Victoria sin precedentes en el caso de la familia con menores de Tenerife

¡Victoria! Después de unas jornadas agotadoras, hemos logrado una solución histórica: Magdalena y su familia no serán expulsados de sus casas. El desahucio ha sido judicialmente paralizado y la SAREB les concede un alquiler social que será costeado por el Ayuntamiento de La Laguna.

Esto sienta un precedente muy poderoso, ya que entendemos que este es el protocolo que deberían seguir todas las administraciones públicas y todas las entidades con activos inmobiliarios.

Celebramos emocionadas este logro, pero nos mantenemos alerta y preparadas ante la interminable lista de personas que nos piden asesoría para no dormir en la calle.

Frente a la especulación y el negocio, luchamos por una vivienda digna gestionada por las propias Inquilinas.

SIGC

La SAREB podría dejar en la calle a una familia con un bebé de 4 meses

Magdalena y Francisco conviven con sus dos hijos menores (16 y 8 años cada uno) y su hijo adulto, la pareja de éste y su bebé de 4 meses, en la vivienda de la que son inquilinos desde hace 8 años (ubicada en San Cristóbal de La Laguna, Tenerife). La empresa arrendadora quebró, y después de varios litigios se reconoció en 2017 el justo título que como arrendatarios poseían Magdalena y Francisco; de hecho su contrato de arrendamiento aún sigue en vigor. Sin embargo, los activos de dicha inmobiliaria pasaron a la SAREB (el conocido como «banco malo», entidad con un 45% de capital público) y es ahí cuando la familia, con tres menores, se enfrenta a una inminente amenaza de desahucio.

En octubre de 2019 les llegó un «exhorto» judicial a nombre de la inmobiliaria. La familia no se preocupó porque no estaba a su nombre y no sabían de qué se trataba. Es hace apenas unos días cuando les han confirmado en juzgados que ese «exhorto» puede significar que dentro de unas horas, este mismo viernes, la policía vaya a expulsarlos violentamente de su vivienda.

Frente a ello, han comparecido en juzgados para explicar el error que hay en la notificación y nuestro propio Sindicato les ha elaborado un recurso con toda la jurisprudencia necesaria para que el lanzamiento no se produzca. Sin embargo, en juzgados les siguen confirmando que este viernes irán a echarlos de su domicilio.

Desde las instituciones no han hecho más que marearles, sin ofrecerles ningún tipo de alternativa. Es por todo esto que desde el Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria damos la voz de alarma a los medios de comunicación y a la sociedad canaria para que se hagan eco de la tragedia que puede producirse en menos de 24 horas.

Magdalena y Francisco apenas disponen actualmente de unos ingresos de 322 euros para mantener a su familia. Sólo piden que se respeten sus derechos adquiridos como inquilinos y que puedan conservar su actual vivienda en régimen de alquiler social. Sin otra alternativa habitacional ni alojativa, no vamos a permitir que una familia con 3 menores (repetimos, uno de ellos de sólo 4 meses) acabe pernoctando en la calle. Exigimos a todas las administraciones una resolución inmediata, a la SAREB que detenga este sinsentido y a toda la población de Tenerife y Canarias que se movilice para impedir este desalojo. Una sociedad en la que un bebé puede ser arrojado a la calle no merece ser considerada como tal.

SIGC

Federacion Anarquista de Gran Canaria: Anarquismo de barrio y apoyo mutuo

Fuente: TODO POR HACER

La Federación Anarquista de Gran Canaria (FAGC) nace al calor de las movilizaciones del 15M de mayo de 2011. Tras décadas de prácticamente nula actividad de los movimientos sociales en Canarias diversos grupos desconectados coinciden en las plazas. En un primer momento La Federación se centra en actividades muy ideologizadas y que entrarían dentro del cliché del/la anarquista: acción directa en manifestaciones, antifascismo en las calles, confrontación con las grandes burocracias sindicales, etc. A pesar de considerar estas acciones necesarias, tras un proceso reflexivo llegan a la conclusión de que su propuesta práctica se encuentra alejada de la realidad social de su entorno, ofrecen soluciones para problemas que la gente no tiene y por el contrario no tienen nada que aportar ante los problemas diarios de sus vecinos/as.

