Federacion Anarquista de Gran Canaria: Anarquismo de barrio y apoyo mutuo

Fuente: TODO POR HACER

La Federación Anarquista de Gran Canaria (FAGC) nace al calor de las movilizaciones del 15M de mayo de 2011. Tras décadas de prácticamente nula actividad de los movimientos sociales en Canarias diversos grupos desconectados coinciden en las plazas. En un primer momento La Federación se centra en actividades muy ideologizadas y que entrarían dentro del cliché del/la anarquista: acción directa en manifestaciones, antifascismo en las calles, confrontación con las grandes burocracias sindicales, etc. A pesar de considerar estas acciones necesarias, tras un proceso reflexivo llegan a la conclusión de que su propuesta práctica se encuentra alejada de la realidad social de su entorno, ofrecen soluciones para problemas que la gente no tiene y por el contrario no tienen nada que aportar ante los problemas diarios de sus vecinos/as.

A partir de ese momento deciden reorientar sus activismo hacia las personas más afectadas por las políticas capitalistas de la sociedad. Hay que tener en cuenta que, más allá de la imagen idealizada de sol y playas que se vende fuera para fomentar el turismo, las Islas Canarias cuentan con un 40% de población en riesgo de exclusión social, un 67% de población manifiesta que es incapaz de llegar a fin de mes, la tasa de paro se encuentra en el 21% frente al 13% nacional, se practican una media de 600 desahucios trimestrales, el precio de los alquileres es de los más altos del Estado sin embargo los salarios son de los más bajos.

El acercamiento que tiene la FAGC a esta realidad trata de ser lo más práctico posible, huyendo de dogmatismo y aceptando las contradicciones que supone aspirar a un mundo sin Estado ni Capital pero hacerlo en las condiciones que estos imponen. En un primer término se centran en la problemática de la vivienda, atienden mayoritariamente casos de alquiler y okupación. Cosechan ciertos éxitos en la paralización de desahucios, utilizando la solidaridad instintiva que existe en los barrios como herramienta política, haciendo realidad el «hoy por ti, mañana por mi» y siendo los/as propios/as afectados/as quienes paralizarán desahucios cuando sea otra persona la afectada. Al mismo tiempo, en los casos en los que los desahucios no pudieran ser paralizados se buscaban alternativas habitacionales mediante la okupación. Para dar cobertura organizativa a este movimiento sin que los/as implicados/as tengan que asumir la etiqueta «anarquista», aunque sus prácticas coincidan plenamente, se forma el Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria.

Metidos/as en esta dinámica es cuando a principios de 2013 surge la oportunidad de dar un salto cualitativo y formar La Comunidad Esperanza.

Comienza La Esperanza

La Comunidad La Esperanza es la okupación más grande del Estado español, se trata de cuatro bloques situados en el municipio de Santa María de Guía, 76 viviendas en total dedicadas a realojar a personas que vienen principalmente de desahucios, actualmente se encuentran más de 210 personas viviendo allí. La propiedad se encuentra en régimen comunitario, esto implica que tanto los trabajos de mantenimiento como la resolución de los conflictos se gestionan entre los/as vecinos/as y que cuando familia deja una vivienda esta vuelve a la comunidad que se la cederá a otra familia que la necesite.

El éxito a base de trabajo y sacrificio de La comunidad La Esperanza fue respondido por la Guardia Civil con una campaña de hostigamiento Clic para tuitear

El éxito a base de trabajo y sacrificio de La comunidad La Esperanza fue respondido por la Guardia Civil con una campaña de hostigamiento, identificaciones y detenciones a sus habitantes, no era raro que los/as vecinos/as tuvieran que aguantar grabaciones por parte de agentes desde edificios cercanos. Ante esta situación los/as vecinos/as comienzan una campaña mediática bastante exitosa explicando la realidad de la comunidad y recabando apoyos y solidaridad con lo que la presión por parte de las fuerzas del orden se rebajó.

El Estado responde con represión

Es en este contexto en el que se produce en abril de 2015 la detención de uno de los portavoces del Sindicato de Inquilinas, Ruymán Rodríguez, basada en una denuncia por allanamiento que ya había sido retirada. En el cuartelillo el detenido es insultado vejado y golpeado como se recoge en el parte de lesiones realizado en el Hospital Dr. Negrín y en la causa por torturas que sigue abierta contra los guardias civiles. Por su parte la guardia civil acusa a Ruyman de «atentado a la autoridad» por una supuesta patada propinada por este en el momento de la detención. El pasado mes de diciembre el periódico local Canarias7 se hacía eco de los hechos de forma sesgada, reproduciendo solamente la versión de la Guardia Civil, sin contrastar las acusaciones e inventando otras que nunca existieron como la de coacciones.

Desde el Sindicato de Inquilinas afirman que tanto la detención como la campaña mediática suponen un ataque no solo a Ruymán sino a toda la Comunidad La Esperanza y a todas las personas que luchan para que no haya familias que duerman en la calle. «En primer lugar, desmentir una mentira es una buena forma de difundirla. En segundo lugar, enredarse en eso es una manera eficaz de empantanar el trabajo colectivo y desviarlo de otros objetivos» dicen desde la FAGC. Aun así son optimistas y confían en que el trabajo realizado haya tejido redes de solidaridad capaces de protegerles de la represión.

Profesionales de la mentira y profesionales de la resistencia

Un intento de comunicado

El pasado domingo día 8 de diciembre (2019) el periódico Canarias 7 difundía una “noticia” que tenía a un servidor como protagonista. Iba sobre la detención que sufrí en 2015 a manos de la Guardia Civil de Santa María de Guía (Gran Canaria).

El sesgo de la noticia era muy grave, y sin embargo seguía sin ser lo más importante.

Era grave que se reprodujera gran parte de la versión de la fiscalía dándola como hechos probados; lo era que nadie se pusiera en contacto conmigo, con la abogada que lleva mi caso, ni con las vecinas de “La Esperanza”, para contrastar la falsa información filtrada; lo era también que se me tratara, poniendo mi foto y mi nombre en grandes titulares, como si yo fuera un personaje público; lo era además que se omitiera interesadamente que los guardias civiles que me detuvieron también estaban imputados por torturas y detención ilegal; lo era, por supuesto, que se ignoraran los 3 partes médicos y un peritaje donde se objetivan mis lesiones y se habla de “agresión” y “policontusiones”; y todo eso, siendo muy grave, no era lo más importante.

Lo más importante era que un periodista de dicho periódico llegara a inventarse un cargo contra mí (o mejor dicho, a reproducir el cargo inventado por otros) y hablara de “extorsión”. La invención no era una errata, un error fortuito e inofensivo; era un tiro en la cara para intentar desacreditar al peculiar movimiento de vivienda que tenemos en Gran Canaria.

Reitero que no soy un personaje con un oficio público, que nunca he ejercido cargo alguno de esas características, que he rechazado cualquier intento de coaptación partidista, que ni siquiera he cobrado nunca por aparecer en los medios para defender el derecho a una vivienda digna o hacer propaganda de las ideas anarquistas. Soy un trabajador manual que simplemente lucha con sus vecinas a pie de calle. ¿Encaja eso con el tratamiento dado en la noticia como si yo fuera un político profesional susceptible de ser fiscalizado? Evidentemente, no. Por otra parte, ¿se atrevería un periodista responsable, y el periódico desde el que escribe, a reproducir una difamación gratuita si no creyera que dicha calumnia está confirmada por “fuentes oficiales”? Evidentemente, tampoco. Tener que rectificar y tragarse las propias palabras, como hicieron periodista y periódico el pasado día 12, no es plato de buen gusto para un medio generalista. Sin embargo, que nadie crea que esta rectificación ha sido fruto del trabajo periodístico y la autocrítica profesional. Yo mismo he tenido que facilitar los documentos que acreditan que lo publicado es mentira. Una peligrosa perversión ésa que obliga al calumniado a demostrar que una información es falsa y no al periodista a corroborar la veracidad de lo que publica.

Quizás podría parecer que después de dicha rectificación este intento mío de comunicado es innecesario, pero no quiero ahorrarme las reflexiones que este episodio me ha suscitado. Lo primero es ratificar una vieja lección que nunca debemos olvidar: el poder (en cualquiera de sus formas, incluso en las más patéticas) estudia al adversario antes de golpear y lo hace allí dónde sabe que va a provocar más daños. La falacia es su imperio y conoce bien su recorrido, incluso cuando oficialmente se la saca de circulación. La paradoja como descalificativo, el acusar al enemigo de representar precisamente aquello contra lo que combate, es otra de sus grandes armas. Es lo que hacen los fascistas cuando llaman “nazis” a las antifascistas. Refutar lo obvio es una gran pérdida de energías.

El poder sabe perfectamente que obligar a sus refractarios a combatir la desinformación es, aunque ésta acabe desmontada, cierta forma de victoria. En primer lugar, desmentir una mentira es una buena forma de difundirla. En segundo lugar, enredarse en eso es una manera eficaz de empantanar el trabajo colectivo y desviarlo de otros objetivos. Entonces, ¿el poder siempre gana? No necesariamente. El poder puede ser omnipotente pero no omnisciente: puede poderlo todo, pero no saberlo todo.

Los que han pertrechado esta jugada (que nadie piense en grandes cúpulas, sino en pobre gente muy segura de sí misma apurando una copa en alguna terraza) no saben qué significa ser anarquista. Yo, en mi humildad, soy anarquista, con todo lo que esto conlleva social y políticamente. Si a mí me importaran los rumores, el “qué dirán”, mi prestigio o reputación, hubiera escogido otra definición ideológica mucho más cómoda. No se puede ser anarquista sin reconocer que se está en guerra declarada contra el Sistema, contra el Estado y sus instituciones, contra la propiedad y el capitalismo, y no se puede hacer todo esto, en nuestra sociedad, sin asumir cierta porción de infamia. Intentar herir la imagen de un anarquista es como cortar un merengue: inútil. Eso es lo que el poder desconoce.

