Desahucios, indigencia y precarismo en Canarias

Reportaje del Telecanarias (TVE 27/12/19) sobre la dura situación de la vivienda en Canarias y cómo es enfrentada por el Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria. Se exponen los casos de Mari Cruz (afectada por un desahucio inminente), Loli (obligada a dormir en unas instalaciones deportivas) y Clari (desahuciada y sin posibilidad de acceder a un alquiler). Denuncia la situación Ruymán Rodríguez, uno de los portavoces (y no «presidente», como por error se dice en el vídeo) del SIGC.

300 euros por alquilar un sillón bajo techo en Guanarteme

Fuente: Cadena SER

El Sindicato de Inquilinos de Gran Canaria denuncia que el alto precio de los arrendamientos y la exclusión social están provocando situaciones «vergonzosas»

300 euros por dormir en un sillón bajo techo. Es una de las ofertas del denominado alquiler irregular que aflora en Canarias debido al elevado índice de exclusión social que afecta al Archipiélago, que contrasta con los altos precios que muestran los arrendamientos de viviendas.

Así lo asegura el Sindicato de Inquilinos de Gran Canaria, cuyo portavoz, Ruymán Rodríguez, sostiene que cada día se conocen situaciones como las de personas que «viven en una casa, porque se les está arrendando un colchón para poder habitarla. Es una vergüenza, pero son casos que estamos tramitando a diario».

Según un reciente informe publicado por el Ministerio de Fomento, las islas reflejan el mayor porcentaje de viviendas destinadas al alquiler: un 34,5 por ciento. Sin embargo, este estudio no aporta cifras sobre los precios. Según el sindicato, la comunidad canaria entraría en el grupo de las mas caras, con zonas que muestran medias de 900 euros al mes.

Si unimos ambos datos – es decir, exclusión y encarecimiento – aseguran desde el sindicato que están aflorando los alquileres irregulares y se están produciendo situaciones tan sorprendentes, como el arrendamiento de «casas que no tienen cédulas de habitabilidad ni reúnen las mínimas condiciones».

Es el caso, por ejemplo, de personas que pagan rentas por «cuartos trasteros en garajes sin ventilación, sin agua corriente y a veces hasta sin luz. Gente que vive en cuartos de lavadoras en azoteas o en viviendas que ni siquiera están declaradas».

Otro caso que se produce en las islas es el subarrendamiento «hasta el infinito», lo que produce situaciones como el que cuatro o cinco familias convivan en una casa de  50 metros cuadrados.

Los afectados, asegura Rodríguez, no denuncian por desconocimiento o miedo de quedarse en la calle, ante la falta de vivienda pública. Para paliar esta situación, el sindicato se muestra partidario de regularizar los precios de los alquileres. Sin embargo, la Asociación de Empresarios, Promotores e Inversores de Canarias es una de las voces que rechaza la intervención del Gobierno en el mercado y aboga por reactivar el sector inmobiliario.

 

Estafada y desahuciada

María Cruz y su hija de 11 años se enfrentan a un desahucio forzoso el próximo día 10 de enero (2020) en Jinámar (en el municipio de Telde, Gran Canaria) a manos de la promotora inmobiliaria COIDIUR.

María Cruz vive una situación desesperada. Hace aproximadamente 3 años distintos empleados y responsables de la empresa COIDIUR, de la que María Cruz era inquilina, le comunican que la empresa va a ser embargada (efectivamente está en concurso de acreedores y en breve sus activos pasarán a la SAREB) y que es innecesario que siga pagando. Ella contacta con un “abogado” (hoy sabemos que no lo era) que también le recomienda dejar de pagar el alquiler y esperar a que contacte con ella la nueva propiedad. Nada le dijo éste de la posibilidad de consignar los pagos en juzgados ni de la deuda que podría ir acumulando. Cuando COIDIUR denuncia a María Cruz por impago, su “abogado” le asegura que no hay posibilidad de que la desahucien, la informa falsamente de que las vistas y juicios se han aplazado y la deja en una situación de absoluta indefensión. Cuando María Cruz recibe la primera notificación de lanzamiento (para septiembre de 2019) ya no puede interponer recurso alguno. María Cruz, y otra inquilina afectada por el mismo “abogado” y circunstancias, lo denunciaron inmediatamente por un delito de estafa (550 euros le entregó María Cruz y 1300 su vecina). Actualmente la denuncia está provisionalmente archivada, mientras se siguen recabando pruebas.

