Siempre con la desobediencia

Desde que en 1849 Henry David Thoreau definiera el principio de la “Desobediencia Civil”, esta herramienta popular ha servido para señalar desigualdades sociales, la tiranía de los Estados, la guerra, el imperialismo y todos los fenómenos jerárquicos que atentan contra la vida y la dignidad.

La sentencia del Tribunal Supremo del 14 de octubre sobre el “Procés” no puede verse como un asunto interno catalán, ni como una guerra de nacionalismos y banderas. Quien quiera verlo así estaría pecando de miopía y de una insensibilidad política total.

La sentencia del “Procés” es un ataque directo contra todos los movimientos sociales y una amenaza contra el derecho a la protesta. La sentencia considera que la desobediencia civil masiva debe ser enjuiciada y condenada bajo los tipos jurídicos más duros, con penas de prisión que nos disuadan a todos de la idea de tomar las calles.

Las consecuencias de este dictamen no pueden ser más evidentes: la desobediencia civil, la misma que se enfrentó al Imperio británico, que combatió la segregación racial en EE.UU o que logró la abolición del servicio militar obligatorio en el Estado español, queda completamente criminalizada y tipificada como uno de los delitos más graves, solo por debajo de los delitos de sangre.

En vista de ello nosotros nos declaramos solidarias pero también desobedientes. Somos desobedientes cada vez que paramos un desahucio contra una resolución judicial, lo somos cuando ayudamos a realojar a familias sin hogar y cuando protestamos en la calle ante cualquier injusticia.

Desde Canarias toda nuestra solidaridad con los represaliados, con los presos políticos y también con los sociales, con los catalanes que sufren hoy las cargas policiales (como las sufrieron el 15M cuando se les desalojó de Plaça Catalunya) y con todos los desobedientes que en cualquier parte del mundo le gritan ¡NO! a un Sistema que está reprimiendo por encima de sus posibilidades y que está agotando la paciencia popular.

S.I.G.C.

F.A.G.C.

Negligencia institucional, respuesta sindical

Sobre la inoperancia de las instituciones en el caso de María

María es una madre soltera con un niño de 6 años, parada de larga duración, que ha sufrido distintas formas de violencia machista en distintas etapas de su vida. El 14 de enero de 2019 se enfrentaba a un desahucio por impago de alquiler, sin red familiar que la acogiera ni alternativa habitacional de ningún tipo. A cuatro días del desahucio contactó con el Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria. Desde ahí pudimos dar a conocer su caso a los medios de comunicación, paralizar su desahucio «in extremis» por la vía judicial y presionar a las instituciones para que le ofrecieran una alternativa habitacional.

Dicha alternativa, temporal, de tránsito, consistió en una habitación en un hostal de la capital grancanaria. Esto, evidentemente, no era una solución, sólo una medida a corto plazo que, para ser verdaderamente funcional, debía acompañarse de una alternativa estructural, como admitía entonces el propio alcalde Augusto Hidalgo: «Nosotros hemos adoptado la situación de emergencia habitacional y lo remitimos al Gobierno regional para que busque la solución al problema estructural para que tenga una vivienda estable más allá de la pensión u hotel que le podamos encontrar». Sin embargo, volvemos a encontrarnos ante la tesitura de siempre: un conflicto de competencias se acaba convirtiendo en un conflicto de incompetencias.

María y su hijo llevan ya casi 10 meses en dicho hostal y en ningún momento se ha tratado de buscar una solución definitiva que estabilice su situación por parte de las instituciones. Sin bonos de lavandería, transporte o alimentos (ayudas que sí han obtenido otros realojados en dicho hostal con problemas habitacionales), María ha afrontado sus gastos diarios con sus magros ingresos (PCI + pensión alimentaria de su pequeño) y algún gesto de solidaridad esporádico de sus compañeras del Sindicato. María no ha parado de buscar un alquiler desde entonces, pero en sus circunstancias nadie se lo concede.

A finales de julio un trabajador social del Ayuntamiento de LPGC informaba a María, vía telefónica y de forma expeditiva: «este 1 de agosto el Ayuntamiento va a dejar de pagarte el hostal, o te lo pagas tú o te buscas otra cosa…». La excusa del trabajador social era que María había podido acceder a un trabajo municipal de limpieza durante 6 meses, sin tener en cuenta que que para la mayoría de caseros el tener un contrato de trabajo indefinido se está convirtiendo en un requisito indispensable para acceder al arrendamiento.

Lo lógico, lo racional y humanitario, sería que el Ayuntamiento de LPGC no dejara de costear el hostal hasta que el Gobierno de Canarias encontrara una solución a largo plazo para María y su pequeño. Lo lógico, racional y humanitario, es que el Gobierno de Canarias afrontara este caso con la urgencia que merece, y no permitiera que una mujer, que ha sufrido violencia machista, se quedara en la calle con su hijo mientras los servicios sociales municipales miran hacia otro lado. Pero el Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria ya no espera ni lógica, ni razón, ni humanidad de ninguna institución. Con la firme intención de no prolongar más este cruel «tira y afloja» que se traen las administraciones con el caso de María, de no seguir prolongado días de incertidumbre y noches de angustia, la Comisión de Realojo del SIGC procederá a realojar a María y su hijo por sus propios medios, alojándola en una de las distintas comunidades autogestionadas a las que actualmente ayuda y asesora en la isla de Gran Canaria.

Es triste y lamentable que un Sindicato de Inquilinas, sin recursos, ni subvenciones, sin liberados ni relación con ningún partido político, sin más medios que la fuerza de voluntad, la capacidad de trabajo, la inteligencia construida desde abajo y el apoyo mutuo, ofrezca en esta isla más alternativas de vivienda que unos ayuntamientos, cabildos y gobiernos que acumulan los recursos de todas nosotras. Es triste y lamentable que ante la incompetencia e insensibilidad de unas instituciones totalmente enajenadas de la vida de sus vecinos, sea un sindicato de vecinas el que, sin más ingresos que la solidaridad y una cuota voluntaria de 1 euro al mes, proporcione un techo a una familia y evite que una madre y su hijo de 6 años acaben, nuevamente, siendo arrojados a la calle.

