Campaña Anti-Represión

Como ya anunciamos la FAGC da comienzo a una Campaña Anti-represiva (la Campaña no acabará hasta que no hayamos realizado todo el “daño” que esperábamos). Yendo paso a paso, iniciamos esta Campaña ofreciendo material para su distribución.
En primer lugar se puede bajar nuestro comunicado “La FAGC planta cara”, en el que hacemos una correlación de la oleada represiva que se ha desatado contra el Anarquismo combativo en la isla. Este primer documento está en forma de tríptico, y ya está correctamente colocado para poder imprimirlo, a doble cara, teniendo sólo que doblarlo en forma de “acordeón”.

 
El segundo documento nos lo hemos encontrado tirado en la calle, colocado bajo una piedra (así dijo la policía en el s. XIX que se había encontrado los estatutos de la “Mano Negra”), y lo exponemos solamente para ofrecerlo a la reflexión de los interesados, dado su altísimo interés sociológico y etnográfico. Curiosamente, lleva el nombre de “FAGC_YOU”. También está listo para imprimir (sin necesidad de adecuar el texto). Éste, a diferencia del otro, se doblaría en formato de “librito”.
 

Se prepara la ofensiva final contra los Estudiantes Pre-Parados



            En estos días de futbol, charanga y pandereta, es lógico que no haga ruido el acoso administrativo que están sufriendo unos jóvenes comprometidos, que contra viento y marea continúan encerrados en la ULPGC. En los días que siguen de euforia vacua, escapismo, evasión y fanatismo patriótico y futbolístico también resultará lógico que a nadie le importe cuando a este grupo de estudiantes los echen de la Universidad a sangre y fuego.

            En esa línea molesta, que siempre hemos tenido a bien seguir los Anarquistas, queremos una vez más poner el dedo en la llaga, y decirte a ti, “izquierdista bien pensante”, “alternativo enrollado”, “militante buenrollista”, “sindicalista de bote”, “ciudadanista de hora punta”, “revolucionario de salón y sofá”, que lo que necesitan estas compañeras y compañeros no son migajas ni limosnas, ni pollos, ni palos y zanahorias, ni golpes de pecho, ni gestos de cara a la galería, ni comunicados de apoyo, ni que vayan a echarles el discurso (cuando no la caña), ni que vayan a dirigirlos y a darles la chapa; lo que necesitan es presencia, apoyos tangibles, brazos.

            Por primera vez, en mucho tiempo, la Universidad, feudo burgués donde los haya, nido de conformismo, semillero de profesionales de la inconsciencia, de la insensibilidad social profesionalizada, ha despertado. Y por lo que hemos visto y oído no quiere ni tiene intención de volver a dormirse. El proceso del 68, por el cual las contradicciones internas de la Universidad fabricaban descontentos en vez de “trabajadores cualificados” sumisos, ha vuelto a darse.

            Por ello le decimos a todas esas organizaciones de relucientes siglas históricas, de NIF impolutos, de abultadas subvenciones, de rutilantes cartelerías, de flamante palabrería, que se bajen del púlpito, den el callo y planten, por primera vez en su vida, batalla; de lo contrario, que se quiten de en medio y no estorben: en lastre solo sirve para tropezarse.

            Por última vez: ¡Posiciónense! No se puede estar con Dios y con el Diablo (aunque ustedes sean profesionales de ello –más de treinta años les avalan–). Nosotros sabemos de qué pie cojean, y nada esperamos ya de ustedes, pero queremos ver si pinchándoles rebañan un poco de orgullo y toman por una vez partido por el bando correcto. Es aquí donde se demuestra la tan cacareada “unidad”, y no en la tarima. Pero si quieren seguir en la cómoda zona templada, repetimos lo dicho: quítense de en medio; sino quieren que, “por accidente”, les aplasten. Y no miento si digo que estos estudiantes pisan fuerte.

“Es a los jóvenes a los que quiero dirigirme. Que los viejos, me refiero, claro, a los viejos de corazón y pensamiento, dejen esto y no cansen sus ojos leyendo lo que nada les dirá”.

P. Kropotkin

Opinión de un Anarquista pejiguera que no habla por boca de nadie.