Es entonces cuando María Cruz se pone en contacto con el Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria. Redactamos un escrito al juzgado exponiendo la situación de nuestra afiliada y el juzgado, siguiendo el protocolo que deberían seguir todos los juzgados de la isla, concede un aplazamiento a María Cruz, le otorga la posibilidad de solicitar abogado de oficio y pone el caso en conocimiento de la administración pública.

Sin embargo, en estos meses las instituciones no le han dado ninguna solución digna a María Cruz, COIDIUR se niega a llegar a ningún acuerdo y se ha fijado fecha definitiva de lanzamiento para el próximo 10 de enero de 2020. Lo único que nos queda desde el SIGC es recurrir a los medios de comunicación para denunciar este desahucio inminente. María Cruz no tiene ingresos regulares (mantiene a su familia monoparental con trabajos esporádicos como limpiadora y con la manutención de su hija), ni red familiar, ni alternativa habitacional alguna. Si no hacemos algo en menos de 20 días se verá en la calle. No lo permitiremos, aunque tengamos que recurrir a un piquete antidesahucios para evitarlo.

SIGC

Solidaridad y apoyo a nuestro compañero Ruymán

Desde el Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria mostramos nuestra máxima solidaridad y apoyo incondicional al compañero Ruymán Rodríguez ante la campaña de difamación y calumnias orquestada por el Estado a través del periódico “Canarias 7”.

Aún nos impacta la vergonzosa falta de ética de este medio de comunicación, que reproduce exclusivamente la versión del Estado como si se tratase de un medio oficial, sin consultar a la otra parte afectada para contrastar los hechos.

Entendemos que se trata de otro montaje policial con el fin de criminalizar la lucha por una vivienda digna en una región con cerca de 1.000 desahucios por trimestre y más de un 40% de la población en riesgo de pobreza. Se trata, sin duda, de un ataque directo a un afiliado, como si se tratara de un personaje público, para castigarle por su militancia y desactivarle políticamente. No lo permitiremos.

La versión que publica este medio servil es completamente falsa. Ruymán Rodríguez fue detenido de forma ilegal en abril de 2015 por una denuncia por allanamiento que ya había sido retirada y archivada días antes. La propia Guardia Civil había recogido y documentado la retirada de la denuncia. Sin embargo, aún así fue detenido y llevado al cuartelillo de Guía, donde fue insultado, vejado y golpeado hasta el punto de que tuvo que ser trasladado a un centro de salud y, posteriormente, al Hospital Dr. Negrín como demuestra el parte de lesiones y un auto en el que se abre una causa por tortura contra los guardias civiles que aún sigue abierta. Esta detención arbitraria no se debió a un error, sino un ataque directo para amedrentarle y forzarle a abandonar la Comunidad “La Esperanza”, donde viven más de 200 personas en régimen de precarista. No está de más recordar que en ese acuartelamiento ha habido agentes condenados este mismo año por falsear documentos.

Al contrario de lo que recoge el tabloide “Canarias 7”, el hecho que motivó la detención injustificada no fue una denuncia por extorsión, delito que no aparece mencionado en ningún momento en la acusación del Ministerio Fiscal, sino por allanamiento. Esta denuncia fue presentada por una señora que ocupó una vivienda en “La Esperanza” sin permiso de la Comunidad, saltándose los protocolos y entrevistas internas de la propia Comunidad para entregar una vivienda. Esta señora denunció a toda la comisión de Realojo (unas 6 personas) de la propia comunidad porque ésta le exigió que abandonara la vivienda para destinarla a una familia que la necesitase. Cabe resaltar que el compañero Ruymán no estaba presente en el momento del conflicto entre la comisión y la señora. A pesar de ello, fue la única persona detenida y agredida por las fuerzas de seguridad del Estado. Días después, la asamblea de la Comunidad “La Esperanza” logró aclarar el asunto con la señora, que accedió a abandonar la vivienda que había ocupado sin permiso y retiró la denuncia. No se explican entonces la detención arbitraria, las vejaciones, los insultos y las agresiones que acabaron con nuestro compañero en el hospital. Mucho menos se entiende la acusación por parte de la Guardia Civil de “atentado a la autoridad” por una supuesta patada a un agente que le provocó una “fricción” en la pierna. Una fricción por la que le piden, encima, un año de prisión y 700€ de multa.