Por su parte, a la propia afectada le gustaría agradecer no sólo a sus compañeras del Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria por el realojo, sino a todo el personal del Hotel Valencia: a sus jefes, recepcionistas y a «sus niñas», las encargadas de limpieza por el cariño que le han brindado en estos 10 meses de convivencia.

SIGC

La mentira tiene las patas muy cortas

El pasado 7 de abril la Comisión de la Mujer del Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria hacía público un comunicado alertando de la existencia de un agresor en Gran Canaria incrustado en los movimientos sociales y que usaba estos para acceder a mujeres económicamente vulnerables. El comunicado era de suma importancia, para todas nosotras, pues narraba uno de los casos de agresión, expuesto de forma directa por la propia agredida; además hacía un llamamiento a otras afectadas para unirse y coordinarse, o al menos para que se sintieran arropadas; nos avisaba también, al resto de colectivos, de la posibilidad de que deambulara por nuestros espacios para seguir reproduciendo el patrón en búsqueda de su “perfil de víctima”; y por último se lamentaba de que las estructuras de la CGT, avisadas a distintos niveles desde enero, no lo echara, aunque fuera cautelarmente, de sus filas y le dejara seguir atendiendo a compañeras e incluso le diera responsabilidades el 8M. Al Secretariado Permanente de CGT no le ha interesado nada de lo anteriormente expuesto, ni la agresión, ni las agredidas, ni el aviso, ni sus errores a la hora de gestionar el asunto; sólo le ha preocupado ser señalado, como si eso, verdaderamente, fuera lo importante en estas circunstancias.

El SP tenía dos opciones: mentir, negarlo todo y atacar; o reconocer los propios fallos con honestidad y adoptar urgentemente las medidas oportunas. Ha hecho lo primero, a través de una circular interna, y ha tratado de intoxicar a su afiliación mintiendo sobre la relación de hechos. El Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria no va a meterse en una guerra de comunicados y contracomunicados. Conocemos a las compas y ese no es su estilo. Nosotras tampoco lo pretendemos, pero tenemos la obligación de desmentir varías de las afirmaciones que el SP de CGT le ha hecho a sus propias compañeras.

Lo grave del asunto es que no se han desmentido las cosas verdaderamente sangrantes: que miembros de la CGT ya conocían otras agresiones cometidas por la misma persona a otras afiliadas antes de que las compas del SIGC les alertaran y que se les informó de la agresión que el SIGC denuncia en su comunicado desde enero. Nada de eso es desmentido. Se desmienten otras cosas, y se desmienten con mentiras…

1º “Apaga no depende de CGT”: Falso. Toda actividad hecha por el primer colectivo es reivindicada conjuntamente por “Apaga y CGT”, desde repartir una cuna a una mujer sin recursos a pegar un cartel. No es nada que nos inventemos nosotras, así lo publicitan en Facebook ellos mismos. Nos interesan poco las cuestiones internas, pero que el vínculo va mucho más allá de “prestarles el local” es evidente.

2º “El agresor no organizaba los actos del 8M”: Falso. Para no tener ninguna responsabilidad ese día hacía permanencia en el local, suyo era uno de los números de contacto para resolver cualquier incidencia y hasta la información oficial, firmada por CGT Las Palmas, para la huelga del 8M, está enviada desde su teléfono móvil. Nada más que añadir.

3º “El SOV de CGT Las Palmas lo había apartado”: Falso. Nos remitimos al anterior párrafo, y de nuevo a su propia cuenta de Facebook. Desde enero hasta finales de marzo se siguen publicando fotos en el local, firmadas por ambas siglas, en las que el agresor se ve en dependencias de CGT repartiendo cunas o asesorando. ¿Se puede “apartar” a alguien y que su número sea uno de los contactos oficiales para la huelga del 8M? ¿Se puede “apartar” a alguien y que haga permanencias físicas en la sede de CGT para atender a cualquier compañera que tuviera problemas el 8M? ¿Se puede “apartar” a alguien y que siga asistiendo al local, asesorando y repartiendo cosas en nombre de CGT? Menuda forma de “apartar”.

4º “La CGT no ampara a un abusador en serie”: Falso. Poco más hace falta añadir leyendo los anteriores párrafos.

El SP de la CGT no se limita a mentir es estos puntos, sino que pasa a cuestionar, entrando plenamente en el terreno de la conspiranoia, que detrás de una denuncia de agresión machista no puede haber una agresión, sino un intento coordinado y bien planeado para destruir a la CGT… Claro, claro. Por eso el SIGC pone la agresión en conocimiento de la CGT en enero, justo pocos días después de enterarse. Es lo que se hace cuando quieres destruir a otro colectivo: lo avisas del problema para que puedan solucionarlo. Por eso las compas del SIGC aguantaron 3 meses, soportando largas. Por eso sólo estallaron cuando comprobaron que las habían estado tomando el pelo, que no sólo no lo habían apartado, sino que las mujeres que tuvieron problemas durante la huelga feminista del 8M podían contactar con su teléfono o acudir al local y encontrarse con él, durante toda la madrugada… Estallaron cuando descubrieron que seguía repartiendo cunas a madres sin recursos, cuando asumieron que cada minuto de silencio ponía en riesgo a otra mujer.

Nada hay en todo esto de “campaña contra la CGT”. Distintos sindicatos de CGT son los que han ayudado al SIGC, colaborando en ocasiones muy estrechamente, a denunciar por redes los distintos intentos de desahucio de las comunidades autogestionadas en Canarias. Decenas de sindicatos de CGT han firmado comunicados contra estos desalojos. Muchos de ellos incluso han donado dinero para ayudar a que sus proyectos comunitarios salieran adelante o para sufragar los gastos judiciales de sus militantes en casos de represión. ¿De qué campaña hablan? Aquí lo que ha pasado es que hay un agresor machista y que la estructura confederal, en vez de expulsarlo cautelarmente, como dicta el sentido común, lo mantiene y le da responsabilidades en eventos feministas y le sigue permitiendo que asesore a mujeres en sus dependencias. No hay más. Si lo hubieran apartado de verdad, o al menos le hubieran quitado el Facebook de las manos, las compas del SIGC jamás se hubieran enterado de que seguía dentro y hoy no habría comunicado. Seguirían esperando a reunirse con el SP cuando viniera a Canarias, tal y como prometieron hace unos meses…

Sobre que el agresor ha denunciado por “difamación”, seguro; era condición sine qua non para mantener intactos sus privilegios y para que pudiera enviarse la circular. Sobre el recorrido que le auguramos a dicha denuncia, sobre a quién ha denunciado (no queremos hacer una porra, pero si apostamos por un nombre estamos convencidas de que ganamos) y sobre el proceso judicial que puede desarrollarse en torno a este asunto preferimos no pronunciarnos por ahora, pues no es plan de darles armas al “malo”. Baste con decir que ya estábamos preparadas.