A partir de ese momento deciden reorientar sus activismo hacia las personas más afectadas por las políticas capitalistas de la sociedad. Hay que tener en cuenta que, más allá de la imagen idealizada de sol y playas que se vende fuera para fomentar el turismo, las Islas Canarias cuentan con un 40% de población en riesgo de exclusión social, un 67% de población manifiesta que es incapaz de llegar a fin de mes, la tasa de paro se encuentra en el 21% frente al 13% nacional, se practican una media de 600 desahucios trimestrales, el precio de los alquileres es de los más altos del Estado sin embargo los salarios son de los más bajos.

El acercamiento que tiene la FAGC a esta realidad trata de ser lo más práctico posible, huyendo de dogmatismo y aceptando las contradicciones que supone aspirar a un mundo sin Estado ni Capital pero hacerlo en las condiciones que estos imponen. En un primer término se centran en la problemática de la vivienda, atienden mayoritariamente casos de alquiler y okupación. Cosechan ciertos éxitos en la paralización de desahucios, utilizando la solidaridad instintiva que existe en los barrios como herramienta política, haciendo realidad el «hoy por ti, mañana por mi» y siendo los/as propios/as afectados/as quienes paralizarán desahucios cuando sea otra persona la afectada. Al mismo tiempo, en los casos en los que los desahucios no pudieran ser paralizados se buscaban alternativas habitacionales mediante la okupación. Para dar cobertura organizativa a este movimiento sin que los/as implicados/as tengan que asumir la etiqueta «anarquista», aunque sus prácticas coincidan plenamente, se forma el Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria.

Metidos/as en esta dinámica es cuando a principios de 2013 surge la oportunidad de dar un salto cualitativo y formar La Comunidad Esperanza.

Comienza La Esperanza

La Comunidad La Esperanza es la okupación más grande del Estado español, se trata de cuatro bloques situados en el municipio de Santa María de Guía, 76 viviendas en total dedicadas a realojar a personas que vienen principalmente de desahucios, actualmente se encuentran más de 210 personas viviendo allí. La propiedad se encuentra en régimen comunitario, esto implica que tanto los trabajos de mantenimiento como la resolución de los conflictos se gestionan entre los/as vecinos/as y que cuando familia deja una vivienda esta vuelve a la comunidad que se la cederá a otra familia que la necesite.

El éxito a base de trabajo y sacrificio de La comunidad La Esperanza fue respondido por la Guardia Civil con una campaña de hostigamiento Clic para tuitear

El éxito a base de trabajo y sacrificio de La comunidad La Esperanza fue respondido por la Guardia Civil con una campaña de hostigamiento, identificaciones y detenciones a sus habitantes, no era raro que los/as vecinos/as tuvieran que aguantar grabaciones por parte de agentes desde edificios cercanos. Ante esta situación los/as vecinos/as comienzan una campaña mediática bastante exitosa explicando la realidad de la comunidad y recabando apoyos y solidaridad con lo que la presión por parte de las fuerzas del orden se rebajó.

El Estado responde con represión

Es en este contexto en el que se produce en abril de 2015 la detención de uno de los portavoces del Sindicato de Inquilinas, Ruymán Rodríguez, basada en una denuncia por allanamiento que ya había sido retirada. En el cuartelillo el detenido es insultado vejado y golpeado como se recoge en el parte de lesiones realizado en el Hospital Dr. Negrín y en la causa por torturas que sigue abierta contra los guardias civiles. Por su parte la guardia civil acusa a Ruyman de «atentado a la autoridad» por una supuesta patada propinada por este en el momento de la detención. El pasado mes de diciembre el periódico local Canarias7 se hacía eco de los hechos de forma sesgada, reproduciendo solamente la versión de la Guardia Civil, sin contrastar las acusaciones e inventando otras que nunca existieron como la de coacciones.

