Precaristas: Crónica de la lucha por la vivienda en Gran Canaria

Documental sobre la emergencia habitacional y la organización de las vecinas del Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria.

Playa Puerto Rico. Gran Canaria
Playa Puerto Rico. Gran Canaria

«Gran Canaria es un cuadro que nadie mira en detalle. Un cuadro donde se ven palmeras, sol y playa. Se ve la parte bonita, los 25º de temperatura diarios que parece que se imponen por decreto. Pero cuando te acercas al cuadro se ven trazadas gruesas. Ves que en el óleo quedan grumos. Y en ese grumo hay miseria, hambre, gente que es muy válida y que está viviendo en la calle. En los pequeños fragmentos de ese cuadro se puede ver a una población que ha levantado todo lo que vemos, pero que sin embargo vive en la calle porque no tienen un techo para ellos mismos».

Fragmento de la entrevista a Ruymán Rodriguez, Sindicato de Inquilinos Gran Canaria.

Precaristas es un documental sobre la lucha por el acceso a la vivienda que están llevando acabo las vecinas del Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria. Nuestro objetivo es presentar algunos de los proyectos de vivienda autogestionados que existen en la isla como La Comunidad Esperanza, El Refugio y La Ilusión, entre otros.
Proyectos organizados y habitados por personas pobres y en riesgo de exclusión social; familias golpeadas por la «crisis», paradas de larga duración, migrantes sin papeles, madres con menores a cargo que han sido víctimas de violencia machista y así un largo rango de perfiles sociales que ilustran la composición de la miseria canaria.
Las más vulneradas y olvidadas por la administración, las expulsadas del sistema, que sólo cuentan con sus manos y con el apoyo de la Federación de Anarquistas Gran Canaria.
A través de los relatos de su lucha diaria y sus vivencias, nos acercamos a la cara menos atractiva y publicitada del «Caribe europeo».

¿Por qué en Canarias?

Desde su nacimiento, pero desde la distancia, hemos seguido con atención las propuestas de autoorganización y acción en materia de vivienda que planteaba desde hacía años la Federación Anarquista Gran Canaria (FAGC). Quisimos conocer de primera mano alguno de sus proyectos impulsados y referentes en nuestras geografías como la Comunidad Esperanza y el Sindicato de inquilinos de Gran Canaria; proyectos centrados entorno a la vivienda, el realojo y el acompañamiento y apoyo a familias socialmente vulnerables. Hemos decidido explicarlo a través de un documental, con el objetivo de expandir la lucha y los aprendizajes de esas personas que, por su condición económica y orográfica, se encuentran doblemente aisladas en una isla.
Queríamos hacerlo en sintonía con las vecinas afectadas, a través de un lenguaje audiovisual que dignificara sus trayectorias vitales y sus procesos de organización y empoderamiento social.
Por tanto, con un tratamiento sensible y sensibilizado, pero alejado de sensacionalismos, victimizaciones y enfoques en formato “carnaza” con los que generalmente se aborda la cuestión de la precariedad en el acceso a la vivienda.
La idea siempre ha sido hacer un trabajo periodístico, riguroso y de calidad, dando voz a diferentes actores sociales y políticos de la isla como la PAH Canarias, la consejería de vivienda, juristas y académicos. Pese a esto, nos alejamos del concepto-trampa de la «objetividad». Manteniendo en nuestro enfoque la crítica hacia una realidad social (también la canaria) profundamente condicionada por las relaciones estructurales de poder, opresión y legitimidad.

El proyecto tendrá una duración de 40-50 minutos, se ha grabado mayoritariamente a 4K y esperamos poderlo presentar a finales del 2018, coincidiendo con el quinto aniversario de La Comunidad Esperanza. Por el momento compartimos el teaser del documental.

Sobre los proyectos Precaristas

Sindicato de Inquilinos de Gran Canaria

El primer sindicato de inquilinas del Estado, formado por las propias vecinas afectadas; inquilinas, ocupas, indigentes y precaristas. A través de la negociación o mediante la acción directa, el sindicato socializa suministros, para desahucios, realoja a personas sin techo o recurre a huelgas de alquileres en apoyo a familias necesitadas, que no tienen otra alternativa que la indigencia.

En unas islas con 138.000 casas vacías y una media de 15 desahucios diarios, los edificios ocupados por el colectivo son siempre de bancos o entidades públicas, nunca de particulares.
Gracias a que la mayoría de personas realojadas se implican más tarde en las acciones del Sindicato y de la FAGC, el movimiento crece día a día. Ya han conseguido dar cobijo a mas de 1200 personas, paralizar 3 desalojos masivos y ocupar más de 400 inmuebles vacíos.

Vídeo Explicación Sindicato de Inquilinos.

Comisiones del Sindicato de Inquilinas reunidas en el Asambleatorio de la Comunidad Esperanza.
Comisiones del Sindicato de Inquilinas reunidas en el Asambleatorio de la Comunidad Esperanza.

Comisiones del Sindicato de Inquilinas reunidas en el Asambleatorio de la Comunidad Esperanza.
Comisiones del Sindicato de Inquilinas reunidas en el Asambleatorio de la Comunidad Esperanza.

Comunidad La Esperanza

Cuatro bloques de viviendas en Santa María de Guía donde 280 personas -150 menores edad- se autoorganizan en la que probablemente sea la mayor ocupación hecha por familias en todo el Estado. La Esperanza funciona mediante asambleas y comisiones de gestión de las vecinas como: Realojo, mantenimiento, solidaridad y tesorería. El proyecto, nacido hace 5 años y propiedad de la SAREB, ya ha resistido a un intento de desalojo y se ha convertido en una comunidad referente, tanto en el archipiélago como en la península, desde donde reivindicar y ejercer el derecho a la vivienda.

Comunidad La Esperanza. Santa Maria de Guia.
Comunidad La Esperanza. Santa Maria de Guia.
Puerta Comunidad La Esperanza.
Puerta Comunidad La Esperanza.

Comunidad La Esperanza. Santa Maria de Guia.
Comunidad La Esperanza. Santa Maria de Guia.
Thai. Madre realojada. Actualmente afiliada al Sindicato de Inquilinos.
Thai. Madre realojada. Actualmente afiliada al Sindicato de Inquilinos.
Guille. Afiliado al Sindicato de Inquilinos y vecino de La Esperanza.
Guille. Afiliado al Sindicato de Inquilinos y vecino de La Esperanza.

Los Barracones del Conde

El Sindicato ha paralizado el desalojo de los Barracones del Conde, en San Bartolomé de Tirajana. Desde hace más de 50 años, familias de trabajadores del Conde de la Vega Grande viven en cuadras para animales habilitadas como vivienda por ellas mismas a lo largo de estos años.

A día de hoy, el Conde, también desarrollador del sector turístico de la isla, quiere desprenderse de esos terrenos y sus moradores, efectuando un desahucio masivo, incumpliendo los contratos acordados en el pasado con sus inquilinos/as.