En definitiva, y después de todo lo expuesto, no nos interesa interpelar al SP de CGT. Queremos hablar con sus afiliadas, con sus militantes de base, con la médula real del sindicato, con las feministas que siguen dentro, con las compañeras que han tirado la toalla y con las que aún no han renunciado. Hacia ustedes sólo tenemos solidaridad y afecto. No las culpamos ni hacemos responsables de lo mal que se ha gestionado este asunto. Sólo les pedimos comprensión y respeto para el valiente acto de las compañeras de la Comisión de la Mujer del Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria. Lo fácil hubiera sido seguir esperando, meses, años, hasta que el caso se pudriera en el olvido. Lo fácil hubiera sido callarse y ahorrarse polémicas y descalificaciones. Si picaba mucho la conciencia, lo fácil hubiera sido mandar un mensaje anónimo por redes y correos y limitarse a difundirlo. Pero las compañeras prefirieron poder dormir tranquilas y estar orgullosas todas las mañanas al mirarse al espejo, por eso prefirieron apoyar a su afiliada, secundarla en sus necesidades, y denunciar públicamente sin miedo a las consecuencias. No vamos a juzgar a nadie porque no luche, pero sí pedimos respeto a las que se parten la cara por nosotras, por TODAS. Las compañeras están protegiéndonos a todas, también a quienes las critican…

Las compañeras decían en su comunicado que estallaría la tormenta y tenían razón. Bien, pues nosotras bailaremos con ellas bajo la lluvia.

FAGC

Hemos tapado las caras por cuenta propia. La publicación está en Facebook sin pixelado alguno. Como se ve la publicación es del 18 de marzo (recordamos que en enero el SIGC da la voz de alerta y pocas semanas después, supuestamente, se le «aparta»), sigue en el local, atendiendo mujeres y todo en nombre de esas dos organizaciones que «nada tienen que ver» que son CGT y «Apaga».

Manifiesto: NO AL DESALOJO DE “LA ILUSIÓN”

NO AL DESALOJO DE “LA ILUSIÓN”

La Comunidad “La Ilusión” es un proyecto habitacional de carácter social, asambleario y autogestionario. Comienza en verano de 2017 cuando 12 familias (36 personas, 16 de ellas niños) sin recursos, víctimas de desahucios, precariedad laboral o incluso indigencia, dan vida a 2 edificios ubicados en El Valle de los Nueve (municipio de Telde, isla de Gran Canaria). El pasado 30 de noviembre les llega la primera citación judicial: la SAREB (Sociedad de Gestión de Activos de la Reestructuración Bancaria, el conocido “banco malo”) quiere echarlos de sus casas.

Los colectivos, plataformas, sindicatos, medios y organizaciones políticas y sociales abajo firmantes:

-Rechazamos rotundamente el desahucio de “La Ilusión”.

-Exigimos a la SAREB que detenga inmediatamente el proceso de lanzamiento y acepte negociar con las familias y buscar soluciones que no pasen por el desalojo forzoso.

-Demandamos a las administraciones públicas, desde el Ayuntamiento de Telde al Gobierno de Canarias, que ofrezcan una alternativa habitacional a estas familias y mientras insten a la SAREB (con un 46% de financiación pública) a detener el desahucio y a empezar las negociaciones.

¡NO AL DESALOJO DE “LA ILUSIÓN”!

Firman:

  1. Federación Anarquista de Gran Canaria

  2. Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria

  1. Asamblea de Firgas

  1. Comunidad “La Esperanza”

  1. Gatazka Ateneoa (Nafarroa)

  2. Periódico Solidaridad Obrera

  1. Procés Embat

  1. PAH Parla

  1. Alasbarricadas.org

  1. Sindicato de Administración Pública (SAP) de CGT Valencia

  1. CNT Villaverde

  1. Coordinadora de Informática de CGT

  1. CNT Córdoba

  1. CNT Andújar

  1. CNT Badajoz

  1. CNT Vitoria-Gasteiz

  1. Anarquismo en PDF

  1. Editorial Calumnia

  1. CNT L’Hospitalet

  1. CNT Terrasa

  1. CNT Valladolid

  1. Editorial Piedra Papel Libros

  1. Movimiento Anarquista Ovejas Negras (Granada)

  1. Espacio Sociocultural La Casa (Tenerife)

  1. Radio Pimienta. Radio social y comunitaria

  1. Asamblea Canaria por el Reparto de la riqueza

  1. A.S. Tewiza

  1. Stop Desahucios Bidasoa

  1. Jaira (Feministas del Norte de Tenerife)

  1. BALADRE. Coordinación contra la precariedad, el empobrecimiento y la exclusión social.

  1. ODS Coia (Vigo)

  1. CNT Confederal

  1. Ateneo Libertario Eduardo de Guzmán de CNT Palencia

  2. CSO Taucho

  1. Distribuidora Ideas de Rebelión

  1. La Furia Colectiva

  1. Stop Represión Granada

  1. Marea Roja Alacant

  1. Zambra Málaga

  1. Stop Represión Málaga

  1. Onda Gorfa

  1. Iniciativa por la Orotava

  1. Radio Klara

  1. Estudiantes Antropológicos La Corrala

  1. El Cosaco Libertario

  1. Círculo de solidaridad obrera y campesina Guillermo Ascanio

  1. Colectivo Antiespecista LiberAbere (Iruña)

  1. CNT Málaga

  1. Santuario La Frontera

  1. CNT Burgos

  1. Ens Plantens! (Colectivo de vivienda del Poble Nou)

  1. Fanzine Libro Asesino

  1. Mujeres Libres Madrid

  1. Heura Negra Assamblea Llibertària de Vallcarca

  1. Sindicat d’Habitatge Vallcarca

  1. C.S.A. La Purga

  1. CNT Mataró

  1. CNT Fuelabrada

  1. Comando Sororidad

  1. Assamblea Llibertària UB Raval – FEL

  1. Assamblea de Vallcarca

  1. Oficina d’Habitatge Popular de Gràcia

  1. Editorial Artefacto (Euskal Herria)

  1. Iruñerriko Herritar Batasuna

  1. Putas Libertarias Raval

  1. Sindicato del Metal CGT Barcelona

  1. CGT Tenerife

  1. CNT Fuenlabrada

  1. Associació Cultural el Raval – el Lokal

  1. Resistim al Gòtic

  1. Espai Veïnal del Cabanyal

  1. Ateneu Llibertari del Cabanyal

  1. CNT Asturias-León

  1. Assamblea Llibertària UPF

  1. Voläpuk Ediciones

  1. CNT Ponent Lleida

  1. ASSI (Acción Social Sindical Internacionalista)

  1. EstudioDesorden.xyz

  2. Centro Social Recuperado de Gamonal
  3. Anarquismos

  4. Assemblea Lliberària l’Oca de Gràcia

  5. PAH San Sadurní

  6. Ezkerraldea Anarkista (Barakaldo)

  7. Agencia de Noticias Anarquistas (Brasil)

  8. Asamblea Feminista Amor y Armonía Benalup Casas Viejas

  9. Ser Histórico

  10. Ateneo Libertario Carabanchel Latina

  11. Escuela Boxeo LA FÁBRIKA

  12. CSO Kike Mur (Zaragoza)

  13. CSO La Lechuza (Santander)

  14. Briega. Contrainformación en Cantabria

  15. Estrella Roja

 

(Para adherirse al manifiesto basta con comunicárnoslo al correo o por redes sociales. Aquí están las distintas formas de contacto)

Vecinos de Valle de los Nueve apoyan a las 12 familias y piden que no se las desahucie

La asociación El Pilar insta al Ayuntamiento a buscarles «una solución habitacional»

pedro hernández 08.12.2018 | 02:57

La Provincia

Primer apoyo público en Valle de los Nueve a las 12 familias que viven en los edificios embargados y situados entre las calles Dos de Mayo y Zaragoza. La asociación de vecinos El Pilar insta al Ayuntamiento de Telde a «buscar una solución habitacional a las familias ante el previsible procedimiento de desahucio que se avecina al tratarse de un inmueble que está inmerso en un procedimiento concursal ante el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Las Palmas».

La asociación vecinal, presidida por Jaime Medina, reitera su apoyo «a las familias sin recursos que se encuentran viviendo en el edificio», propiedad del denominado Banco malo, que embargó el inmueble a la constructora que se encuentra en un procedimiento de administración concursal.

«Sería terrible un desahucio»

«Estas familias ocupan esas viviendas, pero ahora tienen que comparecer el lunes en los juzgados de Telde, probablemente porque se ha iniciado ya el procedimiento de desahucio, lo que será un drama para todos ellos», apunta Medina, quien considera que para Valle de los Nueve sería terrible para todos «ver furgonetas policiales para desalojar a estas familias, donde hay muchos niños y se podrían ver escenas dolorosas que no nos gustaría que sucedieran».

El presidente vecinal defiende una solución para estas personas y que el Ayuntamiento por medio de un alquiler social u otra medida logre que no se vayan a la calle. Jaime Medina asegura que «son buenos vecinos, integrados en el barrio y que no han provocado ningún conflicto, son familias normales que tienen a sus hijos en el colegio».

Doce familias residen en viviendas prestadas en Valle de los Nueve

Veinte adultos, 16 niños y un bebé en camino viven en dos edificios embargados cedidos por su dueño

pedro hernández 07.12.2018 | 01:43

La Provincia

Veinte adultos, 16 niños y un bebé en camino son los componentes de las 12 familias que residen en dos edificios de Valle de los Nueve desde junio del año pasado como precaristas [prestatarios] gracias a la generosidad de su propietario, aunque el proximo lunes tendrán que comparecer ante el Juzgado de Instancia número 4 para explicar en calidad de qué se encuentran en ambos inmuebles.

Acudirán con una batería de recursos que les están elaborando y tendrán que declarar, pero confían en que les permita seguir en los que son ahora sus hogares y mantener la unidad familiar, evitar traumas a los niños por el cambio de colegio y que no afecte un hipotético traslado de personas enfermas. No piden una casa gratis, sino que puedan seguir en las que habitan con un alquiler social o que las administraciones públicas les busquen una alternativa. Si no, su camino es quedarse en la calle.

«Somos precaristas, no okupas», aseguran varias de las inquilinas para descartar con rotundidad que el acceso a sus pisos fuera de forma violenta o sin consentimiento de la propiedad. De hecho, han acabado con las deficiencias encontradas en ambos portales, compuestos por cinco y ocho viviendas en total. Así, han repuesto los materiales robados, colocado piezas de saneamiento, tapado goteras o amueblar la cocina con las donaciones recibidas y la ayuda de otras personas.

Nada que ver. y así defienden su etiqueta de precaristas. con el escenario descrito cuando se habla de okupas en edificios abandonados. Todo lo contrario, su panorama es como el de cualquier piso, más modesto, pero en perfecto estado.

Indican que los embates sufridos les han colocado en un estado de precariedad económica y laboral, con situaciones de parados de larga duración o empleos esporádicos, además de difíciles situaciones familiares que les abocó a solicitar ayuda a la Federación Anarquista de Gran Canaria, que creó el Sindicato de Inquilinos «para ayudar y buscar soluciones al sangrante problema de la vivienda en Canarias y explicar cómo salir adelante», apunta Ruymán Rodríguez, asesor de estas familias.

Varias de las afectadas prefirieron que en la foto de esta información y en las de la edición digital no se les viera el rostro, aunque posaban con quienes sí aceptaron para que se demuestre que todas las familias están a una en esta lucha y expusieron sus opiniones. Faltaron más inquilinos de los que se esperaban, pero quienes asistieron, todas mujeres, sí querían contar su historia y su situación.