El poder tampoco imagina el resto de cosas que asume un anarquista al declararse como tal. Yo, como anarquista, me opongo frontalmente a este Sistema. No confío en su propaganda (aunque a veces nos toque inocular en ella nuestras reivindicaciones anti-desahucios), no espero nada de su estructura judicial, ni de sus sentencias, ni de sus puestas en escena. La policía es el Estado, la fiscalía es el Estado y los jueces son el Estado. Yo soy anarquista, enemigo acérrimo del Estado, ¿qué tratamiento creen que espero de su parte? Estamos predispuestas para lo peor. Aunque suene sorprendente, ya presumíamos que una difamación así pudiera surgir y estamos preparadas para resistir las que vengan. Tarde o temprano nuestra ayuda a familias migrantes en situación irregular puede convertirse sin pudor en una acusación de “tráfico de personas” y nuestra asesoría jurídica a compañeras que ejercen la prostitución en otra igual de absurda de “proxenetismo”. El periodista, como el artista, debería tener algo de libertario y entender que su labor es ejercer contra-poder, fiscalizar a los que mandan y no someterse a ellos. Pero hoy gran parte del periodismo también es parte del Estado. Por todo esto, nada espero del Sistema más que una confrontación constante.

Otra cosa que el poder ignora es que un movimiento social pueda carecer de líderes. Su mentalidad capitalista les impide entender que se pueda impulsar una lucha vecinal sin intereses de por medio, sin cobrar a los afectados, sin ánimo de lucro; su mentalidad jerárquica les impide entender que pueda organizarse algo de forma horizontal, sin jefes y sin subordinados. Creen que aplastando a un portavoz aplastan a un líder, y no ven que detrás de todo esto hay una realidad mucho más amplia protagonizada por decenas de vecinas. Les preocupa un movimiento que no se deja domesticar a través de subvenciones, que no es controlado por ningún partido y que tiene su médula en los barrios. Les asusta que haya algunas anarquistas de por medio porque saben cuál es la dura realidad canaria y son conocedores de que su Sistema no puede seguir parcheándola a golpe de subsidios. Con unos 3.000 desahucios al año, un desempleo galopante, una pobreza que ya supera a más de la mitad de la población canaria y una de las infancias más pobres de la Europa política, no les preocupa hallar soluciones; les asusta que haya quien señale a los culpables.

Y por último hay otro asunto que el poder también parece desconocer: no estamos solas. Por todo el Estado, e incluso fuera de sus fronteras, son muchas las compañeras que están a nuestro lado cuando vienen mal dadas. Hermanas que amplifican nuestra voz, que pintan las calles, que dibujan su rabia y nos apoyan, hombro con hombro, espalda con espalda. Caer en silencio ya no es una posibilidad. Los profesionales de la mentira deben comprender que tienen en frente a profesionales de la resistencia. El camino es duro y lo será aún más de aquí en adelante. Judicialmente tocará resistir para ganar tiempo y que la lucha antirrepresiva no absorba demasiados de nuestros esfuerzos. Hay que asumir la casi certeza de una condena de cárcel con cuya suspensión provisional trataran de desactivarme durante los próximos años. Mediáticamente debemos seguir tejiendo un discurso antihegemónico y asumir que si a veces para dar la cara hay que tapársela, hoy me seguirá tocando mostrarla para evitar los peligros del anonimato, el mismo que alimenta cunetas y desapariciones. Nuestra lucha es pública y no puede ser de otra forma cuando se intenta articular un movimiento vecinal y barrial de masas. Pero sabemos que en todos y cada uno de esos baches, conflictos, victorias y derrotas, tendremos a muchas compañeras de nuestro lado, desconocidas íntimas, personas muy cercanas desde la distancia, miembros de la FAGC que quizás ni siquiera necesitan sentirse anarquistas y que tal vez jamás pisaron nuestra isla. A todas ellas sólo puedo y podemos darles las gracias, terminar este inusual comunicado dedicándoles mis últimos pensamientos y esta frase de Edward Abbey:

“Disfruten de su propia vida. Mantengan la cabeza alta y unida al cuerpo, y su cuerpo activo y vivo. Y yo les prometo que todo saldrá bien. Les prometo una dulce victoria sobre nuestros enemigos, sobre los hombres atados a un escritorio, sobre las mujeres con el corazón dentro de una caja fuerte y la mirada hipnotizada por los números de una calculadora. Les prometo que sobreviviremos a esos cabrones”.

Ruymán Rodríguez

Solidaridad y apoyo a nuestro compañero Ruymán

Desde el Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria mostramos nuestra máxima solidaridad y apoyo incondicional al compañero Ruymán Rodríguez ante la campaña de difamación y calumnias orquestada por el Estado a través del periódico “Canarias 7”.

Aún nos impacta la vergonzosa falta de ética de este medio de comunicación, que reproduce exclusivamente la versión del Estado como si se tratase de un medio oficial, sin consultar a la otra parte afectada para contrastar los hechos.

Entendemos que se trata de otro montaje policial con el fin de criminalizar la lucha por una vivienda digna en una región con cerca de 1.000 desahucios por trimestre y más de un 40% de la población en riesgo de pobreza. Se trata, sin duda, de un ataque directo a un afiliado, como si se tratara de un personaje público, para castigarle por su militancia y desactivarle políticamente. No lo permitiremos.

La versión que publica este medio servil es completamente falsa. Ruymán Rodríguez fue detenido de forma ilegal en abril de 2015 por una denuncia por allanamiento que ya había sido retirada y archivada días antes. La propia Guardia Civil había recogido y documentado la retirada de la denuncia. Sin embargo, aún así fue detenido y llevado al cuartelillo de Guía, donde fue insultado, vejado y golpeado hasta el punto de que tuvo que ser trasladado a un centro de salud y, posteriormente, al Hospital Dr. Negrín como demuestra el parte de lesiones y un auto en el que se abre una causa por tortura contra los guardias civiles que aún sigue abierta. Esta detención arbitraria no se debió a un error, sino un ataque directo para amedrentarle y forzarle a abandonar la Comunidad “La Esperanza”, donde viven más de 200 personas en régimen de precarista. No está de más recordar que en ese acuartelamiento ha habido agentes condenados este mismo año por falsear documentos.

Al contrario de lo que recoge el tabloide “Canarias 7”, el hecho que motivó la detención injustificada no fue una denuncia por extorsión, delito que no aparece mencionado en ningún momento en la acusación del Ministerio Fiscal, sino por allanamiento. Esta denuncia fue presentada por una señora que ocupó una vivienda en “La Esperanza” sin permiso de la Comunidad, saltándose los protocolos y entrevistas internas de la propia Comunidad para entregar una vivienda. Esta señora denunció a toda la comisión de Realojo (unas 6 personas) de la propia comunidad porque ésta le exigió que abandonara la vivienda para destinarla a una familia que la necesitase. Cabe resaltar que el compañero Ruymán no estaba presente en el momento del conflicto entre la comisión y la señora. A pesar de ello, fue la única persona detenida y agredida por las fuerzas de seguridad del Estado. Días después, la asamblea de la Comunidad “La Esperanza” logró aclarar el asunto con la señora, que accedió a abandonar la vivienda que había ocupado sin permiso y retiró la denuncia. No se explican entonces la detención arbitraria, las vejaciones, los insultos y las agresiones que acabaron con nuestro compañero en el hospital. Mucho menos se entiende la acusación por parte de la Guardia Civil de “atentado a la autoridad” por una supuesta patada a un agente que le provocó una “fricción” en la pierna. Una fricción por la que le piden, encima, un año de prisión y 700€ de multa.

Además de recoger la versión oficial, el diario satírico “Canarias 7” da pábulo a las repugnantes calumnias vertidas por el Estado sobre nuestro compañero. Le acusan falsamente de extorsión. Sólo hay que consultar la acusación del Ministerio Fiscal para descubrir que no hay ni una sola mención a tal delito.

Entendemos que estas asquerosas mentiras sólo buscan desacreditar la figura de un compañero que ha perdido salud, tiempo y dinero por asegurar una vivienda digna a personas con necesidad. No sólo buscan desacreditarle a él, sino a todas las que luchan porque no haya familias que duerman en la calle. La FAGC y el Sindicato de Inquilinas siempre han luchado contra la especulación y venta de casas socializadas. Tanto es así que el Sindicato, incluso, sólo se financia mediante una cuota simbólica de 1 euro al mes que ni siquiera todas las afiliadas están obligadas a pagar porque para muchas supone un cartón de leche menos en la despensa. A estas alturas nos sorprende poco que el Estado recurra a estas miserables artimañas, pero confiábamos en que quedara un poso de decencia en este medio de comunicación. Nos equivocamos.

Por todo ello, el Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria quiere declarar que:

1. Apoyamos y defendemos incondicionalmente la inocencia de nuestro compañero Ruymán ante las mentiras y calumnias del Estado y sus medios serviles.

2. Jamás permitiremos la criminalización de la lucha por los derechos fundamentales y combatiremos con todas nuestras fuerzas y por todos los medios posibles a quienes traten de desacreditar y desmovilizar a personas y organizaciones por medio de la violencia física y mediática.

3. Llamamos a toda la población canaria y a las organizaciones sociales a protestar contra esta campaña orquestada desde las cloacas del estado y reproducida por los medios esbirros y lamebotas. Cuando atacan a quienes defienden derechos tan básicos como tener un techo, nos atacan a todas.

Como siempre, se trata de una lucha entre opresores y oprimidas, entre quienes desahucian y quienes se juegan el pellejo para que nadie duerma en la calle. Ellos tienen el poder y los altavoces, pero nosotras somos más y las calles, cuando mueren las sirenas y las luces azules, siempre vuelven a ser nuestras.

SIGC

Charla en El Raval de Ruymán Rodríguez sobre Anarquismo de barrio

32 aniversario de El Lokal (El Raval, Barcelona) el 19/10/2019 en el Àgora Juan Andrés. Charla de Ruymán Rodríguez de la Federación Anarquista de Gran Canaria y del Sindicato de Inquilinas sobre Anarquismo de barrio.

