El cerco informativo se ha roto

           

            Esta noticia, que el cerco informativo en torno a los mineros, se haya roto, parecería buena en cualquier otra circunstancia; en esta no lo es.
            Los medios de comunicación burgueses y comerciales hacen daño a las luchas sociales por muchas vías, pero hay dos principales: la criminalización y el mutismo. El primero se aplica sin necesitar demasiadas excusas. Se busca el momento propicio para explotar los miedos y prejuicios burgueses en los que todos, obreros y marginados incluidos, hemos sido criados. Determinadas estéticas, determinados rangos de edad, son óptimos para excitar el terror de la moral burguesa que aún pervive en muchos de nosotros. El segundo se usa cuando los factores a criminalizar, si existen, no consiguen despertar la antipatía del grueso de la población. Entonces lo importante es ignorar la realidad, conseguir que la gente mire hacia otro lado, y que los conflictos mueran ahogados en silencio.

            Lo importante, por mucho que se diga lo contrario, no es lo que se hace, sino quién lo hace. A las pruebas me remito. La violencia no es condenable (por muy mala prensa que tenga per se) por ser violencia, sino por quién la práctica (no entraré ahora a valorar la violencia de arriba, y como sus guerras, secuestros, palizas, hambrunas, etc., suelen traérnosla al pairo). Quemar un contenedor (sí, hoy se entiende por violencia eso) si lo hacen un joven “con pintas” es vandalismo, terrorismo callejero, kale borroka, etc. Si lo hace un minero, un padre de familia, un tío como tú, consumidor habitual de televisión, puedes llegar a comprender que es defender con uñas y dientes el pan de tus hijos.

            Cuando empezó el conflicto de la minería, los mass mierda (edito: media) tiraron el anzuelo: voladores por aquí y por allá, barricadas en llamas, encapuchados, etc. Pero la mayoría no picó, así que tuvieron a bien cambiar rápidamente de objetivo (la Eurocopa, el calor que hace en verano, el abuelo que empieza a hacer natación a los 75 años, etc.). Sabían, obviamente, lo de la “Marcha Negra” hacia Madrid, y por ende que tenían que cambiar de táctica (¿cómo iban a poder ocultar si no el colapso de la capital provocado por los mineros y quienes les apoyan?). Coincidía que era el día de la mayor ofensiva anti-clases bajas que el Estado había protagonizado hasta ahora; que la lucha minera había dejado ser una lucha exclusiva de los mineros, y se les unían otros sectores profesionales y colectivos sociales; y que el cariz de la lucha, visto lo visto en Asturias y alrededores, podía ser de autentica Insurrección. Era la hora de romper el cerco informativo.
            ¿Y cómo lo hicieron? El Estado supo bien marcarles la pauta a los periodistas mercenarios. Todo este conjunto es más gilipollas de lo que creemos, pero tiene más experiencia acumulada de la que solemos atesorar los revolucionarios, y la experiencia sigue siendo un grado. Así que: cobertura durante todo el día a la tergiversada “manifestación pacífica” (“la gente siente demasiada afinidad con los mineros como para criminalizarlos mediáticamente con éxito, que de eso se encarguen nuestros tribunales y perros policías adiestrados”, debieron decirse); silenciar todo enfrentamiento y toda carga policial, o descafeinarlas, y sobre todo, que no se vean ni por casualidad las cabezas rotas de las dos compañeras de Madrid; silenciar también cualquier acto de solidaridad producido en el resto del Estado. Había que esperar para poner en marcha la segunda parte del plan: esperar a la noche, a que se conozcan los recortes y suba aún más la tensión hasta llegar al clímax; sacar primeros planos de los contenedores y las hogueras (todas los focos que no recibieron metros y metros de barricadas en llamas, les han sido dedicados a la estatua egregia del contenedor anónimo); relacionarlos con grupos anti-sistema (me imagino las instrucciones al operador de cámara: “a ver si pillas alguna cresta”); y el trabajo está hecho.
            Ahora ya pueden decir que los pobres y honrados mineros han sido instrumentalizados por los antisistema profesionales de la guerrilla urbana (a ver si se crea algún tipo de cizaña y alguna que otra fricción interna); que la violencia (la de los contenedores, no la de una veintena de policías pateando a dos compañeras) es siempre condenable; y que la legítima lucha minera (con sus “pequeños excesos”) nada tiene que ver con la violencia descontrolada de los jóvenes marginales y piojosos.
            Esa es su idea, ¿lo han conseguido?
            Creo que la situación es tan insostenible que, aunque lo hubieran logrado, ya no debemos preocuparnos por aquellos que se crean esa milonga. Los mineros saben quienes están a su lado y quienes los detienen, encarcelan, linchan, amenazan y asedian. La gente puede abominar mucho un tipo de “violencia” concreto y convertido en artefacto/mercancia de la “sociedad del espectáculo”, pero hasta al más masoquista le tiene que revolver un poco el estómago la aplicación de ciertos recortes.
            Creo que podemos empezar a darnos cuenta de que somos demasiado buenos, de que en un “país” (vamos a llamar a esta abstracción carcomida y casposa de alguna manera) donde se rescatan bancos con dinero público, se hacen draconianas reformas laborales, se dejan de financiar infinidad de medicamentos, se sube el IVA (el reducido y el general) afectando a los productos de primera necesidad, se recortan las ayudas a los impedidos y discapacitados y a quienes les asisten, se aumenta la edad de jubilación, se reduce la prestación de desempleo desde el séptimo mes, se suprime la deducción por vivienda (encareciendo el precio de las mismas); en un “país” donde se nos humilla y provoca, una puerca (sí, la imagen que os ha venido a la mente al leer la palabra es correcta, hablamos de Esperanza Aguirre) subestima y se burla de una lucha a tumba abierta infravalorando a millares y millares de personas, donde otra lanza un sonoro “que se jodan” cuando se habla en el “Charlamento” de recortar la prestación por desempleo; en definitiva, de que en un “país” donde están pasando todas estas cosas lo lógico sería que no quedara un político que no estuviera colgando de una farola, ni una comisaria que no fuera reducida a llamas con sus “empleados” dentro, ni un banco que no fuera saqueado, ni una mansión que no fuera expropiada, ni un centro comercial que no fuera pasto del pillaje, ni un explotador que pudiera vivir en paz.
           
          En vez de eso, de hacer lo “lógico”, lo “razonable” cuando te dicen que tus mayores van a morir sin atención, que no vas a tener comida que poner en la mesa, que vas a perder tu casa y no vas a conseguir ni una madriguera cual fiera, y que si consigues trabajo vas a morir de viejo con la herramienta en la mano, la gente es tan buena que se conforma con cortar calles, protestar y morirse de rabia. En un lugar así, no me preocupo por la criminalización planteada por el Sistema, porque lo “ilógico” a veces fallece a golpes de realidad; porque a veces se descubre que lo que es “malo” es ser “bueno”, que ser “bueno” significa para ellos ser tonto, y que para nosotros puede dejar de ser “malo” empezar a tener DIGNIDAD.
Fdo.: Félix Rodríguez de Vesania

Relato de un espectador que presenció el 11-J en Las Palmas

(Crónica que un compañero nos ha enviado a nuestro correo: anarquistasgc@gmail.com)

Son las 6 de la tarde, y fiel a la convocatoria que la FAGC lanzó el día 5 de Julio, me acerco a la Plaza de la Feria frente a la Delegación de Gobierno. Felicito a los compañeros por ser, según creía yo, los únicos que habían convocado en la isla un acto para ese día (más tarde me enteraría de que una asamblea de partidos, sindicatos y otros colectivos había convocado otra, con inicio en otro lugar, el día 7). Las tres decenas de convocados es poco numerosa, pero bastante combativa (escucho sus comentarios y valoraciones con expectación, y aprecio el ambiente ilusionante que se respira). Distingo a los de la Federación Anarquista, pero también a los resistentes Estudiantes Pre-Parados (llevan ya una purriada de días encerrados en la ULPGC) junto a los militantes de Azarug.

En ese momento hace su aparición un grupo de manifestantes (unos 60), también concentrados a favor de los mineros (sólo distingo banderas del PCPC y alguna del FSOC). Nos invitan a unirnos, y aunque no se plantan delante de la Delegación de Gobierno (como era nuestra intención), nos acercamos a ver si se podía coordinar alguna acción. Según voy golizneando, distintas personas “presuntamente” (no es cuestión de echarles mierda –de tipo judicial– a los compañeros y compañeras) de los tres colectivos mencionados (Estudiantes, Azarug y FAGC) van intentado negociar con el otro grupo de manifestantes cortar conjuntamente la calle León y Castillo. La negativa es decepcionantemente abrumadora.

“Haberlo planteado antes”, “ya cortamos antes parte de un carril”, “ahora nos vamos a concentrar a San Telmo”, y cosas así son los pretextos que oigo. Los compañeros y compañeras se deciden entonces, sin esperar ningún tipo de ayuda, a cortar la calle ellos solos (mención especial merece algún militante disidente del PCPC que, descontento con la decisión mayoritaria de su partido, se queda con el “frente revolucionario” –así oí que los llamaba una señora mayor–). El grupo corta la calle, mientras los de las banderas rojas se largan en dirección contraria.

Triste, pero si se me permite una lectura y un consejo, les recomiendo que no se hagan mala sangre con esto. De estas cosas se aprende, y eso es todo. La gente esperará ahora una ofensiva por su parte, y que llamen a los aludidos “traidores”, “quintacolumnistas”, “cobardes”, etc. Les tengo por personas inteligentes, y sé que no caerán en la trampa de los provocadores. Decía el guerrillero Caracremada que “un enemigo desarmado deja de serlo”, y ahora mismo los que están armados son el Estado y el Capital; los minúsculos partidos de la izquierda ortodoxa extraparlamentaria no tienen más arma que la tinta, y ésta es sucia y molesta (para el Sistema poco, ésa es la verdad), pero no letal. Saquen la misma conclusión (que me pareció bastante razonable) que sacaron cuando la CGT les dio esquinazo el 1º de Mayo y les dejó en la estacada. Esto les servirá a ustedes para saber con quien pueden contar en el campo de batalla, para saber con quien no. A los demás nos corroborará que ustedes no segregan de forma sectaria (por mucho que ideológica y vitalmente la línea libertaria y autoritaria sean irreconciliables), ni por prejuicios, sino porque en la práctica se les ha demostrado quiénes dan el callo y quiénes se escabullen y les dejan solos a los pies de los leones.

Sigo con el relato.