+ Info Barracones del Conde

Barracones del Conde de la Vega Grande. San Bartolomé de Tirajana.
Barracones del Conde de la Vega Grande. San Bartolomé de Tirajana.
Doña Ana. Vecina afectada por los deshaucios de los Barracones.
Doña Ana. Vecina afectada por los deshaucios de los Barracones.

La Ilusión

Ubicada en un bloque propiedad de la SAREB y abandonada durante años en estado de degradación, la finca ha sido rehabilitada por 11 familias. (41 personas, 20 menores).
+ Info la Ilusión

El Nido

Una alternativa habitacional a los centros de acogida para mujeres maltratadas por sus parejas. Un espacio de seguridad, refugio, empoderamiento y terapia. Impulsado el 8 de marzo, Día de la Mujer trabajadora, por y para mujeres. Aunque a día de hoy el espacio físico está desalojado, la voluntad y necesidad social de hacerlo renacer sigue intacta.

El Refugio

Municipio de Telde. Cuatro chalets abandonados, que jamás se estrenaron y ni siquiera constan en el registro de la propiedad, han sido ocupados por el Sindicato para alojar a familias sin recursos.

Quiénes somos

InèrciaDocs es el nombre que nos une en nuestro primer documental. Somos Àlex, Marc y Guille; amigos y aborígenes crecidos en Barcelona y Mollet. Tenemos menos de treinta años y venimos de trayectorias ligadas al campo de la realización audiovisual, el periodismo y el activismo social y comunicativo.
Este es nuestro primer proyecto documental; un proyecto totalmente autogestionado y sin ánimo de lucro. Hemos afrontado todos los costes técnicos y logísticos que implica viajar y hacer un documental en Gran Canaria, así como el proceso de creación y producción.
No tenemos subvenciones ni créditos. No venimos de parte de ningún partido político o entidad.
Ya ha pasado un año desde que nos reunimos por primera vez para arrancar el proyecto, un año lleno de anécdotas y mucho aprendizaje. Durante este año y los 18 días de rodaje, nuestra voluntad siempre ha sido y será la de implicar al máximo número de colectivos, personas y espacios en la difusión de este documental para expandir, así, esta digna lucha.
Por eso, contamos con la colaboración de diferentes colectivos sociales, de la comunicación y de la música:

La Directa, un medio de comunicación cooperativo en catalán de actualidad, investigación, debate y análisis con doce años de trayectoria. Un proyecto asambleario, autogestionado y descentralizado, que entiende la comunicación como una herramienta de transformación social, colocando en el centro de su proyecto el relato de los movimientos sociales.
La Directa, que ha seguido y cubierto periodísticamente desde hace años la lucha de la FAGC y el SIGC, colabora con el proyecto apoyando la difusión de las proyecciones del documental.

El Col·lectiu Bauma es un colectivo editorial y de artes gráficas que aporta al proyecto la edición artesanal del libro «Las ideas, los hechos. Federación Anarquista Gran Canaria” que ofrecemos en las recompensas a lxs mecenas.

«Miramos de construir día a día redes de apoyo mutuo y romper con el trabajo asalariado.
Compartimos, de manera cuidada y artesanal, las luchas, sueños y experiencias que envuelven nuestro día a día. Aportamos nuestro grano de
arena en los campos de la edición, el diseño, la encuadernación artesanal, la ilustración, la serigrafía, la corrección y traducción».

Del blog del Col·lectiu Bauma

El grupo Sílvia Tomás, dedicará el tema La Esperanza, compuesto especialmente para musicar el documental. Además, su último trabajo autoproducido en 2017, «Següent Pas», será una de las recompensas que ofrecemos para lxs mecenas.

Desde el año 2012, el trio propone «canciones y letras que se posicionan, que son críticas y que apelan a la responsabilidad de los individuos de hacerse cargo de la propia vida. Lo hacen desde diferentes espacios, muchos de ellos abiertos y autogestionados, así como festivales, bares o centros culturales».

«La música como arma comunicativa ha sido a lo largo de estos años de crecimiento y aprendizaje, y sigue siendo aún, la manera que tengo y utilizo para canalizar las emociones, vivencias y experiencias que me ocurren en la sociedad en la que vivo y en la cultura que se impone.
Actualmente, y después de haber caminado con otros compañeros, me acompañan, en la vida y la música, Guillem Boada en el teclado y Mateo Martínez en la guitarra flamenca. Dos músicos que han escogido vivir despiertos y sensibles a lo que nos rodea, preguntándose y questionándose. Y que han convertido también su instrumento en una arma que hace eco de lo que en el presente nos pasa»

Silvia Tomas "Trio"
Silvia Tomas «Trio»

De la página web de Sílvia Tomàs

Sobre las recompensas

El libro “Las ideas, los hechos. Federación Anarquista Gran Canaria” es una preciosa edición artesanal elaborada por el col·lectiu Bauma en el año 2015. Un trabajo para desgranar la naturaleza de la FAGC, recopilando las reflexiones teóricas y de su experiencia los últimos años en el anarquismo combativo de barrio, así como una recopilación de sus tuits más destacados.

“En este lustro de lucha hemos esquivado bastantes balas, hemos desarrollado un trabajo agotador, extenuante, y la represión se ha cebado con nosotros; hemos parado desahucios, la mayoría de las veces tirando más de las herramientas, el ingenio y la voluntad que del apoyo de las organizaciones políticas; hemos ocupado cientos de inmuebles en los que hemos realojado a un millar de personas, mientras nos reunimos como bandoleros en los campos por la inseguridad de tener una sede fija; hemos iniciado e impulsado la ocupación más grande del Estado y hemos pagado su precio en sudor y experiencia; hemos hecho muchas cosas que aún saben a poco»

Fragmento de “Las ideas, los hechos. Federación Anarquista Gran Canaria”

El disco «Següent pas» es un conjunto de 12 canciones editado de forma autoproducida y publicado bajo licencia Creative Commons por Sílvia Tomás Trio en 2017.

«Un disco dedicado a todas las personas que luchan por dentro lo que quieren ver fuera y que luchan fuera lo que quieren ver dentro. A todas las que ya se han ido y nos han dejado semillas por cuidar, semillas de amor, de empatía y solidaridad. A todos los que nos hemos ido encontrando y nos reconocemos humanos. En este camino de cuestionar el orden establecido y plantear respuestas, de reconciliar y confrontar experiencias, de navegar entre la impotencia y la capacidad de mejorar… es de donde surgen estas canciones que las sentimos más colectivas que propias».

Una de las canciones que integran el disco es «Carta a Kobane», un homenaje a la lucha en el Kurdistan de Siria a través de la interpretación de las palabras de una miliciana kurda a su madre.

CÓMO PARTICIPAR EN EL CROWDFUNDING

1- Si no eres usuario/a de Verkami, primero debes registrarte (en la parte superior derecha, pincha en «Registrarte» y rellena tus datos). Si ya lo eres, inicia sesión.
2- En la columna derecha, selecciona la recompensa/pack que más te guste.
3- Pincha en «Aportar» y sigue las instrucciones de pago con tu tarjeta de crédito.
4- ¡Ya eres mecenas!