COMUNICADO

LA FAGC PLANTA CARA

Denuncia y análisis de la campaña represiva organizada en su contra

            Creer en casualidades, si se vive bajo el peso del Estado español, es un lujo que ya no pueden permitirse ni los más ingenuos. Nos es casual que en todas las manifestaciones a las que acudimos en bloque acaben cargando contra nosotros (con singular preferencia). No es casual que en cualquier acto convocado por nosotros nos expongamos a ser denunciados, detenidos o apaleados. No es casual que siempre se nos pegue a los mismos, y siempre con la misma rabia.

            La FAGC denuncia, sin miedo y sin que fuerza alguna pueda obligarla a rectificar sus palabras, que ésta es una campaña, fríamente calculada, concienzudamente pensada y planificada, para criminalizar al Movimiento Anarquista en la isla de Gran Canaria y aplastarlo antes de que empiece a suponer, para los poderes establecidos, una molestia aún mayor.

Con lo poco que hemos podido hacer en nuestro corto tiempo de vida, hemos incordiado demasiado a las cúpulas sindicales, a los partiduchos captadores de movimientos sociales, a los símbolos del consumo y el empresariato, a algunos elementos de la ultraderecha parapolicial y a las propias fuerzas represivas profesionales. Lógico era, pues, que tarde o temprano la oleada de represión se desatara contra nosotros.

La correlación de acontecimientos despejará las dudas de cualquiera sobre lo que acabamos de afirmar:

El 29 de Marzo (día de la Huelga General) la policía agrede a una compañera arrojándola al suelo, y denuncia a tres de nosotros, incluyendo a la mencionada. Los acontecimientos suceden cuando nos salimos del rebaño sindical (cuyo itinerario nos llevaba por calles de escasa transcendencia) y cortamos una calle con un grupo de unas 100 personas. La policía ya había identificado por la mañana a un compañero con la clara intención de poder imputarle cualquier acto ocurrido a lo largo del día (en la denuncia consta, de forma fraudulenta, que se le identificó a las 21:30, cuando la realidad es que fue a las 10:00 de la mañana). Dicha denuncia, un dechado de creatividad literaria, repite con característica insistencia una serie de mentiras que sería imposible relatar (que cantamos consignas –además de estrafalarias y arrítmicas– nunca pronunciadas, que hicimos pintadas que jamás realizamos, que en vez de ser agredidos nos arrojamos deliberadamente al suelo, y un largo etcétera). Juicio y multa parecía el final de este episodio concreto, pero no contentos con juzgarnos y multarnos una vez (no por cortar la calle sino por “vejar e insultar a la policía”), uno de nuestros compañeros recibe, hace escasos días, una multa de más de 350 euros por participar en un piquete estudiantil el propio 29 de Marzo.

En la conmemoración del 1º de Mayo, por hacer uso de nuestra libertad de expresión y decirles a los grandes sindicatos que representan los intereses del Poder y no los del Pueblo, el “cuerpo de orden” de CCOO nos agrede (a nosotros y también a los compañeros de la asociación juvenil AZARUG) y nos arroja a la policía encima, que intenta detener a una compañera, rompe la nariz de otro, lesiona de gravedad el sistema cardiaco de un tercero, y golpea a un número indeterminado de manifestantes (produciendo otros dos anarquistas más heridos). Lo que nos salvó del linchamiento policial fue la valiente intervención de la mayoría de fuerzas convocadas; con la excepción, obviamente, de CCOO y UGT. De los hechos se arroja el dato de tres heridos leves, uno grave y uno muy grave. Todos ellos anarquistas y miembros de la FAGC.

