¡Ya era hora!

(Edición:  Este artículo fue escrito en un rapto de entusiasmo dando demasiadas cosas por sentado. Ahora la CNT a nivel local [En Barcelona] se desvincula de estos actos [algo que no discutimos porque cada organización es soberana de cómo gestionar su propia seguridad], pero sí cuestionamos los motivos, según los cuales se desvinculan porque se vieron obligados a “desconvocar el piquete” cuando ya “no podían controlarlo” [ver a partir del minuto 4:18 el siguiente video: http://www.lasexta.com/videos/completos-noticias2/2012-noviembre-1-2012110100018.html]. Lamentamos que el silencio se haya llenado con estas palabras. No obstante, aunque la realidad haya modificado algunos aspectos del citado artículo, lo conservamos sin más modificaciones porque el alma naïf y el enardecimiento combativo del mismo no se merece otra suerte).

Ya era hora. Es ésta la CNT que queremos, la que debemos recuperar. Una CNT que no tema a las prescripciones legales, que no tema ponerse más allá de los límites de la legalidad. La CNT que abraza el ilegalismo es la que hace revoluciones; la que abraza el sindicalismo neutro, sin adjetivos, es la que contribuye a su fracaso. Con estas acciones (destrucción de lo superfluo en la piel de ZARA [la empresa del hombre más rico del Estado español –que sepamos–] y un ataque frontal a las entidades bancarias), si no se queda en una flor de invierno, la CNT puede constituirse en un referente de verdadera Acción Directa, un referente para los más desesperados, para los más radicalizados por el hambre, más allá del SAT.
Esta es la vía, porque no nos cansaremos de repetirlo: intentar competir con CCOO y UGT, enterrándose en su mismo terreno, aún cuando se usen distintas armas (recordemos que por coherencia, y por difícil que haya sido, e ignorando las constantes tentaciones, la CNT se mantiene sin subvenciones y sin entrar en el juego de las elecciones sindicales) es, por un lado, pelear con una mano atada a la espalda, por el otro claudicar y contribuir a la propia derrota. El camino es un “sindicalismo integral” (Luis Andrés Edo sabía de lo que hablaba), implicado en lo social (y no exclusivamente en esa actualmente “rara mercancía” que es el trabajo) y retomar la vía del conflicto directo. Reconfigurar el concepto de “gimnasia revolucionaria”, quitarle su pátina de vanguardismo y convertirla en una herramienta que los propios tiempos demandan y la necesidad exige. Es este el tipo de sindicalismo al que se afiliarían no sólo los “anarquistas conscientes”, sino sobre todo, y más importante, es al que se adscribirían los hambrientos, los que ya no pueden más, los que no han encontrado otra opción que quitarse la vida, es decir, los que componen el material humano que hace las revoluciones. Lo contrario, recurrir constantemente a una batería de abogados, solventarlo todo por la vía de la legalidad con la excusa de que es lo que los afiliados demandan (¿acaso se les ofrece otra cosa?) y caer en la paradoja de ser un anarcosindicato que se declara “sindicalista puro” (entonces: ¿por qué mantener el “anarco”? Y más importante aún, en cuanto a prioridades se refiere: ¿es el “sindicalismo” el que adjetiva al “anarquismo” o es el “anarquismo” el que adjetiva al “sindicalismo”?) es obligarnos a tenerles la misma consideración que les dedicaba Malatesta: “Un sindicato neutro que no se declare anarquista debe ser igual de combatido que cualquier otra organización reaccionaria.
Recordemos que todas estas acciones se enmarcan dentro de la jornada de Huelga General convocada por  la CGT a nivel estatal –posteriormente retirada– y que se ha mantenido en varias partes pero con especial fuerza en Barcelona. Cuando la CNT secundó, en esa misma ciudad, la convocatoria de su malavenida hermanastra, hubo quien lo consideró una bufonada, ser “más papistas que el Papa”, cuando la propia CGT rectificó –aunque no en dicha ciudad–. La realidad es que, mientras los anquilosados de un lado los acusan de vendidos y de haberle hecho el caldo gordo a la reformista CGT, y los anquilosados del otro acusan a ambas centrales locales de “aventureras, peligrosas e insurreccionalistas”, se ha conseguido sacar a la calle, a la llamada de organizaciones que se declaran Anarquistas, a 3000 personas (menciono los datos oficiales porque si estos son los oficiales la realidad nos dice que pueden haber sido más del doble); se ha conseguido demostrar que se puede organizar una Huelga General –aunque se limite a una ciudad o región– al margen de los grandes sindicatos verticales; y se han realizado ataques a varios de los Templos del consumo y a varias de las sedes del Poder Financiero.
Creo que merecen que se les felicite (y no sólo a los citados, sino especialmente a los anarquistas sin grey o a aquellos grupos autónomos desconocidos por los mass media  y cuya actividad ha sido, como suele ocurrir, mediáticamente absorbida por las siglas históricas), y si creen que no debe concedérseles el más mínimo reconocimiento aplíquense lo que dijo el Martí más lúcido: “Si no luchas ten al menos la decencia de respetar a los que sí lo hacen”.
Repetimos: ¡Ya era hora!
Fdo.: Teresa Azotacalles