A qué destinaremos vuestras aportaciones

Las aportaciones irán destinadas principalmente a cubrir los costes logísticos, técnicos y de post-producción (edición , etalonaje, diseño de sonido, distribución y presentación en Barcelona y Gran Canaria). También para los costes de la grabación del tema La Esperanza y para el envío de las recompensas. (Nota: Para los envíos de recompensas a las Canarias contactaremos más adelante con lxs mecenas de las islas para hacer un envío colectivo a un espacio aún por concretar.)

En caso de conseguir nuestro objetivo y superarlo, nos gustaría hacer una aportación a alguno de los sindicatos de inquilinos o colectivos de vivienda del estado que trabajan desde y con los barrios.

NOTA: Los que queráis hacer alguna aportación y no tengáis tarjeta de crédito nos podéis escribir un correo electrónico: inerciadocs@gmail.com

Calendario previsto

Queremos finalizar el montaje y presentar el documental en mayo del 2018, mediante proyecciones en Barcelona y Gran Canaria, coincidiendo con el quinto aniversario de La Comunidad Esperanza.

Después, si hay interés, el documental puede proyectarse en otros espacios y geografías.

Las mecenas recibirán las recompensas un mes antes del estreno del documental.

+ Info

Sobre el documental:
Facebook: @inerciadocs
Twitter: @InerciaDocs
Mail: inerciadocs@gmail.com
Vimeo: https://vimeo.com/inerciadocs

Sobre la FAGC y el SIGC:
Blog de la Federación de Anarquista de Gran Canaria
Blog del Sindicato de inquilinos

Artículos periodísticos:

Gran Canaria: 55 inmuebles ocupados en 2013
Diagonal 17/04/13

Ruymán Rodríguez: “El proyecto ‘La Esperanza’ es un modelo resolutivo que demuestra que la anarquía es más funcional”
AraInfo 02/04/17

L’anarquisme de barri (re)neix a Gran Canària
La Directa 06/09/17

Quan l’Esperança és l’última opció
La Directa 31/07/15

Entrevista de La Directa a nuestro compañero Ruymán

Entrevista de Guille Larios para La Directa.

(traducida gracias a los compas @Nen_17 y Benjamín Recacha)

Ruyman Rodríguez: “La gente no se hará anarquista escuchando lo que digo, sino viendo lo que hago”

Desde la Federación Anarquista Gran Canaria (FAGC), Rodríguez propugna una acción política de inmediatez, de barrio, plasmada en proyectos como la Comunidad Esperanza, la ocupación más numerosa del Estado español

Autodidacta, incombustible, directo e incendiario, por la cabeza y las manos de Ruyman Rodríguez han nacido y arraigado proyectos de envergadura como la Comunidad Esperanza —considerada la ocupación más grande hecha por familias en el Estado español— o el primer sindicato de inquilinos del estado, experiencias sobre las que actualmente se está preparando el documental Precaristas. A fuerza de teoría y, sobre todo, de mucha práctica, ensayo y error, el portavoz de la Federación Anarquista Gran Canaria (FAGC) nos explica las experiencias y los límites de su acción y pensamiento político tras estos años de (r)evolución en el anarquismo combativo de barrio. Aquel que milita y se embarra en la realidad de las más excluidas y desclasadas, aisladas en una isla atravesada por el paro, la pobreza y los desahucios.

¿Qué es la FAGC?

Podríamos decir que nacimos con el 15-M, en la plaza San Telmo de Las Palmas, aunque ya existíamos desde hacía años operando desde las dimensiones de un anarquismo convencional. Al principio éramos una federación al uso, muy críticos, pero caíamos en dinámicas de autoconsumo y reivindicación que entendíamos que eran propias del folklore libertario. Un día, repartiendo panfletos contra Monsanto, acabamos dándole uno a un hombre que rebuscaba comida en la basura. Fue un shock, porque nos dimos cuenta de que estábamos pidiendo a la gente más pobre que discriminara qué podía comer y qué no, que fuera en bici cuando no dejaban ninguna huella ecológica o que no creyeran en Dios cuando todos los habían abandonado y dormían cada noche en una barca en la arena… Después del deslumbramiento que provoca el choque con la realidad, abrimos los ojos y nos dimos cuenta de que estábamos totalmente alejados de los problemas de la gente, de sus necesidades básicas.

¿Qué diferencias hay entre la FAGC y el anarquismo que llamáis convencional?

El nuestro es un anarquismo de barrio, hecho y dirigido por las mismas pobres. La mayoría de personas que articulan la solución a sus problemas son las propias afectadas. Además, el 90% de las integrantes son mujeres. También se ha de entender porque, a través de lo que hemos hecho, desarrollamos nuestra teoría. No al revés. Y así, exponemos los fracasos de esta práctica y hacemos autocrítica.

¿Por qué os centrasteis en la lucha por la vivienda?

Igual que hizo aquel indigente, los datos sobre problemáticas sociales nos escupieron en la cara. Tenemos entre un 35 y 30% de paro, un 35% de exclusión social, récord de pobreza infantil con un 35% de la infancia, 735 desahucios al trimestre, 138.000 casas vacías y 35.000 demandantes de vivienda.

Hay otro problema grave, y es que la mayoría de viviendas de los barrios populares no se están destinando a la población residencial, sino que se han enfocado a la turistificación masiva que sufrimos. En las islas somos dos millones de habitantes y recibimos cada año más de 13 millones de turistas. La expulsión del vecindario por la gentrificación genera un cinturón de ciudades dormitorio en el extrarradio, a donde va a parar la población canaria de origen trabajador. Por todo esto consideramos la vivienda como el frente más urgente desde donde empezar a trabajar.

¿Y cómo fue?

Empezamos parando desahucios. Pero como solas no podíamos, intentamos hacer un frente de vivienda con la PAH y el movimiento okupa. La PAH nunca quiso implicarse. El movimiento okupa sí que lo hizo, y durante una época estuvo a la altura, pero las dinámicas de autoconsumo lo absorbieron. Priorizaban sus actividades y espacios de meditación o reiki en vez de realojar a familias desahuciadas. Nos aprendimos el Código Penal entero para asesorar a la gente legalmente y seguimos parando desahucios con medios mecánicos. Bunquerizábamos la vivienda, clavábamos puntales, planchas de metal y bombonas con hidrógeno. Hemos parado todos los desahucios a los que hemos ido. Hoy en día, por suerte o por desgracia, nos hemos hecho un nombre, y los propietarios o bancos se acercan a negociar cuando estamos por el medio porque saben que sufrirán las consecuencias en el ámbito mediático y de acción directa. Después de eso, comenzamos a ocupar y realojar familias, primero a través de viviendas unifamiliares, y después en la Comunidad Esperanza.

Explícanos ese proyecto…

Es quizás nuestro buque insignia, el proyecto más importante que hemos impulsado. Contactamos con la propietaria de una promotora con cuatro bloques de viviendas embargados por Bankia y allí realojamos a 210 personas que teníamos en lista de espera. Se creó el Asambleatorio y se fijó una asamblea mensual, que regula la vida de la comunidad. Se crearon comisiones como el huerto, mantenimiento, solidaridad, tesorería y realojo, porque las mismas vecinas se encargan de gestionar cuándo una familia abandona la comunidad y cuándo una nueva cumple los requisitos para acceder a ella.