Solidaridad económica con Ruyman de la FAGC

El portal libertario «A las barricadas» inició el 28 de febrero una campaña para recaudar fondos para nuestro compañero Ruymán. Más abajo ponemos el enlace a dicha campaña, para no duplicar contenidos y porque lo van actualizando.

Desde aquí, lo que queremos manifestar es nuestro inmenso agradecimiento al portal, a las compas que tuvieron la iniciativa de realizar dicha campaña, y a toda la gente que está aportando su pequeño grano de arena para poder enfrentarnos a nuestro secular enemigo en este montaje represivo-judicial.

Enlace a la campaña:

http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/38081

ABSOLUCIÓN EN EL PRIMER JUICIO CONTRA LAS VECINAS DE LA GUEVARA

X Derecho A Techo

Nos han comunicado la SENTENCIA ABSOLUTORIA del juicio que tuvo lugar el pasado 30 de enero contra Leti y Jaume, de la Corrala La Guevara!!

SÍ SE PUEDEEE!

La fiscalía y el abogado de Banco Popular actuaron implacablemente, y su petición de condena es una de las más duras que hemos sufrido en nuestro entorno en materia de usurpación. 1800 euros para Leticia y 900 euros para Jaume, que de no ser pagados habrían supuesto privación de libertad de 90 y 45 días respectivamente. Además, especificaron en su petición, la ejecución del desahucio tras la sentencia, sin esperar a recurso.

No obstante, nuestra abogada expuso un alegato brillante que, contando con testimonios de de peso y la movilización en las puertas del juzgado, ha permitido esta sentencia absolutoria.

Todavía cabe recurso por parte de BANCO POPULAR y posteriormente, seguirá intentando desahuciarnos mediante la vía civil. Además, en el mes de marzo continúan los juicios por lo penal contra Yanira, Jose y Pepe, otras vecinas de la Guevara.

Y nos olvidemos que tres compañeras fueron identificadas en la concentración en las puertas del juzgado. Estemos atentas.

Pero sin duda, entre todas, hemos logrado una herramienta eficaz de presión a BANCO POPULAR, para arrancar de sus manos especulativas un uso realmente social del inmueble de la Corrala La Guevara, poniéndola a disposición de sus legítimas habitantes. Y una herramienta para otras compañeras en la misma situación, como la Corrala La Suerte, las Luchadoras y muchas más.

El mismo día del juicio nos comunicaron la negativa de BANCO POPULAR ante la tibia solicitud de mediación de la oficina por el derecho a la vivienda del Ayuntamiento de Málaga, ante la pasividad y aceptación de las instituciones, cómplices de la impunidad de la BANCA. Esperemos ahora poder hacerles cambiar de opinión.

Más allá del resultado, queremos poner en valor cada muestra de trabajo en red y de sostenimiento y cuidados de las personas. Cada acto de desobediencia, cada intento de hacer frente a este sistema de acumulación depredadora.

Desde Stop Desahucios Málaga queremos agradecer a todas las personas y colectivos que están apoyando la campaña por el derecho a la vivienda y la amnistía social #LaGuevaraNOseToca.

Queremos agradecer a CGT Andalucía que nos haya brindado la posibilidad de contar con una defensa jurídica eficaz para combatir la indefensión a la que estamos expuestas las prekarias y excluídas, y las que intentamos articularnos con otras para visibilizar y luchar contra la acumulación y su consecuencia, la pobreza. Así como la asesoría solidaria del compañero Roberto Limón, del gabinete de abogadas Lex Veritas, de Paqui de la Pah, de Martín Eliseo, de las compañeras de Legal Sol, la Federación de Anarkistas de Gran Canaria y Stop Represión de Granada. Así como el testimonio determinante de Jose Cosín y la implacable defensa de Amanda Romero.

Queremos agradecer el calor, acompañamientos y apoyos humanos continuos de compañeras tan cercanas como Zambra, Baladre, Stop Represión Málaga, CNT, Frente Cívico…Las compañeras 15M Alacant, que han acogido esta lucha como propia, y las de Canarias, que se han sumado masivamente.

Agradecemos la difusión en vuestras redes y a través de ellas, y deseamos poner en valor los medios de comunicación alternativos que nos dan voz a las silenciadas, como Barricadas de Papel, Voces Alternativas, páginas como la de Zambra y Baladre, etc…

Así como la participación de las Pahs y Stop Desahucios de otros territorios, y de todas aquéllas que firmais el comunicado de apoyo a la Corrala La Guevara.

La campaña continúa y se intensifica el #BOIKOTBANCOPOPULAR. Os pediremos apoyo y participación para diferentes acciones:

– Concentración en el pleno de febrero del Ayuntamiente de Málaga, el jueves 23.

– La asamblea que tendrá lugar el miércoles 1 de marzo alrededor 19h en el barrio de la Corrala La Guevara.

– Una rueda de prensa en las puertas de Banco Popular, por la mañana, todavía no fechada.

– Acciones en Banco Popular y ante las instituciones.

– Difusión en redes sociales, y la firma de la petición: https://secure.avaaz.org/es/petition/Director_Territorial_Andalucia_Banco_Popular_y_Director_General_Aliseda_Paremos_el_desahucio_de_la_Corrala_La_Guevara_Am_1/?cELgwlb&utm_source=sharetools&utm_medium=copy&utm_campaign=petition-402418-

#LaGuevaraNOseToca

VIVIENDA DIGNA PARA TODAS!

AMNISTÍA SOCIAL YA!

Adjuntamos el listado de colectivos adheridos a la campaña y la sentencia.

Artículos relacionados:

http://www.diariosur.es/malaga-capital/201701/31/corrala-guevara-hace-ciudad-20170130182318.html

http://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2017/01/31/concentracion-apoyo-familias-habitan-corrala/906444.html

Así como el programa especial en Voces Alternativas:

http://www.ivoox.com/la-guevara-no-se-toca-funcion-audios-mp3_rf_16675379_1.html

Y algunos enlaces de vídeos relacionados:


+info: stopdesahuciosmalaka@gmail.com; @stopdesahuc_mlg

Comunicado de apoyo con las compañeras acusadas de expropiar bancos en Alemania

Amb aquest comunicat els col.lectius aquí presents volem manifestar la nostra solidaritat amb les companyes acusades d’una sèrie d’atracaments ocorreguts a la ciutat d’Aachen. El que aquí signem no és només una declaració de germanor, sinó també una afirmació de la nostra convicció en què, malgrat la criminalització que pateixen les companyes, reconeixem en els fets que se’ls imputa una pràctica política històricament legítima i practicada pels moviments revolucionaris, així com una mostra clara de que encara queda esperança en un temps on la persecució i la repressió estan a l’ordre del dia.

Entre els anys 2012 i 2014 es van produïr una sèrie d’atracaments a entitats bancàries de la ciutat alemanya d’Aachen. En posterioritat a aquests fets, la brigada policial encarregada de la investigació va engegar una autèntica campanya mediàtica de delació difonent públicament els detalls dels atracaments oferint recompenses a qualsevol que pogués oferir informació sobre persones sospitoses.

L’estiu de 2015 és detinguda a la frontera entre Grècia i Bulgària una companya per una euroordre emesa des d’Aachen sota l’acusació d’haver participat en un dels atracaments el juliol de 2013. Després de varis mesos de presó preventiva a Bulgària, l’extraditen a Alemanya fins ser alliberada per falta de proves. Actualment es troba de nou empresonada a la presó de Köln, després que es decidís la seva extradició des del Tribunal d’Àmsterdam el passat 15 de setembre.

El 13 d’abril d’aquest any a la ciutat de Barcelona, un gran dispositiu policial dels Mossos d’Esquadra efectua 3 registres; un d’ells al Centre Social Okupat Bloques Fantasma, i els altres dos en domicilis particulars, emportant-se detinguda a una companya. La detenció s’efectua a través d’una euroordre emesa per la fiscalia d’Aachen amb l’acusació d’atracament a un banc el novembre de 2014 a la mateixa ciutat. La companya passa a disposició de l’Audiència Nacional sota l’ordre del ja tristament conegut jutge Eloy Velasco per, posteriorment, ser empresonada a Soto del Real fins la seva extradició el passat 29 de juny. Actualment es troba a l’espera de jucici a la presó de Köln.

La darrera detenció es produeix aquest 21 de juny a Barcelona, on un company és acusat d’haver participat a l’atracament de novembre de 2014, empresonat a Soto del Real i extraditat a la presó alemanya d’Aachen, on es troba en a l’espera de judici en una situació semblant a les dues companyes.
Totes aquestes detencions són producte d’una intensa i estreta col.laboració entre policies europees. Una col.laboració que es concreta a través de l’intercanvi d’informació i favors. En allò concret, la base de la investigació es fonamenta amb els rastres d’ADN que la policia alemanya decideix contrastar amb les dades de la resta de policies europees. A partir d’aquest moment s’estrenyen uns llaços policials que segueixen materialitzant-se a través d’euroordres i col.laboració tècnica.

Per altra banda, tant la premsa alemanya com la catalana i espanyola no han deixat escapar l’oportunitat d’assenyalar i desenvolupar sobre les nostres companyes el relat i interessos del poder.

Però nosaltres ens mantenim fermes, tant les nostres conviccions com el nostre propi relat:

Sigui quina sigui l’evolució del procés judicial, volem mostrar públicament el nostre suport cap a les companyes, reivindicant com a nostres els objectius polítics revolucionaris, la seva lluita i la seva activitat militant. L’intent mediàtic de convertir-les en un perill públic no podria resultar més pervers. Sobre tot quan aquesta operació de manipulació mediàtica implica presentar com a víctimes els bancs, en una inversió total de la realitat que dignifica aquells que ens han estat robant, exprimint, estafant, desnonant i retallant impunement durant anys, mentre criminalitza qui es rebel.la contra el seu ordre i s’atreveix a atacar-los.

A nosaltres ens és del tot indiferent si són realment responsables o no d’aquests atracaments. L’expropiació bancària és una pràctica èticament justa i políticament legítima, un mètode de lluita que forma part de la història dels moviments revolucionaris.