La última muestra de violencia policial se ha producido en el acto convocado por la FAGC (en respuesta a la petición de solidaridad obrera que los compañeros mineros han hecho circular), el 18 de Junio, y a la que acudieron comprometidos y altruistas miembros de los ESTUDIANTES PRE-PARADOS y de AZARUG, y diversos autónomos. Después del corte simbólico de una carretera (por un paso de cebra sin semáforos), mientras el cual la policía jamás nos hizo la más mínima reconvención ni ninguna clase de llamada a deponer nuestra actitud, nos siguieron hasta el Parque de San Telmo. Allí, después de bloquear toda visibilidad, a golpe de bombona, para que nadie pudiera ver lo que ahí iba a ocurrir, identificaron a un compañero rezagado (posteriormente también detenido) para pasar a detener, sin más excusa que la arbitrariedad, a otro compañero, y a un tercero que intentó socorrerlo. Resultado: un número indefinido de agredidos y amenazados (tirando incluso de empuñadura de pistola); un menor detenido y multado de forma estrambótica; y dos adultos secuestrados, aplastados, pateados, apaleados y golpeados, que pasan la noche en tres comisarías distintas hasta que al día siguiente pasan a disposición judicial. Los dos quedan en libertad condicional con cargos (teniendo que firmar en juzgados los días 1 y 15 de cada mes), se les imputan los delitos de resistencia, atentado a la autoridad y a uno de ellos se le amplía el expediente con el de agresión. Esto hace que se les pida penas de cárcel y, en el mejor de los casos, unas inasumibles multas.

¿Qué conclusión puede sacarse de lo relatado? Que quieren desmantelar toda manifestación de Anarquismo combativo en la Isla. Sus denuncias tiran al miedo, a hinchar expedientes que nos obliguen a quedarnos en casa, que sirvan como prolegómeno de una primera estancia carcelaria. Sus multas apuntan a desangrar a un movimiento que saben autónomo y autogestionado, que no recibe subvenciones de ninguna clase y que ni siquiera quiere constar como organización legal. Sus enjuiciamientos están encaminados a neutralizarnos, a sepultarnos en esas despensas almacenadoras de problemas a las que llaman cárceles y a intentar que entre los  no apresados cunda el pánico. Sus palos se dirigen a silenciarnos, a dejarnos tullidos –física y anímicamente– y, a razón de sus intervenciones y de los resultados obtenidos en días como el 1º de Mayo, a darnos de baja de la militancia de forma definitivae irreversible.

Pues bien, se han equivocado de objetivo, pues no nos ha llegado todavía el tiempo de callarnos. Reprimiéndonos sólo han conseguido aumentar nuestras ganas de seguir adelante, y que la gente evidencie cada vez más las diferencias entre “ellos” y el resto de la población. Sólo han conseguido confirmarnos que vamos por buen camino. Sólo han conseguido darnos la seguridad de que aún hemos hecho muy “poco”.

No serán ni los palos, ni la amenazas, ni la indigencia, ni las esposas, ni los pliegos de papel, ni las rejas, ni las pistolas las que nos haga desistir y meter la cabeza bajo tierra. Queremos que esto se sepa, porque queremos que si vuelve a pasar la mayoría de la gente conozca el motivo de por qué nos está sucediendo esto. Queremos que se sepa, porque queremos comunicar que estamos preparando la contraofensiva.

Amenazamos con concentraciones de protesta, con campañas anti represivas y de desprestigio policial y judicial (estas últimas quizás podamos ahórrarnoslas, ya que se las hacen ellos solos), con movilizaciones de toda índole, y con denuncias públicas como ésta. Nada nos va a parar. Seguiremos apoyando a los mineros y a todas aquellas causas que consideremos justas. Seguiremos liberando tierras abandonadas y repartiendo su fruto entre quienes han sido empobrecidos por este despiadado sistema. Seguiremos luchando en todas aquellas barricadas desde las que podamos hacerles daño. No hay nada que puedan hacer para evitarlo.

Salud, Muerte al Estado y Viva la Anarquía

“Las represiones son implacables. Ninguno de nosotros lo ignora. Sin embargo, con excepción de los cobardes, que no son muy peligrosos, las represiones ¿han hecho jamás retroceder a alguien?”

Albert Libertad

FAGC

Las luchas mineras: ¿retrogradas o revolucionarias?