¿En qué personas o requisitos priorizáis en vuestros programas de realojo?

Uno de los que pedimos es que se ingresen menos de 426 euros mensuales y se tenga familia a cargo. La excepción es para personas con enfermedades crónicas o con situaciones muy graves. Otro núcleo importante son los parados de larga duración. Hay población inmigrante, que a menudo ya no tiene acceso a sanidad. Hay muchas mujeres maltratadas que tiran adelante con sus hijos. También hay indigentes crónicos, gente que prácticamente nunca ha tenido vivienda. La composición de miseria canaria es un cuadro que nadie mira en detalle. Un cuadro donde se vende sol, playa y veinticinco grados de temperatura. Pero si te acercas al cuadro, hay trazos gruesos; miseria, hambre, gente válida que sabe levantar edificios con sus manos y que vive en la calle.

¿Qué conflictos contradictorios os habéis encontrado al tirar adelante estos proyectos?

Nosotros partíamos de la idea anarquista, muy infantil, de Kropotkin, que decía que si solucionábamos la cuestión del pan, todo se solucionaría. Yo creía en eso firmemente y que, cambiando la realidad material, todo cambiaba. Creía que la gente era racista, machista o maltratadora, no sólo por cuestiones culturales heteropatriarcales, sino porque estaban en situaciones de pobreza, sin las necesidades básicas satisfechas, asumiendo el discurso del sistema. Y pensaba que si esa gente mejoraba sus necesidades, se plantearía otras cosas y no serían tan cabrones. Pero me equivoqué.

¿Puedes poner un ejemplo concreto?

Al principio no pedíamos ninguna documentación a la gente necesitada que venía, porque a mí me parecía una cosa reformista, burocrática, antianarquista. Y lo probamos así, a puertas abiertas. Pero comprobamos que mucha gente solicitaba vivienda cuando ya tenían otra, tenían ingresos suficientes que querían ahorrarse o se inventaban algún hijo a cargo. Hoy en día pedimos el certificado de paro y de la seguridad social, el de patrimonio y el libro de familia. También exigimos que la gente se implique en la ocupación de su vivienda, de proveerse de luz y agua, y que ofrezca la misma solidaridad que se le ha ofrecido, parando desahucios o ayudando a realojar.

Y bajo estos aprendizajes habéis desarrollado vuestros realojos…

Me he dado cuenta de que, cuando iniciamos un proyecto de vivienda, la cuestión es llegar al mayor número de personas. Si analizamos un Centro Social Okupado, vemos que sólo un 10% del colectivo se implica en la gestión y el trabajo sucio. El resto va y se toma unas birras. Si eso pasa en ambientes militantes, con gente que se ha leído todo lo que se ha escrito, ¿por qué le exigimos más a la gente de los barrios? Yo parto de que tendremos el mismo porcentaje de implicación en nuestros proyectos socializados. Un 10%. Entonces, he de ser más ambicioso. Si ocupamos para cien familias y sólo diez se implican realmente, quiere decir que he de ocupar para mil familias para tener una militancia de cien familias. Es ampliar, trabajar más. Pero es la solución. Porque el aprendizaje anarquista no es teórico. Cuando más anarquista me he hecho es cuando lo he confrontado con la realidad. La gente no se hará anarquista escuchando lo que digo, sino viendo lo que hago.

¿Cómo se evita caer en el asistencialismo y empoderar a las realojadas, evitando las dependencias?

Es un riesgo que siempre está ahí. Se cae en el asistencialismo cuando solucionas necesidades básicas de la gente y buscas la estabilidad pero no se generan nuevos conflictos. Cuando la Esperanza ha sido más fuerte es cuando se han organizado para luchar, cuando ha tenido la amenaza de desalojo, cuando han ido a parar un desalojo a otro sitio. Y cuando ha sido más débil es cuando ha estado en periodos de estabilidad, cuando todo iba bien. La clave para huir del asistencialismo es generar conflicto, mantener siempre la tensión social. Inducir a la gente que ya tiene satisfechas las necesidades básicas a que ahora lo que necesitan es libertad y autonomía, que necesitan enfrentarse a un sistema que se lo ha quitado todo y les ha obligado a conseguírselo por sí mismos. Esta dinámica de tomar lo que sobra no puede acabarse con unos cuantos recursos básicos. Hemos de seguir tomando. Y si ya has satisfecho tu necesidad de vivienda, colabora con la gente de otros barrios que no la tienen satisfecha. Y entonces nos plantearemos otras fases, como ocupar un medio de producción como la tierra o la fábrica.

¿Qué papel juega el sindicato de inquilinos?

En este tiempo hemos conseguido llegar a mucha gente. La mayoría del sector anarquista convencional se ha quedado por el camino, pero nosotros hemos seguido trabajando con la gente del barrio. Y por eso, la mayoría de gente que ahora colabora con la FAGC nunca ha sido anarquista y quizás ahora no lo son ni lo quieren ser. Así que nos articulamos a través del sindicato, una herramienta mucho más amplia y transversal, con gente de diferentes procedencias ideológicas. Esto no afecta al hecho de que sea totalmente autónomo e independiente de partidos y colectivos. Para mí, lo más interesante es que es una herramienta con un discurso y práctica integral de vivienda. No nos centramos sólo en la hipoteca o el alquiler. Socializamos suministros, realojamos a familias sin techo, recurrimos a huelgas de alquiler… Quiere ser el tipo de herramienta que era en los años 30, pero actualizándose a los tiempos que corren. Creemos que el problema que vendrá de aquí a unos años serán las precaristas; la gente que vive en ocupaciones o en cesiones bajo condiciones precarias. También trabajamos con indigentes, para que tengan voz y puedan defender sus intereses.

¿Cómo se podría replicar este modelo a contextos donde puede parecer que la administración no está tan involucionada o no hay esos indicadores socioeconómicos?

Tenemos que ampliar el espectro. Cuando voy a la península me dicen que allí no hay pobreza, que no es como en Canarias. Quizás aquí la pobreza está más concentrada y es más visible. Pero en la península también existe. Siempre existe, aunque nos han dibujado que no. Sólo hay que salir de la zona de confort y comenzar a trabajar con la gente con la que nunca se ha interactuado, y se darán cuenta. La gente con las necesidades satisfechas no querrá cambiar eso, porque ya viven en un mundo cómodo. Mantienen una distancia prudencial, porque si todo cambiara, su cómodo mundo se acabaría. Y para comprender eso, quizás debamos bajar al barrio, empezar a trabajar y ser parte de la gente más golpeada.

¿Qué os ha supuesto toda esta militancia, en el ámbito personal y político?