Régimen de prestatarios

Una historia que empezó a escribirse el año pasado durante una asamblea en San Telmo «en la que asistieron familias desahuciadas, familias que vivían en la calles, mujeres que habían sufrido malos tratos y con hijos y no sabían dónde meterse. Una persona que se identificó como propietario embargado de esos bloques ofreció las llaves a esas familias a cambio de que los cuidaran porque se le estaban metiendo a robar o al consumo de drogas. Dijo que mientras lo cuidaran podían habitarlos y desde el pasado verano residen allí».

Ahora tienen que demostrar el lunes que se encuentran en situación de prestatarios ante el juzgado teldense. Rodríguez opina que probablemente se ha iniciado la ejecución hipotecaria y de ahí la notificación de comparecencia en sede judicial el lunes, 10.

La mayoría son de Telde, los adultos en edades comprendidas entre los 25 y 50 y pico años, casi todos entraron el verano pasado, aunque el dueño les dio otro juego de llaves para que las utilizaran para nuevos inquilinos y así se fueron organizando. Crearon la comunidad La Ilusión y han desarrollado durante este algo más de un año un cambio a mejor en los dos edificios, una acción que confían sea valorada en el juzgado.

Nieves, una de las residentes en uno de los pisos, se define como precarista y recuerda que en su domicilio cuando llegó «me encontré con goteras y tuve que usar mantas para taparlas». Ahora, aunque con modestia, tiene un lugar donde vivir con dignidad y espera seguir considerándolo su hogar.

Saray, embarazada, también tiene una trayectoria parecida de una situación sociolaboral precaria. Se encontró el edificio donde reside desvalijado y ha ido poco a poco convirtiéndolo en un sitio donde vivir, aunque como el resto, no tiene la cédula de habitabilidad porque necesitan la escritura de propiedad que no poseen.

Brenda, Omayra y Candelaria reiteran lo dicho por sus dos vecinas y aunque no quieren salir en las fotos de frente por motivos personales, se mantienen firmes en su empeño de hacer de sus casas prestadas y de Valle de los Nueve su lugar en el mundo.

«Ninguna de las familias somos conflictivas, nos hemos integrado en el barrio y no causamos problemas a nadie, solo queremos tener la oportunidad de vivir aquí. Hemos hecho de un sitio que se encontraba en mal estado y abandonado en una comunidad vecinal donde todos convivimos sin problemas», afirman.

«El colegio se salvó del cierre»

  • La llegada de estas familias con 16 menores tuvo un efecto positivo para Valle de los Nueve, explican. «Cuando vinimos aquí iban a cerrar el colegio Maestro Félix Santana porque faltaban niños, pero al matricular a nuestros hijos se ha mantenido abierto», afirma una de las inquilinas. La relación con el resto del vecindario es buena, de hecho, alegan que una de las vecinas ha iniciado una campaña de firmas para solicitar que las dejen vivir en los dos edificios, ubicados en las calle Dos de Mayo y Zaragoza. Es tal su integración en el barrio que recuerdan que salieron en televisión por ser las únicas en ayudar a un caballo herido. P. H.

¿En qué anda metida la FAGC?

Los problemas

La Federación Anarquista de Gran Canaria es un colectivo en constante adaptación, siempre desarrollando nuevas estrategias para sobrevivir, siempre comiéndose baches. A finales de verano de 2017, a medio año de la fundación del Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria (un proyecto que ayudamos a impulsar inicialmente), curramos por encima de nuestras posibilidades. Un compañero de la FAGC cayó gravemente enfermo por el sobreesfuerzo (arrastraba dolencias que se acrecentaron después de toda una mañana descombrando un garaje y haciendo mudanzas para un nuevo proyecto socializado) y otro del SIGC tuvo problemas laborales y legales por su implicación en el mismo proyecto. Algunas vecinas y militantes no estuvimos a la altura, y exigíamos más a las compas jodidas cuando menos podían aportar. Sabíamos articular muy bien la solidaridad externa, pero la cagamos con la solidaridad interior.

Las más veteranas lo asumimos, sabíamos que tocaba lamerse las heridas y retirarnos a nuestros cuarteles de invierno hasta que escampara. Para las novatas quizás fue una lección demasiado dura, una cicatriz demasiado prematura.

La idea de la FAGC fue desde el principio convertirse en un colectivo netamente “político”, generador de opinión y agitación, e ir derivando, poco a poco, toda su actividad en vivienda a un colectivo más amplio y cada vez más independiente como el SIGC. Creíamos terminada la transición, así que optamos por “huir hacia adelante”: salir de la ciudad, irnos al campo, cuidar a nuestros heridos y recontar las municiones. Por desgracia las compas del SIGC, a las que creíamos más fuertes que nosotras, no vivían una situación mejor, y también fueron padeciendo cada vez más la erosión del choque con la realidad barrial y los efectos sociales que ha producido el capitalismo incluso entre las más pobres.

El corte de luz y agua de la Comunidad “La Esperanza” en marzo de 2018, la necesidad de apoyar una nueva lucha masiva, podía ser un revulsivo para el SIGC, pero en nuestra opinión sirvió para evidenciar la necesidad de adquirir unos protocolos resolutivos diseñados por la experiencia habitacional previa (que aún no se habían asumido) y también la de explotar mejor el capital social, comunicativo y de contactos que la FAGC había cedido al sindicato.

La FAGC, aún débil, surgió de entre las ramas de sus frutales e hizo lo que llevaba casi una década haciendo, siguiendo los automatismos adquiridos, mientras las vecinas daban la talla dando la cara en la calle y ante los medios. Gracias a eso se consiguió salvar la situación, pero aun quedaba digerir lo aprendido.

Con ese panorama, y otros factores de desgaste, el SIGC decidió tomarse un tiempo indefinido de reflexión. La FAGC estuvo a punto de hacer lo propio, y si no llega a ser por el miedo a que una espantada envalentonara a la administración y la hiciera lanzarse contra los proyectos que hemos ayudado a levantar, lo habríamos hecho. El huerto, por suerte, nos quitó esta idea de la cabeza.