Últimamente cunde la tendencia entre muchos sectores, y también entre algunos libertarios (organizados o no) de cuestionar la validez y honestidad de las luchas mineras. Se puede coincidir en muchas cosas con los críticos, y podríamos concederles sin pena muchos de los puntos que señalan.
Bien que los mineros pueden estar siendo instrumentalizados por los patronos para no perder las ayudas estatales; bien que los sindicatos los utilizan arteramente; bien que cuando el gobierno se siente a negociar con ellos todo esto se acaba; bien que el carbón contamina; y un largo etcétera.
A todo esto podríamos preguntar, sin miedo a pasar por blasfemos: “¿y qué?”, y nos quedaríamos tan anchos.
Cientos de movimientos y acontecimientos innegablemente revolucionarios se crean con una intencionalidad tibia o pacata y finalmente acaban sobrepasando a sus convocantes y fundadores. Quien piense que eso es imposible que tire a la basura a la I Internacional (en un principio simple reunión de confraternización entre los pazguatos sindicalistas ingleses y los apocados proudhonianos franceses [enviados por Napoleón III]), a la Comuna de París (resultado de los ánimos belicistas y patrióticos producidos precisamente por los desastres de una Guerra patriotera expansionista), y también a la tendencia libertaria que en muchas partes adquirió el 15-M (producto “ciudadanista” que pretendía cambiar la ley electoral para beneficiar a los partidos pequeños, y que acabó rebasando –para horror de DRY– las mojigatas y reformistas intenciones de sus convocantes).
Si en los “despachos” se ha decidido que los mineros hagan esto o aquello, a mí me da igual; lo que sé es que en la calle están haciendo –por primera vez en mucho tiempo de forma continua, generalizada y constante– Acción Directa.
La  lucha, si es obrera y usa la acción directa, es Lucha, con independencia de las intenciones del invento. Lo que los “vendeobreros” de corbata o chaqueta de pana decidan; lo que los alquimistas de las explosiones sociales controladas fabriquen, es algo que no condiciona la lucha si esta lucha sobrepasa las intenciones de quienes la idearon.
Habitualmente, muchas movilizaciones se crean con programas “revolucionarios” y acaban en meros paseos regulados; ahora se ha conseguido lo más difícil, que la movilización sea revolucionaria en sus actos, por mucho que en sus planteamientos iniciales no lo fuera. La primera incoherencia es difícil de invertir; a la segunda la invierten los propios actos.
El papel de los anarquistas, sobre todo la de quienes hayan detectado esos problemas, es el de introducirse en la lucha, tratar de radicalizar la situación también en lo tocante a las expectativas y dedicarse a ayudar y a luchar codo a codo con los mineros.
Basta ya de largos y soporíferos textos explicando que los que luchan son los malos y que los que se limitan a escribir son los buenos. El análisis y la reflexión hacen falta –más que nunca y más que siempre–, pero eso no significa que ambos deban de sustituir a la Acción. Muchos anarquistas, dedicados a los menesteres de la contemplación han acabado por ser, puramente, contemplativos. En vez de dedicarse a batallar y a intentar contrarrestar con trabajo las alternativas que les parecen reprobables, se dedican exclusivamente a detectar que hay de “malo” en las luchas de los otros. La costumbre de escribir como herramienta combativa, la práctica del escrito como material de barricada y de la letra como bala, se está perdiendo. Hoy la escritura pontificadora es, para muchos militantes de tecla y escritorio, todo.
Cuando una piedra vuela, cuando una barricada se enciende, cuando una lucha con la policía se entabla, cuando se elije matar el miedo a golpes, y es la mano de los obreros y oprimidos la que acomete esto, el lugar de los anarquistas está a su lado. Para conocer y ampliar juntos miras, para invitar a ir más lejos, para auto ayudarse a volar más alto. La táctica a emplear es sencilla. Cuando los reformistas ven que una iniciativa revolucionaria empieza a perder fuelle y vira hacia el reformismo, le cierran la puerta a sus espaldas para que no pueda volverse a casa; no tenemos más que hacer lo mismo pero en sentido contrario: si una iniciativa de origen reformista empieza a radicalizarse, los revolucionario no tenemos más que intentar cerrar igualmente la puerta para que le sea imposible volverse a atrás.
Todo lo demás es palabrería vaga; buenos datos desperdiciados si no se usan para incidir y modificar la lucha.
Si son los patronos los que los sacan a la calle, que todas las energías se inviertan en que contra ellos vaya el odio. Si los sindicatos los venden, intentemos por todos los medios señalar sus traiciones, sus desplantes públicos y desvinculaciones mediáticas, sus acuerdos soterrados, su pesebrero interés “engullecuotas”. Si existe el problema de la negociación “apagafuegos”, que los libertarios que luchan a su lado propaguen, con los hechos, con su resistencia numantina, que este es sólo el comienzo de un largo camino y que a la solidaridad que con ellos se ha tenido desde fuera, sólo puede correspondérsele con más solidaridad por parte de ellos. Si el carbón contamina, no pensemos ya en las luchas por la reconversión del sector, si no en la patada en el culo que, siguiendo el mismo criterio, nos tocaría darle a muchos de los trabajadores fabriles que trabajan en industrias contaminantes, y a los ganaderos, agricultores y pescadores –que tanto impacto causan al medio– si alguna vez se les ocurriera “levantarse en armas”.
Compañeros, nuestro lugar está con los que luchan y sufren. Eso abarca muchos frentes, y uno de ellos, el más paradigmáticamente combativo, es hoy el de los mineros. Ni toda la manipulación verticalista del mundo puede borrar que están abriendo brecha y mostrando con eficacia una dinámica concreta de abordar la lucha callejera, la autodefensa y la capacidad de pasar a la ofensiva; una dinámica muy distinta a la que el movimiento “ciudadanista” y los profesionales del “inactivismo” nos tienen acostumbrados.
Hoy los mineros son los referentes de un modo de hacer continuo (tal y como los manifestantes barceloneses lo han sido de un modo de hacer esporádico). Los anarquistas somos mero referente de los que disparan contra los que dirigen, porque quieren que los dirigidos empiecen a disparar con sus propias armas. Centrémonos en eso y no erremos disparos ni equivoquemos dianas. 
Fdo.: Ruymán

