qué dirán’ de las gentes, la crítica de los imbéciles y la calumnia de los villanos”.
Teresa Claramunt.
Fdo.: Un Incontrolado

Que la tierra te sea leve

Agustín García Calvo nos ha dejado. En el siguiente texto, el histórico militante Octavio Alberola nos dibuja la faceta menos conocida en esta era de intoxicación mediática de Agustín: nos dibuja al hombre, al iconoclasta, al compañero, al Anarquista.

(Fuente: Alasbarricadas.org)

Agustín García Calvo, el compañero

Como era de esperar, la muerte de Agustín García Calvo ha sido anunciada en los medios de información («medios de formación de masas» los llamaba él) con los calificativos habituales al uso para designar el oficio con el que se cataloga a las personas en esta sociedad: «filósofo», «escritor», «poeta», «pensador» («polémico»), «ensayista», «latinista» («uno de los principales del siglo XX»), «lingüista», «filólogo», «gramático», «dramaturgo», «traductor», «catedrático», «profesor»… Sin olvidar de resaltar sus títulos académicos, «doctor en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca, profesor de Latín en esta universidad y de Filología Latina en la de Sevilla y profesor emérito de Filología Clásica de la Universidad Complutense«, así como sus «Premios Nacionales de Ensayo en 1990, de Literatura Dramática en 1999 y de Traducción al conjunto de su obra en 2006«. Además, claro está, de añadir algunos títulos de su «prolífica obra sobre Gramática y teoría del lenguaje, Lógica, Traducciones y versiones de autores clásicos griegos y romanos, Ensayo y política, Poesía y Teatro, etc. editados la mayoría de ellos en la editorial Lusina, que a trancas y barrancas mantenía en pie su hijo Victor.
El colmo, inclusive la alcaldesa (del PP) de Zamora ha manifestado su «pesar» declarando que «el mundo del pensamiento y la cultura pierden a una de las figuras intelectuales más prolíferas y significativas de nuestro tiempo y la ciudad de Zamora a uno de sus hijos más creativos y reconocidos de los últimos tiempos«. Agregando que «por encima de su, a veces, controvertida personalidad o de diferencias ideológicas, Agustín García Calvo es un ejemplo de sabiduría, de capacidad intelectual y de capacidad de trabajo…» Y, por supuesto, también han recordado que fue «uno de los catedráticos perseguidos por el régimen franquista» y que, por su implicación, «en las revueltas estudiantiles de febrero de 1965, fue apartado de su cátedra y tuvo que exilarse en Francia«.
A sólo eso quieren reducir los «medios de formación de masas» al que siempre fue un rebelde, un infatigable luchador contra la mentira, al que no dejó de advertir que el Capital y el Estado eran dos rostros del Dios de la Realidad y el Poder, al que nunca se adaptó a las normas que dictan los que mandan en este mundo, al opuesto a todo lo oficial (inclusive en el Himno de la Comunidad de Madrid que le encargó el primer presidente de la Autonomía, Joaquín Leguina, por el precio simbólico de una peseta y que sólo se cantó oficialmente una vez), al defensor de la igualdad en este mundo tan ambiguo, al más crítico polemista de la cultura, a la que identificaba con «el opio del pueblo«, al que lanzó las críticas más originales, más contundentes al sistema del mundo desarrollado y al «Estado de bienestar», al que nunca dejó de hacer política, es decir: de despotricar… lo que estuvo haciendo todos los miércoles por la tarde en el Ateneo de Madrid, en una auténtica ágora socrática durante estos últimos doce años.
El compañero
De ahí la necesidad de recordar lo que, además de aquello, fue Agustín: un anarquista que no paró de decir No al Poder, al Estado, al Capital, al Individuo, a la Pareja, a la Familia, al Futuro, al Progreso y muy especialmente al régimen que hoy padecemos en la Democracia desarrollada. Pues  es indiscutible que se sirvió de sus excelentes dotes de orador para provocar, con un inigualable estilo coloquial, la reflexión y desenmascarar las mentiras de nuestro tiempo, para desaprender y romper con las ideas vigentes… Comenzando por su peculiar ortografía, que es un ataque frontal a la Academia de la Lengua, por ser la causante de la falsificación de la lengua y arrebatarle a la gente el derecho de escribir como se habla. Recordar pues el Agustín que en sus obras trató de dar voz a un sentir anónimo, popular, que rechaza los manejos del Poder. Efectivamente, para Agustín, el lenguaje es la clave del pensamiento, por ser a través de la lengua que opera el dominio de lo establecido. De ahí que fuese esencial para él la denuncia de la Realidad, esa idea que se presenta como reflejo fiel de «lo que hay«, que sólo es una construcción abstracta en la que las cosas y la gente (un caso más de cosa) organizada en «individuos» (sumables en una Masa numérica) se reducen a ideas, para someterlas a esquemas, planes y manejos para desvivir la vida, tanto en las sociedades más avanzadas como en las más atrasadas de dominio (en las dictaduras comunistas o en los países musulmanes), que sirven para legitimar, por comparación, la Democracia burguesa.
Recordar lo que no se menciona en las biografías que de él se publican ahora o en las que circulaban ya por ahí; pues ni siquiera en Wikipedia se habla de ello, del Agustín compañero. Se dice, de pasada, que fue perseguido por el franquismo y expulsado de la Universidad por «las revueltas estudiantiles de febrero de 1965«; pero no se precisa que fue por apoyar a los estudiantes ácratas, precursores del Mayo antiautoritario del 68, con los que luego, en París, fundó una tertulia (la Horda) en el café La Boule d’or del Barrio latino. Coautor con ellos del opúsculo-panfleto «De los modos de integración del pronunciamiento estudiantil«, que editamos clandestinamente en Bélgica en 1970, y que en 1987 reeditó la editorial Lucina.
Sí, recordar el Agustín solidario con los compañeros necesitados; pero también con los que luchaban activamente contra la dictadura franquista. Lo que le valió ser considerado por las autoridades francesas y europeas como un «subversivo«, como un «terrorista«. Ser objeto de interrogatorios y registros de su domicilio, y, en ocasión de la visita del presidente ruso Leonid Brejnev à París en 1973, ser considerado “anarquista peligroso” y ser asignado en residencia en la isla de Córcega durante una semana. Y haberse librado de poco, en 1976, de serlo nuevamente, cuando el rey Juan Carlos visitó París y las autoridades francesas nos asignaron en residencia, en la isla de Belle Ile en Mer, a un grupo de refugiados españoles anarquistas y a un grupo de vascos independentistas en la isla de Re.
Aunque quizás no valga la pena recordarlo, porque, como diría Agustín, lo que cuenta no es el pasado sino lo que hacemos hoy para ¡nunca pues ir con los tiempos!» Para tener presente que «la evidencia, palpable y actual, es que sigue siempre latiendo, por debajo del Dominio, un corazón que sabe decir NO, sin importarle un rábano ni el Orden del día ni las modas«.