El huerto”

Concebido en un principio como un mero refugio y quizás como un futuro medio de autofinanciación, el huerto empezó a convertirse en un proyecto netamente social con el que varias familias empezamos a alimentarnos (no era el primero ni el único que habíamos impulsado con esa premisa). Es así como levantamos un nuevo proyecto agrícola de autoabastecimiento, de donde cada semana, y dependiendo de la estación, sacamos kilos de naranjas, limones, duraznos, aguacates, peras, manzanas, higos, uvas, fresas, frambuesas, castañas, millo, calabazas, calabacines, judías, papas y hierbas aromáticas.

Hoy, según en qué ambientes, se llama “posmodernistas” y “neoliberales” a estos proyectos de huertos de subsistencia. Para nosotras, y no nos disculpamos por ello, son proyectos de expropiación agrícola, una forma de empezar a gestionar un medio de producción por nosotras mismas y una manera de que familias atiborradas a hidratos por la caridad de las ONGs y los bancos de alimentos puedan comer verduras y frutas frescas y lograr que enfermedades decimonónicas no vuelvan a reaparecer.

La microred de asistencia sanitaria

Tirando de la madeja de nuestro compa enfermo, fuimos descubriendo muchas de las enfermedades sin tratar que también azotaban a otras compañeras realojadas que habían migrado a la isla y no tenían “papeles”. La mayoría, aunque puedan recibir atención de urgencias, no quieren saber nada, lógicamente, de las instituciones y rehuyen cualquier contacto con el Servicio Canario de Salud. Esto es especialmente comprensible en personas que han vivido terribles experiencias en los CIEs. Las dolencias eran variadas e incluían enfermedades respiratorias, enfermedades crónicas, lesiones sin tratar, desnutrición, deshidratación y un largo etcétera. Gracias a compas con formación pudimos darles unas primeras recomendaciones básicas, pero pronto vimos que eso por sí solo no bastaba. Así que gracias a profesionales sanitarios que voluntariamente decidieron implicarse, hemos conseguido tejer una pequeña red de asistencia que atiende a los realojados y a sus familiares y conocidos en similar situación. Muchos de los materiales fungibles los aportan los propios compas sanitarios, pero es un sacrificio que no podemos exigirles encima que ofrecen sus conocimientos y esfuerzos desinteresadamente.

Oficina de asesoría legal/laboral para precarias

A razón de la polémica pública sobre el derecho a sindicarse de las compañeras que ejercen la prostitución, y nuestro posicionamiento, también público, contra la prostitución y toda explotación, pero a favor de la organización de las afectadas y su autoemancipación (no habrá abolición real de espaldas a ellas), varias compañeras se sintieron identificadas con nosotras y empezaron a plantearnos dudas por redes. El resultado ha sido la asesoría legal y laboral, individual o colectiva, de más de medio centenar de mujeres, y un hombre, dos veces por semana (sin contar las consultas de urgencia), sobre asuntos básicos que en realidad están en consonancia con la labor de cualquier sindicato convencional (aunque nosotras no lo seamos): información sobre reciclaje laboral y salidas profesionales, ayuda para solicitar subsidios diversos, ayuda para elaborar recursos contra multas y sanciones, información sobre las posibilidades de cotización o de reclamación de una pensión no contributiva (caso sangrante en las compañeras que rondan los 60 años), redacción de denuncias contra agresores o proxenetas, defensa y asesoría ante una detención o abuso policial, y un largo etcétera.

Expropiación de 3 casas terreras

Hace unos meses varias familias contactaron con nosotras. Cada una de ellas, por distintas circunstancias, pero con un mismo factor común: la pobreza y la terrible subida del precio de los alquileres en Gran Canaria, habían sido desahuciadas, estaban a punto de serlo o simplemente no se les quería renovar el contrato de alquiler (no al mismo precio que antes). Las asesoramos como siempre hacemos, les compartimos distintas alternativas, les dimos nuestras condiciones y requisitos, y les dijimos que suyo era el cometido de abrirse su propia vivienda, si esa era su opción. Después de la preparación pertinente, de elegir bien los inmuebles y solicitar la nota simple que confirmaba que todos eran propiedad de la SAREB, se procedió a su expropiación y socialización. 6 familias, 22 personas, en su mayoría menores, comparte hoy el techo de 3 casas terreras adyacentes, tienen agua y luz, y han escapado de la indigencia.

Todavía tenemos más casos de realojos pendientes, pero es muy complicado hallar solución a todos con nuestros pocos recursos.

La tiranía del dinero

La mayoría de estos proyectos, desgraciadamente, no sólo salen adelante con voluntad, imaginación y tenacidad, necesitan esos absurdos papeles de colores a los que llamamos dinero. El dinero, que no sería necesario para vivir en una sociedad racional, es obligatorio bajo la irracionalidad capitalista.

En abril de 2018 nos vimos obligadas a hacer una campaña de recaudación para comprar un caro motor (1000 euros) con el que facilitar agua y luz a la Comunidad “La Esperanza”. Justamente ayer, día 4 de noviembre, nos enteramos de que el hidro (la bomba que lleva el agua a las 76 casas de “La Esperanza”, y que es alimentada por ese motor que compramos en abril) está roto. Con lo que sobró de la anterior campaña podemos sufragar un nuevo hidro (hoy, por suerte, después de mirar mil presupuestos, lo hemos confirmado), sin embargo se nos plantea la misma inquietud angustiosa de siempre. ¿Por qué sólo sabemos movernos en temas de dinero cuando pasa una emergencia? ¿Qué hubiéramos hecho si los fondos hubieran sido insuficientes para pagar un nuevo hidro? ¿Y si en vez de los 600 que calculamos hubiera salido 2500? Por el bien de nuestras coronarias hemos decidido iniciar un nuevo período de recaudación, con más calma y menos presión, pero igual de necesario.

Debemos encontrar un medio de autofinanciación estable y seguro. Las campañas sólo sirven para casos puntuales. Las cuotas no pueden establecerse en un colectivo donde la mayoría de sus miembros vienen de la indigencia, la pobreza extrema o al menos de la insolvencia. Tirar de la aportaciones irregulares de las pocas compas que trabajan nos permite sacar la cabeza del agua, pero no es un método funcional durante la mayoría del año. Estamos barajando varias opciones, pero hasta dar con la más apropiada, y la mejor forma de enfocarlo, iniciamos esta campaña sine die donde cualquiera que quiera aportar y contribuir puede ponerse en contacto con nosotras a través del correo, facebook o twitter y ya les informaremos de cuál es la mejor forma de hacerlo. La idea es conseguir unos pequeños fondos regulares que nos permitan seguir con el chiringuito abierto al menos durante el 2019.