Convocatoria

Mañana la FAGC vuelve a salir a la calle y solicita a los afines que se unan a ella (sumándose a la convocatoria de los estudiantes) en la Plaza del Obelisco a las 11:00 de la mañana.

Apoyemos a los estudiantes que se revuelven, paralicemos la subida de tasas, combatamos al Sistema Educativo capitalista en peso, desafiemos a la represión y plantémosle cara al Miedo.  

Somos pocos, pero somos peligrosos…

Somos peligrosos, porque no nos conformamos, porque no nos quedamos en casa, porque estamos furiosos…

Somos peligrosos porque de los deseos hacemos carne y de los sueños, hechos…

Somos peligrosos porque estamos heridos, pero no muertos.

Última Hora

ÚLTIMA HORA: Después de las diligencias de hoy, los dos compañeros anarquistas son puestos en libertad provisional con cargos (deben presentarse cada 15 días a firmar en el juzgado). Se les imputan los delitos de RESISTENCIA A LA AUTORIDAD, ATENTADO CONTRA LA AUTORIDAD y AGRESIÓN.

Van a por ellos “con todo”… Pues “con todo” nos toca entonces plantarles cara.

“Las represiones son implacables. Ninguno de nosotros lo ignora. Sin embargo, con excepción de los cobardes, que no son muy peligrosos, las represiones ¿han hecho jamás retroceder a alguien?”.

Albert Libertad, La Anarquía, 12 de enero de 1911.

La violencia se viste, una vez más, de azul

 

La violencia se viste, una vez más, de azul

 

¿Se volverá la insolidaridad a vestir de “ciudadano”?

 

 

(CONCENTRACIÓN A LAS 10:00 DE LA MAÑANA DELANTE DE LOS JUZGADOS DE GRANADERA CANARIA, EN SOLIDARIDAD CON LOS DOS COMPAÑEROS VÍCTIMAS DE LA BRUTALIDAD Y ARBITRARIEDAD POLICIAL)

 

 

 

Con la intención de responder a la llamada desesperada de los mineros, para que su huelga no se circunscribiera exclusivamente a las cuencas mineras y fuera secundada por el resto del Estado español, un grupo compuesto principalmente por jóvenes estudiantes (actualmente encerrados en la Facultad de Humanidades de la ULPGC); miembros de la asociación juvenil Azarug; anarquistas independientes junto a miembros de la Federación Anarquista de Gran Canaria; y muchas individualidades –seguramente– de diversas sensibilidades, decidimos salir a la calle.