Campaña contra el poder financiero


Distintas sucursales bancarias de la isla (Bankia, Banco Santander, La Caja de Canarias, etc.) han aparecido ayer por la mañana llenas de pintadas denunciadoras. Los mensajes acusaban a las entidades (responsables de miles de desahucios y subsidiariamente de los últimos suicidios) de: «ASESINOS», y recomendaban a los viandantes: «MEJOR ROBAR UN BANCO QUE USAR UN BANCO PARA ROBAR».
 


Programa 42 de Voces Libertarias


En el programa del día 29 nos centramos en tratar las muertes provocadas por los desahucios (o hablando en propiedad: los asesinatos cometidos por el propietariato) y cómo la llamada “Crisis” no es más que una coartada para reconfigurar el sistema económico, haciéndolo aún más competitivo, y más expeditivo en temas como los desahucios. La Editorial está especialmente dedicada a las últimas víctimas de la ferocidad capitalista.
También tenemos Noticias muy interesantes que reflejan lo absurdo de esta realidad y Anti-noticiasque cada vez han de esforzarse más por no parecer reales. En Reflexiones hablamos de un texto (enviado por un oyente/colaborador) sobre la verdadera cara de la Crisis y esto nos sirve para abrir un amplio abanico de temas. En Cultura Libertaria compartimos dos hitos, dentro del mundo de los artefactos culturales combativos, sobre la temática de los desahucios: en primer lugar un fragmento de la película de Sergio Cabrera La Estrategia del Caracol (1993) y en segundo lugar la obra de teatro del dramaturgo libertario Florencio Sánchez El Desalojo (1906). La Músicacorre esta vez a cargo de La Polla Records (“¿Y ahora qué?”), Salvaje Decibel (“Llegó el momento”) y Paco Ibáñez (“Me queda la palabra”, musicalización del poema de Blas de Otero). Acabamos con una Cita Final en la que Albert Libertad disecciona, en pocas palabras, el fenómeno del suicidio.
Nombre del programa:
Desahucios: Terrorismo de Estado
Escúchalo y descárgalo aquí: Ivoox

14-N: BLOQUE ANARQUISTA


Este 14-N: Bloque Anarquista
Es necesario, hoy más que nunca, hoy más que siempre, que el discurso de los que pugnan por una Huelga General e Indefinida (y no por una huelga “sedativa” de un día); de las que entienden que lo que hace falta es un cambio revolucionario económico y social, y no un mero cambio en las formas políticas o en el color de las banderas nacionales; de los que saben que al Sistema sólo se le puede hacer frente peleando, con el cuchillo entre los dientes, y que no hay que esperar de él ninguna concesión voluntaria; de las que quieren crear alternativas, liberando espacios abandonados urbanos y agrícolas para el disfrute de todos; de los que luchan por que los únicos recortes se hagan en los cimientos del Sistema, los únicos desahucios se realicen en la Moncloa y demás palacios, los únicos despidos sean los de los parlamentarios y la única guerra sea la de los desposeídos contra los poseedores; es necesario que el discurso de todas estas personas encuentre un espacio significativo y diferenciado. Ha llegado el momento de la creación de un Bloque Anarquista fuerte y amplio.
Desde la FAGC (abrimos desde ya la convocatoria a quien quiera sumarse) hacemos un llamamiento a que todas las sensibilidades anarquistas, sindicatos libertarios, grupos específicos de afinidad, individualidades y demás autónomos se unan en la constitución de un Bloque Anarquista que suponga una alternativa real a un sistema que se descompone, pero ante el que la mayoría de movimientos sociales se muestran titubeantes llegado el momento de darle el último empujón.
¡Ha llegado el momento de hacer visible el descontento y la rabia de las que no tenemos nada, de los que vamos a por todo!