La cacera policial i mediàtica desplegada arrel d’aquests atracaments a Alemanya no ens ha de fer perdre la perspectiva ni confondre’ns d’enemic. La detenció de les nostres companyes és un motiu més per combatre aquestes èlits i el sistema que representen; un sistema únicament mogut per l’acumulació de diners en unes poques mans a expenses del patiment, la despossessió i l’explotació de la resta. Ni la persecució policial ni la propaganda massiva del règim poden ocultar allò que ja és evident per tothom, i és que, com va dir el poeta, quin delicte és robar un banc comparat amb fundar-lo?

Llibertat anarquistes preses!!

A terra els murs de les presons!!!

 

[Fuente: https://solidaritatrebel.noblogs.org/post/2016/10/13/comunicat-de-suport-amb-les-companyes-acusades-dexpropiar-bancs-a-alemanya/]

Entrevista al compa Ruymán

Por Fran Pérez

El último número de la recién estrenada y gallega Revista Maxín se centra en gran medida en el tratamiento de la represión. Una entrevista muy interesante es la realizada a Ruymán, miembro de la FAGC torturado por la Guardia Civil y promotor de la Comunidad La Esperanza, una experiencia anarquista.
Háblanos un poco de tu trayectoria como activista
Desde la adolescencia he estado implicado en la militancia y siempre desde la barricada anarquista. Desde el primer grupo de afinidad allá por los 14 años hasta la militancia sindical a principios del 2000. Me he implicado en la lucha social en distintos frentes, desde las reivindicaciones de la población migrante (tema prioritario en las islas) hasta las movilizaciones contra la guerra de Irak. Participé activamente en el 15M y estuve en uno de los colectivos que fundó la FAGC. Actualmente me implicó, desde esta misma federación, en el tema de la vivienda desde hace 5 años.
¿Qué actividades realiza la FAGC en el tema de la vivienda?
La FAGC desarrolla en el tema de la vivienda una actividad integral. En primer lugar ha abierto el abanico de las plataformas tradicionales: no sólo se encarga de asuntos de hipotecas, sino que aborda la situación de los inquilinos y de los indigentes. Los más afectados en el tema de la vivienda y, paradójicamente, los más olvidados. Participamos en parar desahucios, pero no sólo contemplamos la asesoría legal, la negociación, y los piquetes anti desahucios convencionales. Usamos lo que yo llamo: métodos mecánicos (apuntalar puertas, clavarlas al marco, usar cuñas, inutilizar escaleras, levantar barricadas), que permiten que grupos poco numerosos puedan hacer frente a un desahucio. Además, por si el desahucio no pudiera detenerse (aún no nos ha pasado) o los afectados no contemplaran la vía de la resistencia, también trabajamos en el “plan B” (ocupación y realojo). Con este procedimiento hemos expropiado centenares de inmuebles realojando a más de un millar de personas. Actualmente hemos puesto en funcionamiento la Oficina de Expropiación Popular para dotar a este trabajo de una estrategia revolucionaria de socialización vecinal de recursos. Hemos iniciado la ocupación más grande del Estado (la Comunidad “La Esperanza”), una Huelga de Alquileres inédita en el Estado en el siglo XXI (táctica que queremos seguir implementando) y nos implicamos en general en cualquier abuso habitacional (como el intento de desalojo de 80 familias por parte del Ayuntamiento en el municipio de santa Lucía de Tirajana).
¿Cómo funciona la Comunidad La Esperanza?
Su modelo era asambleario, autogestionario, horizontal, autónomo y acéfalo. Todos los asuntos que afectaban al común se resolvían en asamblea. Esta designaba a su vez comisiones para afrontar el trabajo (Realojo, Mantenimiento, Talleres, Solidaridad, Huerto, Tesorería). Los vecinos que podían pagaban 25 euros mensuales para costear las cubas de agua, los que no tenían recursos aportaban lo que podían o trabajo. La idea era aportar según las posibilidades y recibir según las necesidades. Los problemas vecinales debían resolverse de forma directa, entre los interesados, y de no ser posible se acababan llevando a asamblea. Esa era la teoría, que llevada a la práctica demostró que el modelo libertario (lejos de las utopías) era, a niveles de gestión y economía, funcional y muy práctico. Sin embargo, sólo significaba mejorar la vida material de la gente; el proceso individual de desarrollo es más complejo y no se solventa con pan y techo. Fue una experiencia, aún inconclusa, de las que marcan una vida. Viví allí 2 años. Actualmente nos hemos desvinculado para dejar que los vecinos exploren sin influencias externas sus propios caminos. Algún compañero de la FAGC sigue viviendo en la Comunidad y colabora a título individual.