 

Medio centenar de personas celebramos una asamblea en la que se decidió iniciar un contacto regular entre los reunidos (los únicos, parece ser, a los que las imágenes de las luchas de los mineros no les parecen “ciencia ficción”; los únicos que sienten las luchas ajenas como propias; los únicos que no eligieron el futbol en detrimento del combate; los únicos que no hacen la revolución a golpe de “clickeo”), y en la que también se acordó cortar una calle de forma “simbólica” (a través del recurrente truco del paso de cebra). Después de más de media hora realizando tal actividad, con una gran afluencia de policías (numerosas bombonas y coches, furgonetas más pequeñas, y una gran diversidad de cuerpos policiales: Locales y Nacionales convencionales, UIP y GOIA) que en ningún momento nos hicieron ninguna reconvención para que desistiéramos en nuestra actitud, pusimos fin a nuestra acción en cuanto la propia policía cortó el tráfico.

 

La humillación de la policía era evidente. Un grupo de 50 personas (jóvenes en un 90%) había podido darles jaque y realizar una acción tan eficaz, tan acabada, de forma espontánea. Un grupo que finalizó su acción con la misma facilidad y diligencia con la que le dio inicio. La policía es dejada en evidencia todos los días, pero habitualmente no por tan pocos, tan dispuestos.

A pesar de la consigna de retirarnos en bloque, de forma compacta, algún compañero se quedó rezagado. Esa fue la ocasión, como habíamos advertido previamente, que aprovecharon las fuerzas represivas para identificar y buscar chivos expiatorios. Alejándonos a empujones del compañero para que no pudiéramos asistirlo (compañero que previamente sería detenido, pero que posteriormente sería puesto en libertad por su condición de menor), aprovecharon la ocasión para lanzarse selectivamente a por uno de nuestros compañeros (el segundo detenido, y cuyo juicio se celebra a las 10:45 de la mañana). Entonces, fue cuando muchos de nosotros nos lanzamos a socorrerlo, para impedir que lo secuestraran. Entre ellos, el tercer compañero detenido (pendiente del mismo juicio que el anterior), reducido y golpeado mientras se afanaba en obtener la libertad de su compañero de barricada. Todo esto, que se explica tan fácil, está salpicado de sangre a cada letra, de rodillazos que aplastan nucas, de caras cianóticas a las que les falta el aire, de porrazos indiscriminados, de insultos a diestro y siniestro (“no te metemos un tiro, porque a la mierda no se le dispara”), de sonrisas insultantes y desafiantes ante el dolor ajeno, de puñetazos en espaldas y sienes, de patadas en la cara, de estrangulamientos con manos enguantadas, de violencia, pura y dura, de arriba abajo.

 

Mañana, los dos compañeros se someten a un juicio en el que no se sabe que les espera. En el que los medios de vida y la libertad de dos seres humanos pueden ser sacrificados en el altar de la brutalidad institucionalizada. Los policías ya preparan sus partes de lesiones de “papel maché”, sus “dolencias” de codo de tenista, de muñeca luxada y de contractura de hombro. Síntomas, todos ellos, de que se dedican a la “profesión” más vil y más baja jamás concebida por el hombre: reprimir a golpes de fuerza bruta toda aspiración subversiva.

 

Repetimos que mañana nuestros compañeros se encuentran en un brete crucial y trascendental.

 

Como confiábamos en que dierais vuestro apoyo a la causa minera, podríamos confiar –tal vez ingenuamente– en que mañana ofrezcáis vuestro altruismo a la causa de los perseguidos y criminalizados, y quizás volveríamos otra vez a equivocarnos.  Podríamos confiar en que os aguijoneara la conciencia y os diera por prestar vuestra solidaridad a las víctimas de la brutalidad gubernativa y de la indolencia colectiva.

 

Por ahora contamos con los que contamos: la media centena de personas que ayer desvelaron la cara más sucia, grosera y puerca del sistema.