Desde el Sindicato de Inquilinas afirman que tanto la detención como la campaña mediática suponen un ataque no solo a Ruymán sino a toda la Comunidad La Esperanza y a todas las personas que luchan para que no haya familias que duerman en la calle. «En primer lugar, desmentir una mentira es una buena forma de difundirla. En segundo lugar, enredarse en eso es una manera eficaz de empantanar el trabajo colectivo y desviarlo de otros objetivos» dicen desde la FAGC. Aun así son optimistas y confían en que el trabajo realizado haya tejido redes de solidaridad capaces de protegerles de la represión.

Reseña de Manel Aisa de «Polémicas Salvajes»

Fuente: Revista Orto

Al encuentro con las polémicas de Ruymán

Manel Aisa Pàmpols

Editado por Calumnia

Es justo y necesario abrir de vez en cuando la ventana para que entre aire fresco, y renueve todos los rincones, para que nuevas inercias corran por los entresijos, por donde transitan las ideas que tanto necesitamos, pero esta vez la sorpresa para mí fue, encontrarme el ventanal abierto y observar que hacia mi venía una bocanada de aire fresco que de alguna manera despertaba de nuevo el interés, y descubrir que hay nuevas maneras de entender y observar, con alguna que otra percepción que nos empujan a nuevas versiones de aquello que entendimos en su día, y allí estaba Ruymán Rodríguez, sin ningún tipo de complejos ni prejuicios nos dice en su libro “polémicas salvajes” se lanza al ruedo después de ver en los ambientes anarcos alguna que otra idea que no le acaban de gustar y dice “Del anarquismo. Sin embargo, yo no tengo prestigio alguno que arriesgar y hablar sin nada que perder aligera bastante la labor”.

Qué bien, cuando uno se libera realmente de todo ese compromiso que dice defender en movimientos que son tan libres, que el compromiso sea por lo general momentáneo, escaso y muchas veces incoherente, donde a vueltas sino estás en el decálogo ya eres un vendido, pero al parecer hay oportunidad para todo y todos y él nos comenta: “En el anarquismo siempre hay hueco para no estar “ni al margen ni en el ajo”, para estar con la gente y contra los Estados”.

Por lo demás Ruymán nos subraya esas tres polémicas salvajes que las circunscribe y orienta a tres temas al parecer eviternos como son “Catalunya, la diversidad y la prostitución”. Nada más ni menos que la diversidad por más mundo moderno que nos vanagloriemos de vivir, aun sigue teniendo sus estigmas, la prostitución siempre reglamentándola aquéllos que pocos tiene que ver con ella, y esa Catalunya que según el General Espartero había que bombardear cada ochenta años; sin embargo, Ruymán repara en uno a uno de tantos porqués que a lo largo de la vida una persona inquieta llega a cuestionares y dice: “porque las catalanas quieren abandonar el naufragado cayuco español, cuando lo que debería sorprenderles es que el resto quiera continuar en él”.

Esa sorpresa que expresa el militante canario quizá debería ser una buena reflexión, al menos de una parte importante de las personas que cohabitan en este país, pero por el momento no parece el tema más candente, ni tan siquiera a tener en cuenta, mientras Ruymán continúa sin tapujos y va directo al grano y camina hacia aquéllos que más cerca tenemos y dice “eterno recurso de la “pureza”. La idea de que el anarquismo es algo demasiado grande y perfecto como para bajarlo de su pedestal de cristal de Swarovski y mezclarlo con causas espurreas…. Así se entiende que en la mayoría de luchas sociales, como es el caso del frente de la vivienda en la última década, el anarquismo haya jugado un papel anecdótico o de comparsa, salvo aisladas excepciones… Creemos que solo podemos participar en luchas perfectas, con gente perfecta, con un porcentaje de un 100%de coherencia y de un 0% de contradicciones. Esas condiciones, todas lo sabemos, nunca se darán. Es por eso por lo que ya no participamos en casi nada”.