La Comunidad Esperanza funciona de un modo que podemos denominar ya anarquista. ¿Cómo responde la gente a esto desde un punto de vista ideológico? Un prejuicio falso es que el anarquismo no es posible de llevarse a cabo. ¿Se aprende teoría de la praxis? ¿Se ha conseguido que gente que iba a ser desahuciada por el banco se conciencie y posicione activamente contra el capitalismo?
La anarquía sí puede llevarse a cabo, pero para esto hace falta que se cumpla una premisa básica: que quienes la lleven a cabo sean los no anarquistas (y muchas veces no tienen necesidad siquiera de darle ese nombre). La anarquía se lleva a la práctica cuando se libera de los dominios de los anarquistas, cuando estos le sueltan la correa y la dejan correr libre por la calle. La gente no asume ni lo bonito, ni lo hermoso, ni lo romántico, y a veces ni siquiera lo correcto; asumen lo práctico y eficiente. La forma de llevar la anarquía a la gente es necesariamente la práctica. De discursos, panfletos y discursos nadie aprende nada; sólo la propaganda por el hecho mete prácticas anarquistas en la cabeza de la gente. Ideológicamente para muchos es un choque llegar a un enclave donde ya no hay que competir, sino colaborar; donde hace falta la opinión de todos para tomar una medida o llegar a un acuerdo; donde no se potencia el racismo, el machismo o el maltrato animal; donde para resolver un conflicto no se delega en denuncias, jueces o policía, sino donde las dos partes en conflicto deben abordarlo preferiblemente sin intermediarios y sólo en casos extremos con colaboración colectiva; donde no prima el dinero o la ganancia sino el actuar con altruismo. Pero con eso y todo (y no lo digo por la Esperanza sino por otras experiencias comunitarias que he vivido en estos años de lucha por la vivienda), no hay que ser ingenuo: la anarquía rodeada de capitalismo es un proyecto bonito, pero si no se irradia hacia fuera y crece tiene la misma duración que un espejismo. Por otra parte, la gente puede vivir de forma libertaria, incluso comportarse así llevada por la inercia inicial, por el entusiasmo de los primeros meses, pero seguir pensando de forma capitalista. Muchos pueden aprovechar un modelo que da todo y exige muy poco (esfuerzo y compromiso a lo sumo) para medrar y para explotar la solidaridad ajena. Una forma de vida que tiende a la gratuidad, garantizando techo, suministros básicos y alimentos, puede servir, sino se ha producido simultáneamente un cambio personal, para que alguien que con unos ingresos mínimos era un paria en la sociedad capitalista, pueda acumular e ir haciéndose con un capital en un enclave libertario. Al final la anarquía, si se mantiene alejada del conflicto y sólo tiende a la estabilidad, puede servir para que una persona atesore unos recursos que le permitan volver a su tren de vida capitalista y consumista y hasta que incluso le posibilite explotar a los que no han iniciado este proceso porque no han podido o querido. Esa es una gran lección de futuro.
Hablas de que para conseguir que triunfe hay que expandir estas prácticas. ¿Qué líneas estáis siguiendo para conseguirlo, o por dónde crees que se podría tirar?
Hemos descubierto que sin generar un conflicto abierto con las instituciones y el sistema capitalista, la estabilidad mata cualquier proyecto por resolutivo que parezca. Nuestra idea es arrebatarle estos inmuebles a las entidades bancarias y a la administración como un acto de expropiación colectiva, como una forma de quitarles recursos públicos y empezar a gestionarlos nosotros, los vecinos. Hasta que lleguemos a gestionar los recursos (vivienda, suministro acuífero y eléctrico, tierras cultivables), de barrios o pueblos enteros. Parece un acto de guerra, pero no son más que los cimientos de una revolución basada en la autogestión de recursos públicos que debemos empezar a controlar de forma directa.
La Comunidad La Esperanza, y si tienes otro punto de vista corrígeme, ha sabido aprovechar una demanda obrera que es necesario cubrir como es la lucha contra los desahucios, para transformar la sociedad e ir más allá haciendo un pequeño frente al capitalismo. A la luz de estos resultados, ¿qué opinión te merece la forma en que se organiza frecuentemente la lucha contra los desahucios (como el ejemplo de la PAH)?
No tengo muchos datos de cómo funciona la PAH en el resto del Estado porque sólo conozco en profundidad a la de la isla, pero sí puedo hablarte de algunas apreciaciones personales. Me parece que es una suerte que se mantenga la autonomía en cada localidad, lo cual ha permitido que muchas PAH’s y sus Obras Sociales desarrollen una actividad meritoria recuperando inmuebles y desarrollando una práctica muchas veces trufada de tics libertarios (no en vano muchos libertarios participan en dichas plataformas). Reconociendo eso, también he de señalar otras cosas. Me parece que en muchas partes se ha establecido como un intento de recuperar el estatus de las llamadas “clases medias”, las víctimas de la “pobreza sobrevenida” (usando la jerga de Podemos), ignorando completamente a las personas que ya vivían en precario antes de la crisis y que en toda su vida no han conocido nada más que pobreza. Se implican con la gente que ha perdido poder adquisitivo, pero no detecto la misma implicación con los que llevan décadas sin techo o ni siquiera son capaces de pagar los alquileres más bajos. Su batería de medidas tiende a eso. Su ILP y la Dación en Pago van en esa dirección. Una preocupación desmedida porque los hipotecados se liberen de sus deudas aunque eso suponga perder voluntariamente sus viviendas: eso es sólo una opción para quien no tiene la casa que entrega como única salida habitacional; para el resto, dormir en el banco de un parque pero sintiéndose libre de deudas no parece una opción. Esa mentalidad desconoce la realidad de los barrios, donde la mayoría de la población vive sobre endeudada, incluida en listas de morosos y lleva años sobreviviendo de la economía en B y sin interés ni esperanzas de acceder al crédito. Personas que mueren con deudas que saben que no van a poder o querer pagar porque llevan décadas en la insolvencia, en barrios dónde el 70% de los vecinos están en paro (como pasa en muchos sitios de Gran Canaria) y que necesitan otras alternativas que no pasan por volverlos a integrar a una legalidad que ya los estafó y que sólo les puede ofrecer perder lo poco que tienen. Pasa por una organización popular que tienda a recuperar recursos al margen de tratar de saldar deudas que sólo pueden pagarse a costa de una indigencia integral. Reivindicar una amnistía hipotecaria o arrendataria (como los ricos se dieron una fiscal) sería más interesante que cualquier medida que tienda a dejar a la gente sin hogar pero fiduciariamente saneados. La miopía de no ver más allá del alquiler social, sin ver sus contraprestaciones, parte de la misma mentalidad. La FAGC ha redactado documentos en esa línea cuando se lo han reclamado los vecinos, pero no ha sido nunca parte de su estrategia ideal ni objetivos finales. Cuando reclamamos un alquiler social al 30% de los ingresos hemos de meter en nuestros cálculos a las personas con ingresos 0. Además los alquileres sociales rondan por sistema (al menos el archipiélago) los 350 euros. El precio de un alquiler convencional prácticamente. La gente celebra el alquiler social como una victoria y no se dan cuenta de las consecuencias. El ayuntamiento suele dar una ayuda a ese alquiler social de 300 euros, permitiendo al inquilino pagar sólo 50 euros mensuales (sin el agua y luz incluida). Esto es asumible mientras dura la ayuda al alquiler, pero cuando la ayuda se acaba a los meses las familias se encuentran con un alquiler de 350 euros que son incapaces de pagar, siendo expulsadas de sus casas al primer mes de impago. No en vano nadie desahucia más en la isla que los gestores privados del parque de vivienda pública. Un alto porcentaje de los casos de desahucios que atendemos son desahuciados por impago de alquiler social.
Eso en cuanto a diferencias tácticas. A otros niveles, la instrumentalización política que se ha hecho en muchos sitios de dichas plataformas, bien utilizándolas como trampolín político (como el caso de Barcelona o de las islas), bien usándolas como marcas blancas de partidos políticos (de IU a Podemos, o aquí Nueva Canarias) es otro elemento a considerar. Cuando existe un problema social acuciante como es el tema de la vivienda, un tema en el que alternativas radicales como el anarquismo han estado implicadas desde siempre (aunque haciendo autocrítica, cada vez más en los últimos años con aspiración autocomplaciente y sin desarrollar una actividad que revertiera en la gente de a pie), y surge una organización que donde hay un polvorín social a punto de estallar pone toallas húmedas y enfría los ánimos, redirigiendo la actividad combativa hacia el camino de la concertación y la resolución legalista, se hace difícil no encontrar analogías con la institucionalización de los movimientos sociales.
Conste que digo todo esto con el máximo respeto a los activistas individuales y a su labor para luchar contra los abusos financieros, pero también con la máxima desconfianza hacia las organizaciones que se juntan con los partidos y se dejan arrastrar por la política parlamentaria.
Es notorio también que estáis consiguiendo llevar a la práctica experiencias anarquistas de un modo no armado. ¿Crees que es posible llevar a cabo el anarquismo a gran escala sin recurrir a la lucha armada, o que incluso esta es perjudicial? ¿Y no ha habido represión policial al propio funcionamiento de la comuna, independientemente de tu caso? [Entrevista realizada dos días antes de la orden de desalojo a la Comunidad La Esperanza]