No hay más que uno entre cien y sin embargo existen
la mayoría hijos de nada o hijos de muy poco
que no se los ve jamás sino cuando se les teme
los anarquistas
” (Leo Ferré).

La bolsa y la vida

Los antiguos asaltantes de caminos al menos daban la opción de entregar “la bolsa o la vida”; el sistema capitalista es inequívocamente más inclemente y exige ambas.

Discúlpenme si hoy la prosa no es la adecuada, pero no me gusta hacer literatura con sangre.

A regañadientes, los medios informan de que en estos últimos días al menos tres personas han intentado suicidarse –consiguiéndolo dos de ellas– cuando iban a ser desahuciadas. Los medios mienten. No se suicidaron; fueron asesinadas. Asesinadas a manos del terrorismo financiero y estatal (en sus tres ramas: judicial, legislativa y gubernamental). Fríamente asesinadas.
¿Exagero? Imagínense que un individuo no parara de mandarles mensajes y cartas indicándoles que va a secuestrar a sus hijos, que su compañera o compañero va a quedar desnudo y a la intemperie tirado en el asfalto, que sus padres enfermos van a morir de frío o de hambre, que puede dirigirse a su casa cuando quiera, darles una paliza de muerte –si osan resistirse– y echarlos a la calle. Imagínense que un día esa persona se presenta con una banda de matones, armados hasta los dientes con porras y pistolas, a la puerta de su casa. Si ante ese acoso constante e ininterrumpido, usted decidiera poner fin a su sufrimiento quitándose la vida, nadie vería extraño emplear la palabra asesinato, pues también es un asesino el que presiona o induce a otro a quitarse la vida (así se ha contrastado, por ejemplo, en los últimos lamentables episodios de acoso vía internet o en numerosos casos protagonizados por clanes homicidas). Pues bien, este y no otro, es el modus operandi de los desahuciadores, e incluyo aquí a entidades financieras, a la estirpe política, a funcionarios judiciales, a propietarios sin escrúpulos y a las fuerzas policiales.

Ningún psicópata aislado sería capaz de idear tamaña tortura, de erigir tal monumento al terror. Mientras, todo un sistema se complace en martirizar metodológicamente a miles de individuos hasta hacerles desear su propia muerte.
No obstante, este fragrante escándalo, siempre denunciado, siempre ignorado, empieza ahora a despertar interés. Para que empezáramos a sentir mordidas en la conciencia ha hecho falta que antes la sangre nos salpicara en la cara. Pero no pasa nada, nos la limpiamos con la manga y volvemos a los paños calientes. Por ejemplo, Dación en Pago que deje a familias enteras agonizando en las calles pero que les permita morir con la tranquilidad de saberse buenos pagadores. Moratorias como en el Corredor de la Muerte, para que los insolventes de hoy puedan ser sin queja los cadáveres de mañana, para que los niños de 2 años sólo se vean obligados a dormir bajo cartones con una edad mucho más razonable como es la de 5. ¿Es que nadie ha pensado en liquidar todas las deudas, todos los alquileres de los grandes rentistas cuyo pago se hace imposible y vergonzante desembolsar? ¿Es que nadie va a defender que todo el mundo tenga derecho a tener un techo sobre su cabeza, cuando aun la más desfavorecida de las bestias tiene posibilidad de una madriguera?
Para eso sería necesario reproducir algo que ya hemos comentado por este mismo medio, reproducir en toda su crudeza las Huelgas de Inquilinos de la primera mitad del s. XX (especialmente la de Tenerife en 1933). Sería necesario no sólo que se parara todo desahucio, sino que, de no poderse, se realojara a todo vecino en su propia casa. Sería necesario que, si esto no es posible, se ocuparan viviendas, y que las viviendas ocupadas fueran preferentemente las de quienes ejecutan los desahucios y las hipotecas. Sería necesario que, si no se puede ocupar las casas de estas sanguijuelas, dichos inmuebles fueran destrozados e inutilizados. Sería necesario acosar a quienes echan a las gentes de sus casas, tal y como ellos acosan a los que tienen por débiles. Sería necesario tomar las vías del sabotaje contra todo cómplice y colaborador necesario, y esto pasa por los propios trabajadores del ayuntamiento que hacen la labor de trasladar muebles y recuerdos. Sería necesario que las movilizaciones contra los desahucios no fueran, en demasiadas ocasiones, hábil y convenientemente capitalizadas por elementos rabiosamente reformistas enemigos de cualquier atentado contra la legalidad o la propiedad privada.
Pero claro, para eso también haría falta que una parte considerable de los lectores no se escandalizaran con lo que acabo de escribir y me acusaran, como si de un insulto se tratara, de “peligroso radical”, y esto lo veo más bien difícil. No obstante, concedámosles algo: sí, soy un radical convencido porque creo que el genocidio que estamos padeciendo a causa del poder financiero, sólo se soluciona atajando el problema de raíz: sacudiéndonos todo prejuicio burgués y destruyendo cualquier ascendente que la bancocracia trate de ejercer sobre nosotros.
Si esto escandaliza a alguien, que el escandalizado se dé con un canto en los dientes. En un mundo normal, en el que la gente que ya no tiene nada que perder no fuera tan bondadosa, se reproducirían a millones los casos de ese ciudadano holandés que, hace algunos años, desahuciado y sin trabajo, trató de empotrar su coche –al estilo kamikaze– contra la familia real holandesa: artículo de opinión sobre el suceso (“Cuando la desesperación se hace muerte”). Aquí y ahora, los desesperados son muchos más civilizados y en vez de llevarse a algunos de los responsables de sus desgracias como compañía en su último viaje, desbordan tanta generosidad que se van solos y sin molestar. Parece que lo de morir matando es algo que sólo hace el sistema capitalista.
Fdo.: El Hombre Guillotina