Aprovecha Ruymán para lanzar una mirada al anarquismo de hoy y realmente encuentra un vació importante, en aquel anarquismo que pretender ser organizativo, difícil de argumentar, de corregir, después de ver las causas, digamos inhibición de los empujes sociales que movían a los anarquistas de los años 30 del siglo pasado y no digamos de aquéllos que fueron sus padres cuando todo el anarcosindicalismo estaba por estructurar y hacer. Pero el tiempo corre. Y sin duda, aquellas admiradas generaciones pertenecen a su tiempo, que no es más que el pasado, pero una vez más hay que preguntarse y ¿ahora qué? y nos da pistas de cuál es nuestro ligamen con el pasado cuando dice. “Las anarquistas estaban en los años 30 y 40 del siglo pasado con las judías como hoy están con las palestinas, porque nuestro lugar, sin necesidad de asumir banderas, Estados, creencias religiosas y culturales, siempre ha estado con las perseguidas y contra los perseguidores, con las oprimidas y contra los opresores,…. Las anarquistas somos mapuches cuando cargan contra las mapuches, somos kurdas cuando bombardean a las kurdas, somos artistas cuando encarcelan a las artistas, y así sucesivamente, porque nuestra carne se compone de todas aquellas que sufren la represión en cualquier lugar del mundo. ¿Por qué somos anarquistas entonces? Porque quien siempre reprime es el Poder. Hoy, por lo mismo nos toca ser catalanas. … toda situación de conflicto social es un campo de trabajo propicio para el anarquismo… Porque implicarse no es ni puede ser sinónimo de colaboracionismo”.

Sin duda creo que el anarquismo del que nos habla Ruymán es aquel que estuvo en los tiempos difíciles de la Huelga de la Canadiense, o en los primeros meses del “Comité de Defensa económica” del Sindicato de la Construcción que se enfrentó a una huelga muy peculiar en su momento heterogénea y sin duda difícil de gestionar en aquel momento, pero las necesidades obligan y el bien común de los muchos se rearma con convicciones de clase. Y podríamos continuar con sus ejemplos al recordar las luchas del Barrio de Gamonal en Burgos, o la lucha por el paso de las vías del AVE por el barrio del Carmen de Murcia, o en Madrid todos somos de la casa Ingobernable, o el ya lejano Chapapote del Prestige en Galicia.

Lo que nos está diciendo Ruymán es que el anarquismo no está para sustituir los poderes públicos y menos en este momento sino para increparlos, presionarlos y forzar de una manera u otra para que corrijan las políticas sociales y sean beneficiarias del bien común, y en un momento de sus polémicas salvajes nos dice: “Sólo sé que las anarquistas hemos de aprovechar casi cualquier situación de descontento popular para meter baza y para introducir presión en la olla social y evitar así que la gente siga sometida a la lealtad institucional y a la disciplina de partido”.

También observa y se hace evidente la falta de reflexión en el propio movimiento libertario y lo deja por escrito cuando en un momento del libro nos dice: “Como siempre, responsabilizamos a las demás de aislarse porque eso es mucho más fácil que hacer autocrítica y realizar un trabajo profundo y duro sobre nosotros mismos y nuestra cacareada tolerancia. Esa es nuestra tragedia cotidiana: acusamos al efecto sin apreciar que nosotros somos la causa” .