Después de un tiempo considerable cortando la calle, con cánticos muy interesantes (“Estudiantes y mineros: el mismo frente obrero”; “Soria, cabrón, ahógate en carbón”; “Quieren Reforma, tendrán Revolución”), algunos recomiendan desplazarse hasta San Telmo para presenciar el acto del que hablaban el resto de manifestantes (en realidad a muchos nos pareció una buena idea, porque nos permitía manifestarnos, a pie de carretera, por la calle León y Castillo). Y así se hace. Cada vez se une más gente a la marcha (algunos, un poco “preocupados”, siguen desde la acera, por lo menos aplaudiendo). Durante el recorrido, un motorista de la Policía Local acelera temerariamente y está a punto de arrollar a los manifestantes (más tarde alegaría que lo intentaron agredir. Como lo oyen).

Cuando llegamos a San Telmo descubrimos, para nuestro asombro, que allí no había nadie (segunda decepción del día). Así que optamos por seguir manifestándonos por la calle de Triana. Al llegar al final de la famosa calle peatonal, damos por terminados los actos. Es entonces cuando la policía, que nos seguía con persistencia, aprovechó para identificar a dos compañeros (y es cuando nos comunicó lo del “intento de agresión”). ¿Otra multa más? ¿Otro intento judicial de “opera bufa”? Esperemos que no.

Y eso fue todo, según lo vi y lo viví.

Quería agradecer a los participantes de ese “bloque” o “frente” revolucionario, anti-capitalista y anti-autoritario (ése es el espíritu que yo percibí) ese día de solidaridad que me hicieron vivir, ese pequeño viaje gratuito a Asturias que me hicieron disfrutar con su espontáneo corte de calle, y esa valentía de seguir adelante cuando las cosas se tuercen.

Firmado: Uno que estuvo allí.

Por un objetivo común: Entente y Estrategia

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Por un objetivo común: Entente y Estrategia
Sobre la necesidad de coordinarse en el Movimiento Libertario
Nuestros enemigos organizan sus fuerzas mediante la potencia del dinero y la autoridad del Estado. Nosotros solamente podemos organizar las nuestras mediante la convicción, mediante la pasión” (Mijaíl Bakunin, carta a su hermano Pablo, 1872).
Nota aclaratoria:
Considerando que al Movimiento Anarquista le salen con frecuencia determinados “papás” que le dicen a sus militantes lo que deben o no deben hacer, intentando “reconducirlos” con un tono bastante paternalista, quiero que conste que lo que sigue es un simple análisis personal con la aspiración de agitar inquietudes, generar debates y otros análisis complementarios. Si alguna vez existió en nuestros medios el tiempo de los oráculos, ese tiempo ha pasado.
Presentación
Algo bulle en el ambiente. Se oye el “rumrum” del movimiento, de los proyectos, del encuentro. Por primera vez, desde hacía mucho tiempo, toda una generación de anarquistas es consciente de que su número no es tan despreciable como se creía y de que su fuerza e influencia no habían muerto con la mortaja del pasado. Como observaba (o lamentaba) Lenin: “Las ideas anarquistas revisten hoy formas vivas”*.

Sea cual sea la opinión que nos merezca el 15-M hay que hablar claro y, tanto si nos parece una válvula de escape reformista prefabricada por los poderes fácticos, como si nos parece un genuino movimiento social, heterogéneo, pero de espíritu inconscientemente libertario, hay que reconocerle una utilidad por encima de cualquier otra consideración: ha servido a muchos anarquistas para descubrir que no estaban solos, que no eran los únicos anarquistas de su pueblo o su barrio, que podían coordinarse.
Sin embargo, no es nada que haya inventando el 15-M. Después del 37 al Anarquismo se le dio por muerto como “ideología de masas”. No obstante, después de cada conato revolucionario, de cada movimiento subversivo popular y espontáneo, el Anarquismo volvía a reverdecer. Esto es así porque en cada uno de esos casos –como demuestran el Mayo del 68, la Crisis Argentina del 2000 o nuestra propia actualidad– el pueblo tiende a utilizar de forma “instintiva” (como diría Bakunin), en sus primeros pasos, las herramientas y resortes libertarios para organizarse (el asamblearismo, la horizontalidad, el federalismo, la desconfianza hacia los lideratos, la animadversión hacia los políticos y sus estructuras, el desprecio hacia “los ricos” y el sistema capitalista, etc.); después hacen su aparición los políticos vocacionales o profesionales, las agrupaciones o coordinadoras reformistas, y tratan de tocar las clavijas del miedo (“habéis ido muy lejos, volved a casa antes de que se os cierre la puerta”), y todo se va al traste, pero ése es otro tema.
El “pueblo” (permitidme que use este término tan conflictivo) se dota de tales herramientas porque son las más básicas y sencillas, las más lógicas y acordes con sus reclamaciones (ya lo explicaban César de Paepe** y Giovanna Berneri***). A quien pide igualdad y no se fía de la politiquería le es fácil concebir un movimiento sin líderes y en el que la voz de todos vale lo mismo. Para quien lleva décadas callado, el modelo asambleario representa un altavoz natural al alcance de todos. A la gente que lleva tiempo molesta por lo mal que están las cosas en su entorno, no les cuesta comprender que cada comunidad humana (barrio o pueblo) debe tener autonomía para decidir los asuntos que le afectan directamente. Nada tiene que ver la “ciencia infusa” con que las herramientas libertarias sean las primeras en usarse.
En esta coyuntura de “movilización social” muchos anarquistas (sin generalizar, pues está claro que los resultados y situaciones habrán sido muy dispares) han conseguido que destaque su discurso, han hecho literal “propaganda por el hecho”, gracias a su experiencia asamblearia, a su fijación por la horizontalidad, a un análisis incisivo del funcionamiento social, a un plan más o menos detallado de cómo deberían darse las cosas para que el mundo “fuera mejor”, a su compromiso ante tesituras represivas, a su deseo de resolver los problemas internos sin usar métodos compulsivos, etc.
Sin caer en optimismos desaforados e ingenuos, muchos libertarios se han dado cuenta de su potencial, de la fuerza práctica de sus ideas y de que, siendo una minoría, no son tan pocos como pensaban. Estos libertarios, sin tener motivos para la euforia, contemplan un renovado interés por las ideas anarquistas, ven que su número crece, lenta pero constantemente, y muchos se plantean qué hacer con este nuevo “despertar”. En tal situación es natural que la cuestión gire en torno a determinadas preguntas…
¿Es factible coordinarse a nivel estatal? ¿Es deseable?
En los ambientes libertarios últimamente la discusión sobre la posibilidad y deseabilidad de organizarse ha cobrado nuevos bríos. La gente comenta, duda, especula y también desea. Personalmente, después de interrogar a numerosos compañeros, de aquí y de allá, de tal o cual tendencia, he llegado a una conclusión. Lo único que cohesiona a gente con distintas sensibilidades, modus operandi, parámetros teóricos y formas de entender la lucha es apuntar en la misma dirección, identificar a un enemigo común, elegir un objetivo colectivo y coincidente.
Pero, suponiendo que diéramos con ese objetivo ¿es posible la cohesión?, ¿es necesaria? Considero que una coordinación, “bien entendida”, es posible; siempre y cuando se dé en determinadas condiciones.
Intentar homogeneizar un Movimiento tan heterogéneo como el Anarquista es una labor alquímica cuando no suicida. Petrificar el Anarquismo es matarlo. Esforzarse para que miles de espíritus y cientos de grupos celosos de su independencia aprueben un cuerpo teórico monolítico, unos estatutos universales y una batería táctica idéntica es una pérdida de tiempo –lo es, sobre todo cuando el tiempo apremia–. La personas y colectivos que se coordinan han de saber que van a poder seguir conservando sus dinámicas propias y sus señas de identidad. Que lo que se coordinan son objetivos y determinadas acciones; no teorías y matices. La idea cardinal es que cada uno pueda luchar con su propio fusil, pero en la misma barricada.
Basta un acuerdo tácito a nivel de confluencia: la oposición al Capital, al Estado y al Principio de Autoridad.
Y es que no se trata de coordinar ideas y visiones de futuro, sino de coordinar determinadas estrategias (el “plan” básico con el que aproximar la Revolución, o en primer término la Revuelta), y, cuando la situación lo requiera, determinadas tácticas (los métodos para hacer factible dicho “plan”). El objetivo escogido, en torno al cual desarrollar la estrategia, no puede ser algo vago. Todos estamos de acuerdo en deponer al sistema capitalista y al cuerpo gubernamental, pero coordinar una acción entorno a elementos, tangibles en sus efectos, pero etéreos y abstractos en virtud de su proyección y ramificación, hace difícil alcanzar una confluencia duradera.
Si de algo nos han servido las luchas del pasado, es para saber que un Movimiento se coordina mejor cuando se posiciona ante un enemigo concreto. Desde La Canadiense hasta el Movimiento Insumiso, la alineación de fuerzas se hace más cómoda cuando el adversario tiene rostro (como primer paso, y hablando exclusivamente en clave de praxis, si lo que se pretende es acabar, por ejemplo, con la Religión, siempre será más fácil y aglutinante atacar a la Iglesia que al vago concepto “Dios”). Además, no ha de olvidarse que en la actual situación el sentido de cualquier coordinadora de corte libertario no puede ser aunar a los anarquistas para separarlos de las palpables “aspiraciones populares”. La cuestión no es organizarse en clave endogámica, con aspiración sectaria; sino llegar a entendimientos operativos con los que poder participar conjuntamente en las luchas populares e intentar radicalizarlas. Ha de buscarse por tanto un enemigo con nombre propio y no genérico.
El problema de escoger dichos enemigos es que cuando se les tumba, o el sistema los reforma o quita de en medio, desaparece también el leitmotivde la lucha. El objetivo elegido debe ser, por tanto, uno que sea representación, personificación y símbolo de algo más complejo; uno que, al tumbarlo, haya que ir a por otro de su misma condición, que haga a la gente preguntarse: “¿por qué nos limitamos a éste cuando los demás son iguales?”; uno que toque directamente la raíz del problema social. Cuando el objetivo es concreto, es la propia constitución del enemigo el que te indica dónde golpear, facilitando bastante la coordinación de los ataques y la visión del problema. Si este objetivo son los cuerpos represivos y una campaña en su contra; si es Bankia, el resto de entidades “sacacuartos” y el sistema financiero en su conjunto (objetivo que permite abrir la puerta del problema de la vivienda, de la okupaciónde inmuebles y de la colectivización de terrenos baldíos); si es explotar la situación originada con el “Rescate” y con los presumibles recortes que se producirán como contrapartida; si no es ninguno de los citados, o si lo son todos a la vez; es algo que tocará decidir a los coordinados o federados.
Con esto intento solamente aclarar que cuando el objetivo despierta el mismo sentimiento de rechazo para todos por igual, y cuando su constitución específica permite abordarlo sin que haya contraposiciones insalvables, focalizar y aglutinar los esfuerzos dedicados a dañarlo se hace menos dificultoso.
En definitiva, si de lo que se trata es de articular un Movimiento lo más amplio posible, en el que quepan los más radicales y los más contemporizadores, los societarios y también los individualistas, los sindicalistas junto a los anti-trabajo, los partidarios de la ciencia además de los primitivistas, los espiritualistasy los ateos, los independentistas y los apátridas, los “formales” y los “informales”, no se puede pretender compactar a rodillo tendencias y corrientes, y se ha de buscar un objetivo reconocible (también, obviamente, para el resto de la población).
Hemos de tener en cuenta que ésta es la forma más eficaz de espantar al fantasma de las luchas intestinas. Un Movimiento se autodestruye cuando no consigue comprender la convivencia en su seno de distintas facciones. Un Movimientos expide su certificado de defunción cuando el mayor problema de dicho Movimiento es el propio Movimiento. Hay que huir de dinámicas ombliguistas.
Si se tienen en cuenta dichas apreciaciones, considero que es factible coordinarse, como mínimo, a nivel estatal. Ahora bien, ¿es deseable?
Creo que ante un ambiente de latente inquietud social la pregunta se contesta por sí sola. De hecho, hacerse tal pregunta es un indicio de que se desea. Aun los individualistas más recalcitrantes (entre los que se me puede incluir) comprenden la necesidad de concertar acciones y acuerdos asociativos cuya finalidad es la lucha. La pregunta de hecho puede desfragmentarse en la siguiente: si el descontento llega a su clímax y estallan los disturbios, ¿queremos estar preparados para ofrecer resistencia y levantar barricadas, o preferimos usar el tiempo que debería estar reservado para luchar en organizarnos? Si ahora los tiempos están complicados, si la represión afila los dientes, si estamos saturados de actualidad y no tenemos tiempo para cubrir tantos frentes, pensad que esto es un tiempo de “reposo” en comparación con lo que se nos viene encima. Aprovechemos este momento para preparar los golpes y construir el tejido social con el que responder cuando no toque encajarlos.
Coordinarnos es necesario porque estamos ante un momento histórico, tal vez irrepetible; porque, por esas cosas que tiene la biología, sólo hay una vida, y personalmente no quiero esperar treinta o cuarenta años para tener la ocasión de volver a echarle otro pulso al sistema, con la idea, por ingenua que resulte, de derrotarlo.
Coordinarse me parece factible y deseable. Y bien, si coincidís conmigo tal vez me pregustéis…
 