Se me hace difícil hablar de violencia cuando veo desahucios a golpes de ariete y porrazos, suicidios por desesperación, niños caquéxicos con enfermedades del s. XIX, cuando condenan a la gente a 40 años de cárcel sin pestañearse o cuando a mí mismo me han estrangulado y golpeado en comisaría. La gente señala al que tira una piedra y mira con tranquilidad a personas que pasean por nuestras calles con pistolas y porras al cinto. Cuando las personas insensibles ante tanta fuerza bruta y sangre derramada me hablan de violencia no puedo evitar una sonrisa irónica. ¿La lucha armada? Mis armas son los taladros, las cizallas, las palancas, los pelacables y los puntales. Herramientas de obrero. Sólo oigo lo de la lucha armada en las fanfarronadas cibernéticas; verla la veo todos los días por la tele en Siria, Irak, o dónde el primer mundo haya decidido ahora ir a aliviarse el vientre. Decía Louise Michel que “la revolución se hará cuando quiera el pueblo y no cuando le convenga a la policía”. Me suscribo a sus palabras. Ni condeno la desesperación y la rabia confundiendo la piedra con el misil, ni tampoco veo nada práctico en caer en la demonización fácil o en el martirologio voluntario del que tiene prisa por ahogarse en su propia sangre. Nunca me ha gustado la violencia y menos aún su mitificación; pero eso me parece precisamente un motivo para enfrentarse al Estado y a sus lacayos armados y no uno para condenar a los que acaban siendo víctimas de su propia angustia.
Sobre la represión a la Comunidad, sí. Han denunciado a varios vecinos y cursados varías denuncias falsas que se han saldado con multas por vía administrativa (la Guardia Civil irrumpió en la Comunidad a identificar a varios vecinos, entre ellos a mí, la gente les afeó la entrada y ellos se inventaron que casi los linchan). Pero su mentalidad jerárquica no les permite concebir una estructura sin líder, así que casi toda su represión se ha centrado en el que acabo saliendo en los medios cumpliendo lo encomendado por los propios vecinos: un servidor.
Dices que la policía te tortura. Háblanos de eso. ¿Cómo es que te detienen, en qué situación y con qué pretexto? ¿Qué ocurre después de la detención?
Me detienen con la excusa de identificarme, pero su verdadera intención era intimidarme para que abandonara la lucha social. Me encontraba en una parada de guagua cercana a la Comunidad para ir a trabajar cuando un coche común se detiene delante mía. De él se bajan 2 personas que afirman ser guardias civiles y me piden el DNI. Aducen que mi cara no se corresponde con la foto del documento (una estupidez) y me empujan dentro del coche. Un autentico secuestro. Me llevan al cuartelillo donde empiezan los insultos y las descalificaciones (el más significativo que estaba “llenando el municipio de gentuza”). Al ver que no me afectan sus tácticas y que respondo a ese tipo de exabruptos diciendo que gentuza son los poderosos a los que ellos defienden, empiezan los golpes y las estrangulaciones. El verme escupiendo sangre y el oírme pedir el habeas corpus fue lo único que les hizo desistir. Estoy convencido de que fue la necesidad de justificar mi detención y mis lesiones lo que les motivó a denunciarme por atentado a la autoridad (un delito posterior a mi detención). Aunque en un primer momento el juez instructor consideró que debía tramitarse como una falta de desobediencia y no como un delito de atentado, la Guardia Civil recurrió obsesionada con que me cayeran penas de cárcel.
Por ello actualmente me encuentro a espera de varias resoluciones judiciales y expuesto a una petición por parte de la acusación particular (la propia Guardia Civil) de varios años de cárcel por el citado delito de atentado a la autoridad. Lo único positivo es que los tribunales han acusado de oficio al guardia civil que me torturó atendiendo a lo declarado por mí. No tengo mucha confianza en esto, y creo que no tendrá mucho recorrido dicha imputación de oficio, pero espero que al menos se les quiten las ganas de seguir recurriendo y yo pueda tener algo más de margen para seguir trabajando.
Estás lejos de ser el único caso de tortura policial. ¿Has percibido en tu experiencia de abuso policial que se trata de algo generalizado? Es decir, ¿has percibido complicidad de la Guardia Civil como tal?
Por supuesto. Hablamos de cuerpos militarizados, castrenses, con una estructura que, aunque no se trate de un cuerpo específicamente militar como la Guardia Civil, se basan principalmente en la jerarquía, el mando único, la uniformidad conductual, la obediencia y la falta de criterio personal. Ninguna atrocidad se comete sin consentimiento de un mando superior, sin su permisividad o sin la complicidad de la estructura y el cuerpo entero. Sí, en todos esos organismos, por mucho espíritu corporativo que haya, es posible que pueda haber cabida para la individualidad; pero si la hay será para distanciarse de la mayoría y no seguir su línea brutal y no para reproducir lo que gregariamente se establece como norma (y si hay consecuencia se debería abandonar el cuerpo, porque siempre está la opción de mendigar, robar o estudiar antes de ejercer de policía). Es gente armada y basan su poder en infundir miedo a la población, y a su vez obedecen porque experimentan el mismo miedo hacia sus superiores. Su misión, para ser buenos policías, es no pensar por si mismos, no cuestionar y no discutir ordenes. Cualquier rasgo de sadismo, falta de empatía, carencia de escrúpulos, será bienvenido porque es imprescindible para realizar su trabajo. ¿Qué clase de persona es la que arroja de su casa a un bebé en brazos de su madre? Justamente la que acabo de describir, personas sin problemas de conciencia ante el cumplimiento de una orden. Disfrutar de su trabajo es sólo un plus de efectividad. Lo que decía Hugo Bäll de los soldados es aplicable a los policías: “un soldado que comienza a pensar casi a dejado de serlo”.
En base a lo dicho, es más que improbable que un ataque represivo contra un anarquista concreto sea un rapto de exceso de celo individual y no el acatamiento de una orden bien definida, medida por organismos que transcienden de los simples agentes.
La lucha es dura y desgasta mucho, tanto en tiempo como en esfuerzo. ¿Cómo se siente alguien que lleva luchando años por construir un mundo de convivencia y justo, es torturado por la policía, y aún por encima se le piden años de cárcel, señalado a menudo, si bien hay gente que muestra solidaridad, por el dedo social y los medios como terrorista y un peligro para la sociedad?
Mentiría si no dijera que he mordido el barro, que he estado agotado física y emocionalmente. Han sido años muy duros y no exagero si digo que a veces creía que no iba a salir entero. La gente que me conoce y me quiere sabe de lo que hablo. Han sido años en los que he estado militando 24 horas al día, porque vivía en el mismo sitio donde desarrollaba mi actividad social. A veces pensé que no lo conseguiría. Pero todo lo vivido, incluso lo más duro, las decepciones, las delaciones de la misma gente a los que uno ha ayudado, las espantadas ante la represión de muchos compañeros y cosas similares, han servido para medir mi capacidad, los límites de mis propias fuerzas y también los de mis referentes teóricos, los de mis propias ideas. La anarquía no es un juego, es un duro aprendizaje que exige una gran capacidad de resiliencia y que desgraciadamente se construye con muchas derrotas personales y, si hay suerte, con alguna victoria colectiva. Ahora tengo la idea de que hay que ser como el metal y templarse con los golpes. Es como atravesar un río y darse cuenta a mitad de camino de que no se hace pie y de que hay mucha corriente. Seguir nadando es peligroso, pero ya estás demasiado lejos de la orilla de la que saliste como para volverte atrás. Recuerdo mucho una anécdota de Durruti que representa mi actual estado de ánimo. Después de haberse librado de la pena de muerte en Francia por intentar atentar contra Alfonso XIII le preguntaron los periodistas, cuando aún estaba en prisión, que qué haría al recobrar la libertad y él dijo: “seguir dónde lo dejé”. Pues en ese estamos. Pase lo que pase, más tarde o más temprano, seguiré donde lo dejé.
Y sobre esto, hay gente que está siendo condenada tras años luchando y se va sola a la cárcel. Existe una falta importante de empatía. ¿Qué importancia crees que tiene la solidaridad?
Creo que hemos de derribar todas las capillitas que dividen y subdividen al movimiento; no en tendencias, o corrientes de pensamiento, lo cual es sano, sino en verdaderos monasterios de clausura de los que sólo se sale excomulgado y no se puede entrar sin permisos de los padres y madres superioras. Hay líneas rojas que nos deberían de obligar a ignorar todas y cada una de nuestras cuitas y diferencias y nos deberían de forzar a hacer un frente común: la principal es la represión. Cuando un compañero cae la gente debería de olvidarse de si pertenece a tal grupo, de si no es de mi cuerda, de si me criticó en aquel artículo, y poner cuestiones superiores, como la libertad ajena y el apoyo mutuo, en primer orden. No puede ser que una persona omnívora o partidaria de experimentar con drogas no apoye a un activista vegano y militante anti drogas porque sus ideas no concuerden. No expido carnets para saber si esa insolidaridad es o no compatible con las “sagradas esencias anarquistas”, pero si puedo opinar que quien eso hace es ruin, mezquino y miserable, y no es más mi compañero que la persona que con ideas autoritarias al menos difunde la causa del represaliado y se solidariza con él. He visto como puede apoyarse mediáticamente a compañeros cuya reivindicación es cómoda y agradable, implicándose al 100% en su puesta en libertad, y como compañeros que se exponen a 40 años de prisión son casi defendidos con la nariz tapada, de puntillas, porque su retórica ha podido resultar inadecuada o porque han podido opinar sobre cuestiones represivas de forma desafortunada. Sinceramente me dan igual las excusas que se esgriman para no apoyar a alguien. Creo que es imposible pedir la empatía de la sociedad si antes no somos capaces de empatizar nosotros mismos con nuestros propios compañeros. En ese sentido creo que en la represión todas deberíamos asumir esta máxima de Albert Libertad: “todas las leyes son malvadas, todos los juicios son inicuos, todos los jueces son malos, todos los condenados son inocentes”.
Entrevista realizada para la Revista Maxín, disponible en gallego en revistamaxin.net/maxin2