Este o no este Ruymán equivocado creo que lo importante en él es esa actitud de lanzar el guante, el reto como lo haría el anarquista santanderino Rafael Barret para entender el anarquismo, que él mismo razonaba constantemente y que era capaz de defender a duelo con espada, bien, no hace falta llegar a estos extremos, pero si lanzar el anzuelo para que realmente el anarquismo, español, catalán o de donde sea de la península ibérica tenga un careo consigo mismo para que salga y se arrinconen de alguna manera esos egos que tanto freno le echan en este momento a una forma de entender la vida, a desbordar la actitud organizativa de las organizaciones digamos libertarias, donde buena parte de lo anarquista está al margen, esa corriente que confluye por otros senderos donde hay muchos menos prejuicios.

Otra de las observaciones que nos lanza Ruymán a parte de explicarnos en el inicio del libro su procedencia identitaria , la encontramos cuando nos habla del “Lumpenproletariado“ que de alguna manera me aproxima un poco más a su pensamiento, ya que recordando uno de los hombres que pude biografías como es el libro “Tras las huellas de una vida generosas Aurelio Fernández Sánchez y los Solidarios” donde Aurelio después de la victoria del 19 y 20 de julio del 36 en Barcelona a la pregunta de un periodista extranjero responde que “ la revolución la han hecho los de siempre los piojosos que no tiene nombre” y esos hombres y mujeres son los que definitivamente puede intentar cambiar las cosas.

El libro tiene otros argumentos duros sobre los múltiples desahucios que se producen en este país de una manera realmente repugnante ese terrorismo de la propiedad despiadada de avaricia acumulativa que nunca se sacia, pero ahora me gustaría acabar poco más que con sus propias conclusiones primero con una reflexión sobre la prostitución y luego siguiendo con el lumpen, es decir de los que no pudieron sentarse en el banquete de la vida y dice Ruymán y con ello acabo: Habitualmente, ninguna explotada se acerca a una organización obrera para reclamar un cambio revolucionario radical. La gente, lógicamente, sólo está interesada en un principio en mejorar sus condiciones de vida, que no es poco. …
Concluyendo, sé que la organización del “lumpen” no tiene por qué representar per se un cambio radical. Ni siquiera, necesariamente, un cambio a mejor. La gente puede organizarse para acomodarse a su opresión, para venderse a las instituciones o para cualquier otra corrupción similar .
De agradecer la sinceridad de este trabajo que creo vale la pena cuanto menos tenerlo presente y si hay oportunidad leerlo con sosiego y reflexión, gracias.

 

Notas

1.- Polémicas Salvajes, Ruymán Rodríguez, Calumnia
2018, P.11.

2.- Polémicas Salvajes, Ruymán Rodríguez, Calumnia
2018 P.14.

3.- Polémicas Salvajes, Ruymán Rodríguez, Calumnia
2018 P.14.

4.- Op. cit 14-15.

5.- Polémicas Salvajes, Ruymán Rodríguez Calumnia
2018 P.17,18, 19,23.

6.- Op. cit P.34.

7.- Polémicas Salvajes, Ruymán Rodríguez Calumnia
2018 P.42.

8.- Polémicas Salvajes, Ruymán Rodríguez Calumnia 2018 P.74, 83

Desahucios, indigencia y precarismo en Canarias

Reportaje del Telecanarias (TVE 27/12/19) sobre la dura situación de la vivienda en Canarias y cómo es enfrentada por el Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria. Se exponen los casos de Mari Cruz (afectada por un desahucio inminente), Loli (obligada a dormir en unas instalaciones deportivas) y Clari (desahuciada y sin posibilidad de acceder a un alquiler). Denuncia la situación Ruymán Rodríguez, uno de los portavoces (y no «presidente», como por error se dice en el vídeo) del SIGC.

300 euros por alquilar un sillón bajo techo en Guanarteme

Fuente: Cadena SER

El Sindicato de Inquilinos de Gran Canaria denuncia que el alto precio de los arrendamientos y la exclusión social están provocando situaciones «vergonzosas»

300 euros por dormir en un sillón bajo techo. Es una de las ofertas del denominado alquiler irregular que aflora en Canarias debido al elevado índice de exclusión social que afecta al Archipiélago, que contrasta con los altos precios que muestran los arrendamientos de viviendas.