 

Si pudiéramos contar con el resto, si mañana se organizará una verdadera concentración masiva en apoyo de los represaliados, quizás la fe perdida en el espíritu de compromiso de determinados colectivos e individuos podría recuperarse. Si no, no seréis muy distintos de quienes empuñan la porra, de quienes sólo acuden si hay prensa y propaganda de por medio, de quienes prefieren gastar todas sus balas en bizantinas discusiones de facebook, de aquellos a quienes los mineros apuntan cuando disparan sus voladores.

 

Mañana, quienes se tengan en estima, quienes valoren la coherencia del discurso sobre la solidaridad para con los que luchan,  que acudan, por favor, a las 10:00 de la mañana, delante de los Juzgados de Granadera Canaria. Quienes no, esos ya han escogido su lugar en la barricada.

 

 

Fdo.: Un Anarquista

El 18 de Junio, Paralicemos el País




Convocatoria: Este Lunes 18 de Junio Concentración en el Parque de San Telmo (Las Palmas de Gran Canaria) a las 17:00.

Para todos los que decís que el pueblo está dormido, que nadie ni nada se mueve; ahora tenéis la ocasión de hacer “algo”. ¿Cansados de hacer la “revolución” desde un teclado o de cambiar el mundo desde la barra de un bar? El lunes 18 de Junio podéis demostrar que vuestra rabia no se queda sólo en las “redes sociales” y que vuestra solidaridad con las luchas reales es autentica y no solamente una pose.

El lunes 18 de Junio los compañeros mineros nos llaman a paralizar el país, a cortar calles y a que nuestro apoyo a sus reivindicaciones no se quede sólo en bellas palabras. Esta es una de las convocatorias:

http://valencia.cnt.es/2012/06/el-18-de-junio-paralicemos-el-pais/

Rompamos el aislamiento de la lucha en la minería
«El proletariado no puede reconocerse verídicamente en un agravio particular sufrido y tampoco, por lo tanto, en la reparación de una agravio particular, ni de un gran número de estos, sino únicamente en el agravio absoluto de haber sido relegado al margen de la vida
Guy Debord.
Varias semanas llevan los mineros luchando contra los planes de ajuste que el capital lanza contra sus condiciones de vida. Frente a las necesidades de valorización del capital que exigen deshacerse de la producción minera en España y lanzar a la basura a todo ese sector, los proletarios responden defendiendo intransigentemente sus intereses y necesidades. Lejos de asumir un paro de brazos caídos o de levantar como idiotas sus manos al alto diciendo a coro que «éstas son nuestras armas», asumen los métodos de las luchas y huelgas de verdad. Huelga indefinida, barricadas, cortes de carretera por doquier, cortes de vías de trén, sabotajes, molotovs, enfrentamientos contra las fuerzas represivas… La violencia de clase reaparece personificada en esos «encapuchados” que incomodan la normalidad capitalista y esbozan un trasfondo velado y descuartizado por la intoxicación político-sindical: la guerra de clases.
Y es en este punto donde se juega lo esencial. El proletariado no puede defender sus intereses desde el aislamiento, desde el corporativismo, defendiendo su sector como algo salvable en un mundo insalvable. Precisamente ese es el eje en el que articula su fuerza todo el espectro politico-sindical que dice representar o defender a los mineros en lucha basándose en todos los límites que la misma lucha contiene. Toda la charlatenería y todos los llamados que lanzan estos estafadores para que se apoye y se sea solidario con la minería, parten de mantener a toda costa la cuestión como un problema en la minería y en su gestión. El bochornoso espectáculo de todos estos gestores de la miseria y la esclavitud llega al paroxismo cuando Trevín, uno de los dirigentes de la represión en Asturias en los últimos años, defiende en el congreso, candil en mano, al sector minero. Esta escenificación no es más que el trasvase al parlamento de una práctica asumida en la calle por las organizaciones sindicales, con SOMA a la cabeza, y que tiene como principal función el control del fuego en las barricadas y la transformación del conflicto en una batalla entre diferentes formas de gestión capitalistas.
Allí donde este cordón sanitario se resquebraja surge la posibilidad de que este conflicto asuma abiertamente su propia naturaleza, la de ser una expresión de un conflicto global, un conflicto que concierne a las bases mismas de un sistema basado en la apropiación de los medios de vida por el capital, un sistema donde la tasa de ganancia lo decide todo. Pero sólo en la ruptura del aislamiento, en la extensión del conflicto a todos los sectores, puede la lucha asumir toda su naturaleza subversiva. Todo lo que sea mantener el problema encerrado en los estrechos márgenes de la mina significa desfigurar su esencia y hacerse el haraquiri sometiéndose a la lógica de la explotación capitalista y a sus aparatos de gestión. La propia historia de la lucha en la minería no deja lugar a dudas.
Cuando en las asambleas salen voces disonantes que reclaman la extensión del conflicto, cuando en ciertos lugares de las cuencas mineras, y fuera de ellas, algunos incontrolados se organizan al margen del dictado sindical, cuando proletarios de otros sectores o en el paro acuden anónimamente a luchar, cuando comienzan a reproducirse acciones que escapan al control politico-sindical, se está expresando ya la negativa proletaria a dejarse neutralizar y la tentativa por romper el cerco del conflicto, de dejar atrás las “reivindicaciones” actuales, de extender a todos lados el enfrentamiento como una lucha contra el capital. La huelga general convocada para el 18 de Junio en las cuencas pone en el tapete esta cuestión y materializa la respuesta sindical al peligro de la extensión. Se busca limitar este peligro a un día -el 18- y a un lugar -las cuencas mineras- para conjurarlo.
Para los proletarios se trata de echar abajo este dique de contención, de romper el aislamiento de las luchas, de consolidar estructuras donde organizarnos, de destruir las ilusiones reformistas, de llevar la lucha hasta sus últimas consecuencias. La situación en que todos nos encontramos es trágica y la solución no pasa por buscar una salida sectorial, la solución pasa por destruir una sociedad basada en la tasa de ganancia, en la esclavitud asalariada, una sociedad en la que la producción no posee otra base que las necesidades de valorización. Todo lo que sea caminar hacia otro lado significa asistir a la derrota.
¡A EXTENDER LA LUCHA A TODOS LOS SECTORES Y LUGARES!
¡A DESBORDAR EL CORDÓN POLÍTICO-SINDICAL!
Unos incontrolados