¿Cómo empezamos a coordinarnos?
Por mucho que hablemos de coordinación y organización, la propia sucesión de los hechos nos enseñan que no debe infravalorarse la espontaneidad y la capacidad de improvisar. De hecho, sin coordinación previa, los activistas libertarios han empezado a desarrollar proyectos, sin conexión aparente, que de forma independiente acaban por converger en un mismo punto. A lo largo del territorio estatal han surgido Coordinadoras y Federaciones, de norte a sur, que se han desarrollado sin seguir modelos previos y en muchos casos sin tener conocimiento del resto de iniciativas paralelas. Ha sido la necesidad la que les ha marcado la agenda.
La forma más lógica, natural y apropiada de dirigirnos hacia una coordinación estatal, es empezar por coordinarnos a nivel local. Cuando se haya conseguido aglutinar a los distintos colectivos e individualidades libertarios de la zona más próxima, es cuando se produce el salto de intentar coordinarnos a nivel regional. Una vez los anarquistas ubicados en unas mismas coordenadas espaciales tengan claro que hay un proyecto más amplio al que pueden unirse, una vez se conozcan, se vean, se encuentren, y descubran que pueden sumarse a un proyecto que les pondrá en contacto con otras iniciativas de un territorio concreto, es cuando se amplía el marco de acción. Será entonces cuando podamos empezar a barajar la posibilidad de un encuentro en el que articular y poner en marcha una Coordinadora a nivel estatal. Nuestro viejo amigo el Federalismo vuelve a ponernos las cosas fáciles.
Al excluir de la unión cuestiones ideológicas, al tratarse de una coordinación práctica, abocada al campo de la acción y el trabajo, creo que los problemas que surjan de tipo organizativo serán más fáciles de abordar, y en todo caso serán ya responsabilidad de los propios afectados. Creo que ya es tiempo de llegar a las recapitulaciones…
 
Conclusión
Si los hechos demuestran la tendencia natural popular –libre de supervisiones y tutelajes– de articular su descontento a través de mecanismos ácratas, hemos de estar a la altura y ser capaces también de articular una respuesta, variopinta, multicromática, pero unánime. Unir fuerzas es posible mientras no confundamos unión con uniformidad, cohesión con disciplina de partido, coordinación con “ordeno y mando”. Mientras el objetivo escogido sea, por lo menos en un primer estadio, una meta ambiciosa pero alcanzable, y que abra la puerta a abordar otros asuntos de su misma condición y a profundizar en la problemática que el mismo objetivo, per se, plantea. La forma más fácil es empezar a coordinarnos –no digo nada nuevo con ello– desde lo simple a lo complejo, desde lo pequeño a lo grande. Creemos un tejido fuerte a nivel local, con el que poder responder en caso de tener que coordinar acciones a nivel estatal (continental, global, ¿por qué no? los límites no suelen formar parte de nuestro patrimonio). Y no nos obcequemos con el futuro, siempre incierto, cuando hoy estamos, todavía, en la génesis de la iniciativa.
Sé que ya existen federaciones y agrupaciones libertarias, incluso a nivel internacional, que tienen un trabajo previo, y bienvenida sea su experiencia, pero en esta nueva coyuntura hemos de empezar proyectos en los que las desconfianzas, las cuitas y resquemores del pasado no nos entorpezcan; en los que las siglas puedan coexistir, sin suponer una losa agobiante, porque no necesitan superponerse; en la que los pactos asociativos se reduzcan al mínimo denominador: La Anarquía y el objetivo de turno.
Recordemos las palabras de Pacheco: “La unión es fuerza… si lo que se une es fuerte. Que las ovejas también, cuando las rondan los lobos, se unen, pero unen debilidades y sustos”****. Si nos unimos que sea para unir fuerzas, no guerras de capillas, rencores heredados y animadversiones de escuelas. Parafraseando a Santi Soler, no se puede confundir unidad con mando único, o en otras palabras: la unión sólo hace la fuerza cuando no es la fuerza la que hace la unión. Hagamos de los principios anarquistas carne, y que éstos sirvan como repelente de los enconamientos, los afanes de liderazgo, el verticalismo y el sabotaje orgánico.
Podemos aunar fuerzas porque, aun al mínimo de nuestras capacidades, la dirección de la oleada represiva (los infiltrados, las detenciones, los linchamientos, etc.) demuestra qué es lo que le duele al poder, qué es lo que teme y de dónde prevé que le vendrán los golpes. Como reza la canción de Ferré, golpeamos tan fuerte que todavía podemos volver a golpear. Nuestras ideas básicas (su esencia), nuestras ideas-fuerza, no han perdido verosimilitud a lo largo del tiempo, y hablar hoy en clave antiparlamentaria, contra-capitalista y pro-libertaria es, más que un acierto, una necesidad que nos marca la realidad. Nuestras ideas se clavan en la estructura social, y también nuestras acciones, por limitadas y marginales que parezcan, son las únicas que el sistema no ha podido encauzar por la vía de las subvenciones, las únicas que si se generalizan pueden poner al establishmenty al statu quoen un punto de no retorno.
Tenemos las convicciones, empezamos a ser conscientes de nuestra fuerza, las condiciones objetivas para que se produzca un conato revolucionario está sobre la mesa, ¿qué falta? Las condiciones subjetivas: ésas las pone la voluntad del pueblo y su determinación, y nadie suele mover un dedo si no cree que la cosa “va en serio”. Como integrantes de ese mismo y difuso pueblo, organicemos de tal forma que consigamos trasmitir la sensación real de que el momento es crucial, cismático, de que esto no es una pataleta más. El mundo frisa entre la Dictadura y la Revolución, nos toca, como al resto, mover ficha, e intentar inclinar la balanza.
Coordinémonos porque el momento nos lo exige, porque al hierro hay que golpearlo cuando está caliente, porque no sólo tenemos las herramientas necesarias, la posibilidad real y la oportunidad ambiental, sino porque nuestra condición de Anarquistas nos pone en la tesitura de elegir si en esta guerra social declarada queremos ocupar el lugar de derrotados de antemano, de prisioneros voluntarios, de observadores de retaguardia o, por el contrario, de los que plantan cara. Siempre hemos sido de estos últimos, pero ahora se nos ofrece la oportunidad de no limitarnos a resistir. Tenemos la oportunidad histórica de pasar a la ofensiva, de coordinar nuestras fuerzas y organizar un ataque allí donde sabemos que vamos a hacer daño. Coordinémonos y hagamos daño, porque entre todos podremos pegar más fuerte y apuntar más arriba; porque entre todos nos será más fácil derrumbar el edificio social; porque entre todos nos costará menos recoger los escombros y dar los primeros pasos para iniciar algo nuevo.
¿Entonces tú mismo no cuentas para nada? […]. ¿Estás dispuesto a permitir que cualquiera te haga lo que quiera? ¡Defiéndete y nadie te tocará! […]. Si hay millones de personas detrás de ti, entonces eres una potencia formidable y ganarás sin dificultad” (Max Stirner, El Único y su Propiedad, 1844).
Fdo.: Ruymán.
Notas:
* Proclama lanzada durante el III Congreso de los Soviets, 1918.
**“Es asombroso que ciertas palabras, capaces de espantar a la gente, pueden corresponder a ideas que circulan por el mundo y son muy bien aceptadas con tal de hallarse disfrazadas con otro nombre.Así ocurre con la palabra an-arquía [sic] […]” (César de Paepe, Acerca de la organización de los servicios públicos en la sociedad futura, 1874).
*** “Las soluciones libertarias de todos los problemas concretos son de una sencillez extrema; tan simple que por lo general coinciden con las que propone el sentido común. Si no se aplican es porque se oponen a ello los intereses establecidos y la inercia de las tradiciones que actúan de mil maneras y con la protección del Estado” (Giovanna Berneri, La Sociedad sin Estado, 1955).
**** Rodolfo González Pacheco, “Los Nuestros” (Carteles, tomo III), 1956.

Se prepara la ofensiva final contra los Estudiantes Pre-Parados



            En estos días de futbol, charanga y pandereta, es lógico que no haga ruido el acoso administrativo que están sufriendo unos jóvenes comprometidos, que contra viento y marea continúan encerrados en la ULPGC. En los días que siguen de euforia vacua, escapismo, evasión y fanatismo patriótico y futbolístico también resultará lógico que a nadie le importe cuando a este grupo de estudiantes los echen de la Universidad a sangre y fuego.