Así lo asegura el Sindicato de Inquilinos de Gran Canaria, cuyo portavoz, Ruymán Rodríguez, sostiene que cada día se conocen situaciones como las de personas que «viven en una casa, porque se les está arrendando un colchón para poder habitarla. Es una vergüenza, pero son casos que estamos tramitando a diario».

Según un reciente informe publicado por el Ministerio de Fomento, las islas reflejan el mayor porcentaje de viviendas destinadas al alquiler: un 34,5 por ciento. Sin embargo, este estudio no aporta cifras sobre los precios. Según el sindicato, la comunidad canaria entraría en el grupo de las mas caras, con zonas que muestran medias de 900 euros al mes.

Si unimos ambos datos – es decir, exclusión y encarecimiento – aseguran desde el sindicato que están aflorando los alquileres irregulares y se están produciendo situaciones tan sorprendentes, como el arrendamiento de «casas que no tienen cédulas de habitabilidad ni reúnen las mínimas condiciones».

Es el caso, por ejemplo, de personas que pagan rentas por «cuartos trasteros en garajes sin ventilación, sin agua corriente y a veces hasta sin luz. Gente que vive en cuartos de lavadoras en azoteas o en viviendas que ni siquiera están declaradas».

Otro caso que se produce en las islas es el subarrendamiento «hasta el infinito», lo que produce situaciones como el que cuatro o cinco familias convivan en una casa de  50 metros cuadrados.

Los afectados, asegura Rodríguez, no denuncian por desconocimiento o miedo de quedarse en la calle, ante la falta de vivienda pública. Para paliar esta situación, el sindicato se muestra partidario de regularizar los precios de los alquileres. Sin embargo, la Asociación de Empresarios, Promotores e Inversores de Canarias es una de las voces que rechaza la intervención del Gobierno en el mercado y aboga por reactivar el sector inmobiliario.

 

Estafada y desahuciada

María Cruz y su hija de 11 años se enfrentan a un desahucio forzoso el próximo día 10 de enero (2020) en Jinámar (en el municipio de Telde, Gran Canaria) a manos de la promotora inmobiliaria COIDIUR.

María Cruz vive una situación desesperada. Hace aproximadamente 3 años distintos empleados y responsables de la empresa COIDIUR, de la que María Cruz era inquilina, le comunican que la empresa va a ser embargada (efectivamente está en concurso de acreedores y en breve sus activos pasarán a la SAREB) y que es innecesario que siga pagando. Ella contacta con un “abogado” (hoy sabemos que no lo era) que también le recomienda dejar de pagar el alquiler y esperar a que contacte con ella la nueva propiedad. Nada le dijo éste de la posibilidad de consignar los pagos en juzgados ni de la deuda que podría ir acumulando. Cuando COIDIUR denuncia a María Cruz por impago, su “abogado” le asegura que no hay posibilidad de que la desahucien, la informa falsamente de que las vistas y juicios se han aplazado y la deja en una situación de absoluta indefensión. Cuando María Cruz recibe la primera notificación de lanzamiento (para septiembre de 2019) ya no puede interponer recurso alguno. María Cruz, y otra inquilina afectada por el mismo “abogado” y circunstancias, lo denunciaron inmediatamente por un delito de estafa (550 euros le entregó María Cruz y 1300 su vecina). Actualmente la denuncia está provisionalmente archivada, mientras se siguen recabando pruebas.

Es entonces cuando María Cruz se pone en contacto con el Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria. Redactamos un escrito al juzgado exponiendo la situación de nuestra afiliada y el juzgado, siguiendo el protocolo que deberían seguir todos los juzgados de la isla, concede un aplazamiento a María Cruz, le otorga la posibilidad de solicitar abogado de oficio y pone el caso en conocimiento de la administración pública.