Cómo contrarrestar los efectos del gas lacrimógeno


A parte de lo que se comenta en la lámina de Anonymous (no vamos a entrar a valorar los comentarios “bien pensantes” que acompañan las ilustraciones), a continuación ampliamos un poco más la información con otros trucos, remedios y cosas a tener en cuenta.

Es cierto que los anti-ácidos son una buena manera de contrarrestar el gas lacrimógeno, pero también se han usado históricamente sus contrarios: el limón y el vinagre. Ambos productos sirven para empapar los pañuelos, bragas o mascarillas con que nos taparemos la boca. En el caso del limón suele ser recomendable además morderlo.

En caso de no de disponer de Almax o Maalox, siempre se puede usar bicarbonato sódico. El proceso es el mismo que el de la imagen: botella con pulverizador, agua potable y bicarbonato
El uso de mascarillas y gafas profesionales es, evidentemente, la mejor opción. En caso de andar faltos de recursos aquí explicamos cómo realizar una de elaboración casera: cómo hacerse una máscara antigás casera
En caso de llevar lentillas, quitároslas. Pueden provocar, por el efecto de los gases, ulceraciones en las córneas.
Intentar no frotarse ni restregarse los ojos. Agrava la situación.
Los gases son liposolubles, así que nunca hay que usar vaselinas como método de protección. Sólo conseguiremos impregnarnos más del tóxico.
Intentad, después de la exposición al gas, rehuir el agua caliente. Ésta dilata los poros y facilita la penetración del tóxico.
La posibilidad más productiva es intentar devolver los botes de gas lacrimógeno que nos envían. Es recomendable hacer esto cuando ya han empezado a soltar el gas, pues pueden combustionar al agarrarlos o patearlos (al hacer estos hay que tener presentes todas y cada una de las recomendaciones anteriores). Hay que tener en cuenta que suelen estar calientes, por lo que es aconsejable –a parte de para no dejar huellas– llevar a toda manifestación un par de guantes gruesos.