Entevista de Cazabaret a un compañero

Fuente: Cazabaret

 Cazarabet conversa con…   Ruymán Rodríguez, autor de “Anarquía a pie de calle” (Calumnia, La Malatesta)

Un libro, pequeño, pero que da no en una, más bien en muchas dianas y que habla, además, muy claro de la realidad y  en la actualidad.
 
Cazarabet conversa con Ruymán Rodríguez:
Ruymán, desde tu punto de vista aquí, hoy y ahora, en qué punto se encuentra el ideal y la idea en torno al anarquismo
-Con un potencial infinito, que reside en la necesidad instintiva de la gente de usar nuestras herramientas, en el vigor de nuestras ideas-fuerza y en la proliferación de espacios, pensadores y editoriales; pero con una implantación real muy pobre, provocada sobre todo por la escasez de activistas interesados en implicarse en luchas reales que transciendan de los intereses netamente teóricos de los “iniciados”. Somos como una cabeza enorme, con un cerebro privilegiado, pero con un cuerpo raquítico incapaz de llevar a cabo sus grandes ideas. 

-Es más un anarquismo social o un anarquismo a pie de calle que se ha retroalimentado del 15M y del movimiento indignado..

-Creo que aún no estamos en esa etapa. Y que la etiqueta de “anarquismo social” es equívoca. El 15M, con sus mil defectos, manipulaciones y teledirigismos, fue un impacto enorme para unos movimientos sociales, incluido el anarquista, que creían que el descontento, el cabreo, o incluso la rebeldía, era cosas de especialistas, de “profesionales”. Ver a la gente de a pie levantándose fue un shockpara quienes piensan que todos están equivocados salvo ellos, que el pueblo es demasiado imbécil para protestar. El 15M cogió a la mayoría del movimiento libertario con los pantalones bajados, y en pocas partes se supo asimilar ver a gente no anarquista funcionando de forma anarquista. Los libertarios debieron actuar antes de que lo hicieran los partidos, pero a muchos sus pruritos se lo impidieron, y los institucionales tomaron la iniciativa en la mayoría de plazas, corrompiendo y enfangándolo todo. Las nuevas caras de IU y partidos recién nacidos como Podemos, totalmente imbricados con la vieja política de gabinete que todos conocemos, usaron esa experiencia como cantera y vivero, y ahora como lema electoral. 
Salvo en unas pocas plazas, lo que había de anarquista en el 15M no lo aportaron los anarquistas sino la gente sin ideología definida.
-Por cierto, ¿cómo ves este movimiento, me refiero al 15M?
-Creo que ciertamente pueden tener razón los que ven en él un artefacto de ingeniería social, una válvula de escape para evitar males mayores, disidencia controlada al fin. Pero sinceramente, aunque fuera eso, y sin apoyar en absoluto la mayoría de las cosas que a nivel de reivindicaciones concretas surgieron en el 15M, me da igual su origen. Poca gente sabe que una organización como la I Internacional surgió en gran parte por el interés de Napoleón III en propiciar un encuentro internacional entre los obreros franceses (proudhonianos en su mayoría) y los tradeunionistas ingleses, para transmitir una imagen obrerista y social de su dictadura. Evidentemente la AIT hoy queda en el imaginario colectivo como algo muy distinto. El 15M pudo ser el intento del poder de evitar una revolución violenta en años futuros, pero con eso y todo es evidente que se les escapó de las manos en la mayoría de sitios. Hoy, y aunque sus esfuerzos hayan sido capitalizados por los institucionalistas, hay que reconocer que allí nos conocimos muchos, que por primera vez en años se empezó a desobedecer la ley en masa, que muchos aprendieron otra forma de relacionarse y que movimientos como el de la vivienda deberían reconocer que fue allí donde se nutrió con sangre nueva. 
Como con casi todo, ni lo idealizo (mucho papanatismo, estrategias anti represivas victimistas y contraproducentes, la lacra de la “nueva política” y varios nuevos popes político-mediáticos surgieron de ahí), ni lo condeno a un cuarto oscuro. Creo que la labor de los anarquistas está en trabajar con la gente, radicalizar sus aspiraciones, crear formas nuevas de interrelacionarse, tensionar sus miedos y prejuicios y ejercer de oposición contra el control político y gubernamental. Y eso, sea en clave crítica o constructiva, pasa por implicarse y mancharse para poder hablar. Con las manos limpias nuestras opiniones no valen un carajo.
-Pero como bien dices más adelante para poder llevar a cabo la idea y el ideal de la anarquía cada uno de sus componentes humanos tiene que tejerse bajo el individualismo que guarde la independencia de cada uno y el criterio de cada uno..Como retener, desde las bases y el individuo, un código ético…
-Creo que al contrario del discurso imperante en los movimientos sociales, el individualismo es una herramienta imprescindible. Cuanto más me implico en la lucha social más convencido estoy de ello. Ciertamente hay que saber definirlo. Para mí el individualismo es la antítesis del aristocraticismo, que en realidad es sólo una forma de exaltar una personalidad estrechamente dependiente de las personalidades ajenas, de las personalidades a las que subyuga. El aristócrata, con sus siervos y aduladores, es la menos individual de las personas; tan poco al menos como los más gregarios. Después hay un individualismo de sótano o buhardilla oscura, de resentimiento, de sufrimiento constante y auto martirio que tampoco me interesa. Mi individualismo es el que todos necesitamos para gritar no en una asamblea aún sabiendo que vamos a estar en minoría, mientras tenemos la convicción de defender lo justo. Es el que nos permite que cuando una turba corre tras un individuo para lincharlo tengamos el valor suficiente para ponernos de parte del sujeto y no de la masa. Es el que te consuela si estás detenido en un calabozo y te sientes con fuerzas aún cuando no tienes una red de apoyo fuera. 
En los proyectos comunitarios y la lucha social es necesario incentivar en la gente una gran dosis de individualismo. Para que piensen por sí mismos, para que disciernan entre lo bueno o lo malo no por lo que les diga la moral oficial o la ética al uso, sino por lo que les dicten sus propios sentimientos. Estamos educados para aceptar como moral muchas cosas repugnantes, desde las guerras, al hambre o los presidios. Es la sensibilidad, que es netamente individual, la que hace que nuestro estómago se revuelva ante una injusticia, por mucho que sea moralmente aceptable.
-Todo esto para no ser arrastrados por “impulsos gregarios y apetitos mayoritarios” que acaben por corromper el ideal, siendo primeros corrompidos nosotros mismos….
-En el anarquismo clásico, una idea muy querida por Godwin era la de que el sistema político y económico corrompía a la sociedad y esta a su vez al individuo. En mi experiencia, creo que cualquier forma de autoridad es corruptora, incluso las más sutiles. Hoy el principal pivote de la jerarquía es la cuestión económica, la propiedad, el dinero. Estuve convencido mucho tiempo de que mejorando las condiciones económicas de los individuos éstos mejorarían a niveles personales. Los años de lucha me han demostrado que muchas de las personas cuya situación económica mejoró gracias al trabajo de la FAGC no sólo no mejoraron, sino que empeoraron. Sí, la corrupción es un proceso sistémico y social pero también personal. Hoy estoy convencido de que aún en la sociedad más justa e igualitaria habrá individuos, más o menos numerosos, que sin ninguna necesidad material de ejercer poder, tendrán la necesidad psicológica. Por eso pongo el acento en reforzar la individualidad: es la única garantía de detectar esas actitudes y contrarrestarlas. Al poder desnudo de un individuo, en igualdad de condiciones, sólo se le puede responder con la desobediencia de otro. 
-Pero para luchar contra la corrupción que arrasa desde las personas o los colectivos, primero habrá que establecer medidas preventivas y un programa de transparencia social a todos ya todas por igual…
-Desgraciadamente no hay fórmulas maestras ni varitas mágicas. Evidentemente hemos de cambiar las formas de relacionarnos, deconstruir las estructuras que nos condicionan; pero esto pasa por simultanear la lucha social con la personal. Es otro lugar común en el anarquismo clásico la discusión de si primero hay que cambiar a la sociedad para que después cambien los individuos (idea mantenida por Bakuniny la corriente materialista revolucionaria) o si primero hay que cambiar a los individuos para que después cambie la sociedad (idea mantenida por los pedagogos libertarios y los individualistas). Mi idea es que debe ser simultáneo. No hay cuerpo sano con células enfermas ni viceversa. Hemos de cambiar aquellas cosas que no nos gustan de nuestro entorno al mismo tiempo que forzamos nuestro propio desarrollo. Admitir que las propias certezas, aquellas que guiaban tu vida, eran papel mojado, y seguir buscando alternativas para construir una realidad distinta a la que nos imponen.
-Me da como que, dado el punto en el que se encuentra esta sociedad, hay que empezar de cero con eso de la lucha a pie de calle…primero imprimiéndonos muchas exigencias a nosotros mismos como individuos…
-No sé si deben ser muchas o pocas esas exigencias… Sé que deben de ser las mismas, ni más ni menos, que les reclamamos a otros. 
Por ejemplo, es fácil condenar las manifestaciones más básicas del machismo, las que se detectan en bares, entornos laborales y domicilios; lo difícil es tener el valor de detectarlos en ambientes libertarios. Gente que se asquea ante la bravuconada machista de tasca, que tiene a sus espaldas mil lecturas y talleres sobre feminismo y superación de los roles de género, después puede usar el pretexto del poliamor, de romper con los clichés burgueses, para acabar agrediendo a compañeras y usar ese entorno para explotar confianzas y vulnerabilidades. Con el tiempo he descubierto a racistas confesos, gente sin más ideario que el que le impone la tele, partiendo el pan con migrantes, siendo sensibles y tolerantes, y también a anti racistas profesionales quejándose de que los árabes y senegaleses están “invandiéndonos” y copando todas las casas ocupadas de la zona. He visto tanto clasismo en quienes creen que su dios nos creó ricos y pobres, como entre aquellos que supuestamente quieren abolir la propiedad privada. Al final las categorías ideológicas no sirven de nada. He aprendido a ser comprensivo y a ver los sentimientos que se ocultan tras las palabras, y a no exigirle a los demás nada que no me haya exigido a mí mismo antes. 
-Pero todo esto sin perder un punto en la lucha y en la reivindicación social…y más cuando en los últimos años se ha producido tanto retroceso…no hay que alzar el pie  del acelerador…
-La lucha social, aunque sea a niveles pragmáticos, debe contemplarse como la mejor manera de trazar un puente con la gente de a pie, que son los únicos que tienen algún motivo para rebelarse. Si dejamos de luchar en las calles estas se vacían a la misma velocidad que se llenan las urnas. 
-Háblanos un poco de ese potencial que tiene la reivindicación social a pie de calle y que parece que va y viene, me refiero a que no es nada regular, hubo un tiempo en que las plazas se llenaron, el  Parlamento se cercó, había marchas, manifestaciones, encierros.. la presión se sentía y que, luego, no sé esto ha quedado como muy desactivado…
-Lo que hubo fue una eclosión, pero no se construyó casi nada. Después de 40 años de silencio había una necesidad de hablar, de recuperar la calle como espacio común y también de protestar, de denunciar. La ocasión para ir más allá y construir estructuras desde las que atacar no se aprovechó. La potencia desarrollada en la calle, esa inercia que hacía que en un piquete anti desahucios o laboral pudieran haber 500 personas o en una manifestación 15.000 (me refiero a Gran Canaria) no supo canalizarse hacía otras vías más conflictivas y a la vez constructivas. Fue una explosión de la que no se supo sacar su onda expansiva. Los movimientos reformistas lo asfixiaron todo con burocracia y protocolos inútiles. Las plataformas ciudadanistas más atractivas se llevaron la rabia y la ahogaron en sus interminables asambleas o en sus brillantes titulares televisivos. Los partidos se dedicaron a cazar talentos. El falso pacifismo a señalar a los díscolos mientras aplaudía a la policía armada. Cuando la gente se dio cuenta de que levantando las manos no se conseguía nada, que había que crear y defenderse, ya los ánimos colectivos se habían apagado. Los anarquistas debemos asumir nuestra responsabilidad al respecto. 
Aunque hay que reconocer que, más allá de los errores cometidos, en líneas generales esta dinámica es algo tristemente muy común: flujos y reflujos, pleamares y bajamares, entusiasmo y depresión. Si no se introducen elementos nuevos que galvanicen e irradien hacia el exterior, la sangre se para y la energía se pierde.
Sin embargo, de esa lucha aún queda un poso. No todos se involucraron para hallar un trampolín que les permitiera meterse en la política profesional. Mucha gente ha visto que las plazas pueden ser suyas, que las asambleas pueden ser resolutivas y un grupo de gente reunida puede poner muy nervioso al Estado. De esa lucha quedamos nosotros, y a nosotros nos corresponde no dejar de intentarlo. 
-Te parece que es porque muchas de aquellas gentes han pasado a engrosar las filas de movimientos que empezaron a dar un paso hacia el institucionalismo desde Ayuntamientos a portavoces de movimientos ciudadanos constituidos como siempre y a partidos políticos con representación en instituciones desde Comarcas, al Parlamento o al Senado pasando por Diputaciones o Parlamentos Autonómicos…