Han sido los años más duros de mi vida. He renunciado a todo. De un trabajo estable y una nómina a final de mes, a vivir con 400 euros al mes. Duermo poco gestionando cosas, es una militancia a tiempo completo. Ahogado por multas y persecución policial. Le he alargado la mano a mucha gente y mucha de esa gente me ha partido la cara o me ha apuñalado por la espalda, y no simbólicamente. Pero la evolución ha sido aprender que la idea fanática que yo tenía de la militancia, exponiendo mi propia vida, era un intento estúpido de darle un mártir al movimiento libertario. Para seguir haciendo este trabajo me he de mantener vivo. En el ámbito político, para mí el resultado global ha sido muy positivo. La gente más necesitada ha demostrado que se puede organizar con solidaridad y gestionando los conflictos por sí misma. Que pueden vivir en los márgenes del capitalismo con prácticamente nada. Porque si aquí se inunda una alcantarilla o se rompen las cañerías, no viene el Ayuntamiento ni nadie a ayudarles. Y darse cuenta de que estás sola y que no dependes del Estado te hace ver tu utilidad. Que por ti misma vales. Y que cuando el sistema no te ayuda, quizás es que estás mejor sin ese sistema.

Habéis hecho pública parte de vuestra actividad. Habéis ocupado cerca de 400 casas y habéis realojado a unas mil personas. ¿Habéis calculado la dimensión represiva que eso podría tener?

Los palos han llegado. Intentaron reventarnos golpeándome a mí. La Guardia Civil me torturó, me imputaron una agresión a la autoridad y me piden cinco años. Por eso ahora tenemos diferentes portavoces. No lo consiguieron entonces y tienen muy crudo imputarnos nada en el ámbito penal ahora, más allá de inventarse acusaciones. ¿Qué dirán? ¿Que ayudamos y asesoramos a familias sin techo a conseguir su hogar? Eso lo reconozco mañana mismo en sede judicial. Será muy legal que la gente duerma en la playa, pero para mí no es justo. Estoy orgulloso de ayudar a la gente a conseguir casa. Y si eso es imputable, escupo en su legalidad. Hemos sufrido la represión policial y judicial porque como anarquistas encabezamos esta lucha. Si fuéramos un colectivo más neutral, lo que pasa aquí abriría todas las portadas. Pero estamos aisladas. Iniciativas como la Esperanza o el Sindicato no han tenido la trascendencia que merecen.

¿Por qué?

Porque detrás no hay un grupo legalista, que pacta con políticos, ni tenemos un concejal moderno que se mueve en Twitter. Lo que tenemos son anarquistas, indigentes, mujeres maltratadas, madres con dieciocho años y tres hijos a cargo, toxicómanos, niños con desnutrición. Gente muy jodida. Un perfil que no le gusta a nadie; ni a los anarquistas cool, ni a la izquierda moderna, ni por descontado a la derecha reaccionaria. Y por eso no interesa que seamos noticia.

¿Te han intentado cooptar políticamente?

El sistema lleva con rigor la táctica del palo y la zanahoria. Y ha asumido que lo que no puede comprar lo rompe. Y lo que no puede romper lo compra. Después de las torturas y de que siguiéramos adelante, nos han ofrecido consejerías de vivienda en ayuntamientos, puestos de trabajo, subvenciones, fama, tertulias fijas en canales de televisión. Pero no tienen dinero suficiente para pararnos y hacernos callar. No seremos la marca blanca de ningún partido. No aplacaremos el problema al ayuntamiento de turno, sean los del cambio o los viejos partidos, porque interpretamos que la situación real de la gente de abajo no ha cambiado en absoluto con ninguno de los dos.

En vuestros comunicados tenéis un discurso muy duro y crítico, sobre todo con el movimiento libertario…

No queremos parecer muy cáusticos en nuestro discurso. Hablamos así porque lo hacemos desde el dolor. Y no es un recurso literario; estamos con gente que lucha día a día para sobrevivir. Y que ha aceptado esta lucha por la vida con medios anarquistas porque nadie les ofrecía una herramienta. Y me preocupa, porque esa gente puede caer perfectamente en el discurso de la extrema derecha. Hay tanta miseria que están predispuestas a creer en cualquier cosa. Es una carrera y tenemos que ver quién llega primero. En Canarias ha sido el anarquismo, pero en algunos sitios de la península lo ha hecho el fascismo.

Aparceros del conde en el siglo XX; desahuciados por el conde en el XXI

Fuente: Canarias Ahora (El Diario)

Iván Suárez

Adentrarse en las cuarterías del pago de Juan Grande, en San Bartolomé de Tirajana, el mayor municipio turístico de la isla de Gran Canaria, es viajar en el tiempo. Medio siglo atrás, en estos barracones se hacinaban familias de aparceros del tomate al servicio de un conde, el de la Vega Grande, que dominaba vastas extensiones de terreno en el sur de Gran Canaria. A la de Candelaria (nombre ficticio) la trajeron de Moya, municipio norteño, Juan y Candidito, emisarios de Alejandro del Castillo y del Castillo, octavo conde de la estirpe y tío del actual, Alejandro del Castillo Bravo de Laguna. Corrían los años sesenta y la familia de nobles, que presume de haber introducido el tomate y el turismo en la isla, buscaba en el norte mano de obra para trabajar en sus tierras.

Candelaria, entonces menor de edad, compartía un pequeño habitáculo, una infravivienda de menos de treinta metros cuadrados, sin agua y sin luz, con su madre y sus cinco hermanos. Vivía allí a cambio de trabajo, como parte del salario. A las siete de la mañana acudía al almacén contiguo a hacer ceretos, remendar cajas y empaquetar los tomates que partían en camiones de noche hacia el puerto de la Luz y de Las Palmas, en la capital. A las dos regresaba a los barracones para almorzar y a la tarde estaba de vuelta en el almacén. Candelaria recuerda con un fino hilo de voz, casi imperceptible, esas extenuantes jornadas que en ocasiones se prolongaban “hasta las dos y las tres de la madrugada”. “Ni en Viernes Santo descansaba”, relata mientras muestra los callos de los dedos como prueba.

Más de cincuenta años después, los herederos del condado de la Vega Grande están a punto de dejarle sin casa. Candelaria es una de las 63 personas, 24 de ellas menores, que habitan en las cuarterías, hoy remozadas. En total, 19 familias de extracción obrera, muchas de ellas integradas por desempleados de larga duración. Aún quedan algunos de los antiguos trabajadores de las tomateras del conde, pero la mayoría son hijos o sobrinos de los jornaleros, que permanecieron en los barracones, sin contrato ni pago de alquiler, pero con el consentimiento de los aristócratas, tras la quiebra del negocio de explotación agrícola, en los años ochenta. Desde hace tres meses luchan contra la amenaza de la piqueta. Los propietarios del terreno, una parcela de unos 1.800 metros cuadrados, quieren derruir las cuarterías para construir en su lugar una nave industrial.