            En esa línea molesta, que siempre hemos tenido a bien seguir los Anarquistas, queremos una vez más poner el dedo en la llaga, y decirte a ti, “izquierdista bien pensante”, “alternativo enrollado”, “militante buenrollista”, “sindicalista de bote”, “ciudadanista de hora punta”, “revolucionario de salón y sofá”, que lo que necesitan estas compañeras y compañeros no son migajas ni limosnas, ni pollos, ni palos y zanahorias, ni golpes de pecho, ni gestos de cara a la galería, ni comunicados de apoyo, ni que vayan a echarles el discurso (cuando no la caña), ni que vayan a dirigirlos y a darles la chapa; lo que necesitan es presencia, apoyos tangibles, brazos.

            Por primera vez, en mucho tiempo, la Universidad, feudo burgués donde los haya, nido de conformismo, semillero de profesionales de la inconsciencia, de la insensibilidad social profesionalizada, ha despertado. Y por lo que hemos visto y oído no quiere ni tiene intención de volver a dormirse. El proceso del 68, por el cual las contradicciones internas de la Universidad fabricaban descontentos en vez de “trabajadores cualificados” sumisos, ha vuelto a darse.

            Por ello le decimos a todas esas organizaciones de relucientes siglas históricas, de NIF impolutos, de abultadas subvenciones, de rutilantes cartelerías, de flamante palabrería, que se bajen del púlpito, den el callo y planten, por primera vez en su vida, batalla; de lo contrario, que se quiten de en medio y no estorben: en lastre solo sirve para tropezarse.

            Por última vez: ¡Posiciónense! No se puede estar con Dios y con el Diablo (aunque ustedes sean profesionales de ello –más de treinta años les avalan–). Nosotros sabemos de qué pie cojean, y nada esperamos ya de ustedes, pero queremos ver si pinchándoles rebañan un poco de orgullo y toman por una vez partido por el bando correcto. Es aquí donde se demuestra la tan cacareada “unidad”, y no en la tarima. Pero si quieren seguir en la cómoda zona templada, repetimos lo dicho: quítense de en medio; sino quieren que, “por accidente”, les aplasten. Y no miento si digo que estos estudiantes pisan fuerte.

“Es a los jóvenes a los que quiero dirigirme. Que los viejos, me refiero, claro, a los viejos de corazón y pensamiento, dejen esto y no cansen sus ojos leyendo lo que nada les dirá”.

P. Kropotkin

Opinión de un Anarquista pejiguera que no habla por boca de nadie.

Las luchas mineras: ¿retrogradas o revolucionarias?


Últimamente cunde la tendencia entre muchos sectores, y también entre algunos libertarios (organizados o no) de cuestionar la validez y honestidad de las luchas mineras. Se puede coincidir en muchas cosas con los críticos, y podríamos concederles sin pena muchos de los puntos que señalan.
Bien que los mineros pueden estar siendo instrumentalizados por los patronos para no perder las ayudas estatales; bien que los sindicatos los utilizan arteramente; bien que cuando el gobierno se siente a negociar con ellos todo esto se acaba; bien que el carbón contamina; y un largo etcétera.
A todo esto podríamos preguntar, sin miedo a pasar por blasfemos: “¿y qué?”, y nos quedaríamos tan anchos.
Cientos de movimientos y acontecimientos innegablemente revolucionarios se crean con una intencionalidad tibia o pacata y finalmente acaban sobrepasando a sus convocantes y fundadores. Quien piense que eso es imposible que tire a la basura a la I Internacional (en un principio simple reunión de confraternización entre los pazguatos sindicalistas ingleses y los apocados proudhonianos franceses [enviados por Napoleón III]), a la Comuna de París (resultado de los ánimos belicistas y patrióticos producidos precisamente por los desastres de una Guerra patriotera expansionista), y también a la tendencia libertaria que en muchas partes adquirió el 15-M (producto “ciudadanista” que pretendía cambiar la ley electoral para beneficiar a los partidos pequeños, y que acabó rebasando –para horror de DRY– las mojigatas y reformistas intenciones de sus convocantes).
Si en los “despachos” se ha decidido que los mineros hagan esto o aquello, a mí me da igual; lo que sé es que en la calle están haciendo –por primera vez en mucho tiempo de forma continua, generalizada y constante– Acción Directa.
La  lucha, si es obrera y usa la acción directa, es Lucha, con independencia de las intenciones del invento. Lo que los “vendeobreros” de corbata o chaqueta de pana decidan; lo que los alquimistas de las explosiones sociales controladas fabriquen, es algo que no condiciona la lucha si esta lucha sobrepasa las intenciones de quienes la idearon.
Habitualmente, muchas movilizaciones se crean con programas “revolucionarios” y acaban en meros paseos regulados; ahora se ha conseguido lo más difícil, que la movilización sea revolucionaria en sus actos, por mucho que en sus planteamientos iniciales no lo fuera. La primera incoherencia es difícil de invertir; a la segunda la invierten los propios actos.
El papel de los anarquistas, sobre todo la de quienes hayan detectado esos problemas, es el de introducirse en la lucha, tratar de radicalizar la situación también en lo tocante a las expectativas y dedicarse a ayudar y a luchar codo a codo con los mineros.
Basta ya de largos y soporíferos textos explicando que los que luchan son los malos y que los que se limitan a escribir son los buenos. El análisis y la reflexión hacen falta –más que nunca y más que siempre–, pero eso no significa que ambos deban de sustituir a la Acción. Muchos anarquistas, dedicados a los menesteres de la contemplación han acabado por ser, puramente, contemplativos. En vez de dedicarse a batallar y a intentar contrarrestar con trabajo las alternativas que les parecen reprobables, se dedican exclusivamente a detectar que hay de “malo” en las luchas de los otros. La costumbre de escribir como herramienta combativa, la práctica del escrito como material de barricada y de la letra como bala, se está perdiendo. Hoy la escritura pontificadora es, para muchos militantes de tecla y escritorio, todo.
Cuando una piedra vuela, cuando una barricada se enciende, cuando una lucha con la policía se entabla, cuando se elije matar el miedo a golpes, y es la mano de los obreros y oprimidos la que acomete esto, el lugar de los anarquistas está a su lado. Para conocer y ampliar juntos miras, para invitar a ir más lejos, para auto ayudarse a volar más alto. La táctica a emplear es sencilla. Cuando los reformistas ven que una iniciativa revolucionaria empieza a perder fuelle y vira hacia el reformismo, le cierran la puerta a sus espaldas para que no pueda volverse a casa; no tenemos más que hacer lo mismo pero en sentido contrario: si una iniciativa de origen reformista empieza a radicalizarse, los revolucionario no tenemos más que intentar cerrar igualmente la puerta para que le sea imposible volverse a atrás.
Todo lo demás es palabrería vaga; buenos datos desperdiciados si no se usan para incidir y modificar la lucha.
Si son los patronos los que los sacan a la calle, que todas las energías se inviertan en que contra ellos vaya el odio. Si los sindicatos los venden, intentemos por todos los medios señalar sus traiciones, sus desplantes públicos y desvinculaciones mediáticas, sus acuerdos soterrados, su pesebrero interés “engullecuotas”. Si existe el problema de la negociación “apagafuegos”, que los libertarios que luchan a su lado propaguen, con los hechos, con su resistencia numantina, que este es sólo el comienzo de un largo camino y que a la solidaridad que con ellos se ha tenido desde fuera, sólo puede correspondérsele con más solidaridad por parte de ellos. Si el carbón contamina, no pensemos ya en las luchas por la reconversión del sector, si no en la patada en el culo que, siguiendo el mismo criterio, nos tocaría darle a muchos de los trabajadores fabriles que trabajan en industrias contaminantes, y a los ganaderos, agricultores y pescadores –que tanto impacto causan al medio– si alguna vez se les ocurriera “levantarse en armas”.
Compañeros, nuestro lugar está con los que luchan y sufren. Eso abarca muchos frentes, y uno de ellos, el más paradigmáticamente combativo, es hoy el de los mineros. Ni toda la manipulación verticalista del mundo puede borrar que están abriendo brecha y mostrando con eficacia una dinámica concreta de abordar la lucha callejera, la autodefensa y la capacidad de pasar a la ofensiva; una dinámica muy distinta a la que el movimiento “ciudadanista” y los profesionales del “inactivismo” nos tienen acostumbrados.
Hoy los mineros son los referentes de un modo de hacer continuo (tal y como los manifestantes barceloneses lo han sido de un modo de hacer esporádico). Los anarquistas somos mero referente de los que disparan contra los que dirigen, porque quieren que los dirigidos empiecen a disparar con sus propias armas. Centrémonos en eso y no erremos disparos ni equivoquemos dianas. 
Fdo.: Ruymán

La violencia se viste, una vez más, de azul

 

La violencia se viste, una vez más, de azul

 

¿Se volverá la insolidaridad a vestir de “ciudadano”?

 

 

(CONCENTRACIÓN A LAS 10:00 DE LA MAÑANA DELANTE DE LOS JUZGADOS DE GRANADERA CANARIA, EN SOLIDARIDAD CON LOS DOS COMPAÑEROS VÍCTIMAS DE LA BRUTALIDAD Y ARBITRARIEDAD POLICIAL)

 

 

 

Con la intención de responder a la llamada desesperada de los mineros, para que su huelga no se circunscribiera exclusivamente a las cuencas mineras y fuera secundada por el resto del Estado español, un grupo compuesto principalmente por jóvenes estudiantes (actualmente encerrados en la Facultad de Humanidades de la ULPGC); miembros de la asociación juvenil Azarug; anarquistas independientes junto a miembros de la Federación Anarquista de Gran Canaria; y muchas individualidades –seguramente– de diversas sensibilidades, decidimos salir a la calle.

 

Medio centenar de personas celebramos una asamblea en la que se decidió iniciar un contacto regular entre los reunidos (los únicos, parece ser, a los que las imágenes de las luchas de los mineros no les parecen “ciencia ficción”; los únicos que sienten las luchas ajenas como propias; los únicos que no eligieron el futbol en detrimento del combate; los únicos que no hacen la revolución a golpe de “clickeo”), y en la que también se acordó cortar una calle de forma “simbólica” (a través del recurrente truco del paso de cebra). Después de más de media hora realizando tal actividad, con una gran afluencia de policías (numerosas bombonas y coches, furgonetas más pequeñas, y una gran diversidad de cuerpos policiales: Locales y Nacionales convencionales, UIP y GOIA) que en ningún momento nos hicieron ninguna reconvención para que desistiéramos en nuestra actitud, pusimos fin a nuestra acción en cuanto la propia policía cortó el tráfico.

 

La humillación de la policía era evidente. Un grupo de 50 personas (jóvenes en un 90%) había podido darles jaque y realizar una acción tan eficaz, tan acabada, de forma espontánea. Un grupo que finalizó su acción con la misma facilidad y diligencia con la que le dio inicio. La policía es dejada en evidencia todos los días, pero habitualmente no por tan pocos, tan dispuestos.