Sin embargo, en estos meses las instituciones no le han dado ninguna solución digna a María Cruz, COIDIUR se niega a llegar a ningún acuerdo y se ha fijado fecha definitiva de lanzamiento para el próximo 10 de enero de 2020. Lo único que nos queda desde el SIGC es recurrir a los medios de comunicación para denunciar este desahucio inminente. María Cruz no tiene ingresos regulares (mantiene a su familia monoparental con trabajos esporádicos como limpiadora y con la manutención de su hija), ni red familiar, ni alternativa habitacional alguna. Si no hacemos algo en menos de 20 días se verá en la calle. No lo permitiremos, aunque tengamos que recurrir a un piquete antidesahucios para evitarlo.

SIGC

Reseña de Frank Mintz de «La verdadera Barcelona en llamas»

Reseña y opinión del compañero Frank Mintz sobre La verdadera Barcelona en llamas de Ruymán Rodríguez. Lucidez y agudeza del veterano militante e historiador anarquista.

Fuente: Fondation Besnard

Ruymán Rodríguez, La verdadera Barcelona en llamas, 31 pp., diciembre de 2019. 2 euros [Las ventas del folleto van para colaborar económicamente con la FAGC, Federación Anarquista de Gran Canaria], distribuido por la editorial Calumnia.

Este testimonio análisis es auténtico, aleccionador y muy positivo porque pincha muchísimos globos de la propaganda mediática de la prensa oficial y «Lo lamentable es descubrir que gran parte de la izquierda politizada, con sus columnas de opinión, comunicados, colectivos, sedes y asambleas, parecen estar analizando la realidad a través de dicha propaganda mediática. (p. 7)» Añado que fuera, en Francia por ejemplo, algunos grupos (ex-aún leninistas) casi equiparan los presos políticos catalanes a los cientosdepresos políticosen Argelia, Irak, etc. (no citan a Rusia, China y a Corea del Norte porque muchos conservan sus genes de admiraciónal socialismo real).

 

Ruymán Rodríguez parte de lo que vio: los supuestos comandos asalariados por grupos potencias ocultas «Son jóvenes que a menudo no superan los 18 años. En las calles de Barcelona no es raro encontrar a chicas y chicos de 15 o 16 años llevando la iniciativa en las manifestaciones y en los enfrentamientos con la policía.[…] no tienen más armas que la voluntad, el entusiasmo, el ensayo/error, el adiestramiento del día a día, la improvisación, la información boca-oreja y mucha rabia acumulada.(pp. 9-10)»

Para el autor esta rabia estalló con las sentencias del 14 de octubre de 2019 a penas de cárcel entre 9 y 13 años para catalanistas que sólo defendían sus ideas sobre la jurisdicción de España.

El mito de la libertad de expresarse pacíficamente en una sociedad autoproclamada democrática se desmoronaba. Quizás sea así, creo más en la repetida toma de conciencia de atacar de nuevo la hipocresía global del sistema político y su aceptación total del capitalismo (en Cataluña y por todas partes).

Por eso «En las manifestaciones hay también muchos jóvenes sin futuro, sin empleo, migrantes, cabreados por una Barcelona cada vez más inhabitable, concebida para ser consumida y no vivida. Jóvenes que antes de la sentencia ya estaban hartos de que los mossos les registraran y detuvieran por su color de piel. Jóvenes con empleos precarios que se lamentaban por tener que abandonar una manifestación o un corte de carretera porque tenían que entrar a trabajar en una feina de merda. Cuantos más de estos jóvenes se sumen al conflicto más se incidirá y profundizará en los aspectos sociales del mismo.(p. 14)»

Ruymán Rodríguez muy bien subraya las provocaciones policiales (de mossos y uniformados nacionales) buscando descaradamente mutilar gravemente (p. 17, como en Francia, Chile, etc.). Además, el autor refuta el mito de los gastos enormes acarreados por los manifestantes, por ejemplo la quema de contenedores. El autor muestra como «el Ayuntamiento de Barcelona estima en un millón y medio de euros el gasto por los contenedores quemados»(p. 29). ¡La patraña no tiene límites!