El pasado 27 de marzo, un abogado de la familia condal entregó a los vecinos una carta en la que les daba tres meses para desalojar las cuarterías, bajo la amenaza de iniciar acciones legales. El plazo se cumplió este martes, pero aún no han recibido noticias. El Grupo Inmobiliario Tinojai, propiedad del conde y promotor del desahucio, no se ha manifestado desde entonces y tampoco ha querido ofrecer su versión a este periódico. El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, a través de su alcalde, Marco Aurelio Pérez, afirma que el desahucio está desactivado desde hace dos meses y que los propietarios se han comprometido con la administración a estudiar cada situación de forma individual. El regidor sureño sostiene que algunos vecinos “tienen capacitación económica” y que sólo siete están siendo atendidos por los servicios sociales del Consistorio. Insiste, además, en que todos ellos tienen “en teoría” contratos de alquiler. Los afectados desmienten las afirmaciones del político y le retan a encontrar y enseñar esos supuestos contratos. El Sindicato de Inquilinos de Gran Canaria, que asesora a las familias, está convencido de que los vecinos tienen derechos jurídicos adquiridos por el tiempo para reclamar el usufructo de esas viviendas que han utilizado en precario (ocupación a título gratuito y sin plazo) durante todos estos años.

“Cuartos de animales”

Los barracones están situados en la trasera de la denominada finca condal, un complejo histórico que acoge en la actualidad eventos y celebraciones. A apenas 700 metros del lugar se encuentra el Centro Penitenciario Las Palmas II, la cárcel de Juan Grande, inaugurada en 2011. El Plan General de Ordenación de San Bartolomé de Tirajana de 1996 prevé para la zona un uso industrial.

Desde que tuvieron conocimiento de las pretensiones del conde, los vecinos de los barracones se organizaron para tratar de impedir el desahucio. Quieren quedarse en esas cuarterías que han ido adecentando con su propio trabajo, pero reclaman una alternativa habitacional para no quedarse en la calle en caso de que los propietarios cumplan su amenaza. Los administradores de los terrenos de la familia Del Castillo han ido preparando el desalojo desde hace años. Algunos vecinos firmaron escritos en los que se comprometían a abandonar las viviendas de forma “voluntaria y pacífica” en un plazo de cinco días desde que se les comunicara y a dejarlas “en perfectas condiciones a disposición de la propiedad”. El Sindicato de Inquilinos sostiene que lo hicieron coaccionados.

De las formas de expresión utilizadas se desprende que esos documentos -con planos incluidos- fueron redactados por la empresa condal, aunque figuran como si hubiesen sido escritos por los propios vecinos. En uno de ellos, fechado en agosto de 2015, se solicita autorización para seguir usando en precario uno de los barracones, al que se le denomina hasta en seis ocasiones como “cuarto de animales”. El escrito expone que el hecho de que los propietarios permitan a una antigua aparcera permanecer en la casa debe interpretarse como “mera condescendencia y liberalidad” y no supone “el reconocimiento de derecho alguno” ni implica “ser compensado o indemnizado en caso de revocación”. El texto prosigue: “Serán de mi cuenta todos los gastos derivados de los consumos, reparaciones y mantenimientos del citado cuarto de animales mientras lo esté usando, sin que por ello pueda reclamarles nada por ningún concepto”.

Los vecinos cuentan que han sido ellos mismos, con su dinero y su trabajo, quienes han reformado las cuarterías para hacerlas más habitables. Ana es una de las afectadas de mayor edad. Comenzó a trabajar para el conde a los 16 años y lleva 27 en los barracones de Juan Grande: “Cuando llegué aquí no tenía baño, ni cocina, ni nada. Lo hemos ido arreglando al golpito para vivir como personas, no para vivir con lujos ni nada, no queremos riquezas”. Candelaria recuerda que al principio sólo había una letrina para todos -llegaron a convivir más de 300 personas en tan reducido espacio, según algunos de los relatos- y que la electricidad llegó a sus casas hace menos de veinte años. “Teníamos la luz y el agua del almacén. Les pagábamos mil pesetas de agua y mil pesetas de luz”, rememora Eduardo, sobrino de una antigua aparcera.

“Esas casas eran chabolas, ahora las han habilitado y las han convertido en viviendas, con su propio dinero. Son todos trabajadores, ninguno tiene segunda vivienda, ni otros ingresos que los de sus trabajos o subsidios. Todos han levantado sus casas con sus propias manos como para ahora tener que abandonarlas por el capricho de un conde”, denuncia Ruymán Rodríguez, portavoz del Sindicato de Inquilinos de Gran Canaria, una asociación de reciente creación -se constituyó en enero- que ya cuenta con un centenar de afiliados.

Primer desalojo

Antes de Semana Santa se produjo el primer desalojo en los barracones de Juan Grande. “Ese día vino el abogado del conde con dos obreros que se pusieron a tirar la casa sin permiso, sin ningún tipo de seguridad y sin avisar a los vecinos. En la casa de al lado viven menores. Cuando salí, me entregaron un papel que decía que en tres meses teníamos que abandonar las viviendas. Les dije: ¿Y a dónde vamos? Porque yo no tengo casa, nadie tiene casa aquí. Si la tuviéramos, no viviríamos así. Me respondieron: Bastante les hemos dado ya”, recuerda la joven Ayesha. “Llegaron, sacaron los muebles ellos mismos y empezaron a picar los techos. Cuando nos metimos dentro, pararon. Estuvimos llamando a la Policía Local desde las nueve de la mañana hasta las doce. En San Bartolomé siempre se ha dicho que el Ayuntamiento y el conde son lo mismo”, tercia Eduardo.

El Sindicato de Inquilinos precisa que el primer vecino desahuciado de las cuarterías era el único que había accedido al lugar a través de un contrato. “Como no podía pagar el alquiler, entregó la vivienda y el conde le perdonó la deuda. Cuando se quedó vacía, la derribó”, relata su portavoz.

La lucha contra el desalojo se dirime en varios frentes. En la vía judicial, el sindicato garantiza a todos los vecinos asistencia letrada en caso de que los herederos del conde de la Vega Grande decidan acudir a los tribunales y defiende que existen argumentos jurídicos para que los afectados puedan permanecer en sus viviendas por los derechos adquiridos durante todos estos años. La organización de ayuda al inquilino también promueve lo que Ruymán Rodríguez denomina la “guerra de tintas”, esto es, la presión mediática para que la administración actúe garantizando una alternativa habitacional a los vecinos. También prevé organizar concentraciones y manifestaciones para movilizar a la sociedad civil. “Si nada de esto funciona, tendremos que convocar un piquete antidesahucios, un muro humano en los barracones para que no los echen”, concluye.

La unión de dos linajes

El Condado de la Vega Grande de Guadalupe nació en 1777. El Rey Carlos III concedió el título nobiliario al coronel de Infantería Fernando Bruno del Castillo Ruiz de Vergara, que poseía mayorazgos en el norte de Gran Canaria. Su esposa, Luisa Antonia Amoreto del Castillo, disponía de dominios en el sur. A esta estirpe nobiliaria, la más importante de la isla, se le atribuye el desarrollo de industrias y productos que cambiaron la economía isleña.

Los catedráticos de Historia de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Manuel Lobo y Fernando Bruquetas exponen en la obra El Condado de la Vega Grande de Guadalupe (2014) que fue Agustín del Castillo, el cuarto conde, quien introdujo el tomate en la isla en el siglo XVI.