A pesar de la consigna de retirarnos en bloque, de forma compacta, algún compañero se quedó rezagado. Esa fue la ocasión, como habíamos advertido previamente, que aprovecharon las fuerzas represivas para identificar y buscar chivos expiatorios. Alejándonos a empujones del compañero para que no pudiéramos asistirlo (compañero que previamente sería detenido, pero que posteriormente sería puesto en libertad por su condición de menor), aprovecharon la ocasión para lanzarse selectivamente a por uno de nuestros compañeros (el segundo detenido, y cuyo juicio se celebra a las 10:45 de la mañana). Entonces, fue cuando muchos de nosotros nos lanzamos a socorrerlo, para impedir que lo secuestraran. Entre ellos, el tercer compañero detenido (pendiente del mismo juicio que el anterior), reducido y golpeado mientras se afanaba en obtener la libertad de su compañero de barricada. Todo esto, que se explica tan fácil, está salpicado de sangre a cada letra, de rodillazos que aplastan nucas, de caras cianóticas a las que les falta el aire, de porrazos indiscriminados, de insultos a diestro y siniestro (“no te metemos un tiro, porque a la mierda no se le dispara”), de sonrisas insultantes y desafiantes ante el dolor ajeno, de puñetazos en espaldas y sienes, de patadas en la cara, de estrangulamientos con manos enguantadas, de violencia, pura y dura, de arriba abajo.

 

Mañana, los dos compañeros se someten a un juicio en el que no se sabe que les espera. En el que los medios de vida y la libertad de dos seres humanos pueden ser sacrificados en el altar de la brutalidad institucionalizada. Los policías ya preparan sus partes de lesiones de “papel maché”, sus “dolencias” de codo de tenista, de muñeca luxada y de contractura de hombro. Síntomas, todos ellos, de que se dedican a la “profesión” más vil y más baja jamás concebida por el hombre: reprimir a golpes de fuerza bruta toda aspiración subversiva.

 

Repetimos que mañana nuestros compañeros se encuentran en un brete crucial y trascendental.

 

Como confiábamos en que dierais vuestro apoyo a la causa minera, podríamos confiar –tal vez ingenuamente– en que mañana ofrezcáis vuestro altruismo a la causa de los perseguidos y criminalizados, y quizás volveríamos otra vez a equivocarnos.  Podríamos confiar en que os aguijoneara la conciencia y os diera por prestar vuestra solidaridad a las víctimas de la brutalidad gubernativa y de la indolencia colectiva.

 

Por ahora contamos con los que contamos: la media centena de personas que ayer desvelaron la cara más sucia, grosera y puerca del sistema.

 

Si pudiéramos contar con el resto, si mañana se organizará una verdadera concentración masiva en apoyo de los represaliados, quizás la fe perdida en el espíritu de compromiso de determinados colectivos e individuos podría recuperarse. Si no, no seréis muy distintos de quienes empuñan la porra, de quienes sólo acuden si hay prensa y propaganda de por medio, de quienes prefieren gastar todas sus balas en bizantinas discusiones de facebook, de aquellos a quienes los mineros apuntan cuando disparan sus voladores.

 

Mañana, quienes se tengan en estima, quienes valoren la coherencia del discurso sobre la solidaridad para con los que luchan,  que acudan, por favor, a las 10:00 de la mañana, delante de los Juzgados de Granadera Canaria. Quienes no, esos ya han escogido su lugar en la barricada.

 

 

Fdo.: Un Anarquista

Reflexiones escandalosas – algunas notas sobre el anarquismo civil

Nota del traductor: El texto que presentamos a continuación, escrito por una compañera inglesa en respuesta a las declaraciones de la Anarchist Federation (homóloga de la Federación Anarquista Ibérica o de la Italiana [Nota de la FAGC: adheridas a la Internacional de Federaciones Anarquistas (IFA)]) en relación a las últimas acciones de grupos adheridos a la Federación Anarquista Informal, representa una interesante crítica de las contradicciones internas de una concepción “civil” o “ciudadanista” de la anarquía y de gran parte del anarquismo contemporáneo. Esta traducción ha sido realizada a partir de su versión italiana, extraída de “Culmine” (culmine.noblogs.org).