Además de recoger la versión oficial, el diario satírico “Canarias 7” da pábulo a las repugnantes calumnias vertidas por el Estado sobre nuestro compañero. Le acusan falsamente de extorsión. Sólo hay que consultar la acusación del Ministerio Fiscal para descubrir que no hay ni una sola mención a tal delito.

Entendemos que estas asquerosas mentiras sólo buscan desacreditar la figura de un compañero que ha perdido salud, tiempo y dinero por asegurar una vivienda digna a personas con necesidad. No sólo buscan desacreditarle a él, sino a todas las que luchan porque no haya familias que duerman en la calle. La FAGC y el Sindicato de Inquilinas siempre han luchado contra la especulación y venta de casas socializadas. Tanto es así que el Sindicato, incluso, sólo se financia mediante una cuota simbólica de 1 euro al mes que ni siquiera todas las afiliadas están obligadas a pagar porque para muchas supone un cartón de leche menos en la despensa. A estas alturas nos sorprende poco que el Estado recurra a estas miserables artimañas, pero confiábamos en que quedara un poso de decencia en este medio de comunicación. Nos equivocamos.

Por todo ello, el Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria quiere declarar que:

1. Apoyamos y defendemos incondicionalmente la inocencia de nuestro compañero Ruymán ante las mentiras y calumnias del Estado y sus medios serviles.

2. Jamás permitiremos la criminalización de la lucha por los derechos fundamentales y combatiremos con todas nuestras fuerzas y por todos los medios posibles a quienes traten de desacreditar y desmovilizar a personas y organizaciones por medio de la violencia física y mediática.

3. Llamamos a toda la población canaria y a las organizaciones sociales a protestar contra esta campaña orquestada desde las cloacas del estado y reproducida por los medios esbirros y lamebotas. Cuando atacan a quienes defienden derechos tan básicos como tener un techo, nos atacan a todas.

Como siempre, se trata de una lucha entre opresores y oprimidas, entre quienes desahucian y quienes se juegan el pellejo para que nadie duerma en la calle. Ellos tienen el poder y los altavoces, pero nosotras somos más y las calles, cuando mueren las sirenas y las luces azules, siempre vuelven a ser nuestras.

SIGC

Charla en El Raval de Ruymán Rodríguez sobre Anarquismo de barrio

32 aniversario de El Lokal (El Raval, Barcelona) el 19/10/2019 en el Àgora Juan Andrés. Charla de Ruymán Rodríguez de la Federación Anarquista de Gran Canaria y del Sindicato de Inquilinas sobre Anarquismo de barrio.

Siempre con la desobediencia

Desde que en 1849 Henry David Thoreau definiera el principio de la “Desobediencia Civil”, esta herramienta popular ha servido para señalar desigualdades sociales, la tiranía de los Estados, la guerra, el imperialismo y todos los fenómenos jerárquicos que atentan contra la vida y la dignidad.

La sentencia del Tribunal Supremo del 14 de octubre sobre el “Procés” no puede verse como un asunto interno catalán, ni como una guerra de nacionalismos y banderas. Quien quiera verlo así estaría pecando de miopía y de una insensibilidad política total.

La sentencia del “Procés” es un ataque directo contra todos los movimientos sociales y una amenaza contra el derecho a la protesta. La sentencia considera que la desobediencia civil masiva debe ser enjuiciada y condenada bajo los tipos jurídicos más duros, con penas de prisión que nos disuadan a todos de la idea de tomar las calles.

Las consecuencias de este dictamen no pueden ser más evidentes: la desobediencia civil, la misma que se enfrentó al Imperio británico, que combatió la segregación racial en EE.UU o que logró la abolición del servicio militar obligatorio en el Estado español, queda completamente criminalizada y tipificada como uno de los delitos más graves, solo por debajo de los delitos de sangre.