El actual, Alejandro del Castillo Bravo de Laguna, nacido en 1928, gestionó en 1961, en una época en la que aún ostentaba el título su tío, el concurso internacional de ideas Maspalomas Costa Canaria, que impulsó la actividad turística en el sur de la isla, su principal motor económico en la actualidad.

Alejandro del Castillo Bravo de Laguna está casado con María del Carmen Benítez de Lugo y Massieu, hija de la Marquesa de Arucas, el otro gran linaje de la isla de Gran Canaria.

El Sindicat d’Inquilines de Gran Canaria: famílies obreres contra el Conde de la Vega

Publicación de las queridas compas de Can Jaumetó

ttps://sindicatodeinquilinasgc.wordpress.com/2017/05/17/manifiesto-contra-el-desalojo-de-19-familias/

Compartim aquest cas: per bé que pugui semblar anacrònic, és ben d’actualitat. Tota la nostra solidaritat amb les famílies que estan plantant cara al despotisme del Conde de la Vega a Gran Canaria. Ens adherim al manifest, aprofitant que avui celebren una roda de premsa per denunciar l’evolució del cas, i animen a col·lectius i organtizacions d’arreu a fer-ho.

A banda, us deixem unes línies per apropar-vos a la interessant experiència organtizativa del Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria:

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Mesos abans de l’esclat que estem vivint a tota la península de sindicats de llogateres i col·lectius de defensa del dret a l’habitatge, ja s’havia creat a Gran Canaria un sindicat d’inquilines. Des de fa temps que seguim amb interès la feina de la FAGC (Federación Anarquista de Gran Canaria), sobretot coneguda pel projecte d’okupació i reallotjament de famílies obreres a la comunidad la Esperanza; aquests són principalment els punts de partida de l’esmentat sindicat d’inquilines.

Des del nostre punt de vista, a destacar de la tasca que estan realitzant és saber realitzar una feina real, palpable, amb els estrats de població treballadora més perifèrics i damnats econòmica i socialment per la misèria del treball i l’economia capitalista; a la vegada, el manteniment de principis d’autonomia política dels òrgans de l’estat i les seves institucions. Marquen unes línies vermelles i una experiència pràctica a tenir en compte per al cicle de lluites per l’habitatge i contra la pujada del lloguer que ja està pràcticament encetat.

Enllaços d’interès:

https://sindicatodeinquilinasgc.wordpress.com/principios/

https://anarquistasgc.noblogs.org/

https://www.todoporhacer.org/comunidad-esperanza/)

https://www.youtube.com/watch?v=vU3Ew3Hp_cI

Los sin techo de la nobleza canaria

Fuente: El Salto

Alejandro del Castillo, conde de la Vega Grande, pretende desalojar a las familias de quienes trabajaron para su padre para vender un terreno destinado a uso industrial.

Texto: Eduardo Pérez

Las 19 familias que habitan los Barracones de Juan Grande, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria), viven pendientes de un hilo desde que la pasada Semana Santa recibieran una carta de los propietarios, Alejandro del Castillo, conde de la Vega Grande y su hermano. En ella, se instaba a las 63 personas allí residentes a abandonar su vivienda en el plazo máximo de tres meses.

En realidad, sus vidas siempre han estado vinculadas a los deseos de la familia cuyo iniciador fue, en el siglo XVIII, Fernando Bruno del Castillo, alférez mayor y gobernador de las Armas de Gran Canaria, quien recibió el condado por sus servicios a la Corona.

Los Barracones llevan habitados desde hace más de medio siglo: una de las vecinas lleva allí 57 años. Otro, Juan Manuel Pérez, de 42 años, explica a El Salto que en un principio eran “cuartos individuales junto a los almacenes donde se embalaba el tomate, donde vivían los trabajadores. Posteriormente construyeron sobre ellas y cuando la empresa quebró tuvieron permiso para quedarse”.

Según Pérez, estos trabajadores nunca tuvieron problema con la administración del entonces conde, homónimo del actual, su hijo, y que llegó a alcalde de Las Palmas al principio del Franquismo. En lo que se podría considerar una parte del salario de los trabajadores, las familias nunca pagaron nada por su precaria vivienda. Por otro lado, nunca tuvieron contrato de trabajo ni de alquiler.

En los casos en que el inquilino fallecía, su vivienda seguía en la familia. Es el caso de Pérez, trabajador de la construcción, que pasó de pagar alquiler a vivir allí cuando murió su tío. Allí viven también su mujer, dos de sus hijas y su nieta de sólo año y medio de edad.

Este vecino explica que hace aproximadamente diez años comenzaron los problemas. En 1996 el terreno había sido recalificado como de uso industrial, y la nueva administración familiar comenzó a otorgar permisos que incluían una cláusula para desalojar a las familias firmantes. “La mayoría firmaron”, explica Pérez, “bajo coacciones, ya que los necesitaban para instalar contadores de luz o agua”.

Derribo sin avisar

En 2017, la operación para reconvertir el área en zona industrial se ha puesto en marcha. Justo antes de recibir los avisos de desalojo, los propietarios ya habían intentado derribar una casa, lo que consiguieron sólo parcialmente.

Al afectar el derribo a las viviendas próximas, los vecinos avisaron a los medios de comunicación y “el abogado del conde salió corriendo”, relata Pérez. Es en ese momento cuando, con el apoyo del Sindicato de Inquilinos e Inquilinas de Gran Canaria, vecinos y vecinas de los Barracones de Juan Grande comienzan una campaña de presión para conseguir su realojo por parte del Ayuntamiento de San Bartolomé.

Desde el sindicato, Ruymán Rodríguez, uno de sus miembros, explica que se les está dando asesoramiento y apoyo a las familias, “y si no funciona la estrategia, iremos a la paralización del desahucio por medios físicos, pero esperemos no llegar a eso”.

El Sindicato de Inquilinos, con 100 afiliados (90 de ellos mujeres) nació en enero de este año, convirtiéndose así en el primero de este carácter y al que luego han seguido otros en ciudades como Barcelona o Madrid, y en palabras de Rodríguez, está dedicado a “cuestiones meramente de supervivencia social, con unos salarios que siguen igual pero los alquileres suben, generando desahucios silenciosos”. Especialmente en una región como Canarias, con 15 o 20 desahucios al día y otras marcas dudosas como el récord estatal en pobreza infantil.

De momento, el conflicto de los Barracones entre vecinos, conde y Ayuntamiento está bloqueado. “Pedimos que no nos dejen en la calle, queremos una casa que paguemos en función de nuestras posibilidades, no queremos que nos regalen nada”, asegura Juan Manuel Pérez. No obstante, el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, gobernado por Agrupación de Vecinos-Partido Popular, no parece tener la menor intención de tomar cartas en el asunto.

Cuestionado sobre el tema por El Salto, el alcalde Marco Aurelio Pérez se da por satisfecho con sus gestiones: “Que yo sepa, no va a haber desalojo. Está paralizado mientras los propietarios no tengan alternativas de realojo”.