Banderas Rotas

Aunque Marx pugnaba por que la clase proletaria “ascendiera” a la categoría de “clase nacional”, su análisis inicial no podía abstraerse de la realidad: “Los obreros no tienen patria. No se les puede arrebatar lo que no poseen”. Efectivamente, los pobres no tenemos patria, porque por ahora no tenemos más que hambre y, habiendo hambre, su sola mención (la de la patria) es una desvergüenza.
Contrariamente a los planteamientos fascistas históricos, la patria es un lujo que en tiempos de crisis sólo pueden comprarse los burgueses. Cuando existe una población oprimida a la que ya ni siquiera puede encasillársela en una clase social determinada, cuando dicha población ya no sabe ni socialmente lo que es, cuando el desempleo no deja que se les etiquete como obreros, cuando lo que empiezan a tener vacío no es el bolsillo sino el estómago, no se les puede hablar de “identidad nacional”, de “orgullo patriótico”, de “sentimiento de pertenencia cultural”, sin insultarles. ¿A qué patria pertenecen? ¿A la constituida o a la que está por constituir? ¿A la que los mata de hambre, los reprime, los explota ahora o a la que ya está haciendo prácticas para hacerlo en futuro? ¿A la que te hace trabajar a destajo o mendigar en silencio, a la que te desahucia, a la que te criba la asistencia médica bajo la sombra de una bandera o la que lo hace bajo la sombra de otra? ¿De qué me tengo que sentir orgulloso? ¿De tener una “patria libre” con una población esclava? ¿De una tierra conquistada más por la miseria que por los propios ejércitos? ¿De qué puedes sentirte orgulloso cuando la situación actual (como sentenciaba una viñeta de El Roto) te hace sentir vergüenza de pertenecer a cualquier sitio? ¿De qué puedes presumir cuando los ojos de desconsuelo de tus hijos te hacen maldecir el mismo suelo en que naciste? ¿Qué identidad existe, más que la personal, para  quien se sabe engañado y pisoteado en aras de la grandeza de una “comunidad humana” en la que se siente extraño o prisionero?