En vista de ello nosotros nos declaramos solidarias pero también desobedientes. Somos desobedientes cada vez que paramos un desahucio contra una resolución judicial, lo somos cuando ayudamos a realojar a familias sin hogar y cuando protestamos en la calle ante cualquier injusticia.

Desde Canarias toda nuestra solidaridad con los represaliados, con los presos políticos y también con los sociales, con los catalanes que sufren hoy las cargas policiales (como las sufrieron el 15M cuando se les desalojó de Plaça Catalunya) y con todos los desobedientes que en cualquier parte del mundo le gritan ¡NO! a un Sistema que está reprimiendo por encima de sus posibilidades y que está agotando la paciencia popular.

S.I.G.C.

F.A.G.C.

«El Ayuntamiento deja de pagar y se lava las manos»

María del Pino Santana recogía ayer sus cosas, junto a su hijo, en el hotel Valencia / C7
30/09/2019

Una mujer desahuciada junto a su hijo pequeño pierde la ayuda que le ofrecía el Consistorio de Las Palmas de Gran Canaria para alojarla en un hotel.

Las Palmas de Gran Canaria

María del Pino Santana se enfrenta de nuevo a un desalojo. En enero, una orden de desahucio la expulsó de la vivienda en que habitaba, en Casablanca I, por impago de alquiler. Desde entonces, esta joven madre, víctima de violencia de género, ha residido en el hotel Valencia, un alojamiento cuyos gastos ha asumido el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria hasta hoy. La semana pasada le informaron que su ayuda no iba a ser renovada. Y así, sin otra solución habitacional, María del Pino revivió sus viejos horrores, el miedo a quedarse en la calle y a perder a su hijo.

«En el Ayuntamiento me dicen que dejan de pagar, se lavan las manos», lamenta. Dice que se sorprendió del anuncio que le hicieron los empleados municipales «porque el alcalde, Augusto Hidalgo, se hizo eco de mi caso, aunque parece que ya se ha olvidado».

«Si este es el trato que se le va a dar a una mujer víctima de violencia de género…», argumenta, «mucho decir que van a ayudar a la mujer pero cuando lo necesitas, lo único que hacen es hundirte».

A fines del año pasado, a María del Pino se le había tramitado la Prestación Canaria de Inserción y una ayuda de emergencia. Desde que se conoció su caso, el Ayuntamiento asumió los gastos de alojamiento y se comprometió también a costear los de lavandería y comida. «A mí no me han ayudado en nada, ni con la lavandería, ni con la comida», denuncia.

Lo que sí le ofrecieron fue un trabajo temporal, de seis meses, en el servicio de limpieza viaria. «Con un contrato de barrendera que no es fijo nadie me va a alquilar», prosigue María del Pino Santana. Este periódico intentó conocer sin éxito la versión del grupo municipal de gobierno.

Tampoco se materializó en estos meses la ayuda prometida por el anterior Gobierno de Canarias para ofrecerle un alquiler especial dentro de la bolsa de viviendas conveniadas con los bancos.

Ayuda externa.

Pese a lo delicado de su situación, María del Pino no se quedará hoy en la calle. Gracias a la asistencia del Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria, esta joven dormirá hoy bajo techo. Esta organización le ha podido encontrar un alojamiento «en una de las comunidades autogestionadas a las que actualmente ayuda y asesora en la isla».

«Es triste y lamentable que un sindicato de inquilinas, sin recursos ni subvenciones, sin liberados ni relación con ningún partido político, ofrezca en esta isla más alternativas de vivienda que unos ayuntamientos, cabildos y gobiernos que acumulan recursos de todas nosotras», explica el colectivo a través de un comunicado.

La nueva vivienda del María del Pino está fuera de la capital, lo que le ha obligado a cambiar de colegio a su niño. «Le venga bien o no, no tenemos más opciones y al final la gente acaba deslocalizada», aseguró Ruymán Rodríguez, «el Ayuntamiento no tiene ningún plan para este tipo de casos».