-Desde luego, ese ha sido gran parte del problema. Tenemos gente que tomaba a nuestro lado el turno de palabra en la plaza que ha acabado con alguna concejalía o secretaría general. Tenemos gente que ocupaba y paraba desahucios que ahora los consiente desde el ayuntamiento. Gente que era denunciada por la policía y que ahora ordena a la policía local que denuncie a sus antiguos compañeros. Todo esto crea desconcierto, y para muchos no es fácil cargar contra sus conocidos aunque cada vez tengan más cara de represor. Parte del movimiento ha absorbido esto promoviendo la paciencia hacia los poderes públicos, pidiéndonos que les dejemos trabajar, minimizando los efectos del voto o incluso invitándonos directamente a votar. 
No es más que otro tour de forcedel Sistema, que no debería de cogernos tan desarmados. Esto no ha sido más que una forma (hábil, en su primera etapa) de desmovilizar, de vaciar las calles, de reconducir la rabia y convertirla en pasividad, de amordazar a los críticos. La vía institucional y parlamentaria teñida de roja se ha encargado de matar la protesta; al menos lo está intentado. Aunque la canalización le ha salido bien, sus resultados están evidenciado su torpeza. No se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo, ni se puede gobernar inocentemente, y la realidad cruda, esa que nos muestra que el colega de barra se transforma en tirano con sólo sentarse en un ayuntamiento, nos salpica toda su bilis a la cara.
Han vaciado la calle, pero al precio de retratarse. Hoy podemos decirle a los posibilitas que se ahorren sus estupideces y que la próxima vez que quieran suicidar su rebeldía se busquen su propia cuerda. Hoy aún queda una oportunidad para la acción anti parlamentaria y anti delegacionista
-Pero la reivindicación a pie de calle debe tener sus límites y líneas rojas… los límites de la lucha social, ¿dónde se encuentran?
-En nuestra propia condición falible. Hemos de asumir que ningún proyecto que iniciemos, ninguno, volverá perfecta a la gente. Somos perfectibles, mejorables, pero nada más. Creer que existe algún modelo social que puede hacer que el león y el cordero duerman juntos, que llueva maná del cielo, que todos los días haga buen tiempo y brille el sol, es religión pero no política. Aún en las mejores condiciones objetivas hay espacio para el abuso y la agresión. No es un determinismo, algo inevitable a lo que estamos condenados; es una posibilidad con la que debemos empezar a contar en nuestros cálculos y estrategias. Dar comida y techo a la gente, proporcionarles herramientas para una educación libre, son cosas imprescindibles que sin embargo no tienen por qué volverles necesariamente mejores personas. El cambio se produce en pocos, en los que ya tenían un interés previo; a otros tristemente les mueve la inercia; pero también hay quien teniéndolo todo de su parte, opta por oprimir a sus semejantes. Barrettdecía que la maldad era cosa de enfermos, y se equivocaba. No es cuestión de buenos o malos sino, como decía Wilde, de aquello en lo que nuestros actos nos convierten. El modelo social imperante nos constriñe a hacer muchas cosas que no queremos, por eso hay que combatirlo; pero quitar ese condicionante no garantiza la armonía. Es un duro trabajo de fondo, el proyecto inconcluso de toda una vida. El límite está en darse cuenta de nuestros propios mitos, de los errores de nuestros teóricos, de la inutilidad de nuestros manuales. La teoría tiene que ser arrastrada por el barro, y sólo así, manchada de realidad, podrá sernos útil. 
Otro límite es no caer en el trabajo de ONG. Cubrir carencias es necesario, pero para demostrar que hay otra forma de hacer las cosas y que podemos funcionar sin Estado. Cuando se hace de forma acrítica, rehuyendo el conflicto, solucionamos los problemas y déficits del Sistema y lo reforzamos en vez de debilitarlo. En la FAGC nos dimos cuenta de esta incongruencia cuando asistentes sociales y ayuntamientos empezaron a enviarnos gente para que la realojáramos. La lucha social no puede permanecer insensible a las necesidades de la gente, pero tampoco puede ser el tapón de las fugas del Sistema ni la oportunidad de reenganche de los excluidos al modelo capitalista. 
-Las estrategias de lucha social, esto de “a pie de calle”, que a mí me gusta tanto como suena…debe ser sólida y estar bien diseñada sin estar reñido, para nada, con el individualismo y nuestro propio código… ¿cómo podemos llevarlo pues a término ejerciendo la mayor de las presiones y que esa sea, respetuoso “con lo individual” para sacar de sus casillas al poder que ahoga a los ciudadanos y ciudadanas?
-Es primordial incidir en el la voluntad y en el propio discernimiento, pero esto no es óbice para trazar un plan colectivo y llevarlo a la práctica. Todo lo contrario: los criterios libres de todos los individuos participantes no son más que filtros que perfeccionan la práctica común. Creo que es necesario quitar el foco de la militancia puramente teórica y propagandística y ponerlo en las necesidades básicas. Creo que viendo lo fácilmente criminalizableque es cualquier ofensiva al Sistema, la mejor forma de hacerle daño es comiéndole terreno desde abajo para que se rompa por arriba, arrebatándole recursos y bienes, medios de producción, colectivizando y socializando lo que Estado y Capital se han apropiado. Esto debe de hacerse de forma directa y sin prerrogativas legales. 
Hay barrios con un 30% ó 40% de casas abandonadas, la mayoría en manos de entidades financieras o estatales. Donde las ocupaciones se hacen en silencio y tratando de rehuir el conflicto. Lo que propongo no es nada distinto de lo que se hacía en los años 20 y 30 del pasado siglo con las fábricas en Italia o España, o lo que ya se hizo en vivienda desde la Comuna de París hasta Kronstadt. Esas ocupaciones deben organizarse, hacerse de forma sistemática y gestionarse por parte del común de los vecinos a través de asambleas y oficinas o comisiones de expropiación. La gente debe sentir esas casas como suyas, parte de su patrimonio común, decidir qué hacer con ellas, encargar a dicha oficina que haga un censo actualizado y pasar a administrarlas y distribuirlas en función del número de personas sin techo y del tamaño y las condiciones de los inmuebles. Esto ya estaba en La Conquista del Pan de Kropotkin y en los inicios de las revoluciones de consejos o soviets. No digo nada nuevo. 
Esto plantea una situación de guerra abierta contra el Capital y el Estado mayor que cualquier veleidad de lucha armada. Es la gente de a pie tomando bienes de consumo en sus manos y gestionándolos, al margen de las leyes, sin intermediarios. Me parece una estrategia que, de aplicarse bien, arrojará grandes resultados. 
No es la panacea, no es ni será una solución definitiva, pero es una buena vía para ir abriendo brecha.
Ruymán, permíteme, por favor que te pregunte porque “eres actualidad”, siendo  el responsable del mayor movimiento de ocupación del estado español(Comunidad de la Esperanza en la localidad de Guía, municipio al norte de la Isla de la Gran Canaria ), cosa que te ha acarreado represalias y de las serias, Cuéntanos, por favor, primero que nada de ese movimiento…
-Son 4 bloques de viviendas embargados a una constructora por Bankiay después por la SAREB que ocupamos, negociando con la propia constructora, a comienzos del 2013. Según habilitamos las instalaciones, empezamos a meter familias. A mediados de ese año eran 20, a finales del 2015 ya eran 76. Nuestra idea era primero paliar la urgente necesidad de techo que hay en la isla, y después pensamos en ensayar otras formas de convivencia. Este febrero se cumplen tres años desde que entró la primera familia a vivir allí. 
-El proyecto pretende que familias con muchas necesidades básicas las afronten juntos, se unan, conviviendo y tratando de saldar los problemas, recurriendo para ello con la asamblea. Cuéntanos…
-Como te comentaba, nuestro propósito también fue mirar la viabilidad de una microsociedad libertaria, a escala. El asamblearismo para nosotros dejó de ser sólo una forma de decisión de colectivos o de grupos reducidos y se convirtió en el órgano de gestión de una población de 300 personas. El apoyo mutuo, la idea de aportar según las posibilidades y recibir según las necesidades, fueron conceptos que abandonaron el campo de las consignas y se convirtieron en herramientas de supervivencia. La acción directa, actuar sin intermediarios, era la forma de resolver todos los problemas técnicos y también, siempre que fuera posible, los de convivencia. Al final conseguimos vivir en una versión particular de anarquía que para los vecinos fue especialmente funcional y para nosotros un bagaje inagotable de conocimientos empíricos. 
-Amigo ¿y a quién puede molestar que la gente busque solventar sus problemas?, ilumíname porque no logro verlo
-A los poderes económicos y políticos. Demostrarle a la gente que podemos funcionar y gestionarnos sin Estado ni capitalismo es un atentado a su hegemonía ideológica y a su monopolio industrialista. Esto es como el síndrome de Münchhausen por poder. La persona afectada convence a otra de que está enferma y débil y de que depende de ella para su desarrollo, pero en realidad es esa persona que finge cuidarnos la que nos está enfermando. El Sistema padece la misma enfermedad y nosotros sufrimos sus consecuencias. Nosotros, que lo mantenemos con nuestro trabajo, renuncias y humillaciones, estamos firmemente convencidos de que dependemos del Sistema para sobrevivir, de que moriríamos sin él, cuando en realidad sería el Sistema el que moriría si nosotros dijéramos basta y nos organizáramos de otra forma. El ejemplo del hombre encadenado de Malatesta nos habla sobre lo mismo. 
Eso es lo que molesta a esta gente: si nos organizamos de forma autónoma y les quitamos sus recursos, ellos pierden sus privilegios. 
-¿Cómo te empezaron, por ello, a llegar las represalias y problemas?
-Ha sido una constante. Identificaciones arbitrarias, fotografías hacia mi domicilio, intentos de intimidación. Lo más grave fue el secuestro que sufrí a finales de abril del año pasado y las torturas posteriores. A consecuencia de ello la Guardia Civil se vio ante el problema de tener que justificar mi detención y mi estancia en calabozos, así que uno de los agentes, el principal responsable de las torturas, alega que el agredido fue él. Con lo cual, además del secuestro, las amenazas y las lesiones, ahora me encuentro en un proceso judicial por atentado a la autoridad. 
-¿Has padecido lo que podríamos mencionar o calificar de “odio ideológico”?
-Sí. Ellos son policías y yo anarquista, no espero otra cosa de ellos. Soportan a los anarquistas cuando se limitan a escribir, a proyectar películas y debatir, pero cuando tratan de llevar sus ideas a la práctica entonces son una amenaza. Ellos defienden la ley y los privilegios que son incompatibles con nuestras vidas. Su odio es proporcional a nuestra incidencia social y capacidad de trabajo, pero no siempre: también lo es a los cálculos e intereses políticos de quienes los dirigen. 
-¿Qué papel ha jugado la policía y la Guardia Civil en todo esto?
-Han sido el brazo ejecutor de una serie de acosos que principalmente pretendían desestabilizar el proyecto de la Comunidad “La Esperanza” y posteriormente destruir a la FAGC. Cuando me secuestraron su único interés era amenazarme, hostigarme, tratar de meterme miedo para que abandonara el municipio y la lucha. Al ver que no surtía efecto fue cuando recurrieron a la violencia física. Sin embargo, espero que a estas alturas se hayan dado cuenta de que eso tampoco nos afecta: hemos seguido realojando, asesorando desahucios e incluso amenazamos con una huelga de alquileres que impidió el desalojo de más de una decena de familias. Estamos trabajando más que nunca, levantando la Oficina de Expropiación Popular e implicándonos en proyectos habitacionales de envergadura. 
-¿Has observado solidaridad y fraternidad entre el resto de la población o más bien , las más de las veces , has visto y/o sufrido de aquello de:”ándese yo caliente….y mientras tenga el lomo caliente…”?
-Ambas cosas. Cuando la FAGC era menos conocida sufríamos la represión con muy poca cobertura. Incluso los colectivos y sindicatos más cercanos geográficamente miraban hacia otro lado. Actualmente nuestro trabajo ha tenido mayor repercusión y son muchas y muchos los compañeros que ante la represión se han puesto a nuestro lado, hombro con hombro, gritando por nuestra libertad. Hemos recibido mucho apoyo y calor sobre todo del resto del Estado español, pero también en países como Alemania, Grecia o Venezuela. 
La campaña iniciada por los compañeros en la península ibérica antes del juicio del 16 de febrero, con más de un millón de mensajes en las redes sociales, es algo que nunca podremos agradecerles. Hoy por hoy sí nos sentimos arropados, y mucho. 
-¿En qué momento te encuentras ahora, respecto a la justicia, me refiero…?
-A espera de sentencia. Se mantiene la petición por parte de la acusación particular (el abogado de la Asociación Española de la Guardia Civil) de que se me impute un delito de atentado a la autoridad y las consiguientes penas de cárcel. Lo único positivo es que se ha denunciado de oficio al guardia civil que me estranguló por las agresiones. Todo está en el aire. Por mi parte, y a pesar de tener ahí esa espada de Damocles sobre el cogote, voy a seguir luchando, ajeno a sus operetas judiciales.