Cada cierto tiempo, cíclicamente, el anarquismo colectivo o social se muestra restrictivo frente a algun@s anarquistas y a la vez se reafirma un cierto anarquismo individualista. Ocurrió a finales del siglo XX cuando algunos grandes pensadores anarquistas empezaron a cuestionar algunos de los dogmas comunistas. Está sucediendo de nuevo, y esta vez estamos siendo testigos de cómo a algun@s anarquistas sociales les entra el pánico al ver que su confortable sueño es molestado, y a sabiendas o no, refuerzan la maquinaria del Estado condenando a sus indisciplinad@s hermanos y hermanas que amenazan la tarea de lo que un compañero ha definido acertadamente como “anarquismo civil”.
Este anarquismo civil es una criatura horrenda. Un monstruo viscoso, vil y despótico con ojos detrás de la cabeza que trata de ser lo que el anarquismo no será nunca: una mercancía digerible por las modernas masas consumidoras. Una de las grandes cualidades que buscan l@s implicad@s en la realización de ataques, es redescubrir el conocimiento de sí mism@s y l@s demás, del poder personal; efectuar una ruptura radical y dramática con la sociedad, con su intolerable jaula de normas sociales y la consecuente muerte de la sensibilidad individual. Algunos comunicados de esta tendencia son rebuscados y poéticos en extremo, y no son para todos los gustos, pero leer un comunicado de la Federación (N.del T.: con este término la autora se refiere siempre a las federaciones formales [N. de la FAGC: creemos que se refiere, específicamente, a la Federación Anarquista del Reino Unido]) es mortificante. Es un cortejo fúnebre de la política contra la vida, la voz patriarcal del “motivo político” contra el salvaje espíritu rebelde, de la política contra el individuo.
L@s combatientes buscan recuperar la voluntad y desenmascarar la falsedad. Esto sólo puede partir de la propia experiencia, no de la experiencia o los dogmas de otr@s, aunque sean referentes a tu relación con otr@s compañer@s de entre la “masa” o “clase trabajadora”. (…) Resulta increíble leer las reflexiones de aquell@s que se identifican como anarquistas de la Federación (formal) y resulta aún más inútil discutir con ell@s. Es un poco como criticar el espectáculo de un payaso según los criterios aplicados a un drama serio. Aquí la cuestión para mi es el mismo rechazo a la individualidad que impone el Estado – el agrupar en rebaños algunos seres humanos únicos, en algunas categorías útiles creadas por pedagogos y patrones que consideran complejo y peligroso al individuo, pero consideran inmensamente cómoda una abstracta jaula ideológica.
Esta ausencia de autenticidad y la política un tanto anacrónica de su “organización revolucionaria” se refleja en la indignación relativa al ataque armado contra el dirigente del sector nuclear italiano Roberto Adinolfi y el paquete explosivo enviado al capo de la agencia tributaria italiana Marco Cuccagna. La Federación manipula maliciosamente los hechos, en particular este último, a fin de vender su propia ideología, describiendo al dirigente de la agencia como “trabajador”. Eso no sólo es un insulto a la inteligencia de cualquiera que puede ver con bastante claridad que el objetivo era uno de los jefes que roba a l@s trabajador@s parte de su salario duramente ganado, sino que es desconcertante que se “preocupen” del sufrimiento de este objetivo y declaren categóricamente preocuparse también por la “clase trabajadora”. Ahora diréis que no me preocupa que este ladrón burocrático haya sido atacado, herido o asesinado. En realidad me produce placer. Imagino que también muchas otras personas no se preocupan, es más pueden estar satisfechas y por añadidura felices por esta noticia.
Algunas preguntas fundamentales a la Federación– que realmente no requieren respuesta: ¿Quiénes son esas personas de la “clase trabajadora” de las que hablan?, ¿a cuántas personas que forman parte de la “clase trabajadora” conocen personalmente?, ¿cómo saben que toda esa gente condena los ataques a los patrones, los recaudadores y las infraestructuras capitalistas?, ¿qué les da derecho a hablar en nombre de tod@s?, ¿qué piensan de la gente de la “clase trabajadora” que se rebeló en Londres en agosto de 2011 (y en el curso de la historia)? Aunque formular estas preguntas parezca ridículo, echar un rápido vistazo al discurso de la Federación parece necesario, visto lo segur@s que se sienten de sí mism@Comitato S.A.M.
La mentalidad de la Federación/Libcom continúa con su valoración psicométrica de las supuestas “tácticas terroristas”. Toman prestado un fantasma creado por los medios de comunicación hostiles y el Estado -el insensato e indiscriminado “terrorista” anarco-insurreccionalista. De nuevo ¿cuantos de est@s individuos conoce la Federación?, ¿cómo sabe la Federación que estas acciones no son parte de una vida rica y compleja? Por otro lado, para decir una obviedad, los métodos insurrecionalistas están muy difundidos entre l@s hostiles del mundo así como en la “organización”, y tienen más en común con la revuelta de la “clase trabajadora” que todo lo relativo a la Federación. La Federación permanece significativamente muda sobre esta realidad, prefiriendo hacer señales paternalistas a la rabia de la “clase trabajadora”, que sólo será más constructiva si l@s indisciplinad@s admiten la sabiduría de los expertos de la Federación y aceptan sus prescripciones.
Aquí la Federación se revela de nuevo incapaz de liberarse del torno de la ideología; realizando un nuevo rechazo de la complejidad del ser humano y continuando con su reducción a algunas categorías abstractas útiles. Pero si miramos a las reacciones de la Federación frente a otr@s anarquistas, esta resulta muy siniestra y frecuentemente indistinguible de las de nuestros enemigos. Su campo predilecto es Internet. Una breve exposición de las críticas no sólo a la tecnología, sino también a las experiencias de ella, revela esta forma virtual de interacción de masas como muy destructiva. Además, el lenguaje usado por la Federación es similar a probar el puño que se abate sobre el rostro humano del anarquismo. La Federación refuerza el Estado, adoptando la retórica del sistema industrial-militar-tecnológico, vista su ya citada condena de las “tácticas terroristas” anarquistas.
En la búsqueda de la liberación, el individuo debe poderse expresar y ser él mismo. El individuo no está siempre en oposición al colectivo, pero tratar de dirigir los aspectos individuales desde cualquier grupo o sociedad, contra su voluntad, es totalmente inútil. Tarde o temprano el individuo se rebelara porque una colectividad de masas forjada a costa de una individualidad libre comportara reglas y normas (aunque estas sean informales o no escritas) que van contra la libertad de la vida, de los sentimientos y del pensamiento. Estas tendencias han estado en guerra con anterioridad, y vale la pena leer los escritos de Voltairine de Cleyre sobre el tema, con sus sugerencias sobre el individuo anarquista libre de expresar su propia rebelión a su manera. Ataques violentos contra los patrones y el Estado, alejaran a algunas personas, pero no a todas. La acción pacifista alejara a algunas personas, pero no a todas. Aunque por una sola vez tuviéramos éxito identificando a las personas de la “clase trabajadora” y en hacerles comprender que son “clase trabajadora”, ¿realmente piensa la Federación que esta masa de gente tendrá una visión homogénea sobre el cambio social, sobre las causas de la miseria y sobre el mejor modo de liberarse (si tod@s coinciden sobre el hecho de que la liberación sea su objetivo? L@s anarquistas civiles están tratando de conducir a una clase proletaria consciente que ya no existe en el mundo en el modo en el que fue descrita en Occidente como sujeto revolucionario. Están embarcad@s en una vacía búsqueda, que sólo produce esterilidad respecto al actual e incontrolable enfrentamiento social de masas, y es inútil por seguir sus propios trámites políticos y sus propias conclusiones.
La división de las personas en clases es un sinsentido cuando no se han tomado como base las acciones y opiniones individuales. Una breve ojeada a la historia de l@s nativ@s americanos, por ejemplo, nos muestra lo banal y superficial de hablar de “pueblo nativo americano”, es como un homogéneo eructo: ha habido guerreros indígenas que han combatido el genocidio y la integración forzosa y ha habido estados indígenas que han colaborado con el estado americano y han vendido a su propia gente para acumular dinero y poder.
Aquell@s de nosotr@s que podrían adaptarse a las etiquetas de insurrecionalista, individualista y/o nihilista, no hacen declaraciones perfectas sobre cómo se presentara la revolución. Hay una gran humildad en las palabras de l@s rebeldes emergentes y los grupos de lucha armada. Podréis objetar al respecto que en este punto a lo largo de la Historia, cuando se ha intentado mucho se ha perdido mucho; admitimos que no sabemos qué es “justo”, qué “funcionara”. La gente es más compleja que eso y el mundo es enorme.
La interpretación de la Federación respecto a “la lucha de la clase trabajadora” es problemática. La “clase trabajadora” como era concebida ha desaparecido y de todos modos, como la democracia, para much@s estaba basada en el horror y la mentira. La democracia fue inventada sobre las espaldas de l@s esclav@s grieg@s, y la Revolución Industrial primero impuso la destrucción del individuo y luego en esta época que odiamos la introducción del “rebaño de l@s desposeíd@s”. Concentrarse en la “clase trabajadora” de esa manera es como mezclar diversas formas de opresión sin decidirse por ninguna de ellas: en los inicios de la Revolución Industrial la gente combatió con uñas y dientes contra el ser sometid@s a ser “clase trabajadora”. La asimilación de artesanos y habitantes rurales en clase trabajadora industrial fue sangrienta; de ahí porque el que algun@s anarquistas hoy día estén tratando de realizarla, sobre todo ahora que la maquina ha avanzado reconvirtiendo a la tradicional “clase trabajadora” en una masa consumidora post-industrial, resulte no sólo criticable, sino bizarro. Esos son simples pasos en la definición/progreso de la maquina y haríamos bien en abandonar todas esas quimeras. No negamos que la lucha de clases se haya combatido siempre, pero yo prefiero de largo el término “guerra social” a “lucha de la clase trabajadora” [N. de la FAGC: Mejor opción de traducción sería “lucha de clases obrera”] porque este primero incluye a más individualidades y sus elecciones, incluyendo a aquellas que tradicionalmente se han considerado “clase trabajadora”. La clase como concepto y vínculo social se ha enfangado con los años. Como hemos podido ver la gente puede ser cruelmente dividida en ricos y pobres, integrad@s y excluid@s, crític@s y acrític@s respecto al Estado y la civilización.
Negar la autonomía individual, la conciencia y las relaciones causa la alienación y el debilitamiento. La autoridad de una fantasmal masa sobre l@s individuos no ha hecho otra cosa que apoyar el proyecto del Estado y del capitalismo, que coinciden en concebir al ser humano únicamente como una unidad económica o una agregación sin rostro de unidades económicas. ¿Realmente queremos definir así a los seres humanos? Y ¿realmente l@s anarquistas piensan que esta perspectiva es liberadora? Negar el papel de la acción individual a favor de la pasada y vaga concepción de “lucha de clases” es una ficción peligrosa. Seguramente, destruir la voluntad y el valor del individuo es también parte del proyecto del Estado; no puede ser llamad@ revolucionari@, excepto en un sentido autocrático y superpolítico de seres gobernados por el aparato estatal, quién desea el debilitamiento del individuo o de los grupos afines de individuos. No es tarea de l@s anarquistas reemplazar una tiranía, ya sea esta “democrática”, monárquica, colectivista o cualquier otro tipo de gobierno.
¿Qué es esta cuestión de las declaraciones que condenan las acciones y las opiniones de otr@s que se consideran anarquistas? Esto es jugar al juego político de l@s “anarquistas buen@s” y “anarquistas mal@” de los medios de comunicación y la maquinaria represiva de la policía. Significa devaluar el autentico significado del término “anarquía”, una complicada y mutable red de principios, prácticas y relaciones con el fin de lograr la liberación, que no es de una única manera.
Más que a otros motivos, el hecho de que la Federación sienta la necesidad de hacer declaraciones contra las acciones de otr@s anarquistas se debe seguramente a que les hacen sentir que su proyecto ha fallado. Para finalizar mi discurso, digo a la Federación Anarquista y a sus secuaces itinerantes: yo no coincido con vosotr@s, no deseo el mundo que tenéis en mente. Creo que no soy la única que encuentra vuestras declaraciones y discurso contrarios a mi rebelión y a mi concepto personal de liberación que he basado en mi comprensión y experiencia de la opresión estatal. Y visto que vuestro proyecto depende de la absoluta aceptación por parte de la masa de la que formo parte, y visto que eso se desprende de los debates y declaraciones de la Federación, que se imagina una sociedad de masas anarquista; yo declaro que quiero la libertad no sólo del Estado sino también de la sociedad y de vosotr@s. Por lo tanto os pregunto:¿qué haréis conmigo?
He iniciado este articulo deseando animar a aquell@s de nosotr@s que se declaran anarquistas a cesar la mutua condena y para decir claramente que realmente ningun@ de nosotr@s tiene “la solución”. Así que concluyo revelando que algun@s de “nosotr@s” tienen bien poco en el corazón, el pensamiento y las acciones de libres, y poca cosa de lo que realmente significa solidaridad y lucha, y si debemos imaginar una sociedad anarquista como la de la Federación Anarquista, esta estará llena de represión y prisiones varias, como esta sociedad. Y así están las cosas, aquell@s que quieren imponernos al resto de nosotr@s su sociedad sin rostro realizan su propia futilidad.
Venona Q.

Las tácticas de los verdaderos violentos

¿Y cuándo se les pide a estos que entreguen las armas?


David Piqué, Comisario de los Mossos d’Esquadra

      La oleada de represión va in crescendo, y advertimos desde aquí que no tendrá tope, bien hasta que desarticulen todo movimiento contestatario, bien hasta que “metan la pata”, fabriquen otro mártir y consigan que el asunto se les escape de las manos, o bien hasta que les paremos los pies.  

       
      Curiosamente, cuando muchos han empezado a cuestionarse la efectividad de métodos como los que aquí se reseñan:«supuestos mecanismos de defensa», empieza a circular el brutal y esquizoide “trabajo de clase” (proyecto final para el Máster de Políticas Públicas de Seguridad) de David Piqué, comisario de los Mossos d’Esquadra. Si los ingenuos pensaban que después de los múltiples videos de policías masacrando ciudadanos (nueva acepción del término diana), de las declaraciones de aquel Guardia Civil que babeaba pensando en reventarle el cráneo a algún anti sistema (un-guardia-civil-de-bauzá-dice-que-si-pudiera-abriría-la-cabeza-de-los-manifestantes-a-golpes-de-porra), no les quedaba nada por oír, que se preparen para la siguiente lectura (aprovechad estos fragmentos porque el proyecto, en catalán en el original, ha sido censurado y ya no se puede consultar sin autorización):


(P.P. 28-29. Por cierto, la siguiente descripción semeja ser una definición “crítica” de lo que suele hacerse. Sin embargo, es interesante porque es una gustosa exposición de lo que en verdad debe hacerse y de hecho se hace)

Incluso si la concentración o manifestación, que es lo que estamos hablando, no se prevé bastante violenta, se puede llegar a provocar un poco, con detenciones poco justificadas y nada pacíficas unos días antes para calentar el ambiente. También se pueden hacer «redadas» preventivas a los lugares donde se encuentran habitualmente personas cercanas a la ideología de los convocantes con la excusa de buscar drogas o lo que sea necesario.

La »redada» estará especialmente mal hecha y con trato humillante para encender más los ánimos, si es necesario.

La consecuencia previsible de estos comportamientos previos y el diseño del dispositivo policial, es que acabará con una «batalla campal».
Además de la estrategia previa, en cuanto algún grupo descontrolado empieza las acciones violentas, las unidades de policía ni se mueven y cuando la violencia empieza a ser generalizada, la actuación policial se retrasa deliberadamente hasta que los daños producidos son socialmente inaceptables. Es entonces cuando se producen las cargas policiales que en ningún momento quieren ser disuasoria, no se disimula.
Se va directamente contra los manifestantes, que ya son considerados vándalos, y se les ataca con suficiente velocidad para que no dé tiempo a la fuga y se provoque el enfrentamiento físico.
En este estadio, los manifestantes atacan a la policía con todo lo que tienen y que les ha dejado tener, realmente se están defendiendo, pero no lo parece.Han sido acorralados. La violencia entre agentes y manifestantes se desata, se personaliza y se descontrola.

Es lo que se quiere. Comienzan a aparecer víctimas inocentes– daños colaterales se dice ahora- Los que han rehuido el enfrentamiento, se encuentran con el resto de unidades policiales que los cierran el paso y que no hacen detenidos – prisioneros -, la dispersión no es voluntaria , es a golpe de defensa (porra) y cualquier atisbo de resistencia es contestada con contundencia exagerada y detenciones masivas.

En las batallas de la antigüedad, era cuando se envía a la caballería a perseguir a los que huían mientras la infantería extermina a los que se han rendido en el campo de batalla”.

(P. 32)
Las unidades policiales especializadas en orden público comienzan a ser menos permisivas con las manifestaciones y concentraciones, que seguramente se producirán mientras dura el debate político. De todas formas, si el número de manifestantes fuera excesivo, quizás se podría aprovechar para dejarque durante el recorrido, se produzcan suficientes actos vandálicos como para intensificar el debate sobre el comportamiento antisocial del movimiento antisistema y permitir que la opinión pública vincule estos colectivos al fenómeno okupa”.