La respuesta a tantas manifestaciones no es forzosamente «política o reivindicativa. Hay también un factor lúdico, de ocio, que, sin ser mayoritario, no es irreal. En ocasiones ese factor no está reñido con la solidaridad y el compromiso en la lucha callejera y, aunque parezca paradójico, estos elementos pueden llegar a compenetrarse de forma bastante natural.[…] Otro elemento desconcertante es la aparente falta de un objetivo o plan concreto. Debe de haberlo, pero casi nadie parece conocerlo.[…] Esta dinámica me hacía darle vueltas a dos cuestiones: primera, la necesidad, ya mencionada, de una hoja de ruta ajena a las instituciones y a las organizaciones que éstas manejan; segunda, preguntarme dónde estaban “los míos”, las organizaciones y colectivos anarquistas.(pp. 17-19)»

Se suele decir que plantear un problema ya es anticipar la respuesta y Ruymán Rodríguez la presenta muy adecuadamente. Pero creo que más breve sería mejor y con sus propias palabras. «Aquellos anarquistas, y miembros de la llamada izquierda en general, que hoy cargan contra la juventud catalana están cometiendo el mismo error que ya cometieron con el 15-M. […] Cogidos por sorpresa, y sin mucho interés en moverse demasiado (ni a nivel de replanteamientos ideológicos ni de actividad inmediata), adoptan la cómoda postura de cuestionarlo todo pero sin hacer nada. […] No están comprendiendo a su juventud, reduciendo su propia ideología “revolucionaria” a un artefacto senil, pretérito, impracticable, que no arrastra ni una pizca de la utilidad que pudo tener en el pasado.[…] Al final los jóvenes les dirán lo mismo que ellos dijeron en su día [1968] a otros censores:«[…] preferimos trabajar en acuerdo con centenares de revolucionarios que, sin llevar la etiqueta de anarquistas, lo son para nosotros mucho más que ciertos burócratas.(pp. 20-23)»

 

Infelizmente, el problema es que a menudo salimos [los ancianos como yo] «sin espejo» o «sin recuerdos de nosotros mismos». Me lo explicó [hacia 1963] un amigo y cenetista exiliado antifranquista [de verdad] con una secuencia de la película Viva Zapata [1952] de Elia Kazan. Zapata ya es jefe con un espacioso despacho, el edecán le trae una lista de sospechosos y Zapata la lee; de repente se acuerda de que estuvo preso con otros frente a un oficial que tenía una lista igual de sospechosos para elegir a quiénes fusilar. Y entonces Zapata rasga la lista y la tira y se vuelve a la guerrilla con la gente de a pie.

Dejo de lado si el amigo, Liberto Sarrau, aragonés y catalán fue lógico consigo mismo o si yo, sin etnia muy pura y muy clara, fui y soy lógico frente al espejo. Otro problema es cuando el militante, joven o veterano, ni sabe qué es un espejo moral y se toma por un cura-predicador-comisario político hablando a analfabetos (que enseguida le identifican perfectamente como persona inútil).

 

Ruymán Rodríguez propone muy bien otra manera (para no seguir siendo estúpido): «Tu comportamiento habla más de tu propuesta política y social que ningún discurso.[…] merece la pena moverse, tensionar la situación, ganar peso, experiencia y número de cara al futuro, llevar los acontecimientos hasta sus límites, luchar sin idealizaciones ni esperanzas vagas […] (pp. 25, 28)»Coincido con el autor cuando concluye sobre lo que sucedió (y puede continuar) en Cataluña: «es un pueblo que está empezando a perder el miedo. Esa es la verdad sobre las llamas de Barcelona.»