No hemos comprendido todavía que no hay nada de lo que sentirse orgulloso, ni de banderas, ni de montes, ni de mares, cuando se tienen agujeros en los zapatos y en el vientre, y cuando la “madre patria” no te proporciona más que miedo, porrazos, cargas, desazón, angustia, desnutrición, intemperie y sometimiento. Ya lo decía Manuel González Prada:
“La patria no es sólo el aire que respiramos, el río de que bebemos, el terreno que sembramos, la casa donde vivimos y el cementerio en que duermen nuestros antepasados; es también el soplón que nos delata, el esbirro que nos apercolla, el juez que nos condena, el carcelero que nos guarda y la suprema autoridad a quien debemos obediencia y sumisión”.
Cuando la gente está planteándose cosas tan básicas, tan elementales, tan primarias, como prolongar la propia existencia, como subsistir, hablarles de “patria” es como darles pan cuando tienen sed, como darles sal cuando se han perdido en el desierto.
Siguiendo al hijo del carpintero es posible que algunos objeten: “pero no sólo de pan vive el hombre”. Ciertamente necesita más cosas, pero sólo cuando tiene asegurada la propia vida, y esto, por ahora, sólo lo proporciona el pan. Podemos hablar de mil cosas, todas ellas sublimes y que elevan el espíritu de los seres humanos y los hacen trascender de su condición primaria; dígase lo que se quiera, pero sin pan eso significa transcender cadáveres. Un famélico, antes del tránsito de convertirse en muerto, lo que necesita es pan, y tomará, con justa razón, a todo aquel que intente ofrecerle lo contrario como un enemigo. Ya explicaba Kropotkin cuál era el deber de toda revolución para poder considerarla como tal:     
“¡Pan, la revolución necesita pan! ¡Ocúpense otros en lanzar circulares con frases rimbombantes! ¡Pónganse otros en los hombros tantos galones como puedan llevar encima! ¡Peroren otros acerca de las libertades políticas! Nuestra tarea consistirá en hacer que en los primeros días de la revolución, y mientras dure ésta, no haya un solo hombre en el territorio insurrecto a quien le falte el pan, ni una sola mujer obligada a formar cola delante de la tahona para recoger la bola de salvado que le quieran arrojar de limosna, ni un solo niño a quien le falte lo necesario para su débil constitución. Somos utopistas, es cosa sabida. En efecto, tan utopistas, que llevamos nuestra utopía hasta creer que la revolución debe y puede garantizar a todos el alojamiento, el vestido y el pan. Es preciso asegurar el pan al pueblo sublevado, es menester que la cuestión del pan preceda a todas las demás. Si se resuelve en interés del pueblo, la revolución irá por buen camino”.
Los gobernantes, poco importan que sean desde la metrópolis o desde las colonias, han invertido la fórmula y han comprendido la máxima del buen político que tan fielmente se enorgullecía en aplicar Simón Bolívar: “Formémonos una patria a toda costa y todo lo demás será tolerable”. Lo será el hambre y las injusticias, lo será la corrupción y la represión, lo será el Estado policial y la férula de la Mercadocracia. Todo puede esconderse con unas pocas fronteras, todo puede ocultarse bajo la promesa de constituir formalmente una patria o de aumentar la grandeza de la existente.
Decía curiosamente Secundino Delgado que en el panorama político los únicos que creían en sus propios ideales eran los anarquistas, porque “los demás obran como comediantes”. El patriotismo sería una gran comedia, si en tiempos de hambre no fuera una gran tragedia. Por suerte el hambre sigue teniendo una fuerza oculta que pocos le reconocen: la fuerza de romper banderas.
Fdo.: Juan Sin Tierra

Bienvenidos a 1984

El lema del sistema fascista de la novela 1984 era: “la guerra es la paz; la libertad es la esclavitud; la ignorancia es la fuerza”. 
¿Les suena de algo?

1984 ya está aquí. Orwell imaginó nuestro mundo y se quedó corto. El futuro ya es presente, y da miedo. Las Distopías se han hecho carne. El mundo artificial, con sus desigualdades e injusticias, siempre fue deleznable, pero ahora ha conseguido darse a sí mismo una vuelta de tuerca. Niños a los que se arrojará a competir como fieras por ser el autómata más eficiente. Criaturas de 12 años etiquetadas como mano de obra de baja calificación al no haber superado su primera revalida. Poder central para “españolizar” a los jóvenes culturalmente díscolos. Más dinero para los colegios privados que practican la segregación sexual. Tasas que criben a los hijos de los obreros y den todo el poder de discriminación a universidades estructuradas como empresas. Que nadie piense, salvo las élites. Hay que fabricar mano de obra silente. Heil Wert.