(P.34)
Se deberá procurar la detención selectiva de los líderes para imputarles delitos comunes y evitar la condición de ‘mártir’. A más protestas, más detenciones, hasta acabar con el poco soporte del que dispongan, sobre todo si comprueban los ‘privilegios’ que se pueden conseguir con una adecuada integración en el sistema, sin renunciar a algunos de los postulados que los inspiran”.
      Lo que siguen son consideraciones puramente estratégicas, que deberían de servirnos para realizar un análisis y debate práctico:
(P.P. 25-26)

Los grupos antisistema en general, saben que, por diferentes motivos, sus acciones tienen más repercusión social y mediática si se desarrollan en ciertos espacios. Por contra, estos espacios – los más abiertos – son los más desfavorables (para los antisistema) desde el punto de vista de táctica policial. Nos referimos a l’Eixample, parte de Sants o cualquier terreno abierto que permita una rápida movilidad de los efectivos policiales. En la teoría militar clásica, sería la capacidad de movilizar por los flancos la caballería o unidades de infantería ligera.

Como decíamos antes, Sun Tzu era partidario de ganar sin combatir y eso se podía conseguir mediante diversas estrategias y la que siempre ha tenido más éxito, ha sido la de, ‘quién rodea al enemigo, vence’. […] Los casos más estudiados son los de la batalla de Cannas donde Anibal derrota al ejército romano dirigido por Cayo Teracio Varrón y el de la batalla de Alesia donde Julio César venció a los galos definitivamente e hizo prisionero a Vercingetórix […].

Volviendo a la táctica policial del primer terreno -abierto- y con fuerza policial suficiente. En este caso, no se quiere reprimir los disturbios ni detener a los infractores, sencillamente se evita. Eso se consigue limitando extraordinariamente la capacidad de movimiento de los manifestantes rodeándolos totalmente.

Eso se realiza en el momento de la concentración que, como se sabe dónde se realizará, ha permitido hacer un filtro de malla fina en los puntos de paso obligado por el punto de encuentro. El objetivo del filtro es el mismo que en el modelo Klausewitz, requisar objetos peligrosos de cualquier tipo -porque después habrá contacto físico- y evitar el anonimato. A partir de ese momento, los concentrados ya saben que la manifestación irá por donde la policía quiera y durará hasta que los manifestantes decidan dispersarse. Esta dispersión se hace lentamente, dejando salir a las personas poco a poco y en grupos muy pequeños para evitar el reagrupamiento fuera del círculo.

En estas situaciones el sentimiento de frustración e impotencia de los manifestantes es muy alto y a menudo generan reacciones violentas de algunos individuos cuando son conscientes que han perdido toda capacidad de iniciativa. Estos momentos son delicados y es necesario que los agentes de primera línea eviten las provocaciones individuales o los intentos colectivos de romper el círculo.

Pensemos que los policías están a menos de un metro de los rodeados. El objetivo no es hacer detenciones, solo inmovilizar. La sensación de derrota entre los manifestantes, es muy alta y moral queda muy «tocada». No ha habido heridos – no tienen mártires – ni tampoco detenidos – héroes -. Incluso han intentado, sin éxito, denunciar a la policía por detención ilegal o violar el derecho de circulación. Si se planifica correctamente, la fiscalía ha de estar avisada de la aplicación de esta táctica para evitar estas denuncias. Si sale bien, se ha vencido sin luchar”.

Conclusión:

            Contrariamente a lo que podría parecer, este fárrago apologético nos reafirma a muchos en nuestra convicción de que la inactividad es la peor táctica posible. Como se infiere del documento, la policía tiende siempre a rodear a los manifestantes, por numerosos que estos sean. Un grupo inmóvil, que se tira al suelo a la mínima posibilidad, es fácilmente reductible. Y cuando esto pasa miles de videos, imágenes y experiencias nos demuestran que la policía, en esos casos, no se va a andar con “paños calientes”; la policía, por ello son policías (con las salvedades individuales de rigor), sólo responden al principio de autoridad (este es su principio “profesional”) y el principio de autoridad se fundamenta en el miedo (de ahí nace la obediencia, la resignación, etc.), y para quien respira y mama miedo, la docilidad de los manifestantes es sólo la señal de salida para dar rienda suelta a la represión impune y a la violencia indiscriminada.          

            La policía no se conforma con “tener controlada la situación”, quiere aplastar, dar un escarmiento, para que los mil de hoy sean los cien de mañana, para que nos lo pensemos dos veces antes de volver a salir a la calle. Golpean a tirios y a troyanos, hacen que llueva sobre los justos e injustos porque su táctica es propagar un terror sistemático y calculadamente contagioso.

            Ante esta tesitura, permanecer impasibles y sumisos, en vez de agruparnos manteniendo una actitud aguerrida y combativa (un comportamiento que les haga pensar que sin dan rienda suelta a su violencia pueden dar pie a una batalla campal de la que quizás no salgan con buen pie), manteniéndonos firmes pero con una movilidad flexible (controlando posibles vías de escape), evitando en todo momento ser rodeados y jugando siempre con un factor que sólo nuestra ingenuidad nos hace olvidar: nuestra eventual superioridad numérica.

            Cuando la policía ve una masa anestesiada y abúlica se olvidan del factor numérico y, siendo una simple escuadrilla, cargan contra cientos (ver video). Si esos cientos fueran conscientes de su superioridad, se darían la vuelta y transmitirían con su actitud la inequívoca sensación de que no es buena idea meterse con una “masa” que sabe cómo reaccionar si es agredida. Muchos usarían sus porras con más prudencia.

            Empero, no hemos de olvidarnos de que estamos hablando de cómo comportarnos en un enfrentamiento que transcurre entre gente armada contra gente desarmada.

            La mayoría de la gente se ha acostumbrado tristemente a ver deambular a los miembros de los distintitos cuerpos policiales (también a seguritas) con sus pistolas al cinto. Esto es muestra de la esquizofrenia colectiva que padecemos. Si cualquiera de nosotros tuviera la “genial” idea de pasearse por ahí con una pistola en la cintura la gente echaría a correr nada más vernos. Miles de individuos –eso sí, uniformados– lo hacen cada día y no cunde la histeria colectiva.

            Curioso es, por otra parte, contrastar como los supuestos “pacifistas” profesionales amenazan a los manifestantes con denunciarlos públicamente si los ven pintando donde no deben, cantando alguna consigna “inapropiada” o cometiendo la mínima provocación, y después recurren con la mayor naturalidad a la policía, que sólo puede intervenir haciendo uso de su “monopolio sobre la violencia física legítima” (como decía Weber), y no sienten la menor alarma al contemplar sus brutales cargas (no en vano, ellos mismos crean –tal y como acabamos de saber– sus propias “comisiones de seguridad”, cuyos “pacíficos objetivos” no distan mucho de la delación y la represión gubernamentales). 

            En definitiva, sólo se puede repetir la pregunta inicial: ¿cuándo entrega la policía sus armas y anuncia su disolución? Creo que para que esta banda armada se decida habrá que darle un “empujón”. 

Fdo.: El Hombre Guillotina

El 15-M es feminista, pacifista y libertario

“Tras la manifestación del pasado 12 de mayo del 15-M en Gran Canaria, ahora es prioritario elaborar una estrategia para aumentar su influencia en la sociedad. Y en coherencia con sus propios principios, se debe seguir priorizando la inclusión de la mujer y de las ideologías no excluyentes.”

>(Artículo de Pedro Larré. Las Palmas, 19 de mayo de 2012 [http://15mgrancanaria.org/el-15-m-es-feminista-pacifista-y-libertario/])