Podríamos conseguir más visibilidad, y así llegar a más gente y obtener más ayuda, por desgracia proyectos como la microred de asistencia sanitaria para migrantes o la oficina de asesoría para precarias son casi siempre incompatibles con el ruido mediático y la exposición pública de las afectadas (por propia decisión de ellas, completamente lógica). Nuestro terreno es por tanto seguir currando discretamente, desde abajo y con las de abajo, con nuestro anarquismo de barrio para pobres (unos términos que notamos cada vez molestan más), y contar sólo con la ayuda de la poca, pero muy valiosa, gente afín que aún cree que el apoyo mutuo y la autogestión son posibles. Gracias a todas ellas, estén donde estén.

La ayuda y el apoyo mutuo no pueden ser limitados por las fronteras de una asociación pequeña; deben extenderse a todo lo circundante” (P. Kropotkin, El apoyo mutuo, 1902).

FAGC

La fuerza del apoyo mutuo

Como saben todas las personas que siguen el trabajo cotidiano de la FAGC, el pasado 22 de marzo la empresa Endesa dejaba sin luz, y con ello sin agua, a la Comunidad “La Esperanza” (la comunidad autogestionada más numerosa del Estado con más de 70 familias, 200 personas, entre ellas unos 100 menores). La FAGC se encontraba en su momento más delicado, derivando toda la actividad de realojos al Sindicato de Inquilinos de Gran Canaria, acosadas por las enfermedades y la emergencia de cuidarnos. Como dice nuestro querido compa el Acratosaurio Rex, “huyendo [en nuestro caso a un proyecto agrícola en la periferia] para no tener que rendirnos”. Sin embargo, nos limpiamos el polvo de la ropa, nos pusimos en pie y activamos nuestro protocolo de emergencia.

Las vecinas, apoyadas por el SIGC, se organizaron en varias asambleas y decidieron los pasos a dar. Pero su situación también era complicada: les habían cortado los suministros justo en Semana Santa, cuando los días festivos mantienen vacíos muchos de los feudos institucionales ante los que protestar y cuando el interés mediático se concentra en ver pasear a muñecos llorosos y ensangrentados por las calles delante de enormes colas humanas que se rompen la camisa, la piel o los cuernos siguiendo a los guiñoles. Pero no pensaban dejar que las circunstancias les pudieran. Más valía partirse que doblarse.

El Sindicato dedicó mucho de su esfuerzo al apoyo presencial y a la asesoría técnica y la FAGC se dedicó a lo que mejor sabemos hacer aquí las anarquistas: meter mucho ruido y organizar la guerra de tinta y la red de solidaridad. También intentamos tranquilizar a las vecinas a nivel legal por los rumores de desalojo. Todas nos volcamos. Queremos destacar especialmente la labor de un compañero que a pesar de los complicados momentos de salud por los que está pasando se reincorporó para coger el móvil y el teclado, movilizar a sus contactos para que la rueda de prensa fuera un éxito, asesorar a las vecinas, preparar argumentarios y escribir comunicados que han captado perfectamente la sensibilidad y las demandas de “La Esperanza”. Todo el amor para él.

El anterior sábado se convocó una nueva asamblea para preparar la rueda de prensa del pasado lunes día 2 de abril y para afrontar una vez más el tema más duro y complicado: la falta de agua. Los servicios sociales del ayuntamiento, la misma institución que permitió la obra que facilitó el corte de luz, y que hoy se niega a responder a los medios, empieza su presión y sus amenazas veladas sobre el futuro de los menores si la comunidad continúa sin agua. La asamblea decide que, como primera medida de emergencia, debe comprar un motor para hacer funcionar el hidro que llevará el agua a sus casas. Consultan precios y modelos y uno de los más asequibles cuesta unos 1300 euros. Los vecinos sólo cuentan con los fondos que ha ofrecido la FAGC (todo lo que teníamos) y con la contribución de dos hermanos canarios que ofrecieron una ayuda que aún no habíamos pedido. Deciden entonces hacer una derrama de 15 euros por familia, pero saben que tardarán en reunirlos y que no todos podrán aportarlos. ¿Cuánto tiempo aguantarán sin agua antes de que las amenazas de los trabajadores sociales se cumplan?

La FAGC se angustia y nota el dolor de las madres de “La Esperanza” en su propio pecho. Entonces hace un acto casi improvisado y casual, sin demasiadas expectativas, y publica en su cuenta de Twitter una humilde petición de ayuda. En pocos minutos las peticiones empiezan a llegar. La community manager (la palabra nos parece que apesta, pero no conocemos otra) empieza a compartir con los vecinos cada nuevo ofrecimiento de ayuda. Al poco tiempo no da a basto para contestar, los “mil gracias” y los emoticonos de besos y corazones vuelan de sus dedos. No ha pasado una hora y ya hay casi hay 50 donantes. Escribe y llora, y chapotea en un teclado cada vez más humedecido por las lágrimas (y algún moco). De Estados Unidos, Alemania, Portugal, Italia, Catalunya, Euskal Herria, País Valencià, Madrid, Galicia, Asturies, Cantabria, León, La Mancha, Andalucía, Baleares, Canarias, y mil sitios más que desconocemos. Sólo en 24 horas se ha conseguido el objetivo y ponemos fin a la campaña solidaria, pero la gente quiere seguir donando. No sólo quieren ayudar con el motor, sino con las cubas de agua, con el combustible, con una solución definitiva para la luz, con lo que necesite la comunidad. Nos sentimos superadas. No todo es dolor para la FAGC.

El miércoles ya habíamos conseguido 2400 euros. La comisión de “La Esperanza” encargada de ir a comprar el motor recoge el dinero que le entrega la FAGC y se traslada hacia el comercio con el precio más asequible. Finalmente el motor de 6 hp que necesitaban está más barato de lo que habían creído y con 1000 euros pueden comprarlo y tener un importante remanente para pagar combustible y cubas de agua atrasadas. El motor entra en la Comunidad y ésta se convierte en un clamor. Se gritan dos cosas: “¡Ya hay agua!” y “¡Gracias!”.