Se despliega también toda la brutalidad física del Sistema. Millares de mujeres son obligadas a parir, a colocar los pies en los estribos del quirófano, a golpe de linchamiento y cárcel. El Código Penal nunca había estado tan vergonzantemente desnudo, tan exultante en su indiscreción. Mil medidas para proteger el quid de todo: la sacrosanta Propiedad Privada. Persecución inclemente del hurto (mientras: amnistía y puente de plata para los grandes tahúres de la economía sumergida). Desahucio exprés para quienes no le entreguen la bolsa y la vida a los propietarios. Cacería de las familias “sin techo y sin ley” que se decidan a dar una patada en la puerta de una casa abandonada. Niños que no tienen derechos de adulto pero que serán castigados como tales. Mil medidas para aplastar a quienes se revelen contra esto. La policía exige silencio y ceguera: quiere torturar, triturar, pisotear, violar y abusar a media luz, en la intimidad. Reivindicar sin complacencias, convocar manifestaciones no contemplativas, resistir la violencia de forma activa, son suficientes para acabar sepultado en el sótano del Estado. Vigilancia constante para detectar a los “crimentales”. Heil Gallardón.
El fascismo institucional nos muestra su peor cara, y todavía los movimientos sociales miran bucólicamente cómo desandar lo andado, cómo volver al 2000, cómo contemporizar, cómo convivir con lo que creen un “bache coyuntural”. Y todavía hay quien nos dice que exageramos.
El futuro se parece demasiado al pasado.

Programa 41 de Voces Libertarias


En este programa número 41 de Voces Libertarias hacemos un análisis sobre la involución social a la que nos están sometiendo los distintos poderes. Contrariamente a la creencia de positivistas y materialistas históricos, no todo “avanza” ni va necesariamente a “mejor”. El mundo que se nos ha diseñado, la utopía cibernética de “progreso” y “ciencia”, es en realidad un mal calco del pasado, de crucifijos en la pared, pan duro, control sumarísimo sobre los individuos, represión implacable, embrutecimiento y adocenamiento social. Es una Distopía. Esta es la idea general de nuestra Editorial.
Miramos entre los pliegues de los periódicos, en las rendijas de la realidad, para extraer las crudas Noticias que en otras partes se ignoran o sólo se susurran. Recibimos en Anti-noticiasla visita de un visitante del futuro (que se cuela por nuestras ondas bajo el nombre de “Pelayo”) y que viene a realizarnos un fresco de lo que nos depara el futuro si dejamos que nos atrape y no le paramos los pies antes. En Reflexiones usamos un texto que nos hace llegar una compañera sobre el consumismo y las estrategias del marketing para debatir sobre esta herramienta capitalista de control social/mental y llegamos a interesantes conclusiones, pasando incluso por la autocrítica. En la sección de Cultura Libertaria hacemos un pequeño homenaje a Woody Guthrie y compartimos un sustancioso fragmento de la película 1984. Todo el programa está aderezado de buena música (Angelo Escobar con su emotivo “A las barricadas”; 37 ostias y su versión de “Gallo negro, gallo rojo” [inolvidable canción de Chicho Sánchez Ferlosio]; y Woody Guthrie con su emblemático “Todos los fascistas están destinados a perder”). Y concluimos con la guinda de nuestra Cita Final, en esta ocasión de Alexander Berkman.
Recurrentemente hemos llamado a nuestro programa:
     
Distopía
Puedes escucharlo y descargarlo aquí: Ivoox

Los fascistas están destinados a perder


Los fascistas están destinados a perder
De Woody Guthrie
Adaptación libre
Voy a decirles algo fascistas que les va a sorprender
La gente de este mundo se está organizando
Ustedes no tienen más remedio que perder
Ustedes están destinados a perder.
El odio racial no puede detenernos, esto es lo que yo sé
La discriminación, las leyes racistas y la avaricia se tienen que ir.
La gente de todos los colores marchan codo a codo
Marchan a través de estos campos donde murieron un millón de fascistas.
Voy a entrar en la batalla, aquí está mi pistola de unidad
Antes de ganar la guerra, voy a poner fin a este mundo de esclavitud.
Yo digo, fascistas no tienen más remedio que perder
Fascistas están destinados a perder.