Que el pasado 12 de marzo, el movimiento 15-M de Gran Canaria convocase a unas 2.000 personas, demuestra la fuerza actual del movimiento. Por dos motivos: porque se ha fidelizado la participación y porque toda la organización ha surgido, exclusivamente, del proceso asambleario insular, sin influencia de ninguna plataforma ni asociación operando al margen de dicho proceso. La manifestación se organizó en mareas, cada una con su foro asociado, según las más importantes problemáticas de la sociedad actual, y en ellas participaron un amplio número de colectivos sociales a los que hay que agradecer, enormemente, su colaboración y presencia. Por primera vez se dieron cita gente de todo tipo de ideologías alternativas al capitalismo (anarquistas, independentistas, marxistas, ecologistas, pacifistas, feministas, sindicalistas y un largo etcétera), convocadas por una organización asamblearia popular y horizontal.
La estructura asamblearia insular de pueblos y barrios del Movimiento 15-M, con sus comisiones y grupos de trabajo, constituye un proceso laborioso de toma de decisiones, pero garantiza la absoluta igualdad en la participación de todas las personas. Su génesis se debe sin duda a la colaboración de mucha gente, pero especialmente a un grupo de personas de ideología anarquista, empeñados en la escrupulosa horizontalidad de dicho proceso. Las aportaciones de este colectivo al 15-M van mucho más allá de esta estructura, pues ya desde los primeros días de la acampada en San Telmo, y a lo largo de todo este año, ha sido fundamental su colaboración y reflexiones en la solución de múltiples problemas, en la creación y consolidación de las Comisiones de Respeto y Salud Asamblearia y en la puesta en marcha de diferentes asambleas insulares.
Es decisiva la influencia del anarquismo en la gestación de corrientes revolucionarias como el marxismo y en las luchas de los movimientos obreros. En su seno nacieron la ecología, el naturismo, el decrecimiento, el antimilitarismo o el mismo método asambleario. A pesar de sus aportaciones, o precisamente por su enorme potencialidad transformadora, el anarquismo es una corriente especialmente criminalizada a lo largo de la Historia. Los Estados capitalistas, sus instituciones y medios de comunicación transmiten a amplios sectores sociales la asociación de este movimiento con la violencia: magnifican sus errores, distorsionan las circunstancias y ocultan la brutal y sistemática represión que contra los anarquistas se vierten continuamente. Lamentablemente, también en el ámbito local se reproducen, aunque a otra escala, estas dinámicas. El pasado 1 de mayo, durante los actos finales de la manifestación plural, un grupo de sindicalistas de CC.OO. protagonizaron una agresión contra personas del colectivo anarquista y del 15-M, por estar coreando consignas contra las malas prácticas de los grandes sindicatos. Con especial saña fue golpeada una mujer, por grabar dichas agresiones. Posteriormente, estos personajes llamaron a la policía, y le pidieron actuase contra el grupo anarquista. Tras las cargas policiales, el balance final fue de tres anarquistas heridos, y dicha mujer identificada por la policía, por lo que presumiblemente recibirá alguna citación judicial. En las pasadas manifestaciones del 6 de septiembre y 15 de octubre de 2011, ya se dieron altercados similares.
Los conatos y agresiones e insultos contra estas personas y colectivo, las declaraciones a favor de llamar a la policía como primera medida ante cualquier indicio de violencia que pueda tener lugar en las manifestaciones, o presuponer que, necesariamente, si hay violencia, ésta va a surgir de las filas de este colectivo -la última vez en la Comisión de Seguridad de la pasada manifestación del 12 de mayo-, surgen a pesar de que los hechos demuestran, reiteradamente, que nunca es así.
Y ya durante la acampada de San Telmo se decidió que, ante problemas de este tipo, no se acudiría a las instituciones más que en casos de obvia necesidad, siempre después de haber agotado todos los recursos y tácticas posibles, y preferentemente para obtener asesoramiento. En los casos concretos de violencia, se acordó utilizar tácticas como las barreras humanas, el aislamiento de los agresores y encapuchados, corear consignas, establecer interlocuciones, persuadir a los potenciales violentos, y un largo etcétera de medidas alternativas, que aseguran perfectamente el control de estas actitudes, como ya se ha podido comprobar en multitud de actos y manifestaciones, dentro y fuera de Gran Canaria. Asimismo, en diferentes asambleas se acordó, una y otra vez, que un movimiento inclusivo y plural nunca podría prohibir a nadie portar los signos o emblemas políticos e ideológicos no excluyentes que quisiese. Dichas formas de actuar son seña de identidad del movimiento 15-M en toda España.
Por otra parte, las agresiones contra las anarquistas ya se han dado dos veces contra mujeres, y a pesar de ello se ha visibilizado mucho más el conflicto ideológico que el de la violencia contra la mujer. En la pasada manifestación del 12 de mayo, se organizó una marea violeta, “por la igualdad real de todas las personas”, tras cuya finalización se celebró el correspondiente foro. Pero éste fue, con diferencia, el menos numeroso en participación, y curiosamente el único constituido mayoritariamente por mujeres. La intervención inicial de un hombre, representando a un colectivo que lucha contra una supuesta desigualdad, supuso una fuerte agresión verbal a las personas presentes. Tuvimos que soportar todo un alegato por la “igualdad” basado en el desprecio al feminismo y a las mujeres, por ser éstas beneficiarias de una discriminación positiva de carácter legal en la custodia de los hijos. Parece ser, según esta intervención, que las mujeres abusan sistemática y fraudulentamente de dicha ley, que las estadísticas oficiales de la violencia contra la mujer demuestran que en España aún son pocas las mujeres que se asesinan cada año, o que las mujeres influyen perversamente en sus hijas e hijos para posicionarles contra sus padres. En fin, una retahíla de argumentos tan destructivos contra la mujer, que una interviniente calificó de ‘pornografía verbal’.
En contrapartida, la coherencia demostrada por las respuestas de las mujeres, además de su paciencia y tesón, evidenciaron la potencialidad de sus herramientas en las luchas de emancipación. La predisposición a aunar las reflexiones sobre todas las injusticias, en vez de criticar los avances de una de las partes más desfavorecidas; el enfoque constructivo en la búsqueda conjunta de una solución consensuada y por tanto satisfactoria para ambas partes; la necesidad de trabajar, a la par, tanto los aspectos personales o individuales (rebeldía, autoafirmación) como la crítica política o la exigencia a las instituciones; así como la necesidad de erradicar el problema desde la raíz haciendo énfasis en la educación, fueron algunas de las respuestas dadas.
El movimiento libertario hace énfasis en el lucha contra cualquier estructura del poder, y en especial la del Estado, pero el movimiento feminista identifica, como causa última de todo sistema de dominación, al patriarcado, demostrando claramente su absoluto fracaso. Sólo el hombre que aún se cree beneficiado por un sistema machista puede llegar a sentirse perjudicado por las reivindicaciones del feminismo, pues sólo la misma frustración que emana del carácter machista impide comprender el potencial liberador, para todas las personas, del movimiento feminista. La atenta consideración por parte de este movimiento de los afectos o los cuidados, o su atención a valores como la construcción colectiva a partir de las generosas aportaciones individuales, son señas de identidad de la firme apuesta de este movimiento por una política que quiere superar la opresión sexista. La discriminación positiva, por tanto, promueve la igualdad de las condiciones como pilar básico sobre el que construir una sociedad más justa.
Exigir que, en nombre de la unidad, no se puedan manifestar todas y cada una de las ideologías no excluyentes, o infravalorar la ‘igualdad real’ como una reivindicación tan importante como pueden ser la sanidad o la vivienda, obligan a replantearse una vez más estos problemas y actitudes. Si bien el movimiento 15-M en Gran Canaria ha avanzado significativamente este año en muchos de estos aspectos, siguen habiendo contradicciones que es preciso superar. Por poner un ejemplo: en las Asambleas de Pueblos y Barrios ya hay, ‘grosso modo’, paridad en intervenciones y organización, pero cuando el acto a celebrar es unitario (mayor visibilidad pública), de nuevo la desigualdad en la participación vuelve a aumentar (en la pasada asamblea en San Telmo con motivo del aniversario, hubo 20 intervenciones de hombres frente a 10 de mujeres). Transversalizar estas problemáticas en diferentes foros; promover medidas de discriminación positiva a favor de la mujer en el conjunto del movimiento -por ejemplo, celebración de asambleas constituidas íntegramente por mujeres-, o sustituir en las manifestaciones la Comisión de Seguridad por una nueva Comisión de Respeto, son propuestas que ya se podrían empezar a desarrollar.
La manifestación del 12 de mayo en Gran Canaria marca el inicio de una nueva etapa, pues demuestra que el 15-M es ya un movimiento sólidamente organizado. Aunque lo prioritario en este momento es elaborar unos objetivos y estrategia para aumentar su influencia política y social (en la línea del primer Encuentro de Activistas realizado recientemente), no se debe olvidar que todos esos objetivos sólo se pueden conseguir abordando los problemas desde la práctica y la coherencia, consolidando así un movimiento donde no quepa ningún tipo de violencia ni discriminación contra la mujer, contra ningún grupo ideológico, ni contra cualesquiera sectores sociales oprimidos o minorías excluidas.
Sólo al poder le interesa deslegitimar la revolución identificándola con la violencia, ocultando a su vez que la violencia real, la violencia estructural de los sistemas patriarcal y capitalista, son la causa directa de la desigualdad que sistemáticamente generan. A menudo la violencia es una opción cobarde e infructuosa, y por ello debemos aprender a canalizar la rabia hacia la búsqueda de nuevas formas de lucha por la dignidad y la libertad sin enfrentamiento violento. El 15-M, como el feminismo o el movimiento libertario, pone a las personas en el centro de su discurso, apostando por su plena emancipación. Y una de las mayores esperanzas del 15-M seguramente radique en su énfasis en la autenticidad de los procesos, en los valores que consideramos prioritario defender. El 15-M no apuesta por utopías, sino por en una concepción firmemente ética de la política. En consecuencia, la inteligencia colectiva para consensuar qué clase de mundo queremos construir sólo es auténtica si aplica con profundidad y coherencia los principios de inclusión y horizontalidad.

Dos cartas de Intersindical Canaria

[Carta de solidaridad con los represaliados]

A LA FEDERACION ANARQUISTA DE GRAN CANARIA

 A LA ORGANIZACIÓN JUVENIL AZARUG
Estimados compañeros, estimadas compañeras:

El Secretariado Confederal Nacional de Intersindical Canaria, reunido el pasado viernes, en la isla de Tenerife, una vez analizados los acontecimientos sucedidos el Primero de Mayo en la isla de Gran Canaria, mientras se celebra el acto unitario de cierre de la manifestación, que acabaron con una violenta carga policial, dos detenciones y varios heridos, queremos hacerles llegar nuestra solidaridad con sus organizaciones y militantes víctimas de los golpes de miembros del servicio de orden o de la propia policía, así mismo manifestarles nuestra condena de hechos tan deplorables, máximo durante la celebración del Primero de Mayo, fecha en la que recordamos a las víctimas de la violencia del estado por defender los derechos de la clase trabajadora.

Acompañamos la carta remitida por nuestra organización a Comisiones Obreras de Canarias, condenando estos hechos y solicitando su autocritica.

Reciban hoy y siempre nuestra solidaridad de clase

Canarias  15 de mayo de 2012


Fdo. Lucy Rodríguez
Coordinadora General de Intersindical Canaria

[Carta de reprobación a CCOO]

A LA DIRECCIÓN NACIONAL CANARIA DE COMISIONES OBRERAS

AL SECRETARIO GENERAL DE COMISIONES OBRERAS CANARIAS

Estimados compañeros, estimadas compañeras:

El Secretariado Confederal Nacional de Intersindical Canaria, reunido el pasado viernes, en la isla de Tenerife, una vez analizados los acontecimientos sucedidos el Primero de Mayo en la isla de Gran Canaria, mientras se celebraba el acto unitario de cierre de la manifestación, que acabaron con una violenta carga policial, dos detenciones y varios heridos, queremos hacerles llegar la siguiente reflexión:

Primero) Tratándose de un acto unitario cualquier actuación debe ser decidida por el conjunto de organizaciones convocantes del mismo, la toma de decisiones unilaterales solo puede llevar a la ruptura de la unidad de acción y la toma de opciones, cuanto menos, erróneas.
        

Segundo) Es injustificable la alarma ocasionada por la actuación de un grupo de compañeros y compañeras de diversas organizaciones que ejercían su derecho a la libertad de expresión, gritando las consignas que considerasen oportunas, estuviéramos o no de acuerdo el resto de organizaciones, y que, en ningún momento, supusieron un problema para el normal desenvolvimiento del acto (tal como se puede apreciar en los muchos videos que circulan por internet) y muchísimo menos peligro alguno para las personas concentradas en el mismo.

Tercero) Tras el forcejeo con el servicio de orden y la agresión de varios militantes de CCOO (tal como se aprecia también en distintos videos) a los jóvenes concentrados detrás del escenario y de la pancarta de cabecera, se produce una injustificada e incomprensible carga policíal, que sin embargo había sido anunciada por varios miembros del servicio de orden, bajo la amenaza de “estamos llamando al 091”. El resultado de la actuación policía [sic] ya ha sido expuesto.

Cuarto) Nos parece, cuanto menos condenable, que mientras la carga policial se efectuaba, precisamente en el turno de intervención de nuestra organización, desde el escenario se  intentara minimizar los hechos afirmando por parte del conductor del acto que “esto no va con nosotros”.

Intersindical Canaria entiende que, no  había motivo alguno que justificará la violenta reacción del servicio de orden, tras recibir instrucciones desde el escenario,  y muchísimo menos la solicitud de intervención de la policía. Por todo lo expuesto solicitamos a CCOO realice la oportuna autocritica de la actuación de sus militantes y solicite disculpas a las personas y organizaciones afectadas.

Reciban nuestros saludos de clase

Canarias  15 de mayo de 2012

Fdo. Lucy Rodriguez

Coordinadora General de Intersindical Canaria