Afirmación que vecinos y sindicato niegan tajantemente, ya que el único ‘compromiso’ han sido expresiones como “ya se mirará” por parte de los abogados del conde a alguna familia, y no se les ha comunicado ningún tipo de paralización.

En todo caso, el alcalde no valora la posibilidad de que el Ayuntamiento ofrezca viviendas. Entre las razones, ser un “asunto privado”, aunque la memoria ambiental aprobada por el Gobierno canario respecto a esta operación obliga a tener alternativas de realojo para los residentes regales. Además, el mandatario señala que “no tenemos viviendas”, pese a que el municipio es uno de los mayores de la isla, siendo un destino turístico de primera fila mundial y haber sido presa del boom inmobiliario antes de la crisis.

Así pues, se mantiene la incertidumbre sobre el destino de estas 19 familias, enfrentadas a una familia que ha marcado el destino de Gran Canaria desde hace más de dos siglos, desde el poder político, su imperio agrícola o sus negocios inmobiliarios.

Hace justamente un año, el actual conde decía en una entrevista a Canarias7 algo que podría dar esperanzas a los vecinos de los Barracones: “En la vida el dinero no es lo principal. Hay otras cosas que son más importantes. Me gustaría que me recordasen como buena persona. Me gustaría que dijesen: ‘Qué buena persona fue Alejandro’. Nada más”.

La Comunidad “La Esperanza” con las familias desahuciadas en Granadilla

Desde Santa María de Guía, en Gran Canaria, las 76 familias que conformamos la Comunidad “La Esperanza” queremos hacer llegar todo nuestro apoyo, solidaridad y cariño a las 41 familias que el Banco Santander, con la colaboración necesaria de la administración, la judicatura y la Guardia Civil, ha desalojado ayer día 20 en la localidad de San Isidro, en el municipio de Granadilla de Abona ubicado en la isla hermana de Tenerife.

Compartimos su dolor porque sus hijos podrían ser los nuestros, porque sus ancianos también podrían ser nuestros padres o abuelos. La injusticia que sufren es la misma que miles de familias obreras y sin recursos padecemos a diario en un Estado en el que se repite, hipócritamente, que ya no hay desahucios.

Las familias que nos vemos obligadas a okupar no lo hacemos por gusto ni por comodidad, pues nadie acepta voluntariamente los estigmas con los que la sociedad marca a los que no tenemos vivienda propia ni dinero para alquilar. La insolvencia es hoy en día un delito, y rebelarse contra ella el peor de los crímenes. Las familias que no hemos aceptado la indigencia ni la intemperie y que hemos luchado por una vida mejor para nuestros hijos somos criminalizadas y perseguidas. Nadie parece entender que okupamos porque no existe una alternativa de vivienda pública real y eficiente, que lo hacemos porque el trabajo es cada vez más precario y escaso, porque los salarios son cada vez más bajos, porque los alquileres son cada vez más caros, porque no tenemos más opciones que morir reventados en la calle u okupar una vivienda y construir nuestras propias soluciones desde abajo y recuperar nuestra propia dignidad.

Las familias de Granadilla han sido desahuciadas sin respetar las supuestas garantías que se le atribuyen a los lanzamientos ordinarios. Ni se les notificó con antelación ni se les dio un plazo para desalojar la vivienda. Los antidisturbios se personaron al amanecer y les dieron a las familias 5 horas para sacar todos sus enseres o los perderían para siempre. Recoger toda tu vida en 5 horas, ¿es posible?

Muchas de las familias llevaban viviendo allí 5 años (un año más que nosotros en “La Esperanza”). Los responsables judiciales no han pensado que antes de echar a estas familias a la calle era necesario concederles un plazo para que no se vieran arrojadas directamente al asfalto. La ley entiende de dinero, pero no de sentimientos.

El Banco Santander, que desde que comenzó la crisis no ha dejado de recibir inyecciones de dinero público (nuestro dinero), es el principal responsable de esta atrocidad. Un banco que sigue fabricando tragedias y amasando su fortuna con la sangre y las vidas de los desahuciados, sean hipotecados u okupas.

Desde “La Esperanza” ofrecemos toda nuestra solidaridad a estas familias víctimas de la especulación inmobiliaria y condenamos a todos los artífices y cómplices de este terrible injusticia. Por nuestra parte tomamos nota nuevamente de cómo actúan los bancos, la administración, los juzgados y las fuerzas policiales. Ninguna humanidad puede esperarse por su parte. No lo olvidaremos.

Comunidad “La Esperanza”

El Sindicato de Inquilin@s de Gran Canaria se solidariza con las 41 familias desahuciadas en Granadilla

Fuente: SIGC

Ante el brutal desahucio a 41 familias, ejecutado ayer en Granadilla de Abona, en la isla de Tenerife, a instancias del Banco de Santander, desde el Sindicato de Inquilin@s de Gran Canaria nos solidarizamos con las afectadas ante un desalojo que constituye una nueva vulneración del derecho a la vivienda con la complicidad de todas las administraciones públicas.

Denunciamos la indignante insensibilidad demostrada con estas familias, expulsadas de sus hogares, en los que llevaban residiendo varios años, sin haberles procurado previamente una alternativa habitacional.

Exigimos a la misma Banca que ha sido rescatada con nuestro dinero que cese en su acoso y derribo a las familias más vulnerables y deje de acumular inmuebles que deben servir prioritariamente de vivienda antes que de activo financiero.

Exigimos a las instituciones públicas que cumplan con los acuerdos a los que se comprometieron en tiempo de elecciones en materia de vivienda, y que ahora parecen haber olvidado, y que no conculquen el derecho de estas familias a una vivienda digna frente a las ejecuciones bancarias.

La vivienda es un derecho.

¡Basta ya de apoyar la especulación inmobiliaria!

Revista de medios

La rueda de prensa del pasado 12 de junio en la que las vecinas de los Barracones denunciaban su intento de desalojo ha sido un éxito mediático. Estos son los medios que cubrieron la rueda de prensa, presencialmente o por vía teléfonica, que se hicieron eco a los pocos días o que la difundieron días antes: RTVC Noticias, Antena 3, Radio Sol, Maspalomas Ahora, SER, COPE, Onda Cero, Agencia EFE, TVC (programa de tarde), Radio San Borondón, La Provincia, Canarias Semanal, Radio Faro, Maspalomas News, El Candelero, LibreDiario. Y muchos más que se nos escapan. Eso en cuanto a los medios comerciales, porque los contrainformativos (Alasbarricadas.org, Portal OACA, Kaos en la Red, La Haine, etc.) siempre han estado a la altura. A continuación damos una muestra de esa repercusión compilando los enlaces de algunos de los medios en los que ha aparecido la noticia:

Reportaje de RTVC Noticias:

Reportaje de Antena 3 Canarias

Crónica de La Provincia

Entrevista en Radio Faro

Entrevista en la SER

Canarias Semanal, Alasbarricadas.org, La Haine, OACA, reproducen la crónica del SIGC

Seguiremos actualizando