Esta noche las niñas y niños de “La Esperanza” tienen agua. La angustias y pesadillas de adultos y menores se mitigan. Hoy se ha conseguido una pequeña gran victoria. Y ustedes, que sé que nos leen, han tenido mucho que ver.

El fantasma de los servicios sociales no ha desaparecido, aún queda solucionar el tema de la luz de forma definitiva, aunque sea a medio-largo plazo. Varios colectivos ecologistas de la isla implicados con las energías renovables han contactado con el SIGC para proponer una solución a través de placas solares que posiblemente pueda aplicarse también al resto de nuestras comunidades autogestionadas. El ejemplo de Errekaleor es fuerte, aunque tengamos que adaptarlo a nuestros humildes recursos. Aun queda mucha guerra, pero qué bien sienta cuando puedes sentarte tras la trinchera y saborear la victoria de una batalla junto a tus colegas.

Esto no hubiera sido posible sin ustedes, sin todas esas personas, tras siglas o un nick en una cuenta en una red social, tras la que hay un nombre, una carita, una circunstancia y un corazón. Desde aquí toda nuestra gratitud y amor por haber demostrado que el Apoyo Mutuo es mucho más que un lema. Es tan fuerte que se ha convertido en el verdadero motor que ha impedido que se apague el proyecto de socialización de viviendas más grande del Estado. Ustedes son la FAGC, ustedes son la Esperanza.

Gracias a Alasbarricadas.org, a El Lokal del Raval, al Colectivo Feminista “La Furia”, a Inèrcia Docs, a Calumnia Edicions, a CGT (Airbus Getafe), a CNT Premià, a CNT Jerez, a CNT Sabadell, a los bloques de Cal La Trava y Jahnela, al colectivo M.A.O.N, a Anarquismo en PDF, a Veganismo en Pie, al grupo de afinidad “El Jardí”.

Y gracias a David y Luis, a Israel, a Mireia, a Porrumentzio, a Lanjo, a Cristina, a Ana, a Miguel, a Luis, a Zurra, a Samuel, a Fany, a Elena, a Raul, a los Toños, a Guerrero y Gema, a Hora de Revolta, a Benjamín, a Patxi, a Sara y Ricard, a Andrea, a Guille, a Alex, a Marc, a Marta, a Aurelito, a Mateo Morral, a Rakel, a los Ilusionistas, a David, a Sager, a Dani, a Oti, a Xavier, a Pepa, a Negro, a Gonzalo, a Manuel, a Virginia, a Alfredo, a Juan, a Olga y Jesús, a José Luis, a F. Marco, a ander, a Marisa, a Santa, a Iago, a Neizan, a Mel, a Pablo y Nona, a Wiwutrnb y Sonata, a José, a Faísca, a Pedro, a Sven y Birte, a Pedrito, a Anita, a Daniel, a AnarquistaForever, a Javier, a Yaiza, a la familia Las Cuestas, a Magrit Matrice, a Edurne, a Lorenzo, a Eric y Cel, a Fernando, a Mike, a Carmen, a Antonio, a Amaia, a Esther, a Tito, a Rodri y a muchos otros nombres que no mencionaremos, hasta que nos digan, pero que también han estado y están ahí.

No les olvidaremos, mientras haya memoria.

FAGC

El tweet que desató la avalancha solidaria.

 

El motor que necesitaba la comunidad. Al final la comisión pudo encontrarlo a 1000 euros. 300 menos del objetivo propuesto.
Factura del motor.
Factura del bindón para rellenarlo.
Factura de la clavija para conectarlo.
El motor ya está de camino a casa. La alegría de Tay, una de las portavoces de la comunidad, y otro de los motores humanos con los que ha contado «La Esperanza» estos días.
El motor llega. Las vecinas que no están cargando garrafas de agua o buscándose la vida con distintos trabajos precarios, corren la voz por el patio de la comunidad: «¡ya está aquí el motor!».

 

Algunas vecinas se hacen una foto de familia con el motor. Si alguna vez les preguntan a ustedes qué es el «anarquismo de barrio» les basta con enseñar esta imagen.
Se procede a instalar el motor y a llenarlo de combustible.
Carlos, vecino de la comunidad, «manitas» y afiliado al SIGC, se encarga de que todo esté preparado. También los peques esperan oír arrancar el motor.
El hidro empieza a funcionar por primera vez en más de una semana. Tiene presión y ya puede distribuir el agua a las casas.
La explosión de alegría se desata. Los ojos brillan como brilla «La Esperanza».
Las cuentas bien claritas de Tay. Gracias a ustedes y su solidaridad hay dinero suficiente para combustible, para pagar las cubas de 90 euros los 20.000 litros y para que en no mucho tiempo podamos celebrar también que «La Esperanza» es energéticamente autosuficiente.

Encuentro solidario organizado por «La Furia»

El Colectivo Feminista «La Furia» de Tenerife ha organizado un encuentro solidario para recaudar fondos para la Comunidad «La Esperanza». En la FAGC siempre nos ha sorprendido que nuestro trabajo se reconociera más en la península y en otras partes del mundo que en Canarias, pero la dinámica está cambiando y eso es algo que nos satisface mucho. Otro motivo por el que nos emociona especialmente este evento es porque lo hace un colectivo feminista. La FAGC lleva años intentado articular un feminismo de barrio en sus proyectos, y que las compañeras aprecien las comunidades autogestionadas que hemos ayudado a crear, compuestas por mujeres en su mayoría, nos llena de orgullo. Por último es un gesto precioso por lo que significa para la propia Comunidad «La Esperanza» y sus vecinas. En estos días han vivido muchas demostraciones de solidaridad muy hermosas, y este propio evento termina por confirmarles que, superando los prejuicios propietarios y burgueses a los que se enfrentan a diario, hay otro mundo, sensible y solidario, que aprecia su lucha. Desde la FAGC recomendamos que no dejen de asistir al evento y que sigan la actividad de «La Furia». Merece la pena.